Nuestro Planeta
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La soja es un sistema global...
Jorge Eduardo Rulli
A lo largo de las últimas semanas, hemos transmitido un convencimiento que a
muchos les costaba aceptar: que, como en una perinola de caras repetidas, no
importaba en ese conflicto, quien ganase, siempre ganaba la Soja. Que, por
lo tanto y al margen de lo que sucediera en el Senado, y mas allá de los
resultados que se dieran, se abriría una etapa de profundización del modelo
biotecnológico, una profundización hacia la producción de biocombustibles y
hacia una mayor concentración del USO de la tierra, esto último provocado por
los fondos de inversión que están llegando, con crecientes pérdidas de tambos y
de otros cultivos, que se pasarían a la sojización, y que se abrirían serios
riesgos de crisis alimentaria. Ese fue nuestro diagnóstico. Consideramos al
conflicto, como una falsa antinomia, un enfrentamiento que se vivió con los
tradicionales criterios futbolísticos y que algunos desmesurados asimilaron a
una situación de golpe de Estado o de grave desgarramiento institucional. Una
antinomia en la que el modelo de la soja dependencia, nunca estuvo en debate. No
me refiero a los discursos, porque los discursos carecen de valor cuando las
políticas de Estado que se implementan cada día nos dicen claramente lo
contrario.
Dijimos además, que, lo que sospechamos, es que en el plano político, se
avanzará con la actual campaña de tergiversación del peronismo, para generar un
supuesto "neoperonismo" en versión progresista, haciendo eje probablemente en la
reivindicación de la figura de un J.W.Cooke con uniforme cubano verde oliva, y
al uso de los cursos Feinmann, donde se nos describe un personaje que le habría
propuesto a Perón, un modelo de peronismo de izquierda que él no aceptó, y por
lo cuál se lo destituyó del rol que tuviera en la Conducción hasta ese momento.
Nada más alejado de la verdad histórica. Es indignante que tengamos que ser
testigos de la mentira y de la tergiversación de la historia reciente, que
tuvimos ocasión de conocer y cuando muchos de los protagonistas aún están vivos.
Se sabe y se recuerda que luego de la fuga de Río Gallegos y estando el grupo de
evadidos en Santiago de Chile, Ramón Prieto que colaboraba con Reinaldo Frigerio,
comenzó a frecuentar a Cooke y a persuadirlo de la conveniencia de un
entendimiento político con el ala disidente del radicalismo que encabezaba el
Dr. Arturo Frondizi. Las noticias sobre el acuerdo que John W. Cooke impulsara
con el desarrollismo desde Santiago de Chile en su correspondencia con Perón y
luego personalmente en Caracas ante Perón mismo, y que éste acuerda firmar con
el delegado de Frondizi poco antes de la caída de Pérez Jiménez, fue conocido
por los militantes en la Argentina, durante las primeras semanas del año 58. Si
bien los planteos de reconstrucción del frente nacional y de buscar una salida
política e institucional a la dictadura en colaboración con el frigerismo, eran
por todos conocidos y habían sido largamente expuestos a lo largo de un año por
la revista Qué, revista en la que escribían Scalabrini, Jauretche y otros
brillantes intelectuales de la causa nacional, las noticias del acuerdo
suscitaron un enorme rechazo entre los peronistas Se consideraba que el pacto
generado por Cooke y por Frigerio, interrumpía y traicionaba la estrategia
insurreccional hacia un proceso de cambios revolucionarios, en exclusivo
beneficio de salidas concertadas para salvar el sistema y permitir reconstruir
el andamiaje político partidario. Todavía hoy puedo recordar nuestra indignación
de aquellos días y nuestro enojo y pública ruptura con el Gordo Cooke, al
que hicimos con bastante razón, único y exclusivo culpable del entendimiento.
Sus propios compañeros del Comando Nacional lo desconocieron públicamente, y la
juventud peronista y otros sectores de la Resistencia, se sumaron a la rebeldía.
En otro editorial narré como a pocos días del acto electoral, el mismo Perón nos
escribió aclarándonos la autenticidad de la orden, a la vez que autorizándonos a
no cumplirla, si fuera esa nuestra convicción y lo que considerábamos correcto.
Que a cincuenta años de aquellos hechos hoy se enseñe en cambio, que Perón no
aceptó la versión de un peronismo de izquierda que Cooke le habría propuesto,
resulta una tergiversación grosera y malintencionada de los hechos. Si a las
patrañas del supuesto peronismo que enseña Feinmann, le sumamos que, pocos días
atrás y en medio del fragor del supuesto enfrentamiento con la oligarquía vacuna
y la supuesta inminencia del golpe de Estado, el director de la Biblioteca
Nacional le preguntara al Ex Presidente delante de centenares de intelectuales,
participantes de la llamada carta abierta, acerca de su posicionamiento personal
respecto a Cooke y a su pensamiento peroniano marxista, nos permite sospechar
que aquí se están jugando otras cosas más sutiles, aparte de la sojización.
Existe, una vasta operatoria que incluye a Caras y Caretas, Barrios de pie, el
diario Sur, Página 12 que nos prueba la existencia de la oligarquía y la amenaza
del golpe de Estado, el canal oficialista y el Instituto del Cine haciendo
setentismo, la historia en manuales de Galasso y de Pigna, los mandarines
intelectuales extorsionados por pasados irresueltos, configurando todos juntos
el gran escándalo de una época de escándalos: la complicidad de nuestra "inteligentzia"
a la construcción de un enorme simulacro, y el acto innoble de invisibilizar la
entrega y la sumisión a las Corporaciones, a la vez que el negociado, tanto de
los aceiteros con las retenciones, cuanto de los exportadores con las fronteras
desguarnecidas, con la falta de controles, la subfacturación sistemática y el no
regreso de las divisas obtenidas a cambio de nuestras exportaciones.
Las dictaduras militares nos castigaban con encierros, tortura y muerte. Ahora
tenemos el simulacro y la tergiversación de las banderas históricas, la
mistificación y falsificación de la historia reciente, el hacer de los DDHH una
ideología que mira hacia el pasado y que además, in visibiliza los pobres de
toda pobreza que comienzan a parir la cuarta generación de desnutridos sobre un
país sacrificado al modelo biotecnológico y agro exportador de mercancías. La
Soja es un crimen, pero también es un sistema global, un sistema que muchos no
quieren ver porque eso les permite continuar evadiendo el tener que reconocer un
modelo de dependencia colonial. Levantan el fantasma de la cuarta flota y de la
oligarquía vacuna, mientras protegen un Estado colonizado por las empresas y
permiten que los aceiteros y exportadores nos fijen el proyecto de país.
Estos intelectuales, se cierran de manera obstinada, a una mirada más allá de
las fronteras y se olvidan de los extendidos procesos de la globalización.
Ignoran que la soja es un sistema global; y de manera patética recurren a las
antiguas brújulas de una Argentina que luchaba desde sus prohombres contra la
dominación del imperialismo. En sus razonamientos, desfilan las figuras de
Irigoyen, Scalabrini y Jauretche para recordarnos que tan fácil era saber en
esos años, dónde debía uno ubicarse, bastaba siempre con ver dónde estaba la
Sociedad Rural y tomar partido por el bando contrario. Lamentablemente, esas
brújulas y esos pensamientos, les sirven hoy tan sólo para enfervorizar
con pasión desmedida la utilería de un simulacro que oculta las nuevas
dependencias coloniales. Ignorar la globalización equivale hoy a justificar, o
acaso negar el Agronegocio como poder real que reemplaza los antiguos poderes
agropastoriles, significa también, ignorar el rol asignado a la Argentina como
país intermediario en la difusión de las biotecnologías y de las maquinarias
agrícolas del modelo de sojización que conviene a las Corporaciones. Es el caso
asimismo de otros intelectuales, que ven el porvenir argentino en el desarrollo
de exportaciones de alimentos altamente tecnologizados, así como de tecnologías
de escala para la producción de esos mismos alimentos, ahora en otros
países. Pensar en clave de los años cincuenta a los setenta es la razón de
muchos desvaríos y de muchas cegueras. Días pasados, alguien, seguramente bien
inspirado, nos decía: "gracias a los cambios climáticos, algunos países
como Australia, que están sufriendo terribles sequías y procesos de
desertización, se abrirán en los próximos años, como inesperados mercados para
nuestras exportaciones de alimentos". El economista, cargado de buenas
intenciones, tanto como el grueso de quienes lo escuchaban, parecería ignorar
que la Argentina hace añares que dejó de exportar alimentos propiamente dichos A
menos que pensemos que los australianos estarían dispuestos a comer nuestra soja
transgénica… el razonamiento resulta una mera fantasía. Pero además, esa
expresión con que tantos comienzan los discursos "gracias al cambio
climático…" expone una mirada que apuesta estúpidamente en el progreso
ilimitado, una mirada que se siente distante de esos cambios, casi por fuera de
la Naturaleza misma, como si el cambio climático y los trastornos ambientales,
no se estuvieran produciendo también, entre nosotros…
La posibilidad y el temor de que la producción de combustibles desde la
agricultura encarezca los alimentos y aumente el hambre en el mundo, se extiende
por las instituciones internacionales y por diversos gobiernos, los cuales
visualizan con temor, que en el planeta, miles de millones de seres humanos
habrán de sufrir las consecuencias de las opciones productivas que se toman en
el presente. Nosotros como GRR y acompañados por numerosas organizaciones de
activistas europeos amigos, alentamos en Europa una moratoria para los cortes de
naftas ya anunciados para los próximos años, y que les obligarán a comprarnos
enormes cantidades de estos agrocombustibles para mantener su parque automotor y
su producción eléctrica. También propugnamos en nuestro país un uso más justo y
razonable del petróleo restante y que se destine para uso exclusivo del mercado
interno. Proponemos el respaldo a desarrollos locales que permitan producciones
y comercializaciones sin mayores insumos de combustibles fósiles, evitando
cadenas de frío, packaching y traslados, de tal manera de simplificar el
abastecimiento de las poblaciones y el acceso a mercados de cercanías, con
métodos alternativos. Somos partidarios entusiastas de reagrarizar el
agro, de repoblarlo e insuflarle vida rural. Estamos convencidos que el mandato
del hombre sobre el Planeta, tanto en la pequeña escala como en la grande, tanto
en el fondo de su casa como en el territorio, es siempre la de aumentar todo lo
posible la biodiversidad y la biomasa, así como añadirle cultura.
Tememos que, las próximas etapas de este modelo impliquen mayores amenazas, en
especial cuando intervienen las Corporaciones y cuando los recursos básicos
tanto del suelo como del ambiente, comienzan a entrar en una peligrosísima
cuenta regresiva, sin que los organismos pertinentes del Estado, adviertan del
peligro inminente de nuevos colapsos de los ecosistemas, como los ya registrados
en el Chaco o en los bajos meridionales de la provincia de Santa Fe. Nos
preocupa la creciente y extendida muerte de la vida microbiana de los suelos y
su irreparable pérdida de fósforo y de materias orgánicas, consecuencia de los
monocultivos, del desmonte, y de la ausencia de rotaciones con ganadería.
Los sectores medios progresistas parecen sufrir desde los años setenta,
graves dificultades para diferenciar el concepto de fracaso del de derrota.
Suelen llamar derrota a lo que en realidad son sus fracasos políticos, la
diferencia es que al llamarlos derrota pueden permitirse repetirlos una y otra
vez, evitando una reflexión crítica sobre el modo en que procesaron las acciones
que los condujeron a esa supuesta "derrota". En este caso, el haber leído
tal vez más a Cooke que a Perón, los condujo a empeñarse en una batalla con
molinos de viento, contra los cuales se estrellaron como aquel loco Quijote de
la Mancha. Hubiese bastado en su momento con ofrecerles a los protestantes una
Secretaría de agricultura que siempre estuvo "pintada", para que nos evitáramos
tantas desazones. Ahora, uno de esos periodistas propensos a quedar bien con el
poder, nos revela que con los dineros que se pierden por la derogación de la
125, se pensaban realizar aumentos a los jubilados que, ya no podrán consumarse.
La treta es innoble, en especial cuando hay quienes sostienen con fundamentos
que buena parte de esos dineros no los perdería el Estado, sino cierto Senador,
que hizo de la ley, la medida de sus propios negocios aceitosos. La resolución
125 posibilitaba mediante la devolución de retensiones, que los llamados
pequeños siguieran haciendo soja, a la vez que, gracias a las tarifas por
distancia, permitía que la sojización se extendiera a provincias más alejadas de
los puertos. Su derogación favorece asimismo la sojización, porque beneficia a
los pooles y a los grandes propietarios. Los aceiteros, los productores de
biocombustibles y los exportadores ganaban con una o con la otra. La única
novedad es que ahora estamos discutiendo sobre lo que hace cuatro meses era
absolutamente impensable discutir, cuando se nos tenía por una especie de orates
que hablábamos de lo que al común no le preocupaba.
De hecho, nos quedan como saldos positivos de las desmesuras y de los
empecinamientos insensatos, nuevas agendas y un importante debate que no será
fácil clausurar. Necesitamos generar políticas agrarias con urgencia, controlar
las fronteras y las exportaciones, ponerle límites al modelo de la Soja y
respaldar los cultivos destinados al mercado interno. Si este es el camino que
se decide lo respaldaremos. De lo contrario, deberemos comenzar a prepararnos
para enfrentar la próxima campaña de la soja y sus millones de bidones de
tóxicos que, una vez más, y si lo permitimos, habrán de volcarse sobre las
poblaciones indefensas. Faltan pocas semanas para que comience la nueva siembra
y tal vez los próximos cortes de ruta no serán protagonizadas por sojeros y
rentistas, sino por las victimas del modelo de la Soja.
Jorge Eduardo Rulli
http://horizontesurblog.blogspot.com/