Latinoamérica
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Grupo Rendon: "guerreros" de la información (I y II)
José Steinsleger
Grupo Rendon sabe que la mentira tiene patas cortas pero también que el eventual
escándalo de una historia falsa será sustituido por la que viene en camino,
hasta que a nadie le importe nada de la anterior
Fue la primera vez en la que un escritor famoso redactó y lanzó desde el avión que piloteaba, las octavillas de un texto firmado por él que decía: "Vieneses, os podríamos arrojar toneladas de bombas, pero sólo os lanzamos un saludo". De regreso a la base, el autor sobrevoló Venecia y correteando a las palomas de la plaza de San Marcos repitió la operación.
Corría la Primera Guerra Mundial y el poeta fascista Gabriele D’Anunzzio cuidaba que la propaganda bélica guardase estilo y elegancia. Treinta años después, el gran escritor ruso Ilya Ehrenburg fue menos sutil: "¡Matad, matad, matad! ¡En la raza alemana sólo hay mal! ¡Seguid el mandato del camarada Stalin y acabad con la bestia fascista en su cubil!"
Dicen que en la guerra, como en el amor, todo es lícito para lograr un fin. ¿Será? No suena muy ético que digamos. Además lo dijo en sus diarios Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler. Pero está visto que así como el hambre, cuando la guerra toca a la puerta, el amor y la ética saltan por la ventana.
Con todo, no fueron los nazis los inventores de la propaganda bélica moderna. Adelantándose a Goebbels, el piadoso presidente estadunidense Woodrow Wilson (premio Nobel de la Paz) entrevió que las futuras guerras del capital requerirían de técnicas más complejas y elaboradas.
En 1917, Wilson contrató al publicista George Creel para dirigir su oficina de propaganda, matriz histórica de las técnicas sicológicas y métodos de mentiras, desinformación y calumnias. Y como finalmente siempre toca a los pueblos pagar el costo de las aventuras bélicas del capital se necesitaba ir más allá de las soflamas bélicas con buena letra.
En una primera etapa (desacreditar a Hitler, por ejemplo) fue relativamente fácil. Sin embargo, las cosas se complicaron durante la guerra de Vietnam. Las amenazas del imperio, que al Vietcong valía gorra ("arrasaremos con vuestro potencial industrial…"), contrastaban con aquella imagen terminal que recorrió el mundo, la de Kim Phuc, niña vietnamita corriendo por una carretera desnuda y en llanto con su cuerpito totalmente quemado por el napalm de la democracia.
Fíjese. Sin proponérmelo surgió al calor de la redacción un juicio de valor: "… cuerpito totalmente quemado por el napalm de la democracia". Según las nuevas técnicas de comunicación del imperio, este tipo de observaciones son "parciales". Por tanto, no "objetivas". En consecuencia, un publicista como el estadunidense Joseph Rendon, jefe de Rendon Group (RG, empresa de comunicación que trabaja para el Pentágono) diría que si bien no dije una mentira la "percepción" resultó "errónea".
De eso se trata. De cómo "percibimos" la realidad. Las técnicas de RG no necesariamente sugieren que el periodista sea mentiroso, pero sí "objetivo". Debería, por tanto, haber dicho algo así: "… desafortunadamente ‘daños colaterales’ como el sufrido por Kim Phuc, representaban el costo de ‘la libertad y la democracia en Vietnam…’".
Con ironía, el especialista en medios Norman Solomon resume la idea mejor que yo: "Para algunas personas, la guerra es terror, tragedia, desastres y muertes. Para otros es un problema de relaciones públicas".
Así fue que el teniente coronel Kenneth McClellan, interrogado acerca de por qué el Pentágono había contratado a RG después del fatídico 11 de septiembre de 2001, respondió: "Necesitábamos una empresa que pudiese proveernos inmediatamente de consejos estratégicos… Estábamos interesados en alguien que nosotros supiésemos que quería venir rápidamente y ayudarnos en la orientación para el cambio comunicacional en un amplio rango de grupos y comunidades alrededor del mundo".
RG, en efecto, fue la empresa indicada para que todos veamos las cosas en "positivo", como esas señoras y señores que todo lo resuelven con masajes terapéuticos. La página web de RG asegura creer en "la gente…" RG siente "admiración y respeto por la diversidad cultural y proclama su compromiso para ayudar a la gente a ganar el mercado global".
Mensaje típico de RG: en fracción de segundo, un video muestra el bombardeo a una casa de ancianos, un hospital de niños o un barrio residencial, y usted queda paralizado de terror. Pero en los tres minutos que siguen el video le muestra los camiones de los "aliados" repartiendo víveres entre las víctimas, y a los soldados yanquis regalando chocolates y chicles a los niños.
Entrenado en una base militar de Estados Unidos, el corresponsal se dirige a la cámara y nos explica cuán difícil es garantizar la "ayuda humanitaria" en medio de tanta desolación. Corte. Antes de apagar el televisor quedamos enterados de que la vecina de la prima alemana de Britney Spears tuvo mellizos y que la colombiana Ingrid Betancourt aspira a ocupar la cama de Carla Bruni.
En suma, y como dirían los oligofrénicos de la posmodernidad, todo lo que acontece en la realidad son "eventos". Se trata de que el tiempo transcurra sin mayores preocupaciones. Hay que ser "objetivos".
Frente a la caótica situación que Panamá vivió en los primeros meses de 1988, escribí en mis despachos de prensa que el país gobernado entonces por el general Manuel Antonio Noriega estaba sometido a extraordinarios y novedosos métodos de manipulación mediática.
La hipótesis, compartida con otros colegas, no pasó de conjeturas sin mayores pruebas que el "olfato periodístico". Dieciséis años después, una entrevista aparecida en la revista Rolling Stone (noviembre de 2004) puso las cosas en su lugar.
En efecto, la invasión de Panamá (20 de diciembre de 1989, 7 mil 500 muertos) había contado con un experto en propaganda y difamación: John Rendon, contratista del Pentágono y jefe fundador de la empresa de comunicación Rendon Group (RG). "Panamá nos introdujo en el ambiente de seguridad nacional", declaró Rendon.
Rendon empezó su carrera trabajando en la campaña presidencial de James Carter (1976). En 1985 obtuvo su primer contrato de asesoría internacional en Aruba, y luego de la campaña de desinformación en Panamá fue reclutado por la CIA para remover a Saddam Hussein del poder.
En el Kuwait ocupado por Irak, RG echó mano a una de las tantas historias cocinadas por sus "chefs" de "inteligencia". Seguramente algunos recordarán a la niña que declaró en CNN haber visto el ingreso de soldados iraquíes a una clínica kuwaití, donde dieron muerte a 15 bebés en sus incubadoras. No satisfecho con la cifra, el comité de Asuntos Exteriores del Senado elevó a 312 el número de bebés asesinados, y la opinión pública estadounidense quedó abrumada.
El 12 de enero de 1991, el Congreso autorizó la invasión militar a Irak. El periodista Alexander Cockburn probó en su columna de Los Angeles Times que la historia de los bebés era una farsa. Tarde. Las bombas cayeron sobre Bagdad y los "corresponsales de guerra" en Jordania y Arabia Saudita "transmitieron" la masacre aérea desde sus hoteles así como nosotros la vimos en nuestras casas, cómodamente sentados.
Sólo imágenes "positivas", sólo "fuegos artificiales". Nada de sangre, mutilados, heridos, muertos. Los soldados yanquis estacionados en Kuwait recibieron 20 mil tarjetas con el mensaje "Gracias por liberarnos de Hussein". Sólo que ningún kuwaití concurrió al correo. RG facilitó la tarea. Y así, cuando las "tropas de liberación" desfilaron por el emirato, los residentes las recibieron con miles de banderitas estadounidenses distribuidas por RG…
Rendon Group piensa y siente por nosotros: el montaje del pobre cormorán embadurnado de petróleo que hizo llorar a los ambientalistas cuando apareció en la portada de Newsweek. Soldados iraquíes pidiendo perdón de rodillas a los yanquis en medio del desierto, y analistas de izquierda que se fueron con la finta y con base en estas imágenes nos explicaron la escasa "moral revolucionaria" del ejército iraquí.
En 1996, cuando los servicios prestados a la patria lo habían convertido en el propagandista preferido de Washington, John Rendon dictó una conferencia en la Academia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos: "Yo no soy un estratega de seguridad nacional, ni especialista en temas militares. Soy –dijo– un político que utiliza las comunicaciones para cumplir con metas de política pública o corporativa… Soy un guerrero de la información y un dirigente de percepciones" (sic).
Rendon Group se jacta públicamente de haber trabajado en todas las últimas guerras "… menos en la de Somalia". Su experiencia se basa en "… 25 años de política y consultoría de comunicaciones en 91 países del mundo. En octubre de 2001, RG firmó un contrato multimillonario con el Pentágono, utilizando una amplia gama de herramientas: grupos de discusión, páginas web, espacios de publicidad y opinión, etcétera.
Con imaginación, el estilo de RG articula medias verdades y completas mentiras: transmite "noticias" como si fueran noticias, pasa por "información" lo que es propaganda, actualiza permanentemente bancos de datos, atiende y sigue los medios, evalúa a los comunicadores más leídos y conocidos, analiza las volátiles percepciones del público, identifica vulnerabilidades, etcétera.
En la segunda guerra de Irak, RG inventó la patética historia de la soldado Jessica Lynch, de 19 años, y su rocambolesca operación de rescate del hospital Saddam Hussein de Bagdad. Jessica fue capturada en 2003 durante una batalla sangrienta, se resistió como una leona y fue maltratada y violada por sádicos médicos iraquíes.
Mentiras. Los médicos iraquíes donaron su sangre para salvar la vida de Jessica, y las tropas especiales se la llevaron del hospital sin disparar un tiro.
Los guiones de RG resultan dinámicos, móviles, "eficientes" y, en cierta medida, "revolucionarios": todo cambia, nada es estable, nada permanece. RG sabe que la mentira tiene patas cortas pero también que el eventual escándalo de una historia falsa será sustituido por la que viene en camino, hasta que a nadie le importe nada de la anterior.
En las siguientes entregas comentaremos por separado las actividades del RG en Colombia y Venezuela.
Rendon Group en Venezuela
En Paraguay, Nicaragua, Perú, Argentina, RG monitorea el trabajo de las ONGs
financiadas por el Fondo Nacional "para la Democracia", y el de agencias de
noticias como la británica Reuters
El propósito fundamental de Washington en los países de la subregión andina
apunta a la reconquista de los mercados perdidos, y el control de las materias
primas a través de tratados de "libre comercio" (sic).
Para ello recurre a la llamada "guerra de cuarta generación" (comunicacional) y
equipos como el Rendon Group (RG), empresa especializada en propaganda sucia y
en la "idoneidad informativa" de los medios privados que se presten a servir de
caja de resonancia a la política imperial.
Los mensajes "idóneos" en los medios que se dicen "plurales", "independientes" y
guardianes de la "libertad de expresión" deben ser paradójicos y monocordes: en
Colombia y el extranjero deben lavar la imagen criminal del impresentable Álvaro
Uribe Vélez, y en Venezuela, Ecuador y Bolivia hay que desacreditar a los
presidentes Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales. En la cruzada
desinformativa participan las cadenas CNN, FOX, CBS, ABC-News,
Univisión,Televisa, Tv Azteca, TV Globo, Venevisión, el grupo español
Prisa, los diarios de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el grupo
Clarín de Buenos Aires y "opinólogos" de variado pelaje ideológico,
prestigio y talento profesional.
Simultáneamente, en Paraguay, Nicaragua, Perú, Argentina, RG monitorea el
trabajo de las organizaciones no gubernamentales (ONG) financiadas por el Fondo
Nacional por la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), y el de agencias de
noticias como la británica Reuters, que cuenta con un representante
autorizado para publicar informes del estado mayor del Pentágono.
En Venezuela, RG usa el arquetipo comunicacional que en Panamá e Irak liquidó
política, física y moralmente al general Manuel Antonio Noriega (1988-89) y el
presidente Saddam Hussein (antes, durante y después de la primera "guerra del
Golfo" y la invasión de 2003). Según el profesor Carlos Lanz Rodríguez, el
programa de desestabilización en Venezuela consiste en: 1) machacar con la
"pérdida de confianza de la base chavista"; 2) promover y divulgar la
"impopularidad creciente" del presidente; 3) atacar su entorno familiar; 4)
reiterar sistemáticamente sus vínculos con el narcotráfico y la insurgencia
colombiana; 5) acentuar su "fracaso" como gobernante; 6) acusarlo de profesar
una ideología "castrista"; 7) ser aliado de países "terroristas".
Días después del ataque al campamento de las FARC en territorio ecuatoriano,
Alfredo Rangel (director de la Fundación Seguridad y Democracia de Bogotá, FSD)
publicó un artículo en el que dice: "… la prioridad colectiva es la seguridad y
por tanto, para alcanzarla, hay que asumir riesgos y pagar costos, sean éstos
diplomáticos o económicos…" (El Tiempo, Bogotá, 9/3/08, diario ligado a
la familia de Juan Manuel Santos, ministro de Defensa).
Por su lado, en el texto "Operaciones extraterritoriales", Germán Espejo
(presidente de FSD) escribió: "al no existir… prohibición expresa o una
regulación internacional para este tipo de operaciones, más allá de los
principios consignados en la Carta de las Naciones Unidas y otros tratados
internacionales… el Consejo de Seguridad no discute estas cuestiones". Más
adelante, observó: "… la legitimidad de estas operaciones residirá en cada caso
en las justificaciones o motivos que cada parte involucrada argumente a la hora
de defenderlas o condenarlas. En cualquier caso, sería absurdo pensar siquiera
en el establecimiento de una institución o foro internacional con estos fines.
La esencia de una operación encubierta es precisamente ésa: su confidencialidad
absoluta".
Las técnicas de RG representan una suerte de afilado vademécum mediático:
cualquier dato o política errónea de Chávez, cualquier opinión suelta de un
funcionario sirven para generalizar la idea de que nada sirve, que nada se hace.
Accidentes, tragedias naturales, tensiones políticas, conflictos sociales, son
asociados por los medios "independientes" a tendencias negativas.
Los datos parciales proyectan la idea de "fracaso" y "futuro incierto":
comparaciones y promesas que se contrastan con los resultados en gobiernos
anteriores; descontextualización histórica de la problemática social;
manipulación de cifras con medias verdades y falsedades.
En Venezuela y los países "hostiles" a Washington, la trade mark de RG es
inequívoca: ¿quién asume en los grandes medios privados la responsabilidad por
lo que se dice? Poco importa. Las experiencias se extrapolan y basta una cola en
una tienda barrial de Caracas para asegurar que el problema equivale a las
"libretas de racionamiento en el socialismo real".
Eva Golinger, investigadora estadounidense, desglosa el terrorismo mediático en
seis puntos: Chávez como aliado del narcotráfico, el terrorismo, el Estado
dictatorial, la carrera armamentista, el lavado de dinero y como amenaza a la
"seguridad regional". O sea, lo que probadamente encarna y representa el régimen
de la vecina Colombia.
RG señala a los medios privados el rumbo a seguir. Su propósito consiste en
justificar la presencia militar estadounidense y en desarrollar un clima de
inseguridad, suspicacia y zozobra que conduzca al enfrentamiento militar entre
los países de la subregión.
La Jornada