1. Los objetivos sionistas
La elite sionista de Israel quiere arreglar tres grandes problemas políticos en
los próximos doce meses: 1. ganar las elecciones de febrero, 2009; 2. demostrar
a los bárbaros del área ---y a sus padrinos de la Burguesía Atlántica (Europa y
Estados Unidos)--- que la derrota militar ante Hizbollah (2006) ha quedado
atrás, y que ha reconstituido su capacidad destructiva militar (deterrence) y su
brutalidad aniquiladora; 3. terminar el proyecto nuclear de Irán antes de fin de
año del 2009, ya sea por presiones, ya sea por un ataque convencional-nuclear.
Lo único que no está en la agenda de esta elite terrorista es la negociación de
una paz duradera sobre las bases del derecho internacional. No quiere negociar
la paz: quiere dictarla.
El costo para alcanzar los tres objetivos no es alto, al menos no, si se calcula
con los estándares del colonialismo atlántico. La muerte de algunos cientos de
palestinos y, posiblemente, algunas decenas de miles en Irán. Un costo
simbólico, pero un gran beneficio real para cualquier burguesía expansionista
que ocupa territorios que no son suyos y tiene que usar el terrorismo de Estado
ad infinitum, para mantener su ocupación.
2. El imperialismo atlántico entiende tardíamente la función del sionismo
Las educadas burguesías de Europa y Estados Unidos simpatizan con el duro papel
del civilizador blanco, ante los salvajes pueblos del Tercer Mundo. The white
man´s burden, la "carga civilizatoria del hombre blanco" lo había bautizado
Rudyard Kipling para la colonización de Asia. "Manifest Destiny" lo cristianaron
los puritanos gringos al realizar la limpieza étnica de América del Norte y
"evangelización" lo llamaron los asesinos españoles y portugueses en sus
colonias.
Durante medio milenio "los blancos" han sido el terror de los pueblos del mundo.
La propuesta del sionismo era parte de esta lógica del colonialismo blanco: ser
cabeza de playa entre los bárbaros de Medio Oriente, para garantizar los
intereses de la burguesía atlántica. Aunque en su momento histórico las elites
atlánticas no entendieron a plenitud el alcance estratégico de esta propuesta,
hoy la apoyan incondicionalmente. Por eso, el cínico y vergonzoso silencio de
los presidentes europeos y de la Casa Blanca, junto con la cobarde inteligencia
europea y las dictaduras neocoloniales árabes.
3. Lecciones de Adolf Hitler
Para lograr sus objetivos, la elite colonialista israelí, organizada
políticamente en los partidos Likud, Laborista y Kadima, ha asimilado una que
otra lección del colonizador Adolf Hitler. Ir por los triunfos fáciles, es
decir, atacar a "enemigos" frente a los cuales se tiene una abrumadora
superioridad militar. Tener plena conciencia de la superioridad de una vida
propia frente a una vida enemiga, de un israelí comparado con un palestino. Como
decía una orden de los nazis: "Por cada soldado alemán muerto por bandidos rusos
(partisanos, resistencia armada-HD), hay que colgar a diez rusos." Tomar a la
población civil como rehén, secuestrar a sus miembros y aplicar el concepto
fascista de "responsabilidad colectiva" (Kollektivschuld) a las familias, las
comunidades, etc., sin importar la responsabilidad individual de las personas.
Utilizar acciones de "Nacht und Nebel" (noche y niebla), es decir, escuadrones
de la muerte del ejército y de los servicios, para asesinar o desaparecer a
palestinos, en la noche. Destruir los medios de subsistencia de la población y
sus casas, encarcelarla y torturarla, no conceder el debido proceso jurídico,
desplazarla forzosamente y bloquear su regreso a sus comunidades de origen.
Muchos de estos métodos de los nazis fueron codificados por los Tribunales de
Nuremberg y Tokio como crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra. Pero,
sería ilusorio pensar, que los autores intelectuales y materiales de esos
crímenes de Estado de Israel pudieran ser juzgados por la justicia
internacional, mientras Washington y Bruselas sigan dominando el sistema
mundial.
Por suerte, después de quinientos años, el control mundial del colonizador
blanco está llegando a su fin. China e India son contrapesos ya inamovibles del
sistema mundial. En este sentido, la política de la elite sionista israelí no es
más que otro desesperado y anacrónico intento de mantener el proyecto del
apartheid de la humanidad, que los europeos globalizaron a partir de 1492, y del
cual el sionismo es parte integral desde el siglo XIX.
4. Lecciones del gueto de Varsovia
Ante el sufrimiento del gueto palestino de Gaza, a manos del colonialismo
sionista, parecen proféticas las palabras del "Himno de los partisanos del gueto
de Varsovia", que resistieron heroicamente a las tropas nazis en 1943:
Nunca digas que esta senda es la final,
porque el cielo gris cubrió la luz del sol.
El momento tan ansiado llegará
y el sonar de nuestra marcha escucharán.
El clamor por tanta angustia y el dolor
desde el trópico hasta el polo sonará,
y al regar con sangre nuestra heredad,
la esperanza fuerte y pura crecerá.
No es un canto alegre, es canto de fusil,
no es tampoco pájaro de libertad,
es canción de un pueblo obligado a sufrir,
que con sangre y plomo el verso escribirá.