Los pequeños granjeros sudafricanos son empujados a usar
semillas transgénicas
Kristin Palitza
Global Research
Baphethile Mntambo ha estado plantando cultivos de forma orgánica durante los
últimos cinco años porque ella sabe que no usar productos químicos, a largo
plazo, beneficiará su producción. Ella decidió no plantar semillas genéticamente
modificadas porque había oído que no podían ser almacenadas para ser usadas la
siguiente estación y porque podrían terminarían agotar sus tierras empobreciendo
el suelo. Pero ella no estaba segura del cómo y el porqué.
"Yo he oído hablar de los GMO (organismos modificados genéticamente, por sus
siglas en inglés), pero no entiendo qué son exactamente," comenta. "Lo único que
sé es que cuesta mucho dinero comprar las semillas, los fertilizantes y los
pesticidas."
Mntambo es una de los cincuenta pequeños granjeros del valle de las Mil Colinas
en la provincia sudafricana de KwaZulu-Natal que han sido instruidos en el
cultivo de productos de forma orgánicaos por la organización no gubernamental
Trust Valley. Los granjeros aprenden a cultivar productos de temporada que
proporcionarán a sus familias tanto seguridad alimentaria como una oportunidad
de generar ingresos por la venta de su producción en los mercados locales.
"Decidimos promocionar la agricultura ecológica para crear sostenibilidad para
los pequeños granjeros. Creemos que es el único modo de darles soberanía
alimentaria y estabilidad," explica Nhlanhla Vezi, coordinador para la seguridad
alimentaria de Valley Trust.
La ONG Valley Trust solía cooperar con el Ministerio de Agricultura, según
explica Vezi, pero dicha colaboración cesó cuando el Ministerio empezó a
presionar a los pequeños agricultores para formar cooperativas si querían su
ayuda. "El Ministerio hace ofertas atractivas para proporcionar equipamiento,
sistemas de riego y semillas, pero entonces usa esto como una estrategia para
imponer los GMO debido a los acuerdos que han firmado con las multinacionales
que ostentan las patentes de las semillas GM (genéticamente modificadas, por sus
siglas en inglés)," comenta Vezi.
De acuerdo con lo anterior, Lesley Liddell, directora de la ONG BioWatch, ,
afirma queL los granjeros rurales son tentados a menudo por el Ministerio de
Agricultura para que planten semillas GM con la promesa de substanciales
préstamos bancarios y la perspectiva de grandes beneficios. Biowatch es una ONG
que promueve alternativas al cultivo de los GMO, muestra su acuerdo Lesley
Liddell, director de BioWatch, una ONG que promueve alternativas al cultivo de
los GMO, animando a los granjeros al intercambio de semillas, el uso de abonos
naturales y a evitar el uso de productos químicos en sus cosechas. "Pero, al
final, la mayoría de los granjeros termina con grandes deudas, porque no pueden
guardar las semillas de un año para otro y están obligados a comprar los abonos
y pesticidas correspondientes anecesarios para los GMO" continúa Lesley Liddell.
Aún así, los pequeños agricultores están a menudo tan desesperados en busca de
apoyos económicos, que considerando la posibilidad se deciden por plantar GMO en
contra de mejores alternativas a pesar de los claros inconvenientes, si reciben
las semillas gratis. "Sé que los GMO no son buenos a largo plazo, pero si
alguien me da esas semillas yo las plantaría de todas maneras, dice Tholani
Bhengu, otro pequeño agricultor que trabaja con Valley Trust. Para mí, lo más
importante es tener comida en la mesa cada semana. No me puedo permitir pensar
en lo que ocurrirá el año que viene."
Debido a que los pequeños agricultores en el África rural a menudo tienen acceso
a poca o ninguna educación formal, generalmente son incapaces de tomar
decisiones basadas en el conocimiento de las implicaciones estar informados
sobre las alternativas aldel cultivo de GMO. "Nosotros les animamos a que
asistan a las comisiones ministeriales en las que se discute la regularización
de los GMO, pero el conocimiento de los granjeros es muy limitado, por eso es
muy difícil para ellos hacer contribuciones en las mismas. Ellos entienden los
asuntos pero no la legislación," comenta Liddell.
Sudáfrica es el único país dentro de la SADC (Comunidad para el Desarrollo de
África del Sur, por sus siglas en inglés) que cultiva cultiva cosechas de GMO
–maíz, algodón y soja– con fines comerciales. Desde 1.997, el cultivo de GMO
está regulado por el Acta de Organismos Genéticamente Modificados.
"El uso de GMO en Sudáfrica se ha incrementado en los últimos diez años y ha
llegado hasta los pequeños granjeros," confirma Priscilla Sehoole, jefa del
departamento de comunicación del Ministerio de Agricultura.
"Como con cualquier otro tipo de tecnología, existen riesgos potenciales
asociados con los GMO, y estos incluyen los relacionados con la salud humana y
animal, así como del medio ambiente," admite. "Por lo tanto, la regulación de
todas las actividades relacionadas con los GMO están sujetas a procesos de
evaluación científicos que valoran los posibles riesgos."
Sehoole comentó que el Ministerio de Agricultura de Sudáfrica pretende
homogeneizar las políticas sobre los GMO en la SADC con el fin de "eliminar
algunas de las barreras técnicas que dificultan el comercio en la región."
Pero los activistas anti-GMO, como el Centro Africano para la Bioseguridad, se
oponen a este planteamiento. "La industria de los GMO está presionando para
homogeneizar la legislación porque esto hará más fácil la comercialización de
las variedades de cultivos GM a través de los países. Pero esto es un tema que
afecta a la bioseguridad, y es muy dudoso que la homogenización regional (de la
legislación en temas de seguridad biológica) sea una ventaja," declaró la
directora del Centro Africano para la Bioseguridad, Mariam Mayet.
"Por el momento, cada país de la SADC tiene sus propias políticas y cada una de
sus leyes son muy diferentes de las otras. Esto significa que cada solicitud de
una patente de un GMO tiene que pasar por el sistema de aprobación y la consulta
pública de cada país, lo que es bueno para la transparencia y la toma de
responsabilidades," explica Mariam Mayet.
"Cuando Sudáfrica aprobó la legislación sobre los GMO en 1.997, la mayoría de la
gente no tuvo en cuenta lo polémica que iba a ser esta tecnología. Pero ahora no
hay camino de retornovuelta atrás. Una vez que estás dentro, estás dentro,"
comenta Mayet.
La industria alimentaria de Sudáfrica ya está saturada con GMO, ella declara
Mayet: "Todo está contaminado, y para hacer las cosas aún peores, el etiquetado
de los GMO no es obligatorio. Necesitamos una reforma política seria y la
implementación de un sistema de testeo ,muestreotesteo que pueda trazar que
alimentos contienen GMO y cuáles no."
Durante la última década, Sudáfrica ha establecido acuerdos con grandes
multinacionales de la agricultura biotecnológica, como Monsanto, que -en un
intento de controlar la producción agrícola mundial– promueve el subsidio de las
semillas patentadas modificadas genéticamente. A través de un sistema de
incentivos que apoya los monocultivos, los pequeños agricultores están siendo
sistemáticamente integrados en la agricultura con fines comerciales,
principalmente para la exportación, y animados a hacerlo junto conjuntar sus
tierras.
"Todo parece muy bonito sobre el papel, pero se trata, en realidad, de un
ingenioso plan para acceder a las tierras de la gente. Los pequeños agricultores
que firman acuerdos para usar GMO rápidamente pierden el control sobre la
gestión de las semillas, la producción y, eventualmente, sobre sus tierras. Esto
significa que pierden su soberanía alimentaria," comenta Mayet. "Los GMO
marginan a los pequeños agricultores pobres. Nosotros estamos en la brecha en
los malosSon tiempos duros tiempos y necesitamos luchar por los derechos de la
gente sobre sus tierras y sus recursos. Pero no nos rendimosabandonamos."
Artículo original http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=9643