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El c�rtel anglosaj�n de la guerra alimentaria
Seis trasnacionales controlan granos y cereales
Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada
Las alzas descomunales en los precios de los alimentos ocurrieron en paralelo
a las apuestas sin precedente con los contratos de futuros, mediante los
ominosos hedge-funds (fondos de cobertura de riesgos) en las bolsas de materias
primas agr�colas del Chicago Board of Trade y en el eje agromercantilista
Kansas-Minneapolis-Londres. El precio del arroz se duplic� dram�ticamente en los
primeros tres meses del a�o al pasar de 360 d�lares a 760 d�lares por tonelada
m�trica.
William Pfaff (WP) coloca el dedo en la llaga despu�s de repasar todas las
causales enunciadas de la crisis alimentaria global: "En forma extra�a, poco se
ha dicho sobre el papel de la especulaci�n en los precios de las materias primas
en general y espec�ficamente de los alimentos" (Tribune Media Services
Internacional, 16/4/08) y explica que el "volumen de contratos se ha
incrementado 20 por ciento desde el inicio del a�o" en el mercado de Chicago CME
Group (fusi�n del Chicago Mercantile Exchange y Chicago Board of Trade) que
"cotiza 25 materias primas agr�colas". M�s a�n: "los hedge funds se encuentran
muy activos" en un negocio circular y "est�n comprando tambi�n las empresas que
almacenan los granos".
No dice que tal permisividad en los "mercados" solamente se explica mediante la
"guerra alimentaria" que no se atreve a pronunciar su nombre y que, a nuestro
juicio, ha sido desatada subrepticiamente por la dupla anglosajona, hoy en ca�da
libre financiera, con el fin de da�ar a sus triunfantes competidores
geoecon�micos.
Antes de la "ronda Uruguay" de 1984, pa�ses como M�xico e India, que eran
autosuficentes, hoy se han vuelto deficientes: a partir del ingreso de las
trasnacionales alimentarias anglosajonas al "mercado", gracias al picaporte de
la disfuncional OMC.
En un deslumbrante estudio, Dani Rodrik, de la Escuela Kennedy de Harvard,
desmenuza el cataclismo en Latinoam�rica que produjo el dec�logo neoliberal del
Consenso (sic) de Washington, formulado por el FMI y el Banco Mundial (Items &
Issues; The Social Science Research Council; Nueva York; invierno-primavera
07-08).
El parteaguas del control alimentario de la humanidad se gest� en la aciaga
d�cada thatcheriana de los 80 mediante la desregulaci�n y la privatizaci�n
agr�cola. Con el auge de la globalizaci�n en 1995, la OMC combati� la "reserva"
de los alimentos como una "distorsi�n mercantil", lo que dio vuelo a las
trasnacionales agro-farmac�uticas anglosajonas para dominar el "mercado", como
Monsanto, Cargill, Dupont y Novartis, que gozan con derechos de patentes (�de
corso?) para controlar los m�todos de siembra, as� como la bioingenier�a de las
semillas.
Una de las consecuencias de la "apertura" alocada del sector agr�cola de la OMC
le concedi� el dominio financiero a las trasnacionales agroalimentarias, las
principales enemigas p�blicas del g�nero humano, como Cargill, Bunge, ADM y el
dizque "fil�ntropo" George Soros, convertido en el due�o de la pampa argentina,
donde 50 por ciento de las tierras arables son pr�cticamente de monocultivo de
la soya a expensas de otros granos.
La empresa Generation Investment Management, con sede en Londres, es propiedad
del "ambientalista" Al-Gore, quien est� asociado con David Blood (que le hace
honor a la traducci�n de su apellido del ingl�s), anterior directivo del banco
de inversiones estadunidense Goldman Sachs con fuertes inversiones en la empresa
danesa Novo Nordisk, cuya filial Novozyms participa en 40 por ciento del proceso
de destilaci�n del bioetanol con enzimas.
En la prospectiva del Apocalipsis b�blico falt� agregar otro jinete: el
bioetanol, cuyo principal efecto delet�reo ha provocado hambruna en casi 900
millones de seres humanos �al menos que tal sea el efecto buscado por el c�rtel
alimentario anglosaj�n. En este a�o 12 por ciento de la cosecha de ma�z mundial
ser� utilizado para bioetanol.
Una docena de compa��as claves, aliadas a unas 40 empresas medianas, dominan la
cadena alimenticia en cuya c�pula se encuentra el c�rtel de las seis
trasnacionales de granos: Cargill, Continental CGC, Archer Danields Midland (ADM),
Louis Dreyfus, Andr� y Bunge and Born. Su dominio es pr�cticamente absoluto en
el mundo de los cereales y los granos desde el trigo, ma�z y avena, pasando por
el sorgo, cebada y centeno, hasta las carnes, l�cteos, aceites y grasas
comestibles, frutas, vegetales, az�car y especias. Un organigrama del c�rtel
alimentario tendr�a a la cabeza a Archer Danields Midland, Unilever, Grand
Metropolitan (Pillsbury), Cargill y Cadbury, que se subdividir�a en siete
rubros:
1. Granos (Continental, Cargill, Bunge & Born, Louis Dreyfus, ADM-Topfer, Andr�,
Quaker Oats); 2. Carnes (BP, Conagra, Cargill, Sara Lee, Hormel); 3. L�cteos (Nestl�,
Borden, Kraft, M.E. Frank, Hoogwegt, Unilever); 4. Aceites y grasas comestibles
(Unilever, ADM, Procter & Gamble); 5. Az�car/cacao (Nestl�, Tate & Lyle, Cadbury);
6. Bebidas (Guiness, Bass, Seagram, Coca-Cola, Pepsi-Cola, Anheuser Busch); y 7.
Distribuci�n (Nestl�, Grand Metropolitan-Pillsbury, RJR Nabisco, Phillip Morris,
Kellogg, General Mills, United Biscuit, BSN, Hillsdown Holdings, Ralston Purina,
Safeway, Chiquita International).
Cargill exporta 25 por ciento de granos de EU y es de las principales empresas
de ese pa�s con ingresos por 88 mil 300 millones de d�lares el a�o pasado; opera
con una importante rama financiera para riesgos en los mercados de futuros y
cuenta con un hedge fund: Black River Asset Management.
Continental CGC se ha especializado en cereales, aves, porcicultura, carne de
res, inversiones en seguros, bienes ra�ces y compra de activos empresariales.
Archer Daniels Midland (ADM) se ha consagrado al negocio de los biocombustibles
y 43 por ciento de sus ganancias provienen de productos subsidiados por el
gobierno estadunidense.
La madeja de integraci�n vertical y horizontal del c�rtel alimentario es
impactante, pero m�s asombroso resulta el paraguas financiero de sus otrora
grandes bancos (antes de su insolvencia global), primordialmente anglosajones y
suizos, vinculados con su estructura operativa de control del aparato
gastrointestinal del impotente g�nero humano totalmente avasallado. �C�mo vamos
a responder los ciudadanos del mundo a este desaf�o may�sculo?