Las imágenes de la matanza de más de 225 palestinos en Gaza, más parecidas al
resultado de un ataque terrorista que a una ofensiva militar puntual, están
generando duras reacciones en todo Oriente Próximo.
El jefe en el exilio de Hamas, Khaled Mechaal, ha hecho un llamamiento a todos
los palestinos para que declaren la tercera Intifada contra Israel. La primera
tuvo lugar en 1987 y la segunda en el año 2000.
La Liga Árabe ha convocado una reunión de emergencia para este domingo, a
petición de Jordania, entre otros miembros, para estudiar una acción conjunta
destinada a poner fin a una agresión israelí que parece no haber hecho más que
comenzar.
"Estamos asistiendo a un espectáculo cuidadosamente planeado. Debemos esperar
que haya muchas más bajas. Tenemos que hacer frente a una catástrofe humanitaria
mayor", ha avisado el secretario general de la Liga Árabe, Amr Mussa.
Incluso los dos únicos países que han firmado acuerdos de paz en Israel, Egipto
y Jordania, ambos activos en las negociaciones para poner fin al conflicto
israelo-palestino, han acusado al Ejecutivo de Tel Aviv de cometer una matanza.
Desde El Cairo, un responsable egipcio denunció a Al Yazira la "masacre sin
precedentes" acometida en la franja mediterránea poco antes de que el
presidente, Hosni Mubarak, anunciara que protagonizará un nuevo impulso para
"renovar la tregua y lograr una reconciliación interpalestina que ponga fin al
sufrimiento de la población". El Gobierno egipcio ha anunciado la apertura del
cruce de Rafah, que comunica Gaza con Egipto, para ayudar a evacuar a los
heridos.
Los Hermanos Musulmanes egipcios, la principal oposición al régimen de Mubarak,
no sólo han acusado de la masacre a Israel sino también a regímenes como el
cairota. Su máximo responsable, Mohamed Mehdi Akef, ha calificado los ataques de
"crimen sin comparación alguna en la Historia" y ha lamentado en declaraciones a
France Presse que "el mundo entero mire sin hacer nada".
Akef, que ha calificado a todos los dirigentes árabes, a la ONU y a la Unión
Europea de "aliados de los sionistas" por su política de castigo hacia la franja
de Gaza, ha criticado especialmente al Ejecutivo de su país, que recibió a la
ministra de Exteriores israelí Tzipi Livni el pasado jueves en una visita donde
ésta advirtió que sería lanzada una ofensiva militar contra Gaza.
Por su parte, el rey Abdulá bin Abdelaziz de Arabia Saudí ha prometido al
presidente palestino, Mahmud Abás, que se pondrá en contacto urgentemente con el
presidente de EEUU, George W. Bush, y otros líderes internacionales para que
presionen a Israel para que detenga su ataque sobre Gaza.
El rey expresó a Abás su condena por el ataque israelí e invitó a los palestinos
a que dejen sus diferencias a un lado por el interés de su pueblo.
En Jordania, el rey Abdula II ha contactado con Mubarak y con el presidente
palestino, Abu Mazen, para "lanzar una iniciativa árabe e internacional que
ponga fin a la agresión israelí". En un comunicado, el monarca ha destacado que
los ataques "tenían como objetivo civiles inocentes, incluidos mujeres y niños",
y ha insistido en que "la violencia sólo logrará complicar la crisis y no traerá
seguridad a Israel".
Su ministro de Comunicación, Naser Judah, ha anunciado que el reino hachemí
"ejercerá todos los esfuerzos posibles con los poderes más influyentes de la
región para poner fin a las operaciones militares israelíes", mientras que el
titular jordano de Exteriores ha trasladado una protesta de su Gobierno a los
cinco países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.
Cientos de personas han salido a las calles ondeando banderas de Hamas para
congregarse ante la sede de Naciones Unidas en Amán, donde han coreado consignas
en contra de Israel y de la ocupación en general. Jordania alberga a 1.7
millones de refugiados según la UNRWA (la organización de Naciones Unidas
dedicada a su asistencia), por lo que cada acontecimiento en los territorios
ocupados tiene una enorme repercusión social.
Desde el Líbano, el primer ministro Fouad Siniora ha calificado los ataques de
"trágicos y criminales" y ha exigido una reunión de emergencia de la Liga Árabe
que unifique la respuesta de los países del entorno.
En los campos de refugiados palestinos que alberga el país de los Cedros ya se
han vivido manifestaciones de protesta, aunque la más importante ha sido la
convocada por Hizbula en los suburbios del sur de Beirut, zona que controla.
Miles de libaneses chiíes han respondido al llamamiento del Partido de Dios
saliendo a las calles para condenar la masacre ondeando banderas palestinas. El
movimiento chií Amal, aliado de Hizbula y liderado por el portavoz del
Parlamento libanés, Nabih Berri, ha exigido una acción internacional que ponga
fin a los crímenes israelíes en Gaza, e incluso el líder del grupo suní
Mustaqbal, Saad Hariri, próximo a Estados Unidos, ha tachado la acción de
"masacre contra la nación árabe".
En el Líbano, existe un alto riesgo de que los acontecimientos en los
territorios palestinos tengan repercusión, dada la presencia de 400.000
refugiados (un 10% de la población libanesa) y el apoyo de Hizbula a Hamas.
Precisamente el jueves fueron localizados y desactivos ocho misiles Katiusha
instalados sobre lanzaderas caseras que apuntaban a Israel, en un episodio que
muchos analistas han asociado con la amenaza israelí sobre Gaza y que ha sido
interpretado como una posible respuesta de los grupos palestinos afincados en el
Líbano a un ataque como el vivido hoy. Los responsables de las divisiones
libanesas de Fatah y Hamas han desmentido ninguna implicación en el intento de
agresión.
En Libia, miembro temporal del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el
presidente Muammar Gadafi ha entablado conversaciones con los dirigentes árabes
para "tomar una posición seria y firme tras la carnicería que ha tenido lugar en
Gaza". A petición de la Liga Arabe, su Ejecutivo está tratando de convocar una
reunión especial del Consejo de Seguridad para obtener una condena internacional
a la masacre.
En cuanto a Siria, el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, uno de los más
importantes del país, también ha sido escenario de protestas. El presidente
sirio, Bashar Asad, ha contactado con numerosos líderes locales como el emir de
Qatar, el rais libio y los presidentes de Sudán, Yemen y Argelia para debatir
posibles respuestas y se ha sumado a la petición de una reunión urgente de la
Liga Árabe.
Otros países como Emiratos Arabes Unidos se han sumado a la condena de un ataque
del que apenas hay precedentes. Por poner un ejemplo, la operación 'Lluvias de
la Ira' de junio de 2006, con la que Israel respondió a la captura del soldado
Guilad Shalit a manos de militantes palestinos, se cobró las vidas de 165
personas en el transcurso de todo un mes.