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Latinoamérica

Los "linces" y el plan criminal

Narciso Isa Conde

A los tipos "vivos" les dicen "linces". Vivos pero inofensivos, sin vocación criminal. Pero ahora ser "lince" es "otra cosa". Los "linces" son policías con un entrenamiento especial, tanto desde el punto de vista técnico-militar como psicológico.
Es una creación a escala internacional de la tenebrosa MOSSAD, cuerpo de inteligencia sionista creada para hacer terrorismo a nombre de la lucha antiterrorista. Están organizados en unidades con agentes montados en motocicletas "saltamontes" de alta potencia y con vestimenta y armamentos parecidos a los de Rambo o Robocop.
Han sido instruidos por experto israelíes, que a su vez han formado otros tipos de unidades antiterroristas en los cuerpos castrenses; y comparten  ese engendro expertos de la Policía Colombiana, con la cual la Policía Nacional y el Estado  han establecido un intenso convenio de cooperación.
Este convenio se enmarca en el  "Plan de seguridad democrática", que en Colombia ha devenido en un estado de violación de derechos, tortura, crímenes, terror y colaboración estrecha y articulada con el paramilitarismo y sus masacres. Esa "seguridad democrática" ha ido creando en ese país una especie de Estado corporativo-fascistoide, en el que la cultura de la muerte es la ideología de esas unidades especializadas, ya sean policiales, militares o paramilitares.
Franklin Almeida, como Secretario de Interior y Policía (no decorativo), sabe muy bien a que me estoy refiriendo y tiene mucha responsabilidad en el impulso de ese proceso de tecnificación, adoctrinamiento y entrenamiento de los "swatt", los "linces" y la inteligencia policial.
El motivo aparente de ese cuerpo es el combate a la delincuencia  menor, producto creado en el caldo de cultivo del empobrecimiento social y fenómeno alimentado por la delincuencia mayor (estatal, militar, policial, empresarial y partidocrático) que la derrama e instrumentaliza.
Y más que motivo es excusa o pretexto; puesto que la delincuencia de Estado esta imposibilitada de acabar con la  que dice combatir. Más bien se asocia a ella, le cobra peaje, comparte beneficios, discrimina su persecución, convierte  componentes de la misma en factores funcionales a sus intereses y la sacrifica cuando se sale del carril o algunas de sus bandas se tornan   competitivas y adversas.
A los "linces" se les ha dado licencia para matar, extorsionar, abusar. Se les educa en la prepotencia, en el desconocimiento de derechos y libertades, en el poder de decisión sobre la vida de otros. Esto lo  constaté a raíz de la emboscada que nos hicieron al inicio de la semana que concluye.
Y digo emboscada con toda propiedad.
Los "linces" no andan en trulla,  se juntan cuando van a hacer operativos premeditados. Y en este caso se apostaron ocho "linces" en cuatro motocicletas en la esquina próxima a mi casa,  mientras otros seis se ubicaron a tiro de llamada en un lugar cercano.
Sabían  a quienes iban a asaltar, tenían días explorando posibilidades. Conocen mi automóvil y saben que me acompaña una motocicleta con dos compañeros.  Procuraron capturar y aislar la motocicleta y no pudieron hacerlo porque el tránsito se tornó lento. Tenían un dispositivo  paramilitar, más adelante, que debía completar la operación con aparente independencia del primer acto.
Exhortaron a los camaradas a disparar para desatar el "accidente" y hacer la masacre. La serenidad y la firmeza con que actuamos y la ayuda de  personas que se aproximaron, se lo impidió.
No valió identificarnos en alta voz. Siguieron rastrillando armas, desarmando violentamente a los dos  camaradas detenidos, llevándose la motocicleta, apresando a uno, golpeándolo en la cárcel, retratándolo con las armas en manos.
El Jefe de la Policía no quiere admitir la premeditación e insiste en afirmar que de él no emanó la orden a los "linces", presentándose convencido que  fue confusión persiguiendo delincuentes.
Orden hubo, auque no puedo afirmar que procediera de él. Plan hubo, aunque todavía no se pueda probar quiénes lo diseñaron. Coincidir con el plan de Uribe y CIA para asesinarme, sobre el cual ninguna autoridad ha dicho nada.
El presidente Fernández sabe que ese plan existe y está obligado a decir algo, ahora también sobre la emboscada de los "linces". El silencio puede revertirse en su contra. Las dos armas incautadas tno han  sido devueltas, en obvio intento de debilitar mi defensa. El silencio se va tornando en complicidad y la agresión de los "linces" en asociación interna.

Fuente: lafogata.org