La lucha por el control de los principales yacimientos de uno de los países más
ricos en recursos naturales ha provocado ya cinco millones de muertos. Las
potencias internacionales se sitúan como testigos y cómplices.
La actual escalada de violencia entre las guerrillas rebeldes y el Gobierno
congoleño reavivan el conflicto que sufre el Congo desde hace dos décadas. El
país, que a duras penas intentaba recuperarse de las secuelas de dos guerras y
más de cinco millones de muertos, parece resignarse a vivir en un escenario de
continuo conflicto. No en vano, se trata de la zona más rica en recursos
minerales de todo el planeta.
Los enfrentamientos entre el grupo rebelde del General Laurent Nkunda, el
Congreso Nacional por la Defensa del Pueblo (CNDP), y el ejército del gobierno
de Joseph Kabila se han recrudecido desde el pasado agosto, cuando el CNDP
anunció su retirada del Acuerdo de Paz firmado el 23 de enero de 2008 entre el
Gobierno congoleño y otros 12 grupos rebeldes. Se formalizaba así el fracaso de
un proceso que no había conseguido consolidar la paz en la región. La elección
democrática del actual presidente, Joseph Kabila, en 2006, dio paso a una
segunda fase de normalización del país después de la segunda Guerra del Congo
(1998-2003), que debía culminar con la reinserción de los movimientos
guerrilleros dentro de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del
Congo.
Los rebeldes de Nkunda
Nkunda, quien se ve a sí mismo como un general en el exilio, heredero del
espíritu ‘gaullista’ de liberación contra una ocupación extrajera, controla
amplios feudos en Kivu Norte con el pretexto de proteger a los tutsis congoleños
de las milicias hutus ruandesas y de los repetidos ataques del ejército regular
congoleño. Asimismo, acusa al Gobierno de Kabila de haber reclutado entre las
filas de su caótico ejército a miembros de estas milicias formadas por
excombatientes hutus ruandeses, huidos tras el genocidio de más de 800.000
tutsis y hutus moderados perpetrado en 1994 en Ruanda.
A finales de octubre se empezó a registrar la mayor escalada en el conflicto,
con ataques directos entre guerrilla y ejército y contra la misma población
civil. La MONUC, la Misión de Naciones Unidas, responsabiliza al CNDP de haber
instigado la reciente ola de violencia. Sin embargo, cuando los rebeldes
acometieron su mayor ofensiva, llegando a 20 km de Goma, fueron las tropas
regulares del ejército congoleño quienes, con el fin de recuperar los
territorios perdidos, iniciaron en Kanyabayonga una campaña de extorsión y
pillaje contra la población civil. También han intervenido los maï-maï, grupos
locales de autodefensa, progubernamentales, formados en la segunda Guerra del
Congo para resistir la invasión de tropas de Ruanda.
El pasado 16 de noviembre, en una reunión mantenida con Olusegun Obasanjo,
enviado de Naciones Unidas a la zona, Nkunda aseguró querer embarcarse en un
proceso de negociación con el Gobierno. Eso sí, sujeto a una serie de
condiciones que haría llegar días más tarde a Obasanjo. La primera,
negociaciones directas con el presidente Kabila, en el extranjero y con un
mediador neutral, ya tenía de antemano la negativa del presidente que se ha
opuesto a un diálogo cara a cara con el líder rebelde. Entre el resto, la
exigencia al presidente congoleño de renegociar los contratos de explotación
minera con China, deja claro que Nkunda no sólo vela por sus intereses. En los
últimos meses el Gobierno había concedido nuevos contratos, favoreciendo la
entrada de compañías chinas. La iniciativa de Kabila de abrir el sector a los
chinos no ha gustado nada a las empresas mineras que operan en el Congo, la
mayor parte occidentales, que han visto amenazados sus intereses.
SED DE COLTÁN
El coltán, abreviación de columbitatantalita, es un metal extremamente dúctil y
maleable que al refinarlo se transforma en tantalio, un polvo resistente a
fuertes cargas eléctricas. Son pocas las compañías que poseen plantas
procesadoras para convertir el coltán, entre ellas, la norteamericana Cabot Inc.,
la HC Starc, una subsidiaria de la alemana Bayer, y la china Nigncxia. Una vez
transformado en tantalio, estas firmas lo venden a compañías como Nokia,
Motorola, Compaq, Alcatel, Ericsson o Sony, con el que fabrican las baterías
(condensadores) de los aparatos electrónicos. El 60% de su producción se destina
a las industrias de teléfonos móviles, videoconsolas, fibra óptica, etc. El boom
de la última generación de móviles disparó el precio de 90 a 500 dólares el
kilo. Aunque existen yacimientos de coltán en otros países, el Congo posee una
de las mayores reservas.
DIAMANTES
Las guerras de Sierra Leona, Angola, Liberia o Congo pusieron de manifiesto el
alto coste en vidas humanas a causa del tráfico ilegal de diamantes. Las guerras
de "diamantes ensangrentados" han dado lugar a iniciativas como el Proceso
Kimberley, impulsado por Naciones Unidas, que obliga a certificar los diamantes
asegurando que no provienen de zonas en conflicto. A diferencia de otros
minerales, como el coltán o la casiterita, los diamantes pueden ser certificados
fácilmente incorporándoles un sello digital. La mayoría de las compañías más
importantes de diamantes forman parte de la Diamond Trading Company, antes De
Beers Consolidated Mines Ltd, que controla el 75% del mercado mundial. Cuando De
Beers se convirtió en uno de los blancos principales de la presión internacional
que denunciaba el escándalo de los "diamantes ensangrentados", decidió retirarse
del Congo. Sin embargo, la ‘triangulación’ de diamantes permite evitar las
restricciones impuestas.
INTERESES MINEROS
Los casos de M.P. Chevalier y M. Makamuza constituyen claros ejemplos del
entramado de intereses implicados en el negocio de la explotación minera.
Chevalier, ex representante especial del Gobierno belga en el Consejo de
Seguridad de la ONU, tuvo que dimitir cuando se reveló que ocupaba un importante
puesto dentro del Grupo Forrest, una importante empresa minera belga,
supuestamente habría utilizado su mandato para favorecer a la empresa en la
gestión del sector minero en el Congo. Somikivu es la empresa que realiza la
extracción del pirocloro en la mina de Lueshe. El 70% de Somikivu pertenece a la
alemana Gesellschaft y la compañía rusa Conrus es la encargada de comprar el
100% de la producción de pirocloro que sale de la mina. Su actual dirigente, M.
Makamuza, un tutsi de Kivu Norte, es un aliado de Nkunda y muy amigo del
presidente ruandés, Paul Kagame.
PIROCLORO, MATERIA PRIMA PARA COHETES
El pirocloro es un polvo mineral del cual se extrae el nióbio. La combinación de
nióbio y hierro crea el ferronióbio, una aleación que se utiliza para construir
reactores y piezas de cohetes gracias a su resistencia a temperaturas muy altas.
La mina de Lueshe, en Kivu Norte, es la única en el planeta que tiene depósitos
significantes de alto contenido en pirocloro.
CASITERITA PARA SOLDADURAS
Es el único mineral que en estado puro llega a contener un 78,5% de estaño. Se
revalorizó mucho desde el año 2004, cuando la Unión Europea y Japón emitieron
nuevas leyes medioambientales obligando a imponer el uso del estaño en todo tipo
de soldaduras. Un tercio de las reservas mundiales de casiterita están en el
Congo, principalmente en la mina de Bisie.