Claves para entender la guerra en los Grandes Lagos
Preguntas y respuestas sobre el conflicto en el Congo
José Lucas
Periódico Diagonal
¿Quiénes son los principales grupos guerrilleros? ¿Qué apoyos internacionales
tienen? ¿Qué intereses mueven a las potencias extranjeras?
Hay tres fuerzas rebeldes que actúan contra el Gobierno congoleño. La principal,
el Congreso Nacional por la Democracia del Pueblo (CNDP), liderada por Laurent
Nkunda, es la que ha lanzado la gran ofensiva actual. Compuesta por tutsis
congoleños mezclados con ruandeses y tutsis burundeses, esta guerrilla actúa
principalmente en la provincia de Kivu Norte, la zona que posee las mayores
riquezas de coltán y casiterita, además de wolframita, diamantes y otros
minerales. Recientemente se ha descubierto petróleo en el Lago Alberto. Sus
jefes, Laurent Nkunda y Jhon Bosco Ntaganda, jefe del Estado Mayor, tienen
órdenes internacionales de captura. Sobre Ntaganda, alias ‘terminator’, recae
una orden de arresto, emitida por la Corte Penal Internacional de la Haya por
crímenes cometidos cuando aún no había sido fichado por el CNDP y lideraba otra
guerrilla de la provincia Oriental.
Existen otras dos fuerzas rebeldes: el Frente Popular por la Justicia en el
Congo (FPJC), una guerrilla compuesta por hemas congoleños (grupo étnico
mayoritario de la región de Ituri junto con los lendus) que actúa en los
alrededores de Bunia (Provincia Oriental) y el fundamentalista cristiano LRA
(Lord Resistency Army). Este último, hasta hace un año estaba finan- ciado por
los islamistas radicales de Sudán. Actualmente no tiene ningún apoyo
significativo pues está formado sólo por ugandeses y su irrupción en Congo es
muy reciente.
Los dos grupos principales, tanto el CNDP de Laurent Nkunda como el FPJC,
cuentan con el apoyo de parte de los tutsis congoleños y de los hemas de la
provincia Oriental (los tutsis viven en Kivu Norte, en los distritos de Rutshuru
y Masisi, y en Kivu Sur, en el distrito de FICI) pero su presencia en la zona es
minoritaria. Las elecciones de 2006, que dieron la victoria al actual presidente
Joseph Kabila, demostraron el débil respaldo popular a los actuales movimientos
rebeldes. Una de las guerrillas más poderosas durante la Segunda Guerra del
Congo, el RDC-Congo, a la que pertenecía Laurent Nkunda, se presentó
reconvertida en partido político con el tutsi congoleño Azarias Ruberwa a la
cabeza. A pesar de que esta guerrilla había logrado dominar casi dos tercios del
país, tan solo obtuvo un 1% de los votos. En el distrito de Masisi, en Kivu
Norte, obtuvieron su mejor resultado, con un 10% de los votos, aunque en el
conjunto de la provincia sólo obtuvieron un 4%. En la provincia Oriental el RCD-Goma
contó con el apoyo de los hemas de los distritos de Djolu e Iremu, cercanos a
Bunia, obteniendo el 6% de los votos.
El escaso apoyo popular a los grupos rebeldes no se traduce en un apoyo masivo
al actual presidente, Joseph Kabila, el cual es rechazado por amplios grupos de
la población, sobre todo en el oeste del pais. En realidad Kabila fue elegido
presidente gracias al apoyo casi masivo de la población del este del Congo, que
fue la que vivió la guerra y sufrió los cinco millones de muertos.
POTENCIAS EXTRANJERAS
Las fuerzas rebeldes cuentan con el apoyo de Ruanda y, más allá del continente
africano, de Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, Bélgica y Alemania. Es
decir, los países con empresas mineras que se han visto perjudicadas por la
irrupción de las compañías mineras chinas. Algunos investigadores, como Keith
Harmon Snow, afirman que el apoyo de EE UU se está dando a través de USAID.
Además, Laurent Nkunda es pastor de una religión próxima a los neoconservadores
norteamericanos y recibe bastante dinero de ellos. El apoyo de las grandes
potencias se traduce en una complicidad de la mayor parte de los grandes medios
de comunicación, así como de muchas ONG que están presentes en la zona.
¿PROTEGEN A LA POBLACIÓN...?
"Proteger a los tutsis congoleños de los ataques de los hutus ruandeses
asentados en el Congo". Ésta es la excusa que viene siendo utilizada por las
fuerzas rebeldes de Nkunda, y por el Gobierno de Ruanda, desde hace 12 años,
para justificar su presencia en la región y ha servido para realizar dos
invasiones al país (Primera y Segunda Guerra del Congo). Existen informes de las
Naciones Unidas que desmienten que éste sea el verdadero propósito de las
guerrillas. En el Informe solicitado al Panel de Expertos de la ONU
(S/2002/1146) para investigar las actividades de las guerrillas hutus y tutsis
congoleñas, se señalaba que durante muchos meses se habían limitado a disparar
al aire durante horas fingiendo enfrentamientos, sin que hubiera combates
directos entre ellos. En este mismo informe se revela la existencia de cartas,
intervenidas a los jefes de las guerrillas tutsis, en las que recomiendan a sus
soldados que no molesten a las guerrillas hutus, sobre todo en sus minas de
coltán, de donde sale ilegalmente el preciado mineral hacia Ruanda. Este país es
el que saca mayor beneficio de la explotación ilegal en Kivu Norte.
¿...O A LOS INTERESES MINEROS?
Sin embargo, existen otras razones sólidas para querer que las guerrillas estén
presentes en la zona. La zona este del Congo posee una de las máximas
acumulaciones de minerales del planeta. Los gobiernos de los Estados Unidos y
sus aliados precisan tener a alguien de confianza en la presidencia de la
República Democrática del Congo con el fin de asegurarse el reparto de los
contratos de explotación mineral según sus intereses.
En los últimos meses Joseph Kabila ha realizado importantes contratos mineros
con compañías chinas por valor de 9.000 millones de dólares, recortando así el
beneficio de las multinacionales mineras occidentales en el Congo. Por ello no
es de extrañar que el actual presidente congoleño no cuente con el agrado de los
dirigentes occidentales. La estrategia de intervención en la región, donde ni
Estados Unidos ni sus aliados disponen de sus propias fuerzas, se ha basado en
el apoyo indirecto a las guerrillas hutus, al ejército regular de Ruanda y a las
contraguerrillas tutsis congoleñas. Así se aseguran intervenir en el reparto de
las explotaciones mineras, o incluso, derrocar al gobierno contrario a sus
intereses. Por lo tanto, el único papel que juegan las guerrillas hutus
ruandesas es el de su mera existencia, suficiente para justificar la presencia
permanente de otras tropas en el Congo, como son los rebeldes de Nkunda o el
Ejército Regular Ruandés.
Por otra parte, Ruanda ha mantenido constante la reivindicación territorial del
Kivu congoleño basándose en que, antes de la colonización, estas tierras estaban
dominadas por un monarca tutsi. Más allá de la legitimidad histórica de su
demanda, lo cierto es que Ruanda siempre ha intentado expulsar a la población
congoleña de estas provincias, propósito que sigue persiguiendo a través del
apoyo a las guerrillas hutus ruandesas y su estrategia de violaciones masivas
perpetradas contra la población de la zona.
El Estado ruandés ha rechazado siempre la idea de una anexión territorial del
Kivu Norte y Sur porque le condenaría a una guerra sin fin con Kinshasa. Su
estrategia es lograr una balcanización previa del país vecino: con un Congo roto
en varios trozos, seria fácil dominar unos Kivus independientes. La riqueza que
atesora el este del Congo, su enorme cantidad de minerales de gran pureza, así
como el petróleo y las maderas preciosas, han condenado a su población a ser una
de las regiones del planeta donde se cometen más violaciones de derechos
humanos. El aumento en el precio del coltán durante la Segunda Guerra del Congo
fue una de las causas mayores de una guerra que dejó más de cinco millones de
muertos. El precio del coltán tuvo su máximo en el año 2001 y a partir de ahí
comenzó a bajar. Ahora puede que sea el turno de la casiterita y el pirocloro,
polvos minerales que han visto aumentado enormemente su valor a causa de unas
legislaciones medioambientales emitidas por la Unión Europea y Japón. Mientras
tanto, los gobiernos occidentales y las grandes multinacionales seguirán
trabajando a través de sus medios de comunicación para hacernos creer que se
trata de un conflicto étnico entre tutsis y hutus, hemas y lendus.
José Lucas es miembor del Comité de Solidaridad con el África Negra