Medio Oriente - Asia - Africa
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El nuevo escenario político
Alivio contenido en Oriente Próximo por la victoria de Obama
Mónica G. Prieto
El Mundo
Irán espera los cambios que han marcado el discurso electoral del líder
demócrata. Siria confía en pasar de una política de guerra y embargo a otra de
diplomacia y diálogo. Líbano recuerda que el presidente electo de EEUU es hijo
del 'establishment'. Palestina pide reparar la injusticia de años con el pueblo
palestino. La población iraquí está entusiasmada ante la promesa de la retirada
de tropas.
Un comerciante palestino muestra dos tazones con imágenes de Obama en una tienda
de Gaza. (Foto: AP)
Ampliar fotoUn comerciante palestino muestra dos tazones con imágenes de Obama
en una tienda de Gaza. (Foto: AP)
BEIRUT.- "Venir detrás de uno de los peores líderes de los tiempos modernos da
bastante margen para mejorar, pero también significa moverse en un campo de
minas en el que cada tropiezo puede dejar las cosas aún peor de lo que estaban".
La conclusión del diario libanés 'Daily Star' sobre la elección de Barak Obama
como presidente de Estados Unidos se ajusta bien al escepticismo con que la
región acoge su victoria. Tras el suspiro de alivio que acompañó al resultado
electoral, Oriente Próximo aguarda con prudencia y desconfianza conocer la
política exterior que adoptará el presidente electo hacia la zona del planeta
más desestabilizada por la Administración de George Bush, donde asuntos tan
delicados el Irak invadido, las relaciones con Irán y Siria o el proceso de paz
entre israelíes y palestinos influyen en la estabilidad de los países vecinos.
La herencia que deja Bush a Obama tras ocho años de gestión está tan envenenada
que la prensa árabe duda de que el cambio de color en la Casa Blanca pueda
mejorar la situación, si bien se felicita por la voluntad de cambio del pueblo
norteamericano. "La elección de Obama equivale a una catarsis nacional, al
repudio de un presidente republicano históricamente impopular y de su política
exterior y económica y supone abrazar el llamamiento de Obama al cambio de
dirección y tono del país", se felicitaba la agencia iraní IRNA.
"El 'background' de Obama, combinado con su linaje africano, es un signo
positivo. Pero al mismo tiempo, republicanos y demócratas blanden una estrategia
similar hacia Oriente Próximo y sus constantes son idénticas en lo que se
refiere a Israel. El único desacuerdo reside en los métodos", analizaba por su
parte la agencia Quds Press. El diario jordano 'Al Arab al Yawm' empleaba
términos más elocuentes. "No queremos que la serpiente mude su piel blanca a
piel negra, sino que cambie sus colmillos venenosos por otros pacíficos para
reforzar la paz internacional con un poco de justicia".
Desde las redacciones y círculos políticos, los analistas confían en que, al
menos, Obama no empeore la situación manteniendo una política agresiva hacia
Irán o Siria o empantanándose aún más en Irak. "Especialmente en Oriente
Próximo, no deben esperarse milagros. Una subcultura completa opera en la escena
política americana. Aunque suele ser conocida como el 'lobby' judío o israelí,
no representa a los intereses estadounidenses o israelíes sino a los de la
extrema derecha ultrasionista, y su influencia es enorme. El hecho de que este
grupo aclamara cada política de Bush ha causado mucho daño a Oriente Próximo,
pero el que haya sido repudiada a conciencia por los americanos no significa que
el 'lobby' vaya a marcharse", continuaba el 'Daily Star'. El nombramiento de
Rahm Emanuel como jefe de Gabinete de Obama confirma esos temores: Emanuel,
judío e hijo de un activista israelí de Irgún, el grupo extremista sionista que
luchaba contra los británicos en la Palestina colonial, es conocido por su apoyo
explícito e incondicional a Israel.
Irán, el gran reto
Un técnico de imprenta revisa un ejemplar del diario reformista iraní 'Etemad-e
Melli' en Teherán. (Foto: AP)
Ampliar fotoUn técnico de imprenta revisa un ejemplar del diario reformista
iraní 'Etemad-e Melli' en Teherán. (Foto: AP)
El poder de ese 'lobby' se ha dejado ver especialmente en lo que se refiere al
supuesto programa nuclear que, según la Administración saliente, estaría
desarrollando Irán. Desde hace años, el Comité Judío Americano realiza campañas
en las que asocia a los iraníes con los "terroristas" y anima a "actuar"
militarmente contra los ayatolás.
Si bien el líder demócrata ha expresado su deseo de establecer un diálogo sólido
con la antigua Persia e incluso abrir una oficina de intereses en Teherán o
entrevistarse con el líder iraní Mahmoud Ahmadineyad, la alianza
norteamericano-israelí arroja ciertas sombras sobre el cumplimiento de unas
promesas electorales que, de llevarse a cabo, modificarían una política de
hostilidad mutua que dura ya 29 años.
"No somos completamente optimistas, pero con un cambio real en la política
americana habrá posibilidades de mejorar nuestras relaciones", admitió Ali
Aghamohamadi, consejero del gran ayatolá Ali Khamenei, máxima autoridad del
país. "La elección de Obama resalta el fracaso de las políticas norteamericanas
en todo el planeta. Los americanos tienen que cambiar sus políticas para
rescatarse a sí mismos de la pesadilla creada por Bush", acotaba otro asesor de
Jamenei. El jefe de prensa del presidente Ahmadineyad, Ali Akbar Javanfekr, ha
pedido a Obama que opte por "el pacifismo" y renuncie a la "vía militarista"
emprendida por Bush, mientras que el Parlamento iraní, por boca de uno de sus
responsables, subraya que Irán "espera los cambios" que han marcado el discurso
electoral del líder demócrata, en el que insistió en establecer una cooperación
con Irán que ayude a apaciguar el resto de crisis regionales, dado el papel
vital que juega Teherán como principal potencia chií en Oriente Próximo.
Siria espera cambios
En Siria, otro de los países bajo el punto de mira de la Administración Bush, su
ministro de Información, Mohsen Bilal, se ha expresado en términos muy similares
confiando en que la elección de Barak Obama "permita pasar de una política de
guerra y embargo a otra de diplomacia y diálogo", sobre todo tras el ataque
estadounidense en territorio sirio que costó la vida de ocho civiles sin que
Washington ni siquiera pidiese disculpas u ofreciera explicaciones sobre la
flagrante violación del espacio sirio.
La prensa afecta al régimen sirio, sin embargo, mostraba más desconfianza hacia
la elección americana. "A cualquiera que se le pregunte responderá que cualquier
nuevo presidente será mejor que el actual, George Bush, y que cualquier
administración salida de las urnas será mejor que la actual", escribía el
director del 'Teshreen', Issam Dair. "Aparentemente la calle árabe está a favor
de Obama, principalmente porque ha prometido a los votantes retirar las tropas y
porque su oponente republicano es igual que Bush en cuanto a sus inclinaciones
hostiles [...]. Pero por desgracia, durante más de medio siglo, las apuestas
árabes han sido habitualmente erróneas, y cada presidente es peor que el
anterior, para los árabes por supuesto. Los árabes queremos un presidente
honesto y valiente que mire a la región con ambos ojos, y no sólo con el ojo
israelí".
El Líbano, escéptico
El líder parlamentario druso Walid Jumblatt comenta las elecciones de EEUU
durante una rueda de prensa en Beirut. (Foto: EFE)
Ampliar fotoEl líder parlamentario druso Walid Jumblatt comenta las elecciones
de EEUU durante una rueda de prensa en Beirut. (Foto: EFE)
El Líbano también ha acogido la elección de Obama con alivio, salvo excepciones
como la que representa el ultraderechista Samir Geagea, líder de las Fuerzas
Libanesas, quien afirmó que "había ganado el candidato del 8 de Marzo", en
alusión al bloque parlamentario encabezado por Hizbulá. El Partido de Dios
considera que "el cambio en la política americana es definitivo" y recomienda a
"todo presidente entrante que reconsidere las políticas infructuosas adoptadas
[en el pasado] y que perciba que la administración no depende de lo militar".
La prensa libanesa es más reacia a confiar en un cambio sustancial de la
política exterior de Washington, como reflejaba el diario 'An Nahar'. "Los
observadores americanos en Washington recalcan que el 'establishment' seguirá
siendo el mismo en Estados Unidos en términos estratégicos, en cuanto a sus
intereses y en lo relacionado con las políticas que salvaguardan sus intereses.
También dicen que el presidente electo es hijo de ese 'establishment'".
Palestina e Israel
El presidente del Parlamento libanés, el chií Nabih Berri, ha pedido al nuevo
presidente norteamericano "que repare la injusticia hacia los pueblos de la
región, en especial hacia los palestinos", en referencia a un proceso de paz
estancado durante el periodo de Bush y que podría quedar enterrado por una
posible victoria del ultraderechista Benjamin Netanyahu, líder del Likud, en las
elecciones anticipadas que celebrará Israel en febrero.
Desde el lado palestino, sus líderes muestran división de opiniones. La visita
que Obama realizó a Jerusalén durante su campaña electoral, en la que afirmó que
la ciudad dividida debe permanecer como la "capital indivisible de Israel",
supuso para muchos la confirmación de que su llegada a la Casa Blanca no
implicaría ningún cambio. Ayer, los responsables de Hamas le recomendaban que
"aprendiera de los errores de las administraciones precedentes, sobre todo de la
de Bush" y le pedían que "apoye a la causa palestina o que, al menos, no sea
parcial a favor de la ocupación israelí", según el portavoz del Movimiento
Islámico Fawzi Barhoum. "No tenemos ningún problema a la hora de establecer
relaciones normales con EEUU para explicar la justicia de nuestra causa".
Desde Al Fatah, la satisfación fue más notoria que la de los islamistas, y sobre
todo, que la detectada del lado israelí, que confiaba en una victoria de John
McCain. "No podemos apresurarnos y predecir cambios a largo plazo por el éxito
de Obama, [aunque] las posiciones manifestadas por Obama en los últimos dos
años, sobre todo su oposición a una guerra contra Irán o a la guerra de Irak,
son indicadores positivos", decía Qadura Fares, miembro del Comité Ejecutivo de
Al Fatah.
División en Irak
En Irak, la clase política aupada por la invasión en las sucesivas elecciones
convocadas tras el derrocamiento de la dictadura baazista parece tan
decepcionada por la victoria de Obama como ilusionada está su población ante la
posibilidad de que el demócrata cumpla su promesa y retire a los 145.000
soldados estadounidenses en 16 meses a partir de su toma de posesión, el 20 de
enero. Pese a la mejora relativa en la seguridad, muchos temen que una retirada
de las tropas extranjeras deje el país a merced de las milicias de una y otra
secta, hundiendo Irak en la guerra civil iniciada en 2004. Para el ministro de
Exteriores, el kurdo Hoshyar Zebari, la victoria de Obama no implicará "una
rápida desconexión americana del país".
La víspera de las elecciones, el comentarista de Al Arab al Yawm, Taher al-Adwan
explicaba cómo "todos los participantes del proceso político en Irak, chiíes,
suníes y kurdos, apoyan con entusiasmo la victoria de John McCain. Contienen la
respiración por miedo a la llegada de Obama, quien decidió con antelación
desnudar sus pechos y espaldas en el escenario iraquí. De hecho, el miedo agrupa
a todos los 'enemigos hermanos' al timón del régimen iraquí en torno al
llamamiento de que las tropas americanas se queden, no por el bien del país,
sino para que los americanos protejan a cada lado de los demás. La retirada de
las tropas descubrirá la realidad del país: que la estabilidad relativa no es
resultado de un proceso de reconciliación sino la base para la partición de
Irak".
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2008/11/06/internacional/1225975338.html