Una de las grandes preocupaciones globales en materia ambiental, está
configurada por el avance indetenible en muchos lugares del Planeta de la
desertización o desertificación, la que amenaza las producciones agrícolas y
consecuentemente la posibilidad de alimentación de millones de personas.
La desertificación es la deshidratación progresiva y la pérdida de las capas
humíferas de los suelos, consecuencia de fenómenos naturales, pero también de la
actividad del hombre a través de modelos agrícolo-ganaderos insustentables, de
la deforestación y del riego artificial.
Estos procesos hacen que los suelos se tornen estériles e improductivos en forma
irreversible.
Tan preocupante es el tema, que para paliar el problema, la ONU impulsó la
Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la
Sequía, ratificada por la Argentina en 1996 y estableció un Día Mundial de Lucha
contra la Desertificación y la Sequía.
Traducida esta cuestión a idioma sencillo, significa que los suelos se
empobrecen y pierden su riqueza.
Un viejo economista devenido en ambientalista, con quien comenté el asunto, me
dijo: "sobre la desertificación de los suelos todos hablan, pocos hacen nada,
pero los más y que conocen del tema, no dicen nada sobre la desertificación
económica o monetaria, que en muchos casos es más perjudicial, tremenda y casi
siempre más rápida que la de los campos".
Agregando: "en este tema existen muchos intereses, mucha plata y sólo unos pocos
se llevan la parte del león y por lo tanto no es conveniente avivar giles".
¿Cómo es eso?, inquirí.
"Pensá un poco", me dijo.
"Cuando exportamos commoditis, no se llevan soja, maíz o trigo, sino que
fundamentalmente se llevan humus, nutrientes y agua y el suelo se queda sin
ellos, por lo que queda pobre", siguió.
"Hoy la globalización ha impuesto planetariamente un modelo industrialista y
productivista aplastante, que hace del consumo irracional un paradigma de vida".
Coincidimos, asentí.
"Si coincidís en esto, también coincidirás, en que dicho modelo es llevado
adelante por las grandes multinacionales que como ejércitos de ocupación
colonizan hasta las zonas más recónditas del mundo y también las mentes y
consecuentemente generan una dependencia cultural hacia ese sistema que nos
promete el paraíso, el que por otra parte nunca alcanzaremos."
"Sus mejores armas son la mercadotecnia, la sustitución del discurso propio por
el de los nuevos gurúes, las marcas, patentes y royalties y los medios de
comunicación monopólicos o cartelizados en lo empresarial y en lo ideológico que
machacan hasta el cansancio las verdades reveladas de la nueva religión del
Mercado".
"La ignorancia o complicidad de nuestros representantes hace el resto". "Como
dice José Saramago (Nobel de Literatura 1998), "Impresionados, intimidados por
el discurso modernista y tecnicista capitulan. Aceptan adaptarse al nuevo mundo
que se nos anuncia como inevitable. Ya no hacen nada para oponerse. Son pasivos,
inertes, hasta cómplices. Dan la impresión de haber renunciado a sus derechos y
a sus deberes. En particular su deber de protestar, de sublevarse, de
rebelarse".
Entonado con la charla, continuó en un monólogo casi alucinante:
"A través de esas armas, este neocapitalismo global expande sus mercados y
maximiza sus ganancias, incrementando la tasa de transferencia monetaria desde
los países empobrecidos hacia los enriquecidos del mundo, lo que le reporta no
solo más divisas, sino fundamentalmente poder de decisión en unas pocas manos y
por encima de los Estados mismos".
"Dentro de ese esquema sus regimientos y divisiones de ocupación están
encarnados por shopping, hiper y megamercados, bancos, casinos y salas de juegos
y empresas de servicios (telefonía, turismo, prepagas de salud, etc.), de
capitales globales".
"No es casual que recientemente los medios de comunicación hayan anunciado la
construcción de 20 nuevos shopping y ni hablar de casinos."
"Y vaya casualidad, muchos de ellos en manos de amigos del matrimonio
presidencial".
"Estos negocios, cual barrenos que horadan la piedra, van succionando hora a
hora, día a día y año a año, el esfuerzo, el trabajo, el sacrificio y el ahorro
de los pueblos en que se aposentan, con una rentabilidad mayor y más
desproporcionada que en sus países de orígenes, que es remesada a sus casa
centrales sin solución de continuidad".
"No hay nada nuevo, ya la famosa Armada Invencible española en la conquista de
América llevaba las bodegas de sus barcos cargadas de oro y plata de sus
colonias, rumbo a la metrópolis". Ahora no se necesitan grandes flotas, se hace
con asientos contables y dinero electrónico, sin riesgos de piratas o
naufragios, por lo menos, eso creo".
"Mientras las pasteras, mineras, petroleras, empresas agrícolas y demás se
llevan el agua, los bosques, los nutrientes de la tierra, el oro, la plata, el
cobre y tantos otros minerales, muchos de valor estratégico, empobreciendo
nuestro patrimonio, los shopping, telefónicas, megamercados y casinos completan
la expoliación, llevándose el dinero del bolsillo de los trabajadores,
sumiéndolos en las carencias y la miseria más terrible".
"Esto que te expliqué, constituye el basamento de la desertificación económica y
es lo único que explica que mientras Argentina creció los últimos cinco años por
arriba del 8% de su producto bruto interno, solo unos pocos se hayan enriquecido
y casi el 50 % de la población continúe bajo la línea de pobreza y que sus
penurias aumenten".
Casi con mal humor me dijo: "Nunca viste en algunas ciudades la gente haciendo
cola en los bancos para cobrar los planes de dominación social (planes trabajar
y otros), e inmediatamente de percibidos cruzarse al casino o sala de juegos que
está enfrente y dejar su dinero en las máquinas tragamonedas. Por qué creés que
en muchas provincias hay salas de juego hasta en las terminales de colectivo…,
es que hay que esquilmar hasta los que están de paso".
"Tanto la desertificación de los suelos como la desertización económica tienen
mucho en común, pero lo peor son sus consecuencias, ya que ambas hacen
desaparecer la riqueza y generan pobreza. La tierra yerma y arrasada y la
desaparición del circulante y de la capacidad de ahorro, van quedando a su paso,
matando toda posibilidad de futuro. Además y de la mano de lo reseñado, la
desocupación, la precariedad laboral y los quebrantos de la pequeña y mediana
empresa florecen como hongos después de la lluvia".
"La crisis económica mundial desatada, agravará la situación, más allá de las
declaraciones en contrario realizadas por los economistas "argentinos".
Con síntomas de fatiga, mi interlocutor, sin que le preguntara nada y a modo de
cierre, terminó: "Ahora entenderás por qué un economista formado en los estudios
de las ideas económicas, Keynes, Adam Smith, la escuela de Chicago y tantos
otros, después de ver como funciona el mundo, se ha vuelto ambientalista".
Creyendo que no hay nada más que agregar, me despido hasta las próximas
Aguafuertes.
- Ricardo Luis Mascheroni es docente e investigador U.N.L.