Por la burocracia y la corrupción que campean en los organismos del Estado, los
desmontes terminaron por ser grandes emprendimientos que benefician a sectores
concentrados del poder económico, con el último gran beneficio derivado del
anonimato de las sociedades organizadas para devastar el ambiente y la
biodiversidad del Chaco.
Durante la gestión de Rozas presenciamos un festival de desmontes y
aprovechamientos forestales, legales y clandestinos, muchos de ellos vinculados
con el saqueo de las tierras fiscales. El festín continúo durante la gobernación
de Nikisch; sin embargo; vale apuntar que se prohibieron los desmontes a través
de un decreto dictado por este gobernador en el año 2006. A pesar de la
prohibición y de la veda que se dispusiera, los desmontes clandestinos
continuaron ante la inercia y complicidad del Ministerio en cuya órbita
funcionaban las subsecretarias y las direcciones que debían actuar como órganos
de aplicación de la ley. Todos operaron bajo los efectos de la burocracia y de
la corrupción, por la fuerte influencia de los intereses agropecuarios y
forestales, que ganaron la partida y que asociados se apropiaron de los
re-cursos naturales, públicos y privados. Mientras tanto, quienes debían aplicar
las leyes miraban para otro lado y engordaban sus bolsillos
Sin controles y con impunidad
No existieron programas ni acciones de prevención. Todo el Chaco se transformó
en un territorio libre de controles, a satisfacción de los barones de las
topadoras y de las motosierras, que actuaron impune-mente, con total desparpajo.
En el mejor de los casos, excepcionalmente, se actuaba sobre los hechos
consumados, tras la gastada práctica de confeccionar multas que finalmente se
dejan sin efecto, se anulan o se permutan por forestaciones que no se realizan,
lo que de hecho ha potenciado las acciones de-predadoras contra el monte y los
recursos naturales, con un fuerte daño ambiental y social en las regiones en
donde los desmontes y los aprovechamientos se llevaron a cabo sobre suelos no
aptos para la agricultura y frágiles o muy frágiles, lo que contribuyó a
encadenar los cambios climáticos que se han manifestado en el curso de los
últimos años, con largos periodos de sequías, seguidos de lapsos cortos de
lluvias intensas e inundaciones . Paralelamente, aumentaba el número de
incendios forestales, fundamentalmente en los Departamentos Maipú, Brown y
Güemes, muy especialmente en las zonas de Concepción del Bermejo, Pampa del
Infierno, Los Frentones y Río Muerto. Muchos de estos incendios fueron
intencionales, que se desataron para "hacer campo" para la agricultura. La
antesala de estos operativos fueron las autorizaciones con-cedidas por la
Dirección de Bosques con el pretexto de auspiciar las explotaciones silvo-pastoriles.
Desmantelamiento de la Dirección de Bosques
En el esquema diseñado, los permisos para aprovechamientos forestales se
tramitaban y evaluaban con la intervención de los mismos técnicos, organizados
como se estila en las sociedades anónimas; cada uno de ellos ha cumplido un rol
y una función, que sumados permitieron la tremenda devastación que hoy
presenciamos. Esto pasaba desapercibido por el gran desorden administrativo
imperante, por el pésimo funcionamiento de todas las áreas, especialmente la de
inspección y fiscalización. Las urgencias de los subsecretarios, directores y
funcionarios jerarquizados pasaban por tramitar aceleradamente el otorgamiento
de los permisos forestales, y a cerrar los ojos ante los desmontes clandestinos.
De esta manera se fabricaban los beneficios individuales de una tarea colectiva
destinada a quedarse con los re-cursos naturales, que es la última propiedad
colectiva de los chaqueños, que son los ciudadanos más pobres de la Argentina.
Un largo proceso de deterioro de las estructuras de la Dirección de Bosques
terminó en una suerte de desmantelamiento del organismo. Los aprovechamientos
forestales y desmontes, legales y clandestinos, fueron los resultados de la
combinación de los intereses de productores forestales y agrícolas con las
sociedades integradas por técnicos que tradicionalmente manejaron las
estructuras de este organismo. Ganaba la pulseada la tropa de técnicos y
funcionarios, que mediante una serie de artilugios generó el desastre social
ambiental que hoy presenciamos. La mayoría de los trámites se iniciaban y
terminaban en los domicilios particulares de algunos de ellos, especialmente de
los más conspicuos funcionarios del ministerio, de las subsecretarias y de las
direcciones. Negocios ilegales
Se fueron concretando los negocios ilegales a través de trámites y
procedimientos más o menos irregu-lares. En todos los casos, se violaba la ley
de la mano de funcionarios prestos y complacientes que prosperaban
llamativamente.
El tráfico de guías era un hecho innegable. El blanqueo de guías desde
carpinterías para el uso tánico era una constante. La comercialización admitía
todo tipo de recursos y estrategias. El valor de cada guía en este intenso
tráfico era proporcional al valor maderable de los productos. La unidad
comercial era y es la madera, desagregada de su inmenso valor ambiental y
social. Fiscalización funcionaba con aparen-te normalidad; sin embargo, el
tráfico de guías y de productos se hacia cada vez más intenso.
El remate de los efectos devastadores de las explotaciones forestales fueron los
desmontes para destinar las tierras a la agricultura. Sumados, justifican el
actual desastre ambiental en marcha, con la fuerte ex-pulsión del pequeño
productor y minifundistas, que son población sobrante y molesta para el actual
sis-tema productivo, salvo para los carboneros y obrajeros que explotan a la
peonada pagándole 10 pesos por día, generalmente a cambio de mercaderías que
proporcionan a precios de estafa. Las topadoras
Se producían y se llevan adelante topados de monte en todo el territorio
chaqueño que aun cuenta con bosques nativos. Concepción del Bermejo, Pampa del
Infierno, Los Frentones, Castelli, Tres Isletas, Avia Terai y Hermoso Campo,
entre otras localidades, sufrían los embates de las topadoras. Otras regiones,
directamente parecían zonas liberadas, como ocurría en General San Martín, Pampa
del Indio y Roca. El Departamento Bermejo también soportaba la avanzada de las
topadoras y de las motosierras. Mientras tanto, cada vez funciona peor la
estructura funcional de la Dirección de Bosques en el interior del territorio
chaqueño. Se potenciaban los negocios ilegales de guías y especies forestales
mientras se repetían los topados y la quema de los resto forestales. Muchos de
esos trámites se iniciaban en los domicilios particulares. El área informática
no funcionaba o funcionaba muy mal, lo que de hecho facilitaba los negocios
ilegales y los desastres sociales y ambientales sobrevinientes. Las topadoras
operaban impunemente. Le seguían los pisamontes. Los rolos eran cada vez más
grandes y más destructores. Los productores/desbastadores competían en el hecho
de contar con la topadora y los rolos más grandes y más pesados. Destruían todo
en menos jornadas de desmontes. Se ufanaban que ganaban más dinero porque los
equipos eran más eficientes en la tarea de topar el monte, de modo que aumentaba
la productividad.
Esta carrera demencial fue creciendo y parece que no tiene fin, sino la
destrucción completa del ecosis-tema chaqueño.
La matriz que se repite
Con la administración de Capitanich continua la matriz destructiva que suponen
los aprovechamientos forestales y los desmontes. La actividad devastadora
continua intacta. Los intereses forestales y agríco-las ganan la pulseada de la
mano de las sociedades anónimas que integran funcionarios y técnicos. Las
fiscalizaciones y las auditorias son absolutamente deficientes. La localización
y el funcionamiento del sistema georeferencial aparenta una fiscalización que no
es tal, lo que finalmente determina el aumento de las explotaciones y de los
desmontes, total todo se explica finalmente por los desbordes y por el pé-simo
funcionamiento de lo sede central de la Dirección de Bosques. La Dirección de
Suelos sigue la misma suerte de auspicios y objetivos, hasta con la intervención
de funcionarios en consultarías que dictaminan de manera complaciente o
permisiva para que continúen el festival que arrincona la riqueza y
biodiversidad, cuyo frágil saldo actual está en vía de extinción. Mientras
tanto, la provincia oculta información; sin embargo, tenemos un Chaco
desmontado, con un bosque nativo muy frágil y muy lastimado, lo que ha producido
una notable degradación socio-ambiental y profundos cambios climáticos que
acusamos a la naturaleza sin atinar ha asumir las responsabilidades que derivan
de nuestras propias acciones destructivas.
El desmonte de cada día
El desmonte que encontramos corresponde al ex campo Alonso, ubicado en Pampa
Regimiento, aproximadamente a 16 kilómetros de Avia Terai. La topadora que
utilizaron tenía silenciador y operaba de noche. En lo que aparentaba un
deslinde, se desmontó 50 hectáreas. En un silvo-pastoril, se desmon-taron
aproximadamente 100 hectáreas para ser destinadas a la agricultura. Estos
desmontes se produje-ron en el curso de los meses de agosto y septiembre. Las
imágenes son suficientemente reveladoras, a pesar de que no encontramos
antecedentes que hayan autorizado los desmontes para deslinde y silvo-pastoril.
Parece que todo fue y es ilegal, de manera que si existieron autorizaciones, las
mismas han sido totalmente desnaturalizadas porque todo desembocó en desmontes
abiertos. Mientras tanto, los orga-nismos del Estado continúan efectuando
publicaciones a través de las cuales ponderan sus propias gestiones, en una
suerte de estrategia alocada y desconcertante. Baten el parche mientras los
barones de las topadoras y motosierras continúan avanzando y destrozando el
ambiente y la biodiversidad. Todos o casi todos actúan con total y absoluta
impunidad.