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Condenan a cuatro agentes de la DINA por la desaparición del
cura Antonio Llidó, dirigente del MIR, en 1974
Entre ellos Manuel Contreras, jefe de la policía secreta de la dictadura
Jorge Escalante
La Nación
En sentencia de primera instancia, el ministro Jorge Zepeda condenó al ex jefe
de la DINA, Manuel Contreras, y otros tres agentes, a siete años de presidio por
el secuestro y desaparición del sacerdote español Antonio Llidó Mengual ocurrido
en octubre de 1974 en Santiago.
En la resolución el magistrado absolvió a los ex agentes Francisco Ferrer Lima,
Fernando Lauriani Maturana y Orlando Manzo Durán, pues no se les comprobó
participación.
Zepeda condenó igualmente al fisco de Chile a pagar una indemnización de 100
millones de pesos por daño moral, a Josefa Llidó Megual, hermana de Antonio
representada por el abogado Héctor Salazar.
El sacerdote llegó a Chile en la década de los sesenta enviado por la Comisión
Especial de Misiones y Cooperación entre las Iglesias, para desempeñarse como
sacerdote en Quillota V Región.
Llidó participó en el Movimiento Cristianos por el Socialismo y apoyó en 1970 la
campaña presidencial de Salvador Allende y luego al gobierno de la Unidad
Popular.
Llidó entró en conflicto con el obispo de Valparaíso Emilio Tagle, quien lo
suspendió de sus funciones en Quillota, pero siguió ejerciendo en Limache y La
Calera.
Tras el golpe militar el religioso se refugió clandestino en Santiago. Logró
mantenerse oculto hasta el 1 octubre de 1974, cuando fue arrestado por agentes
de la DINA en una parcela en una zona rural de Santiago.
Fue conducido al centro clandestino de
José Domingo Cañas donde fue visto en malas condiciones físicas a causa de las
torturas por varios prisioneros que salvaron con vida y relataron su vivencia
con Llidó en el proceso.
A pesar de su estado, los ex detenidos declararon en el juicio que el sacerdote
se dedicó a asistir espiritualmente a los detenidos y a "levantarles el ánimo"
permanentemente.
Llidó fue trasladado luego al centro de detención abierto de Cuatro Alamos,
desde donde los agentes lo sacaron el 25 de octubre de 1974 junto a otros
prisioneros, desapareciendo hasta ahora.
Respecto de Llidó el dictador Augusto Pinochet dijo en su momento a
representantes de las iglesias que preguntaron por él, "ese no es un cura, es un
marxista", justificando con ello su detención, la que en todo caso siempre fue
negada a los tribunales por las autoridades del régimen.
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