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Definiendo el rumbo
Constanza Moreira*
A dieciocho días de asumir como titular del Poder Ejecutivo en Paraguay, Lugo
se encuentra en la fase final de definición de su gabinete. Si bien algunas
indicaciones gustaron, y otras disgustaron, a distintos grupos y sectores, pocas
resultaron "esperables". En parte por el hermetismo que rodea al futuro
mandatario, en parte por las complejidades propias de la situación política.
La primera es la composición del Parlamento paraguayo en este momento.
Aunque Lugo tuvo el 42,4% de los votos, superando con lejos a su principal
competidora (Blanca Ovelar, con 31,8%) y a Oviedo (con 22,7%), en el Parlamento,
el presidente no tiene un partido propio con representación. De hecho, en el
Senado el Partido Colorado es el partido con mayor representación, y detenta la
tercera parte (33,3%) de las bancas. El Partido Liberal le sigue, en segundo
lugar, con 31% de los escaños. En tercer lugar se encuentra Unace (el partido de
Oviedo), con 20% de los votos. La composición en la Cámara de Diputados, es aún
un poco más adversa, ya que allí, el Partido Colorado aumenta su participación,
con 37,5% de los escaños, seguido por el Partido Liberal (33,8%) y de Unace
(19%).
La Alianza que llevó a Lugo a la presidencia es una alianza compuesta de varios
sectores, algunos políticos, y otros vinculados a movimientos sociales. A veces
Lugo se refiere a esta Alianza, comparándola con el Frente Amplio, pero en
realidad son muchas las diferencias entre una cosa y la otra. Para comenzar, el
Frente Amplio era un conglomerado de grupos y sectores, a los que los unía otra
cosa que no era su adhesión a un líder capaz de ganar una contienda electoral.
En el caso paraguayo, Lugo oficia como "cemento" de los distintos grupos y
partidos que componen el movimiento. El Partido Liberal le prestó su estructura
partidaria, y los movimientos sociales le dieron su apoyo, pero la Alianza no es
aún un "Frente Grande" al estilo de los que el ejemplo chileno pregonaba.
Uno de los más importantes grupos, Tecojoja, sólo sacó un senador. En segundo
lugar, la Alianza tiene en su interior, uno de los más viejos partidos del
sistema de partidos tradicional de Paraguay: el Partido Liberal. Su
vicepresidente, Franco, ha asumido un gran protagonismo con posterioridad a la
elección, realizando gira a países vecinos (incluyendo Uruguay) y reuniones con
líderes de varios partidos.
Sin embargo, y a despecho del protagonismo de Franco, las decisiones de Lugo
parecen tomarse en la soledad de su conciencia, o en el asesoramiento directo de
un grupo de mucha cercanía personal que no necesariamente cruza por las líneas
político- partidarias esperables. Es así que los nombramientos del gabinete
"olvidaron" dar representación en el gabinete a la fracción del Partido Liberal
a la que pertenece el vicepresidente. En cambio, premiaron al candidato que
perdió contra él, en la elección que definió quién iba a ocupar la
vicepresidencia en la Alianza, Mateo Balmelli quien fue nombrado director de
Itaipú, en una decisión que resultó tan controversial que culminó con la
renuncia de la recién designada ministra del Exterior, Milda.
En el gabinete figuran nombres con trayectorias políticas complejas. El ministro
de Hacienda, Dionisio Borda, fue ministro de Nicanor Duarte al inicio del
período del ex presidente. En su discurso promete "orientar mejor las políticas
públicas dentro del campo económico y social, asignar mejor los recursos
disponibles y aumentar la eficiencia de los servicios".
Asimismo ya anunció "ajustes" en el Estado, asegurando que con tantos
Ministerios 10) y Secretarías (16) "no hay presupuesto que aguante". Los
objetivos serán "apuntalar el crecimiento económico, la creación de empleos en
el sector privado, la reducción de la pobreza extrema". En todo caso, el
discurso es claro: "queremos crecer a un mínimo del 5% anual, con inflación de
un dígito, diversificando y zonificando geográficamente la producción". Y en la
misma clave agrega "queremos incentivar la venida de cuatro o cinco inversiones
grandes y de buena reputación mundial en los sectores que definamos con el
sector privado para posicionar al país". Nada hay en ese discurso que apunte a
cambiar el modelo de desarrollo agrícola del país que condena a millones de
campesinos al hambre, impulsar la renegociación de los precios de la energía en
el marco de las empresas binacionales o generar una reforma de la administración
que acabe con una estructura marcada por el clientelismo político y el tráfico
de influencias personales.
Por suerte, en otras tiendas se tejen otros discursos, que al menos atemperan el
tono "modernizante-liberal" que aterroriza a buena parte de los corazones de la
izquierda y de los movimientos de toda índole (especialmente el campesino) que
apoyaron a Lugo en la búsqueda de cambios estructurales para el país.
Uno de los que articulan un discurso diferente es el ingeniero Ricardo Canesse,
quien fuera uno de los indicados para ocupar la dirección de Itaipú, ya que es
el más claro defensor de una renegociación de los términos del tratado, y al
mismo tiempo, el que tiene una propuesta más clara al respecto. Mientras el
flamante director de Itaipú, cuya designación debe ser ratificada por el
Parlamento, busca apoyos partidarios, como el de Patria Querida, o el de Oviedo,
ofreciendo a cambio puestos en la binacional, Canesse comenzó a hacer diseñar la
estrategia. En un Foro Electroenergético que comenzó a desarrollarse
semanalmente en el Banco Central, el ingeniero resaltó que la situación ahora
"ha cambiado": hay crisis energética, y escasez de recursos energéticos. Por
consiguiente, a su juicio, Itaipú "renovable, limpia e inagotable, vale hoy
mucho más que hace 35 años".
También el contexto político ha cambiado, señaló, e hizo referencia a las
dictaduras que prevalecían en el momento de la firma del Tratado, y las
condiciones en las que se celebraron.
Otro es el designado Canciller, luego de la renuncia de Milda, Alejandro Hamed
Franco, ex embajador en el Líbano, autor de varios libros sobre el islam, y
experto en temas árabes. Se le acusa de haber expedido visas en forma irregular
a ciudadanos libaneses, durante la ocupación de este país.
Asimismo, el embajador de EEUU en Asunción, James Cason, manifestó su
preocupación para con la designación y le entregó al canciller saliente,
documentos confidenciales sobre las actividades de Hamed Franco durante su
estancia en el Líbano. Lugo repudió la injerencia extranjera, tanto de Israel
como de Estados Unidos, quienes cuestionaron el pro-arabismo del ministro, y
aseguro que "nadie de afuera va a venir a decirnos cómo hacer caminar este país"
Entre otras designaciones preocupantes está la del Ministerio de Agricultura,
asociado a los intereses de los grandes estancieros del país, y entre las
designaciones aplaudidas está la de algunas mujeres, como la ministra de Salud,
y la de la Secretaría de Acción Social.
En su larga lista de reuniones, Lugo también lo hizo con los legisladores del
Parlamento del Mercosur, a los que hizo conocer su posición en relación al
Tratado de Asunción. Anunció, entre otras cosas, su voluntad para renegociar los
tratados de Itaipú y Yaciretá, la ampliación de los recursos provenientes del
Fondo de Convergencia Estructural, realizar un seguimiento de los trabajos
comerciales, y exigir que se cumplan los tratados y acuerdos de libre tránsito
de personas.
No son pocos los desafíos del nuevo gobierno, y son muchas las expectativas.
En principio, hay tres políticas estructurales que, de ser impulsadas,
significarían un cambio de rumbo considerable. La primera es la que hace al
modelo de explotación de soja en el país, cuya superficie se duplicó en sólo
seis años. Políticas de regulación se hacen imperiosas, para comenzar por la
impositiva, en una actividad que le está cambiando la cara al país. La segunda
política es la de la renegociación del Tratado de Itaipú. La tercera es la
reorganización de un Estado corrupto, clientelista, en manos del Partido
Colorado, y donde no existe prácticamente carrera administrativa. Si Lugo
consigue avanzar en estos tres aspectos, habrá marcado una diferencia crucial
con los gobiernos anteriores.
|*| Politóloga. Universidad de la República. (URUGUAY)