Venezuela
El cambio estructural frente a la "Revolución burocrática"
Homar Garcés
Argenpress.info Al mantenerse incólumes las estructuras y mecanismos del viejo modelo de
Estado burgués representativo en Venezuela, la revolución seguirá siendo un
anhelo popular frustrado al creerse que nada podría cambiarse más allá de
los cambios políticos, sociales y económicos producidos hasta ahora, limitados
todos a las iniciativas adoptadas al respecto por Hugo Chávez. Quizás se
alegue en descargo que el proceso revolucionario venezolano es pacífico,
producto de la vocación democrática del pueblo, y, por lo tanto, debe
evolucionar de modo gradual, inducido desde las alturas del poder constituido.
Sin embargo, las expectativas populares parecen rebasar esta apreciación, aunque
aún se adolezca de una conciencia plenamente revolucionaria, surgida de unos
conocimientos conscientemente adquiridos; cuestión ésta que constituye el punto
más débil de todo el proceso bolivariano y sobre el cual poco se ha hecho seria
y sostenidamente, a excepción del empeño puesto por William Izarra de promover
el Centro de Formación Ideológica (CFI) a nivel nacional, además de lo hecho en
igual sentido por otros revolucionarios en toda Venezuela, como una instancia
generadora de la teoría revolucionaria necesaria, cumpliendo con tres objetivos
primordiales, como lo son la difusión, la formación y la investigación que debe
comprender dicha teoría para asegurar el cambio estructural, el bien común y la
democracia directa que debieran caracterizar en todo momento este proceso
revolucionario.
En las actuales circunstancias, se hace imperativo que los mismos sectores
sociales revolucionarios comiencen a apropiarse de los distintos espacios donde
puedan ponerse en práctica tales ideas, de forma que el cambio estructural
inherente al proceso revolucionario, basado en el ideario socialista del siglo
21, tenga una base de sustentación popular más real y efectiva de la que
pudiera tener en estos momentos. Esto tendrá que avivarse desde abajo,
combatiendo y venciendo la acción reformista, la desconfianza y cierto
menosprecio exhibidos por algunos dirigentes del chavismo burocrático que
obstruyen (a veces de modo deliberado y otras de modo irreflexivo) la capacidad
política y creadora del pueblo respecto al rol de sujeto revolucionario que le
corresponde cumplir y los cuales se explican por el vacío teórico y el
pragmatismo consuetudinario que aquellos han impuesto desde sus posiciones de
poder, amparándose sólo en el liderazgo y la imagen de Chávez.
Esto expone la necesidad forzosa de una confrontación ideológica, tanto a nivel
interno como externo del proceso bolivariano, lo cual permitirá que la lucha, el
compromiso, la convicción, la disciplina y la organización de los sectores
revolucionarios y progresistas se conviertan en murallas infranqueables frente a
los embates de la contrarrevolución que busca apoderarse de este proceso,
haciendo posible en consecuencia la superación de la transición en que éste se
halla sumido, lo que implica asumir frontalmente la alternativa del socialismo,
pero ya de una manera que no dé lugar a las dudas ni a las vacilaciones. Esto
contribuiría en mucho a reforzar la gestión de gobierno, principalmente en lo
atinente al mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de la población,
cediéndole espacios a la participación y al protagonismo del pueblo como
condición primaria insoslayable para hacer verdaderamente -cambio estructural de
por medio- una revolución integral en esta nación bolivariana.
Por ello mismo, la actual coyuntura electoral que vive el proceso revolucionario
bolivariano tendrá que decidirse entre quienes propugnan el cambio estructural
implícito en la propuesta socialista, además del poder popular, y aquellos que
representan una "revolución" burocrática, ávidos de ocupar espacios de poder,
pero sin generar ningún cambio revolucionario de verdad. Aún así, no puede
determinarse de antemano que dicha confrontación electoral será definitiva; al
contrario, la puja por el poder entre estas dos corrientes político- ideológicas
seguirá caracterizando al proceso bolivariano por algún tiempo, hasta que sea el
mismo pueblo organizado y consciente quien marque la pauta a seguir, de un modo
audaz, original, independiente y revolucionario, delineando lo que será el
socialismo del siglo 21. Fuente: lafogata.org