Medio Oriente - Asia - Africa
|
¿A quien beneficia la nueva guerra en el Congo?
Federación de Comités de Solidaridad con África Negra
www.umoya.org
Dos años después de celebradas unas elecciones libres, democráticas y
trasparentes en la República Democrática del Congo (RDC), el pueblo congoleño de
las provincias del este del país, Kivu-Norte y Kivu-Sur, sigue viviendo una
pesadilla de violencia, inseguridad y violación permanente de los Derechos
Humanos. Los asesinatos, violaciones, saqueos, batallas, huída de la población,
resurgen de nuevo y se multiplican, alejándose así toda esperanza de
restauración de la paz, condición necesaria para comenzar a mejorar las
condiciones de vida de una población sumida por décadas en la pobreza y la
inseguridad.
El artífice de tanto sufrimiento es Laurent Nkunda, tutsi congoleño, dirigente
de la guerrilla que asola esta zona de la RDC. Nkunda y sus hombres están
apoyados claramente por el gobierno de Ruanda que, a su vez sirve los intereses
de grandes potencias del Norte (Estados Unidos, Reino Unido, Bélgica, Holanda).
Pero ¿por qué se interesan estas grandes potencias por el este de la RDC? La
respuesta es evidente: En esa zona existen importantes minas de coltán,
casiterita, diamantes, wolframita…, minerales que salen del país en camiones y
helicópteros, vía Ruanda, y terminan en las manos de las multinacionales de
occidente.
En estos últimos días la situación se ha agravado. Dos batallones ruandeses han
penetrado en territorio congoleño. El lunes, 26 de octubre, un numeroso
contingente del ejército ruandés atacó la base congoleña de Rumangabo quedando a
las puertas de Goma, capital del Kivu-Norte; se teme una gran ofensiva bélica
ruandesa, con devastadoras consecuencias para la población. La preparación de
esta acción de Ruanda fue denunciada la semana anterior en la ONU por el
presidente congoleño, Joseph Kabila, quien se reunió también con la Asociación
de países del Cono Sur africano (SADC). Estos le prometieron ayuda en caso de
una invasión de Ruanda.
Lo que hasta hace poco era sólo una sospecha o parecían hechos aislados, ha ido
tomando cuerpo gracias a las numerosas denuncias de la sociedad civil: la MONUC,
(Misión de la Organización de Naciones Unidas), con 17.000 cascos azules en la
región, no está cumpliendo con los objetivos de su misión de paz y de protección
a la población. Fuentes fidedignas sobre el terreno acusan a estas "fuerzas de
paz" de trasladar soldados ruandeses en sus helicópteros, entregarles uniformes
de la MONUC, permitir el paso de la frontera a militares ruandeses y
trasladarlos a los lugares donde están las guerrillas de Nkunda; les acusan, de
permanecer inactivos cuando atacan las guerrillas, de no dar su apoyo al
ejército gubernamental cuando éste más lo necesita… Ante todo esto se comprende
que la población se haya manifestado estos últimos días contra las fuerzas de la
MONUC acusándolas de apoyar al enemigo y pidiéndoles que se marchen de la RDC.
La misma Colette Braeckman, en un artículo aparecido el martes, 28 en "le
soir.be", escribe: "¿Para qué sirve esta misión que absorbe mil millones de
dólares al año? Dos batallones suplementarios ¿mejorarían las cosas? ¿No habría
que ir pensando, urgentemente, en un relevo de la MONUC por una fuerza europea
de disuasión o, por lo menos, una fuerza policial compuesta por observadores
neutrales y creíbles?..."
Esta situación no ha sido ajena a la reciente dimisión del Jefe de la MONUC,
Gral. Vicente Díaz de Villegas y Herrerías, después de apenas dos meses en su
cargo. Si bien el Gral. Villegas alegó motivos personales parecen cada vez más
verosímiles las sospechas que relacionan esta dimisión con la incapacidad o
falta de voluntad política de la MONUC para cumplir su mandato originario en el
Kivu.
Deberíamos preguntarnos cómo es posible que esta Misión de Naciones Unidas, que
pagamos entre todos, esté actuando siguiendo las directrices del todavía
presidente de los EEUU. ¿No tendremos que arrepentirnos –demasiado tarde- de
haber permitido esta nueva guerra de agresión y saqueo? Sin embargo, la prensa
occidental se limita a informar de la crisis humanitaria silenciando el nombre y
los motivos de los verdaderos agresores. Los políticos y la ONU expresan su
"gran preocupación por el aumento de la violencia en el Este de la RDC" y luego
miran hacia otro lado… seguramente hacia los tablones de la Bolsa o los Bancos
en apuros. Lo que les ocurra al más de un millón de refugiados que ya se agolpan
sin medios para sobrevivir les parece "lamentable", pero siguen apoyando o no
ponen obstáculos a Ruanda en su afán por anexionarse esa riquísima zona del
Congo.
¿Qué le está pasando a la Comunidad Internacional? ¿Cuántos muertos más serán
necesarios para que actúe?
http://www.umoya.org/index.php?option=com_content&task=view&id=3311&Itemid=1