Medio Oriente - Asia - Africa
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Algunas claves para entender lo que está pasando en la R. D. del Congo
José García Botía
http://www.umoya.org
Aquellos que seguimos ciertos conflictos internacionales durante años
conseguimos algunas claves para entender lo que pasa en ellos que fácilmente no
pueden conseguirse. Debemos trabajar sobre hipótesis que sólo el futuro confirma
o desmiente. Sabemos que las declaraciones oficiales se emplean usualmente para
desviar la atención sobre lo que está ocurriendo en realidad, y forma parte del
juego emplear la mentira en determinados casos (y en esto como en todo los hay
quienes lo hacen más que otros).
Los Comités de Solidaridad con África Negra seguimos de cerca la situación del
Congo desde 1991. Actualmente tenemos un grupo de contactos por diversas partes
del Congo que nos informan de los graves acontecimientos que están ocurriendo.
Durante los años 1998-2003 la situación de conflicto en el este del Congo era
mucho peor que ahora. De hecho, el miedo de la población es que se repitan los
acontecimientos de esos 5 años en los que murieron unos 4 millones de congoleños
(la cifra que ahora se baraja es de 5 millones de muertos de 1998 hasta nuestros
días). Lo sorprendente es que durante esos años en los que Ruanda, Uganda y
Burundi invadieron el Congo con cifras que en momentos eran de millón de muertos
por año, esta guerra permaneció totalmente ignorada por los medios de
información. ¿Casualidad o ignorancia? Los hechos vividos por la población
congoleña se asemejan mucho a las atrocidades de los campos de concentración
nazi. Ninguna guerra con tanto muerto tras la II Guerra Mundial. ¿Por qué fue
ignorada por las grandes agencias de información que al fin y al cabo son las
que dictan qué noticia internacional es importante y cuál no?
Ahora surge la pregunta de por qué están las cámaras mostrando lo que ocurre.
Estas agencias por ahora informan de las masas de desplazados que huyen de las
zonas o ciudades tomadas por el ejército del señor de la guerra Laurent Nkunda.
Parece que el ejército congoleño es incapaz de frenar el avance de Nkunda y por
tanto no es de extrañar que entre los dirigentes de la política internacional
surja la idea de que la solución para evitar un derramamiento de sangre masivo y
una situación humanitaria catastrófica sea aumentar la cantidad de cascos azules
en el terreno, pues los que hay tampoco les parece suficiente. Algunos
dirigentes europeos barajan la posibilidad de mandar una fuerza de intervención
rápida de la UE para evitar la catástrofe. Personalmente creo que la
intencionalidad de hacer que ahora sea noticia la situación humanitaria en el
este del Congo se debe a algún motivo oculto que no se hace público y que ahora
los que seguimos el conflicto intentamos descubrir jugando a las adivinanzas. En
este momento parece lógico pensar que esas imágenes de masas de gente se
muestran para justificar un aumento de cascos azules o la intervención de esa
fuerza de intervención rápida europea en la que posiblemente habrá un país que
la liderará de forma clara (¿Francia, Bélgica?).
Sumamos a este punto las declaraciones de Javier Solana a 29-10-2008 en donde
alaba a los cascos azules (la misión de cascos azules se llama MONUC) por su
ejemplar comportamiento permaneciendo en estos momentos tan arriesgados sobre el
terreno.
Lo contradictorio es que precisamente en estos días la población de Goma y
Bukavu, las capitales de Kivu Norte y Kivu Sur, han salido en masa pidiendo que
desaparezcan de suelo congoleño todos los cascos azules. ¿Qué sentido tiene
esto?
Otro elemento a tener en cuenta: se nombró en septiembre al Teniente General
español Díaz de Villegas al mando de la MONUC y el 27-10-2008, es decir menos de
dos meses después y relacionado con todo lo que está pasando, dimite del cargo.
Alude a motivos personales, pero ¿realmente por qué ha dimitido?
La información de nuestros contactos locales dan pistas para entender algunos
aspectos. Nos comunican que hay muchos testimonios de personas que han visto a
cascos azules transfiriendo armamento a las tropas de Nkunda –es decir a
aquellas que están atacando a la población local y los cascos azules están entre
otras cosas para proteger a los civiles de las torturas, violaciones y
asesinatos de las tropas de Nkunda-. Otros testimonios son de personas que han
visto a cascos azules traficando con oro y otros minerales de alto valor.
Cargando helicópteros de la MONUC de minerales, helicópteros cuyo destino era la
fronteriza Ruanda (y Ruanda es quien ha creado y mantiene a Nkunda). Otros
asuntos similares son relativos a abusos sexuales de cascos azules a niñas. Pero
bueno, podría decirse que estos son ejemplos aislados digamos de corrupción de
miembros particulares de la MONUC que no tienen que poner en tela de juicio al
comportamiento de la misma como tal.
Acusaciones más graves nos llegan. El comportamiento de la MONUC cuando hay
combates entre el ejército congoleño y las tropas de Nkunda: si son las tropas
de Nkunda quienes vencen en el combate, entonces la MONUC desaparece; sin
embargo cuando el ejército congoleño está en posición de vencer aparece la MONUC
y se interpone entre los combatientes frenando el avance y evitando una posible
victoria final de las tropas congoleñas. Otras veces lo que hace la MONUC es
facilitar el avance de las tropas de Nkunda: la MONUC ocupa una zona tampón
entre ambos bandos, supuestamente para frenar el avance de Nkunda. Pues en
ocasiones clave ha abandonado casualmente esa zona tampón aprovechando las
tropas de Nkunda la ocasión para hacer un avance sin dificultad de sus
posiciones y tomando por sorpresa al ejército congoleño. También se ha visto en
diversas ocasiones a Nkunda utilizando helicópteros de la MONUC en algunos de
sus desplazamientos.
Pero la situación que ocurrió justo antes de la dimisión del Teniente General
Villegas podría ser quizás la gota que colmó su vaso de lo tolerable. Ese mismo
día por la mañana las tropas de Nkunda tomaron por sorpresa la base militar de
Rumangabo en donde se encontraba buena parte del ejército congoleño. Fue por
sorpresa porque las tropas de Nkunda iban vestidas con trajes de la MONUC, y los
congoleños, al ver que la MONUC se acercaba se extrañaron, pero no reaccionaron.
Los soldados de Nkunda, cuando estuvieron suficientemente cerca, abrieron
entonces fuego sobre los congoleños matando a bastantes y provocando una
estampida general. El asunto es que ya en junio de 2004, Nkunda tomó la ciudad
de Bukavu empleando la misma estrategia: vistiendo a sus soldados de cascos
azules y transportándolos en vehículos de la MONUC. Si hubiera sido un robo de
uniformes, lo lógico es que los mandos de la MONUC hubieran alertado al ejército
congoleño de que las tropas de Nkunda iban disfrazadas de cascos azules, pero ni
en 2004 ni ahora lo hicieron.
Hace un mes, miembros del ejército congoleño interceptaron una comunicación de
un miembro de la MONUC que estaba llamando con urgencia a un mando del ejército
ruandés y le pedía que desde Ruanda acudieran refuerzos rápidamente en apoyo a
Nkunda porque el ejército congoleño estaba en una posición de superioridad con
respecto a Nkunda. Además en este tipo de ocasiones –que ha sido más de una- la
MONUC se retira de una de las zonas más o menos fronterizas en las que está y
por ahí pasan las tropas ruandesas para incorporarse en las filas de Nkunda.
No es de extrañar que si son ciertas estas acusaciones que nos hacen los
congoleños que están sobre el terreno, el Teniente General Villegas opte por
dimitir si ve que le es imposible poner un poco de cordura en esta situación y
estar realmente al mando de sus tropas. Los cascos azules están favoreciendo una
situación en la que podrían perder la vida cientos o miles de civiles inocentes.
No es de extrañar tampoco que los congoleños concluyan que la función de la
MONUC es evitar que el ejército congoleño no pueda vencer a Nkunda y que sea
éste último en todo caso el que avance en sus posiciones. Pero ¿a qué viene este
lío? Se está jugando con la vida de miles de personas como si eso no contara
para nada.
Para seguir entendiendo el conflicto hay que saber que el Congo es uno de los
países más ricos del planeta en recursos naturales, especialmente mineros. Oro,
diamantes, cobre, cobalto, uranio, estaño y una larga lista de minerales que
posee en cantidades descomunales, estando en su suelo las mayores reservas del
planeta en algunos de ellos. Especialmente es rico en minerales raros y
estratégicos: el caso más conocido es el del coltán, tan necesario para la
fabricación de teléfonos móviles, portátiles o naves espaciales. El coltán posee
tantalio, que tiene unas características extraordinarias, pero es muy escaso en
el planeta y todo apunta a que las mayores reservas del planeta están
precisamente en el Congo –en la zona de conflicto-. Si dejara de salir coltán
del este del Congo se colapsaría la fabricación de teléfonos móviles. Se podría
producir un colapso económico internacional –y más en estos tiempos de crisis-.
El efecto que podría tener sobre las grandes multinacionales del sector de las
comunicaciones podría ser catastrófico pues una parada en la cadena de
producción tal y como están hoy las cosas puede producir una catástrofe
rápidamente.
El peligro que representa el Congo para la economía mundial es que es
potencialmente la China de África, y posee las mayores reservas del planeta de
algunos minerales estratégicos, y en el caso del coltán se sospecha que casi
podría ser el monopolio. ¿Y se pueden fiar tales temas económicos de esta
magnitud, cuya repercusión puede ser tan grande en la economía occidental en
manos de cualquier dirigente?
Las cosas están en que el coltán y otros minerales importantes están saliendo
del Congo a través de Ruanda (y también oro por Uganda) desde 1998. Y para las
multinacionales tal y como están las cosas, el asunto funciona. Mejor es no
tocarlo. El problema está en que todos los beneficios de esas cantidades enormes
de minerales están enriqueciendo al clan de Paul Kagame que en Ruanda ostenta el
poder, que se encarga de mantener milicias ruandesas de diverso tipo (unas de
interhamwes hutus –si, si, está financiando a las milicias interhamwe- y otras
de tutsis como las de Nkunda).
Por tanto las pretensiones del Gobierno congoleño de cambiar las reglas del
juego, alegando que ha llegado la hora de acabar con que el único "beneficio"
que obtiene el pueblo congoleño de sus riquezas sea tener a sus niños y jóvenes
trabajando como esclavos en las minas, el asesinato de civiles, la tortura de
los mismos, la violación sistemática de las mujeres… por las mismas milicias que
están sacando los minerales. Es decir que quiere que los beneficios de las minas
sean para los congoleños y no para el clan ruandés, y esto cuenta con la clara
oposición de los traficantes que ahora están controlando el mercado mundial del
coltán y que además están en alianza con el Presidente de Ruanda, Paul Kagame.
Así pues, atentar contra los intereses del clan de los traficantes y Kagame
supone un riesgo demasiado alto (podrían colapsar el mercado internacional del
coltán) para las grandes compañías ligadas a las telecomunicaciones (no sólo los
fabricantes de teléfonos móviles, sino también para las empresas ligadas a la
telefonía). ¿Y qué gobernante occidental está dispuesto a apoyar acciones contra
Kagame y los traficantes y asumir el riesgo que esto supondría para la economía?
Otro problema adicional está en que Kagame y su clan del poder ruandés, juegan
muy fuerte. Sus tropas se caracterizan por acciones especialmente sangrientas y
crueles con la población civil. Y sabedor de su posición privilegiada exige a la
comunidad internacional que todos sus crímenes sean silenciados. Él y su FPR
(Frente Patriótico Ruandés) han hecho auténticas carnicerías en suelo ruandés y
congoleño. Asesinado a cientos de miles de ruandeses –hutus sobre todo- y
congoleños. Y sin embargo se hacen esfuerzos ímprobos para poner a Ruanda como
ejemplo de desarrollo en África. Internacionalmente se cuida mucho que su imagen
se mantenga pulcra. Esto podría explicar cómo sus tropas han invadido el Congo
durante varios años y provocado millones de congoleños muertos y el asunto no
haya llegado a ser noticia en la prensa internacional.
Otro aspecto a tener en cuenta es que China se ha quedado fuera de este juego.
China necesita devorar cantidades inmensas de materias primas para mantener en
marcha su tren de producción, y el Congo ofrece enormes cantidades de esas
materias primas a precio muy interesante. El Gobierno congoleño está en una
situación de debilidad extrema: no tiene dinero –y la comunidad internacional no
le quiere dar porque quiere mantenerle débil para que no intente cambiar las
reglas del juego-; su presupuesto escaso no le permite ni pagar a los soldados
que están al frente, ni a veces, abastecerles de municiones. Está dispuesto a
ofrecer a China lo que necesite si ésta le ayuda. Y aquí empiezan los problemas.
Ya firmaron el Congo y China hace bastantes meses un contrato de concesión de
cobre para China. A cambio China construiría dos aeropuertos, hospitales,
escuelas, autovías… Un acuerdo de varios miles de millones de dólares en forma
más bien de trueque. Tengamos en cuenta que a causa de la debilidad económica
del Gobierno congoleño, éste no es capaz de defender su territorio ni sus
propiedades, y actualmente las multinacionales europeas y americanas están
pagando al Congo entre un 5% y un 12% de las riquezas que declaran que sacan del
país (a lo que hay que sumar lo que sacan clandestinamente pues el Gobierno no
tiene capacidad de control). Los chinos ofrecen un 30% de lo que saquen y esto
ha causado pavor.
Durante estos últimos meses el Gobierno congoleño ha sufrido fuertes presiones
occidentales intentando obligarle a que rescinda los contratos que ya tiene
firmados con China, y en el agosto pasado afirmó con rotundidad que los
contratos firmados con China se iban a cumplir. Y en los últimos días de agosto
las milicias de Laurent Nkunda iniciaron esta ofensiva fuerte con apoyo de
Ruanda a la conquista de los Kivus. Y la MONUC está para vigilar los intereses
de la "comunidad Internacional" (o mejor dicho, en este caso de USA, Reino
Unido, Bélgica, Holanda y otros) y en última instancia obedece las órdenes de
Alan Doss, el Representante Especial del Secretario General de Naciones Unidas
para la República Democrática del Congo, y de nacionalidad británica y jefe
supremo de la MONUC. Por tanto la MONUC no está para proteger a los civiles –es
la constatación más clara de los congoleños- sino para proteger las reglas del
juego, y si en un momento dado el Presidente de Ruanda exige que la MONUC vaya a
otra zona porque quiere que algunas de sus tropas se metan en el Congo, la MONUC
obedece estas órdenes y se va.
La situación ofrece algunos matices más, que aunque importantes quizás no sea
preciso explicar en este momento para no hacer el análisis más complejo de lo
que ya está expuesto. También hay otras claves importantes que nosotros
ignoramos. Conviene, no obstante, añadir un último punto. Quizás lo más
peligroso –si lo que valoramos son las vidas de las personas y no el control de
las materias primas- sea que la "Comunidad Internacional" haga lo que está
haciendo, en cuanto a apoyar a Kagame. Kagame se caracteriza también por su
ambición. Parece ser que hay un plan de un clan tutsi, en el que él es uno de
los principales protagonistas, cuyo propósito es en primera instancia partir el
territorio del Congo. Ruanda se quedaría con los Kivus, en donde está entre
otros minerales el coltán. Pero la ambición parece que no termina ahí: el
propósito es ampliar su zona de control tutsi hacia el norte en dirección a
Kenia y hacia el sur. Y si la "Comunidad Internacional" le concede los Kivus que
poseen una riqueza abismal ¿quién se opondrá entonces a sus designios? ¿Cuántos
millones de muertos más habrá en el silencio en esta región de África mientras
nosotros hablamos con nuestros teléfonos móviles? Ya va la cuenta –entre Ruanda
y Congo- posiblemente entre 7 y 9 millones. ¿O decidirán pararle los pies a
Kagame porque parece que quiere ir demasiado lejos?
José García Botía, miembro de los Comités de Solidaridad con África Negra-Umoya