Latinoamérica
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¿Venezuela y Rusia vs. EEUU?
Narciso Isa Conde
Ahora aparecen algunas señales de una posible alianza militar entre Venezuela y
Rusia y algo más: la posibilidad de presencia militar rusa en la región; siempre
frente a las amenazas y/o planes de agresión de parte de EEUU.
Venezuela y Cuba tienen un pacto de defensa mutua frente a cualquier agresión
imperial contra uno de los dos, previo a estos convenios con Rusia e
independiente de ellos.
Venezuela compró una gran partida de fusiles AK-47 y otros equipos militares a
Rusia y recientemente el presidente Chávez, a raíz de su encuentro en Moscú con
el presidente ruso Dimitri Medvedev, informó al mundo que esa nación
euroasiática "continuará suministrándole equipos de defensa a Venezuela".
PALABRAS DE CHAVEZ Y DE MEDVEDEV "Estamos -agregó Chávez- consolidando cifras
(para compra de armamentos), avanzaremos al ritmo y en función de nuestras
posibilidades, ya estamos trabajando un financiamiento (..) va avanzando viento
en popa la cooperación".
En esta ocasión se revisó toda la marcha de la cooperación militar. "Ya estamos
serrando -agregó- el ciclo de los cazas rusos Sukhoi 30, ahora estamos
trabajando un sistema integral de defensa aérea".
Estos pasos no deben separarse de su afirmación de que "aunque somos un país
pacifista estamos amenazados por Estados Unidos", país al que le atribuyó
"albergar planes para invadirnos", destacando como señal de esas intenciones el
tema de la agresiva reactivación y movilización de la tristemente celebre IV
Flota de la Armada estadounidense en aguas del Caribe y del Pacífico, próximas a
Venezuela, Colombia, Ecuador.
Pero además de parte del comandante Chávez la cuestión no se quedó en ese punto,
sino que avanzó criterio sobre la posibilidad de una sensible presencia militar
rusa en Venezuela y zonas aledañas.
"Rusia -precisó- tiene suficiente capacidad de movilización de barcos y
aeronaves (..) que aparezcan en Venezuela no sería raro, que vayan a visitar
mares de Asia, Africa y el Caribe. Si van por Venezuela serán bienvenidos porque
no estamos hablando de la IV Flota. Esa es una amenaza" "Si algún día -subrayó-
una flota rusa llega por el caribe izaremos banderas, tocaríamos tambores y
pondríamos himnos, cantaremos canciones; ¿y porque será?, porque están aquí
nuestros aliados con los que nos une la misma visión del mundo". Mientras que el
número uno de Rusia, Dimitri Medvedev, enfatizó a continuación que la
cooperación entre ambos países "se convierte en uno de los factores claves de la
seguridad regional en Latinoamérica". (¿¡?¿¡) Todo parece indicar que el
disgusto de Rusia con EEUU, alimentado por la reanimación del "nacionalismo
gran-ruso" durante la administración de Putin y desde el nuevo poder
capitalista-mafioso que impera en ese país- se ha exacerbado con la
determinación del Pentágono y de la Administración Bush de instalar el escudo
antimisiles (programa de la "guerra de las galaxias") en territorios próximos a
Rusia.
Eso, en parte, explica el contenido de los intercambios entre los jefes de
Estado de Venezuela y Rusia.
En esa misma línea fue difundido un insinuante cable de la agencia rusa Ria-Novosti,
firmado por Vicente San Miguel, titulado "Cuba podría sacar provecho de las
contradicciones inter-imperialistas", con el siguiente contenido: "El
emplazamiento de la aviación estratégica rusa en Cuba, podría ser una respuesta
eficaz a los planes de instalar bases de la OTAN cerca de las fronteras de
Rusia, comentó el ex Comandante de la Fuerza Aérea rusa, general de Ejército
Piort Deinekin." "El diario ruso Izvestia informó este lunes, citando a un alto
cargo, que "los aviones estratégicos rusos están aterrizando en Cuba"." "Aunque
son rumores, no quiero decir que son rumores infundados", declaró a Izvestia la
citada fuente, en el Estado Mayor de la Aviación Estratégica.
"El general Deinekin señaló que el plan de emplazar aviones estratégicos rusos
en Cuba, sería una respuesta eficaz a los intentos de instalar bases de la OTAN
cerca de las fronteras de Rusia. " "No hay duda que los aviones de la Aviación
Estratégica rusa, son capaces de llegar hasta Cuba para quedar emplazados en su
territorio -dijo Deinekin-. En este caso, Rusia no cometería nada censurable
porque nadie le pregunta su opinión sobre la instalación de bases aéreas en los
países vecinos".
"Deinekin recordó que Rusia, como sucesora jurídica de la Unión Soviética, ya
tiene experiencia de vuelos a largas distancias. En particular, aviones pesados
soviéticos volaban a Cuba y en su territorio había tropas y estructuras
militares de la URSS.
La amenaza estadounidense a Rusia, señalando que cruzaría la "línea roja" de ser
cierta la noticia, no se hizo esperar. El supuesto emplazamiento de bombarderos
rusos en Cuba fue posteriormente desmentido por las autoridades rusas. Al
parecer este "excomandante de la Fuerza Aérea" de ese país lanzó la especie a
manera de sondeo (¿??¿), o como intriga provocadora de terceros una vez
enterados de esas intenciones, o quizás movido por intereses de determinadas
facciones del poder ruso que no han podido oficializar sus propósitos.
En sus reflexiones Fidel elogió el silencio de Raúl frente a esa información y
reaccionó con su proverbial dignidad frente a la amenaza estadounidense, con una
expresa recomendación de "nervios de acero" respecto a los riesgos que conllevan
ese tipo de maniobras. De él hay que esperar una actitud muy digna y juiciosa
respecto a cualquier paso de esa naturaleza después de haber vivido y sufrido la
crisis de octubre de 1962. Fidel siempre le ha dado prioridad al juicio sereno
por encima del pragmatismo.
De todas maneras la declaraciones de los mandatarios ruso y venezolano permiten
apreciar que Rusia como potencia militar está por meterse, o se esta metiendo,
en la crisis entre EEUU y países de América Latina y el Caribe, y en el juego de
presiones mundiales frente a la estrategia militar estadounidense. No hay nada
oficial, ni evidencias consistentes de acuerdos multilaterales entre Venezuela,
Cuba y Rusia, pero si señales elocuentes de que con fines propios sectores de
poder en Rusia contemplan presionar a EEUU involucrándose de diferentes maneras
en problemas de seguridad y defensa de nuestra región, especialmente cooperando
con países de alguna manera enfrentados a amenazas de intervención militar
estadounidense y aprovechando coyunturas derivadas de esos vínculos y cruces de
cooperaciones.
Y que por su parte el presidente Chávez, no solo ha hecho un grandilocuente
elogio a Rusia como "aliado", sino que adelantó su gratísima y entusiasta
complacencia frente a una eventual la movilización de fuerzas navales rusas a
aguas y territorios latinoamericanos.
Por eso de todas maneras, aun con importantes incógnitas por aclarar, el tema
amerita que iniciemos una sopesada y prudente análisis sobre sus implicaciones.
El problema, aun sin detalles y precisiones, tiene ya un carácter que va más
allá de la intención política. Lo expresado es suficiente para captar que de
trata de algo que comienza a marchar y a convertirse en políticas y propósitos
de Estados, independientemente si finalmente los acuerdos resultan ser
bilaterales, cruzados o multilaterales; acompañados siempre de decisiones
propias de Rusia en el contexto de su contradicción actual con EEUU y de sus
capacidades militares transoceánicas y globales.
VALORACIONES Y REFLEXIONES PARA EL DEBATE Mis valoraciones, enfoques,
inquietudes y preocupaciones sobre el tema parten de una militancia
revolucionaria antillanista, latinoamericanista e internacionalista, y son
consustanciales a una definida convicción antiimperialista, anticapitalista y
socialista.
Precisado este punto de arranque, por el momento me decido a compartir con
ustedes estas ideas para estimular un debate a mí entender sumamente necesario:
Siempre he creído que la defensa y seguridad militar de los procesos hacia la
revolución, de los movimiento liberadores y países que logren independizarse de
los EEUU en nuestra América, deberían apoyarse fundamentalmente -más que en las
potencialidades de sus ejércitos regulares (en el caso de que existan) y de sus
capacidades para librar guerras convencionales, y de su dotación en armamentos
modernos y ultramodernos- en la incorporación del pueblo a la defensa y a la
resistencia.
En sus reales posibilidades de armar y preparar al pueblo, de desplegar
modalidades irregulares de combates enraizados en la sociedad y sintonizados con
los sentimientos patrios; en el dominio del teatro de operaciones, en el uso
combinado de todas las técnicas, modernas y rudimentarias y de formas de luchas
creativas, innovadoras, capaces de empantanar a los ejércitos invasores y
hacerle pagar un costo político insostenible. La enorme superioridad tecnológica
de las fuerzas armadas estadounidenses, o de cualquier otra gran potencia
militar, es realmente inalcanzable desde países de desarrollo medio o bajo.
Considero -y esto lo enseñan valiosas experiencias históricas- que en un combate
de ejército a ejército, por mucho que se logre tecnificar el propio, los países
agredidos por el imperialismo, llevan la de perder. No así cuando sus pueblos
son preparados para la guerra irregular, cuando se despliega la guerra de todo
el pueblo, espléndidamente teorizada por el estratega vietnamita Guyen Giap en
tiempos modernos y readecuada en Cuba en función de sus particularidades.
Fue así en la lucha anticolonial por al primera independencia, en la China de
Mao, en Vietnam, en Corea, en África.y es así más recientemente en Palestina,
Irak y Afganistán. En el caso de Irak, entre la "guerra del golfo" y la actual
se marca la diferencia a favor del pueblo cuando se despliega la guerra
irregular. Las razones son cada vez más fuertes para pensar así en estos tiempos
"postmodernos" del imperialismo.
Esta idea, por demás, no es en nada contradictoria con la decisión de tecnificar
dentro de lo posible, sin caer en una carrera armamentista que sacrifique
necesidades vitales y perspectivas de avances hacia el bienestar de la sociedad
o de la ampliación de las fuerzas populares involucradas (de los ejércitos
regulares de los países amenazados, los ejércitos populares y las organizaciones
político-militares de las fuerzas emancipadoras).
Las fuentes legales de la dotación -comercial o no- de armamentos estratégicos
modernos pueden ser países realmente aliados en términos revolucionarios o
sencillamente países que por interés económicos o por contradicciones
secundarias con la potencia agresora muestren disposición a colaborar en ese
terreno y a establecer convenios mutuamente ventajosos.
En el presente ya no existen potencias militares sustentadoras de políticas
antiimperialistas, aliadas de los pueblos en lucha y/o países en vía de
independizarse y liberarse.
Existen si naciones poderosas como China Popular (que es una cosa, más grandes y
más moderada y prudente en política exterior e implementación de su política
militar) y en menor medida como Rusia (que es otra cosa, más impetuosa), que son
a su vez potencias militares y que por razones económicas y grados de
independencias y contradicción con EUU son proclives a vender armamentos
modernos y establecer ciertos convenios de cooperación militar con naciones
amenazadas. También está el caso particular de Irán.
Las contradicciones en el seno del mundo capitalista pueden ser aprovechadas por
los(as) revolucionarios(as), pero de ninguna manera debe entenderse que las
partes o componentes aprovechables de esas controversias inter-capitalistas o
inter-imperialistas tienen la condición de fuerzas aliadas de la revolución, de
la liberación de lo pueblos y del proyecto socialista.
Esas contradicciones no son antagónicas, ni tampoco permanentes. Son
secundarias, temporales y cambiantes; y, por tanto, no resisten acuerdos
estables de carácter estratégico.
Rusia es hoy un país capitalista hegemonizado por una gran burguesía privada y
burocrática, con fuertes características mafiosas. Rusia cuenta con un poderoso
"complejo industrial militar" manejado dentro de la lógica capitalista.
Ese gran país euroasiático no guarda relación de identidad con lo que fue el
proyecto de socialismo soviético, en ese aspecto no es herencia de aquello.
La propia URSS degeneró en un estado burocrático cuya crisis posibilitó la
restauración plena del capitalismo y del uso del patrimonio heredado para la
acumulación privada y disfrute de los nuevos ricos y las mafias organizadas.
No me parece que el estado ruso sea "aliado" de la revolución bolivariana, de la
revolución continental, independientemente de la posibilidad de establecer con
ella uno u otro acuerdo de cooperación militar, económica o cultural.
La clase dominante-gobernante de Rusia no tiene la "misma visión del mundo" que
las fuerzas transformadoras latino-caribeñas. Del gobierno ruso puede esperarse
cualquier cosa: tanto un paso positivo, un acuerdo favorable, como una traición.
La Rusia oficial actual tiene la mala fama de estar dispuesta a venderse al
mejor postor y es bien conocida la elevada penetración de la CIA y los servicios
occidentales al interior de su Estado y sus empresas.
A mi entender ningún gobierno o movimiento revolucionario sustentador de un
proyecto transformador antiimperialista, anti-neoliberal y anticapitalista
debería fiarse de Rusia en lo relativo a su defensa estratégica, mucho menos
confiar en su supuesta firmeza frente a EEUUU; tampoco auspiciar políticas que
lo sitúen en medio de una especie de nueva bipolaridad militar en la que
teóricamente debe descansar su seguridad, la del continente y el mundo.
Si con la propia URSS esa línea de comportamiento resultó muy costosa para el
movimiento revolucionario, socialista y comunista europeo, latino-caribeño y
mundial.en el contexto de esta frágil "bipolaridad" militar, esto podría
conducir a una trampa peor, a situaciones fácilmente reversible a favor de EEUUU.
Se pueden aprovechar coyunturalmente las contradicciones, pero entendiendo su
temporalidad y los manejos inconsistentes a cargo de la otra parte; evaluando la
dependencia militar que puede generar, teniendo presente el oportunismo de esas
reacciones y considerando la posibilidad de una reacción unilateral perjudicial
de Rusia.
Considero que es saludable no solo pensar en los posibles efectos, muy relativos
por cierto, de algunos mecanismos de presión externa contra EEUU y contra sus
actuales amenazas de intervención militar en la región -como podría ser el
desplazamiento de fuerzas armadas rusas por estos predios- sino también tener
muy en cuenta la vulnerabilidad política de una posición que alienta y saluda la
presencia militar de otra potencia extranjera, de por sí cuestionable desde
múltiples ángulos. Es preciso poner en la balanza ambas cosas, teniendo presente
que de ninguna manera Rusia como potencia militar se va arriesgar a una
confrontación con EEUUU en ese plano por los intereses de la revolución
bolivariana, venezolana y continental.
Cierto que Rusia hoy no amenaza militarmente a nuestros países, ni ha sido
hostil a los procesos progresistas, ni tiene intereses mayores que defender por
acá, pero de todas maneras podríamos debilitar nuestros argumentos anti-intervencionistas
y antiimperialistas alentando su intervención e involucramiento en la seguridad
de la región. Me inclino mejor porque se refuerce la posición contra la
presencia militar de cualquier potencia mundial en nuestra América.
Ninguna flota, ninguna tropa extranjera, ninguna base: ni de EEUU, ni de la
Unión Europea, ni de Rusia, ni China. Me inclino por pensar nuestra defensa y
seguridad, desde nuestros pueblos, desde su capacidad de combate, desde su poder
de disuasión y confrontación, desde su creatividad.
A lo Bolívar, San Martín, Manuelita, Tiradentes, Duarte, Luperón, Morazán,
Louverture, Máximo Góméz, Maceo y Martí. A lo Sandino y Farabundo. A lo Ernesto
Guevara. A lo vietnamita.
Me preocupa que en la Venezuela Bolivariana se esté pensando a una cierta
modalidad de gigantismo militar convencional, mientras se sienten fuertes
resistencias y reticencias a armar al pueblo (no solo a la reserva militar) y a
poner en práctica un diseño de resistencia irregular, que implique incorporar al
pueblo a las tareas de defensa y seguridad, traspasar a él todo el poder
económico y mediático que todavía detentan las grandes capitalistas privados y
las corporaciones extranjeras, que incorpore a las poblaciones fronterizas a
proyectas productivos y de defensa nacional, que movilice la sociedad contra la
infiltración paramilitar colombiana, que ponga tanto a las Fuerzas Armadas
Bolivarianas como al pueblo combatiente en dirección a derrotar el "Plan Balboa"
diseñado por la OTAN.
Me inquieta muchísimo, que aun evidenciándose la amenaza militar de EEUU y del
régimen narco-para-militar de Uribe, se repliegue la necesaria alianza y
solidaridad con las FARC, con las demás fuerzas insurgentes colombianas y con la
diversidad de sectores civiles que impugnan el gobierno de Uribe; que se sugiera
el desarme y la desmovilización de las organizaciones político-militares de
Colombia.
El plan de intervención y guerra de EEUU incluye a Colombia y trasciende a
Colombia. Está ya en Colombia, apunta contra la Amazonía y contra toda nuestra
América, y tiene ya evidentes expresiones desestabilizadoras y
contrarrevolucionarias la Bolivia, Ecuador y Venezuela.
Si para lo que toca a Venezuela de la intervención gringa se procura remozar los
armamentos de sus fuerzas armadas regulares y de su reserva militar, es porque
se está pensando en y denunciando una probable agresión externa (IV Flota USA);
la cual va a necesitar mucho más que eso, y que tratada en término de la Gran
Colombia y de la Patria Grande de Bolívar, precisaría de un alto nivel de
acumulación, movilización, unificación de todas las potencialidades civiles y
militares de los pueblos y Estado amenazados. Y
esto debería incluir una actitud de impugnación del régimen narco-terrorista de
Uribe al servicio de los halcones de Washington. Si hay que armar mejor a los
militares, pienso que tan necesario es armar al pueblo; y más celosos y
solidarios debemos ser en todo lo relativo a ampliar y potenciar la resistencia
frente a lo que puede venir, a incrementar la capacidad disuasiva y/o
confrontativa de los pueblos de la región frente a la amenaza imperial.
*** En todo este debate, que incluye ahora la discusión en torno a la defensa y
seguridad militar, recobra actualidad el destino de la ola de cambios presente
en nuestra América y las tensiones entre las razones inmediatas de ciertos
estados y poderes reformados y las transformaciones estructurales desde los
pueblos, entre el quedarse en lo logrado, con el riego de restaurar a medias el
pasado, y la necesidad de avanzar hacia la nueva democracia y el nuevo
socialismo.
Si pactar y mediatizar los procesos en marcha, vía el juego de presiones y las
alianzas temporales con ciertos componentes de los grandes poderes mundiales o
hacer hasta lo imposible para avanzar hacia auténticas revoluciones. Si nuevos
procesos bonapartistas o reales democracias participativas. Si nuevos estados
guías y benefactores o construcción de poderes populares. Si coexistencia con
los imperios desde débiles autonomías, o liberación total. Si programas y
acciones de tránsito al socialismo y continentalización de las luchas, o
discursos prosocialistas y antiimperialistas sin abolir el capitalismo; solo
reformando el viejo estatus, solo combinando capitalismo de Estado y capitalismo
de privado con políticas asistencialitas más o menos significativas y planes
sociales más o menos importantes.
Cierto que un camino es más fácil que otro. Cierto que cuando los excedentes son
altísimos la tentación al camino fácil es mayor Rearmar, remozar, modernizar un
ejército cuando se cuenta con muchos dólares es mucho más fácil que aplicar la
concepción de la guerra asimétrica, la guerra irregular, la guerra de todo el
pueblo. Pero es claro que lo primero es sumamente insuficiente.
Importar alimentos es más fácil que producirlo, pero hace mucho más frágil el
proyecto de cambio. Usar los fondos públicos espléndidamente y concentrar todo
el poder militar en el Estado es más fácil que contribuir a que el pueblo se
apodere y decida sobre su uso, y se empodere de todo el sistema de producción,
distribución y propiedad, defensa e ingresos.
Es más fácil, pero por ese camino fácil la revolución puede tener graves
tropiezos y deformaciones.
Pienso que el dilema en lo militar es parte de un dilema mayor y pienso que es
preciso debatir a fondo estas contradicciones trascendentes con franqueza y sin
cortapisas entre todos(as) los que nos sentimos ser revolucionarios(as)
socialistas, incluidos los líderes que han sido capaces de renovar las
esperanzas de los pueblo, pero que también podrían contribuir a frustrarlas o
afectarlas seriamente.