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Tercer Mundo: ¿Hacia una nueva década negra?
Eric Toussaint
Algunos eslabones débiles de la cadena de endeudamiento en el Sur es probable
que se vean afectados en un futuro próximo, en tanto que algunos de ellos ya
están seriamente tocados por la crisis alimentaria mundial
A pesar de que representa una sangría muy importante para el presupuesto de un
Estado,2 el reembolso de la deuda pública, desde el año 2004, no constituyó un
gran problema para la mayor parte de los países de ingresos medios y para los
países exportadores de materias primas ("commodities"). En efecto, la mayoría de
los gobiernos encuentran con facilidad préstamos con tipos de interés
históricamente bajos. Sin embargo, la crisis de la deuda que se ha desencadenado
en los países más industrializados en 2007 podría modificar de forma radical las
condiciones de endeudamiento de los países en desarrollo (PED) en un futuro más
o menos próximo. ¿Estamos entonces en vísperas de una nueva crisis de deuda de
los PED? Es importante tratar este tema ya que, si fuera el caso, es fundamental
prepararse y tomar las medidas adecuadas para limitar los daños.
Un poco de historia
En el curso de los dos siglos precedentes, en la historia del capitalismo se
desencadenaron varias crisis internacionales de la deuda (tres en el siglo XIX y
dos en el siglo XX).3
Y estas crisis afectaron en forma directa el destino de los países emergentes.
Los orígenes de las crisis y los momentos en que estallan están íntimamente
ligados al ritmo de la economía mundial y, en particular, a la de los países más
industrializados. Cada una de las crisis de la deuda fue precedida por una fase
de sobrecalentamiento de la economía de los países del Centro en la que hubo una
superabundancia de capitales, parte de los cuales había sido reciclado hacia las
economías de la Periferia. En general, la crisis es provocada por una recesión o
un crash que golpea a algunas de las principales economías industrializadas.
Dinero fácil
En estos últimos años, una gran parte de los PED han visto cómo sus ingresos,
debido a la exportación, aumentaron en forma espectacular debido al aumento de
los precios de las mercaderías que venden en el mercado mundial: hidrocarburos
(petróleo y gas), minerales y productos agrícolas. Esto les permite, por un
lado, dedicar parte de sus reservas en divisas al pago de la deuda y, por otro
lado, tener credibilidad suficiente para poder contratar nuevos préstamos.
Además, los bancos comerciales del Norte, que habían reducido en gran medida sus
préstamos a finales de la década de los noventa, debido a las crisis financieras
en los PED, poco a poco han ido abriendo las puertas a los créditos a partir de
2004-20054. Otros grupos financieros privados (fondos de pensiones, sociedades
de seguros, hedge funds) concedieron préstamos a los PED al comprar los bonos
que éstos emiten en las principales plazas financieras. También hay Estados que
aumentaron las ofertas de crédito, desde China, que presta sin restricciones,
hasta Venezuela, que financia a Argentina y a países del Caribe. En general, los
tipos de interés pedidos y las primas de riesgo son netamente inferiores a las
condiciones que han prevalecido hasta el comienzo de los años 2000. A esto, hay
que agregar el abundante crédito otorgado dentro de los propios PED por bancos
locales o extranjeros que operan en el Sur.
La situación está cambiando
Ha aparecido un cambio con la crisis de la deuda privada en los países más
industrializados en 2007.5 El estallido de la burbuja especulativa desencadenó
esta crisis en el mercado inmobiliario de Estados Unidos, que conllevó el
hundimiento de numerosos mercados de deuda privada (mercado de subprimes, de
ABCP,6 de CDO,7 de LBO,8 de CDS,9 de ARS10...). Esta crisis está lejos de haber
terminado y todavía el mundo está descubriendo sus múltiples repercusiones.
Mientras que el dinero corría a raudales hasta julio de 2007, las diferentes
fuentes privadas se secaron de repente en el Norte. Los bancos privados hundidos
completamente en los montajes vacilantes de las deudas han comenzado a
desconfiar unos de otros y se prestan dinero a regañadientes. Fue necesario que
los poderes públicos de Estados Unidos, de Europa occidental y de Japón
inyectaran masiva y repetidamente dinero (centenas de miles de millones de
dólares y de euros) para evitar la parálisis financiera en el Norte. Mientras
tanto, los bancos privados que se financiaban mediante la venta de títulos no
garantizados no consiguieron más compradores para esos títulos en los mercados
financieros del Norte. Y tuvieron que comenzar a sanear sus cuentas amortizando
las enormes pérdidas debidas a sus operaciones aventuradas de los últimos años.
Para salir a flote, necesitaron pedir dinero fresco, que fue suministrado por
los fondos soberanos de los países asiáticos y del Golfo Pérsico.
Los bancos que no encontraron a tiempo este dinero fueron comprados por la
competencia (J.P. Morgan compró Bear Stearns11) o por el Estado (el gobierno
británico nacionalizó el Northern Rock Bank). Aunque algunos de estos bancos no
pudieron evitar la quiebra. Freddie Mac y Fannie Mae, dos gigantes
estadounidenses del crédito hipotecario, están en quiebra virtual desde julio de
2008. Estas dos instituciones fueron privatizadas durante la ola neoliberal pero
se benefician de la garantía del Estado. Su cartera de créditos hipotecarios se
eleva a 5,3 billones de dólares (o sea, el equivalente a cuatro veces la deuda
pública externa del conjunto de los PED). El gobierno de Washington decidió su
nacionalización en septiembre 2008.12
En un principio, la mayoría de PED no han sido perjudicados
En un primer momento, las Bolsas de Valores de una serie de PED vieron como
afluía el dinero especulativo que huía del epicentro del sismo financiero, es
decir, América del Norte. Los capitales liberados por la explosión de la burbuja
inmobiliaria, que atravesó el Atlántico de oeste a este y que afectó a Irlanda,
Gran Bretaña, España (la lista se alargará con el transcurso del tiempo), se
lanzaron sobre otros mercados: las Bolsas de materias primas y de productos
alimentarios que se encuentran en el Norte (reforzando con ello el aumento de
los precios) y de algunas Bolsas de Valores del Sur.13
Por otro lado, la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de bajar
varias veces su tipo de interés director también alivió provisoriamente la carga
de la deuda del Sur. En fin, los precios de las materias primas se mantuvieron
elevados, lo que ha permitido a los países exportadores del Sur obtener ingresos
importantes.
¿Continuarán los países en desarrollo acumulando grandes ingresos gracias a sus
exportaciones?
La desaceleración del crecimiento económico, claramente perceptible en América
del Norte, en Europa y Japón, producirá una reducción de las exportaciones de
los productos manufacturados, principalmente de China y de otros países
asiáticos. La demanda interna china no podrá paliar la reducción de la demanda
externa.
La reducción de la actividad económica en los países industrializados, en China
y en otros países asiáticos grandes consumidores de materias primas (Malasia,
Tailandia y Corea del Sur) debería llevar a una reducción del precio de los
hidrocarburos y de otras materias primas. Ciertamente, el precio del petróleo
podría mantenerse si la OPEP se pusiera de acuerdo para disminuir la oferta de
petróleo o si un gran productor impidiera un suministro de petróleo a ritmo
normal (como la agresión contra Irán por Israel y/o Estados Unidos, una posible
crisis social y política en Nigeria o en algún otro lado, una catástrofe natural
en uno u otro lugar...) y si los especuladores a la alza prosiguen con sus
compras de productos petroleros.
La evolución de los precios de los alimentos exportados dependerá de muchos
factores. Por orden de importancia podemos señalar: el mantenimiento o el
aumento de la producción de agrocombustibles, la prosecución de la especulación
a la alza en las Bolsas de los productos agrícolas, el resultado de las cosechas
(las de cereales deberían aumentar en Europa) en las que el cambio climático
tiene una notable influencia.
A esto hay que agregar una probable reducción de la remesas de los emigrantes a
sus países de origen. Los trabajadors mexicanos, ecuatorianos, bolivianos que
trabajan en el sector de la construcción en Estados Unidos y en España están
afectados directamente por la crisis inmobiliaria y pierden sus empleos en forma
masiva. El BPI subraya esta evolución: «Además de la contracción de la entrada
de capitales, una desaceleración en las economías avanzadas provocaría una
disminución de las transferencias de fondos de los trabajadores emigrantes. Este
fenómeno podría tener repercusiones particularmente graves en los países de
Centroamérica, en México, en la India y en Filipinas, cuyas necesidades de
financiación exterior se verían acrecentadas tras unos años más favorables.»14
En resumen, no está garantizado que se mantengan los muy importantes ingresos en
divisas que disfrutan los países exportadores, de los que, hasta hoy, se han
beneficiado. Es probable que estos ingresos bajen en el futuro.
Endurecimiento de las condiciones de los préstamos y posible reducción de los
ingresos
No solamente existe incertidumbre respecto a los ingresos, también los gastos
pueden variar en gran medida.
Según los autores del informe anual 2008 del Banco de Pagos Internacionales (BPI),
es probable que la tendencia de los bancos a reducir su oferta de crédito se
prolongue en el futuro, e incluso se podría endurecer. En muchos casos, los
préstamos a interés variable otorgados por los bancos del Norte a los PED están
indexados con el LIBOR (London Inter Bank Offered Rate) que es muy volátil y
tiene tendencia a aumentar.
Las pérdidas que los bancos deben absorber han aumentado de forma constante
desde 2007. El número de suspensiones de pagos aumenta en el Norte. El mercado
de los Credit Default Swaps, esos productos derivados no regulados que se
suponía que podían proteger a los acreedores contra el riesgo de la suspensión
de pago, se ha sumido en la incertidumbre, puesto que las sumas en juego son
enormes.
La consecuencia es simple: los bancos y otros inversores institucionales
reflexionan varias veces antes de conceder nuevos préstamos y cuando finalmente
aceptan hacerlo, endurecen las condiciones.15 Y estamos sólo al comienzo de este
endurecimiento de condiciones. En junio de 2008, el BPI afirmaba: «Aunque las
primas soberanas [o sea las primas de riesgo que pagan los poderes públicos a
los prestamistas] se mantienen netamente inferiores a los niveles observados
durante los episodios precedentes de turbulencias financieras, son actualmente
mucho más elevadas que en el primer semestre de 2007, de manera que las
tensiones sobre la financiación pueden llegar a ser apremiantes.»16 El BPI
agregaba un poco más adelante: «En lo que respecta a las empresas, el alza
reciente de las primas de riesgo sobre sus obligaciones fue a menudo más fuerte
que la de las primas soberanas, lo que permite pensar que algunos prestatarios
comienzan a sentir los efectos del endurecimiento de las condiciones de los
créditos, después de muchos años de endeudamiento fácil.»17
Siempre según el Banco de Pagos Internacionales, los países más amenazados son
Sudáfrica, Turquía, los países bálticos y los de Europa central y oriental, como
Hungría y Rumania (estos últimos se encuentran al borde del estallido de una
burbuja inmobiliaria, con el agravante de que los préstamos fueron indexados
sobre una divisa fuerte, en este caso el franco suizo).
«En este contexto de turbulencias que azotan a los bancos de las economías
avanzadas, la segunda gran fuente de vulnerabilidad para algunas economías
emergentes es el riesgo de que se agote la entrada de capitales bancarios. En el
pasado, estos flujos se invirtieron brutalmente varias veces, como a principios
de los años ochenta en Latinoamérica y en 1997-1998 para el Asia emergente.»18
Conclusiones
Como consecuencia de la crisis desencadenada en los países más industrializados,
las condiciones de los préstamos para los PED se endurecerán. Las importantes
reservas de cambio que han acumulado en estos últimos años amortiguarán los
efectos de ese endurecimiento, pero sin duda no serán suficientes para
protegerlos completamente. Algunos eslabones débiles de la cadena de
endeudamiento en el Sur es probable que se vean afectados en un futuro próximo,
en tanto que algunos de ellos ya están seriamente tocados por la crisis
alimentaria mundial que estalló en 2008. Es muy importante seguir de cerca una
situación que no está bajo control y prepararse a hacerle frente para que no
sean de nuevo los pueblos los que paguen la factura.19
Traducido por Griselda Pinero y Raul Quiroz para cadtm.org
Notas
1 Eric Toussaint, presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer
Mundo- Bélgica.