Nuestro Planeta
|
Palma "maquillada de verde" aumenta amenaza a soberanía
alimentaría
y derechos humanos
Se trata de un intento de los grupos palmicultores -ahora en auge por la
posibilidad de destinar su producto a la producción de agrocombustible- por
adquirir la certificación de la Mesa. Buscan un "maquillaje verde" que les
permita sortear la publicidad negativa que han recibido los agrocombustibles con
relación a la crisis alimentaria y por su cosecha de dolor y sangre con las
terribles violaciones de los derechos humanos de las comunidades colombianas.
El rotundo rechazo de las organizaciones sociales y ambientales colombianas a
los intentos de expansión de los monocultivos de palma denuncia que, lejos de
dar solución a la crisis climática, lo que éstos provocan es "que las tierras ya
no se dedicarán a producir alimentos y por tanto crearán una mayor dependencia
alimentaria de los pueblos con respecto a grandes multinacionales. Vastas
extensiones de tierra se ocupan con plantaciones de las que provendrán los
agrocombustibles; selvas tropicales se deforestan para plantar miles de
hectáreas con palma aceitera, caña de azúcar y otros cultivos." "En no pocos
casos, las plantaciones de palma se expanden sobre los territorios de
comunidades desplazadas" a fuerza de represión, muerte y miseria. (La
declaración está disponible aquí)
Pero no es únicamente en Colombia donde existen pruebas de los graves
impactos de los monocultivos de palma aceitera. Indonesia, Malasia,
Papua Nueva Guinea, Camerún, Uganda, Costa
de Marfil, Camboya, Tailandia, Ecuador y otros pueden
dar testimonio de lo que aquéllos acarrean: la violación del derecho a la
alimentación y la soberanía alimentaria, violaciones de los derechos humanos,
apropiación ilegal de territorios, deforestación de bosques tropicales, aumento
del cambio climático, la amenaza que suponen para millones de indígenas, los
conflictos por la tenencia de tierra, el aumento del uso de agrotóxicos, por
citar algunos impactos, mencionados en una declaración internacional impulsada
por la Red de Alternativas a la Impunidad y a la Globalización del Mercado, en
contra de la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible y en apoyo a las
organizaciones colombianas (ver).
La declaración internacional surgió a partir del Encuentro Territorio y Vida
celebrado en Udine, Italia, en septiembre de este año, donde se trabajó
en torno a diversas temáticas con el denominador común de la imposición de
modelos de sociedad y economía que destruyen a los pueblos, afectan
profundamente el ambiente, convierten a los territorios de vida en territorios
de muerte, de tortura, de negación de los derechos y de transformación del ser
en mercancía. Los monocultivos de palma se denunciaron como una de la
expresiones de ese saqueo de los intereses comerciales que explota los
ecosistemas y recursos naturales para alimentar el consumo y el bienestar social
de una parte muy pequeña de la humanidad –básicamente en el Norte- y privan a
una parte importante de la humanidad de las condiciones mínimas de
supervivencia. Se invita a adherir a la declaración enviando un mensaje con el
nombre y el país de la organización a esta dirección.
La Mesa Redonda de Aceite de Palma Sustentable "es un instrumento de expansión
del negocio de la palma y no una estrategia auténtica para contener sus impactos
ambientales y sociales. Muchas de las empresas miembros de la RSPO siguen
destruyendo grandes zonas de selva húmeda y violando derechos humanos, como es
el caso de Wilmar International en la Isla de Bugala (Uganda), PT
SMART, Agro Group e IOI Group en Indonesia, FEDEPALMA en
Colombia, Unilever en Indonesia, Malasia y Costa de
Marfil", denuncia la declaración. Se silencian "los graves crímenes, las
irregularidades y el control paramilitar relacionados con el agronegocio de la
palma aceitera".
Básicamente, un argumento de peso para rechazar la Mesa Redonda de Aceite de
Palma Sustentable es que los principios y criterios que propone la RSPO
para la definición de sostenibilidad incluyen a las plantaciones a gran escala;
el monocultivo de palma aceitera, "como todos los monocultivos agroindustriales,
NO ES ni puede ser NUNCA sostenible".
Lo que se necesita es un cambio, un cambio radical en la forma "de producir,
transformar, comercializar y consumir productos agrarios y ganaderos", para lo
cual es necesario, entre otras cosas: detener la producción industrial de
alimentos que está contribuyendo al cambio climático y a la destrucción de las
pequeñas comunidades rurales; acabar con la privatización de los recursos
naturales; desmantelar las empresas de agronegocios, la especulación financiera
con las materias primas y las políticas económicas y comerciales responsables de
la crisis (y emergencia) alimentaria; reemplazar la agricultura industrializada
por la agricultura campesina y familiar sustentable apoyada por verdaderos
programas de reforma agraria; consumir menos energía y producir localmente
energía solar y eólica y biogás en lugar de promocionar los agrocombustibles a
gran escala; implementar políticas de agricultura y comercio a nivel local,
nacional e internacional que apoyen a la agricultura campesina sostenible y al
consumo de alimentos locales y ecológicos, lo que incluye la abolición total de
las subvenciones que llevan a la competencia desleal mediante los alimentos
subsidiados.
Las organizaciones colombianas, por su parte, reclaman "El cese de la expansión
de las plantaciones de palma y del procesamiento de materias primas para
agrocombustibles en tierras de comunidades locales, que se destinan para el
abastecimiento de mercados y consumos insustentables, a costa de sacrificar
nuestro patrimonio y territorios". Piden, en cambio "Una política rural que
permita que las comunidades locales permanezcan en sus territorios y se
fortalezcan sus formas tradicionales de producción y soberanía alimentaria".
Para ello es necesario "El reconocimiento y respeto de los derechos de las
comunidades locales sobre sus territorios y patrimonio, así como por la
reparación de las víctimas del modelo agroindustrial de la palma aceitera en el
país".
Sobre la hora de publicar este boletín recibimos la triste noticia de otra
víctima: el 14 de octubre, un líder comunal de la zona de Curvaradó, WALBERTO
HOYOS RIVAS, fue muerto a balazos por paramilitares que sirven a los grupos de
agroindustriales que procuran apropiarse de las tierras comunales para expandir
sus plantaciones de palma aceitera en la zona.