Medio Oriente - Asia - Africa
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Murió el hombre que prometió que los negros no gobernarían su
país "ni en mil años"
¿Qué significa la muerte de
Uchendu Chigbu
Fundación Sur
Ian Smith murió el pasado 20 de noviembre, en una clínica a las afueras de
ciudad del Cabo, tras haber sufrido recientemente un infarto. Tenía 88 años.
¿Qué significa para la gente negra de África la muerte de este fascista racista?
Este hombre representa dos cosas: para muchos de estos inmigrantes europeos
blancos que han venido para aceptar África como su casa, puede ser un héroe; y
para los nativos negros que habían visto su tierra ocupada a la fuerza por estos
inmigrantes blancos, es un asesino racista.
Ian Smith no fue el primer hijo de inmigrantes blancos que lideró una Nación en
la región del África del Sur. Él no inventó el racismo ni el apartheid en
África. Fue escolarizado y educado para aceptar religiosamente el racismo
político y social como una filosofía. Desafortunadamente, él se enfrentaba a
este duelo al mismo tiempo que el resto del mundo había empezado a mirar mal
tales filosofías.
El padre de Smith era un carnicero escocés que se asentó en África para montar
una granja en 1897. Nacido en 1919, en Shurugwi, en lo que entonces era Rhodesia
del sur, Smith fue educado en Suráfrica y se convirtió en un piloto de combate
de la Segunda Guerra Mundial, al servicio de los británicos con la Fuerza Aérea
Real. Luchó durante cinco meses con los aliados italianos en los Alpes del mar
de Liguarian, contra los nazis. Se convirtió en el líder de la colonia británica
de Rhodesia del Sur en 1964 y protagonizó los titulares de todo el mundo con su
declaración de independencia al año siguiente. Gran Bretaña intentó negociar,
ofreciendo a Smith unas condiciones que hubieran retrasado el gobierno de la
mayoría negra, hasta después del año 2000, pero él rechazó el trato y anunció
por todo lo alto que los negros nunca se gobernarían a sí mismos, ni en mil
años. Sin embargo, la población negra consideró injusto que la población blanca,
que representaban menos del uno por ciento, colonos recientes, pudieran ser
propietarios de más de la mitad de la tierra fértil. A los negros no se les
permitía votar, se les mantenía estrictamente separados, y sólo se les permitía
realizar trabajos poco importantes (los médicos negros formados en Inglaterra no
podían ejercer de médicos por ser considerados de una raza inferior), y los
matrimonios mixtos estaban prohibidos. La ley trataba a la población blanca más
favorablemente que a la población negra. Rhodesia nunca obtuvo el reconocimiento
internacional y se enfrentó a sanciones de Naciones Unidas durante 14 años. El
único país que le apoyaba y con el que Smith podía contar era Suráfrica, con su
política de apartheid. Los oponentes nacionalistas de Smith huyeron a los países
vecinos, donde reclutaron y entrenaron a combatientes de guerrilla, lanzando una
guerra en 1972 para expulsar al régimen y volver a tomar las tierras de manos de
los blancos. Al final de la sangrienta lucha habían muerto entre 30.000 y 40.000
personas. Suráfrica inicialmente envió a la policía de combate para ayudar a
defender Rhodesia, pero cansada de la guerra que estaba desestabilizando su zona
fronteriza con el norte retiró este apoyo y el financiero, obligando al régimen
de Smith a renunciar al poder en 1979.
Basándome en mi conocimiento de este hombre, tenía en carácter de un pulpo, pero
su inteligencia pareció fallarle. Ian Smith no era un intelectual. De manera
infantil, creía en credo imperial, con su racismo implícito, y en la
superioridad de sus valores. Todo a su alrededor era por lo tanto, blanco. Nació
en un mundo blanco, vivió en un mundo blanco y quería construir un entrañable
país blanco para gente blanca que viviese en un país negro en un continente
negro. Ganó por un tiempo y fracasó para siempre.
En reacción a la muerte de Ian Smith, algunas personas han argumentado que si
existiese un Dios o cualquier otro poder sobrenatural, le habría quitado la vida
a Ian Smith mucho antes de ahora. Pero yo me pregunto si Dios de verdad
necesitará vidas como la de Ian Smith, probablemente es eso por lo que tuvo que
vivir varios años después de sus asesinatos profesional y político. Después de
todo, muchos como Hitler o se suicidaron o fueron matados por sus compatriotas,
Dios nunca quiso llevarse a semejantes hombres. Es más, Dios probablemente deje
a hombres como este vivir más porque necesita enseñar a los seres vivos algunas
buenas lecciones de estas vidas. Por eso pregunto ¿cuál podría ser el
significado de la muerte de Ian Smith? ¿Es la muerte del racismo? ¡Seguro que
no!
Personalmente no tengo dulces palabras para este hombre malvado. Fue educado
para ser un asesino y probablemente nació para ser uno. Su primera carrera fue
piloto de avión de combate y realmente mató a suficiente gente durante la
segunda guerra mundial. Continuó en una lucha contraproducente, donde siguió
matando negros en Zimbabue. Smith era un racista que controló un régimen
asqueroso. No debería ser recordado como nada más. Recordar a Smith como un
luchador positivo para el pueblo, es recordar a Nelson Mandela como un luchador
negativo para el pueblo. Aquello contra lo que estaba luchando Nelson Mandela en
Suráfrica era lo que Ian Smith estaba construyendo en Rhodesia, ahora Zimbabue.
¿A dónde perteneces?
No puedo creer lo que leo en los periódicos estos días. Está claro que todavía
hay un montón de racismo por ahí. La gente compara a Smith y a Mugabe, e intenta
hacer de Smith un santo y de Mugabe, Satanás. No se puede comparar a Smith con
Mugabe. Creo que Smith era un pulpo y Mugabe es un camaleón. Aunque dos animales
diferentes, ambos viven en la tierra (uno de ellos en el agua y otro en la
tierra, nacido en el bosque). Mugabe es el resultado de las políticas de
apartheid de Ian Smith. Si no hubiese habido supremacía blanca en Rhodesia, no
hubiese existido Mugabe. Ian Smith sólo era bueno para los supremacistas
blancos. Mugabe sólo es bueno para sí mismo, (todas las evidencias apuntan a que
no es bueno para los zimbabuenses negros). Llamar a Ian Smith un hombre de
estado es un insulto para todos los que lucharon contra la supremacía blanca.
Esto no es justo para la humanidad.
Los errores de Robert Mugabe no deberían justificar de ninguna manera o barrer
los errores del régimen de Ian Smith. Son igualmente despreciables por su
opresión, represión y violencia contra el pueblo de Zimbabue. Pero Smith lanzó
una lluvia de insultos a una raza de negros cuya tierra su padre ocupó, y se
asentó en su continente. Insultar a quienes te ofrecen su casa es un mal agüero
(en todas las culturas). Mugabe reaccionó igualmente de manera racial y aquellos
de nosotros contra los que se ha cometido una discriminación de manera
individual comprenderemos que hace falta, inteligencia, idiotez, cobardía,
estupidez, silencio y ruido para reaccionar o no reaccionar cuando se está
cometiendo discriminación contra ti. Detesto a Mugabe y creo que es un camaleón
de los del más alto nivel, un idiota de ese estilo; que reaccionó con idiotez al
legado de Ian Smith.
En lugar de actuar con responsabilidad para trabajar por un final pacífico para
la colonización, las medidas de Smith aseguraron que en lugar de legisladores
tomando el control del país, lo tomaron los líderes militares. Los líderes
militares nunca quieren dejar el control. No tienen instinto democrático. Ellos
continúan luchando su guerra, incluso cuando ésta se ha acabado. Eso es por lo
que hoy Mugabe está en Zimbabue. El caso es que a Smith nunca le importaron
todos los zimbabuenses, sólo los rhodesianos blancos. Se vio obligado a sentarse
a la mesa de negociaciones para que hubiera mayoría en el Gobierno de Zimbabue y
tras 1980, le concedieron todos los privilegios de un antiguo líder en Zimbabue,
cuando debería haber sido expulsado a Escocia, de dónde emigraron su padre y sus
ancestros. Si Ian Smith hubiese estado de acuerdo en negociar pacíficamente el
asentamiento con la mayoría negra en 1960 (cuando se le dio esa opción), puede
que hoy existiese un Zimbabue más próspero y democrático, un Zimbabue libre de
esta cultura de opresión, violencia y represión del régimen de Smith.
A Ian Smith le rodea una nube de ambigüedad e ironía. Para muchos blancos de
Rhodesia, Smith fue un salvador que prometió preservar el gobierno de la minoría
blanca y proteger sus intereses contra el creciente sentimiento nacionalista
africano, y contra los negros que luchaban la más amarga guerra de la
independencia, muchos de los cuales pasaron años en la cárcel (incluido el
Presidente Robert Mugabe), Smith era un déspota despiadado que prohibió los
partidos nacionalistas negros, mantenía detenidos a los líderes negros e
introdujo duras leyes que coartaban los derechos civiles y legalizaron el
racismo contra los nativos propietarios de la tierra de Rhodesia. Hoy, ninguna
persona razonable, que no sea racista y que crea en la democracia, la libertad y
la igualdad, puede considerar a Ian Smith y a Robert Mugabe como héroes. Incluso
cuando lo hacen, es por puros sentimientos racistas. En mi opinión, detesto
tanto a Smith como detesto a Mugabe.
Al final, Smith ha muerto y muchos esperan ansiosos la muerte de Mugabe también.
Por ahora, la muerte de Ian Smith no significa nada hasta que no muera Mugabe.
Mientras los cielos sean azules por la muerte de Smith, mientras las nubes sean
rojas por el nacimiento de Mugabe, mantengamos nuestros brazos cruzados, hasta
que se encuentre una solución a la ecuación simultánea, política y social,
impuesta a los africanos negros por el gobierno colonialista británico.
*Traducido por Rosa Moro, del Departamento África de la Fundación Sur.