Latinoamérica
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La "liberación" de Ingrid Betancourt
Los entresijos colombianos
Danielle Bleitrach
Rebelión
Traducido para Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala por Juan Vivanco
En Colombia nos hallamos ante una situación sumamente complicada, en la
que intervienen no sólo los actores locales (el gobierno colombiano y las FARC),
sino también una geoestrategia en la que el imperialismo estadounidense pretende
utilizar a Colombia como una especie de Israel americano. Este artículo intenta
analizarla y, como nunca hay que hacer lo que quiere el adversario, proponer la
alternativa que los comunistas franceses y los progresistas deberían apoyar.
Como siempre, se trata de la solución que propicie la paz en la región y en el
mundo.
¿Una operación digna de la profesionalidad israelí?
Lo ha dicho Ingrid Betancourt al llegar a Bogotá, la operación de infiltración
en las FARC del ejército colombiano que se saldó con su liberación y la de otros
14 rehenes tenía todos los ingredientes de una operación israelí, la habilidad,
la minuciosidad y la profesionalidad. Esta operación, llamada Jaque, revela la
importancia de Colombia en la estrategia imperialista, así sea a través de la
presencia de los israelíes. Una cadena de televisión israelí dijo el jueves: «La
liberación de Ingrid Betancourt es la operación Entebbe de los colombianos», y
señaló que el general en la reserva Israel Ziv, ex miembro del Estado Mayor del
ejército, es el principal consejero israelí en Colombia, pero no el único, pues
cuenta con la ayuda de otros agentes secretos del Mossad o del Shin Beth con
destino permanente en Colombia para dar respaldo al gobierno de Uribe.
Varias docenas de oficiales, tres generales y ex agentes del Mossad y del Shin
Beth, los servicios secretos israelíes, han participado activamente en la
operación. Al parecer, su contrato asciende a diez millones de dólares.
La mayoría de estos consejeros, especializados en recabar información, están
integrados en el dispositivo Lancero, un programa de formación para la lucha
contra la insurrección, en especial para el interrogatorio de prisioneros con
métodos denunciados en el propio Israel por organizaciones de derechos humanos.
En este blog hemos publicado la entrevista con Davidi, secretario del Maki
(Partido Comunista Israelí), quien nos explicaba que Israel era el primer
proveedor de armas a Colombia. Se trata, según publicaciones especializadas, de
armas ligeras, aviones no tripulados, sistemas de vigilancia y comunicación y
bombas especializadas para destruir las plantaciones de coca (1).
La cooperación entre los dos países se estrechó el pasado febrero con la visita
a Israel del ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos.
Esta presencia israelí refuerza la de los servicios de Estados Unidos que ya
operan en Colombia. Para el imperialismo, el país es la plataforma desde donde
se podrán lanzar todas las operaciones de desestabilización y terrorismo contra
los gobiernos progresistas y, sobre todo, contra el de Venezuela.
En una reciente «Reflexión», Fidel Castro ha alertado sobre las maniobras de la
IV Flota estadounidense que, en una crisis petrolera, podría en cualquier
momento aprovechar un pretexto proporcionado por Colombia para invadir
Venezuela. No hay que olvidar que este país sufre a diario infiltraciones e
intentos de desestabilización, por lo hablar de amenazas de asesinato,
procedentes del país vecino. Hay que desactivar la bomba.
La situación interna de Colombia
El presidente Uribe no sólo es el hombre de los paramilitares y los
narcotraficantes, sino, por eso mismo, el hombre de Estados Unidos, que puede
decir de él lo que decía del cruel y corrupto dictador nicaragüense Somoza: «Es
un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta». Es un hecho que en el interior
Uribe cada vez recibía más críticas, y con él su política guerrerista.
En un reciente artículo publicado en Prensa Latina, Rafael Calcines Armas
analizaba la situación en Colombia tras el éxito de la operación del ejército
colombiano, con o sin la ayuda de los agentes del Mossad y los consejeros
estadounidenses, y destacaba estos hechos:
«En el plano interno el éxito de la acción militar parece reforzar la línea
seguida por el gobierno de enfrentar militarmente a las FARC, a tono con la
política de Seguridad Democrática propugnada por el presidente Álvaro Uribe.
Los propios mandos militares admitieron que respiraron aliviados tras la
operación, sin quemar un solo cartucho. Si en el intento hubiera muerto alguno
de los rehenes hubiera sido un desastre para el gobierno, coinciden analistas.
En esta oportunidad las autoridades navegaron con suerte, a diferencia de otras
en las cuales los intentos de rescate a sangre y fuego culminaron con la muerte
de rehenes.
Para los partidarios de una nueva reelección del presidente Uribe, la ocasión se
presenta excepcional. Tanto la gran prensa como los partidos que lo respaldan,
no cesan de alabar su figura y su política.
Este histórico suceso seguramente será empleado para promover la continuidad de
Uribe al frente del ejecutivo, en momentos en que su legitimidad está en
entredicho.
La Corte Suprema declaró recientemente ilegítima la reelección del gobernante
tras descubrirse que se cometió fraude en la campaña del 2006 que lo llevó a la
presidencia por segunda vez.
En respuesta, Uribe se pronunció por un referendo popular para legitimar su
reelección del 2006.
De producirse la convocatoria en este momento, el éxito de la Operación Jaque
seguramente reportaría jugosos dividendos.
Pero además, sigue como una interrogante la búsqueda de la paz en el país. Para
una parte de la polarizada sociedad colombiana, la acción militar refuerza el
criterio de que el enfrentamiento armado a la guerrilla es la solución. Otros
insisten en continuar buscando el diálogo para un acuerdo humanitario que
permita la liberación de los demás retenidos por la insurgencia.
Parece obvio que, por sus características, es casi imposible que la Operación
Jaque pueda repetirse y engañar por segunda vez a las FARC. Entonces la
necesidad del diálogo continúa sobre la mesa.»
Este análisis no sólo se pronuncia a favor de la vía pacífica, sino también por
buscar apoyos que impidan la intervención de Estados Unidos. Se trata de ir
quitando las trampas venenosas del presidente Uribe y hacerle entrar, de buena o
mala gana, en el redil latinoamericano, como se hizo tras el asesinato de Reyes
en la reunión del Grupo de Río.
Este es el marco en el que debemos analizar la intervención de Chávez:
El presidente Chávez felicita a Uribe
El presidente venezolano Hugo Chávez anunció en jueves que había llamado por
teléfono a su homólogo colombiano Álvaro Uribe y le había felicitado por la
operación del ejército colombiano que había liberado a 15 rehenes de la
guerrilla. «Felicitamos a Colombia, yo anoche llamé al presidente (Álvaro) Uribe
y lo he felicitado», declaró Chávez desde Isla Margarita, al norte de Venezuela,
donde participaba en una reunión del Movimiento de Países No Alineados. «Desde
aquí seguimos a la orden y a la disposición para ayudar, no sólo a la liberación
de hasta el último rehén de la guerrilla colombiana, sino más allá, para lograr
la paz en Colombia, la paz, plena paz», añadió Chávez, que a principios de año
se había implicado en la liberación de seis rehenes de la guerrilla.
El jefe del estado venezolano hizo un nuevo llamamiento a las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) para que renunciaran a la violencia y dejaran
libres a todos los rehenes que aún tienen en su poder.
Tras la liberación por el ejército, el miércoles pasado, de los 15 rehenes (la
francocolombiana Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y 11 colombianos), las
FARC retienen aún a varios cientos de personas.
Chávez declaró que, a su entender, «el tiempo de los fusiles ya acabó», y que
esperaba que no volviera nunca más. «Hago un llamado de nuevo a la guerrilla
colombiana para que lo piense».
«Nosotros compartimos el júbilo. Estamos jubilosos y alegres por la liberación
de esas personas y además, más alegres aún porque, según han informado al mundo
y estoy seguro de que así ha sido, se hizo la liberación sin que se derramara
una gota de sangre», añadió el presidente.
Chávez dijo estar seguro de que muchos países del continente americano, sobre
todo de Suramérica, estarían dispuestos a conformar un grupo de países garantes
de un acuerdo de paz, que respete a ambas partes.
La estrategia de distensión
Paradójicamente, y pese a unas declaraciones más o menos controvertidas, como el
comentario sobre la «profesionalidad» digna de los israelíes, lo que propone
Ingrid Betancourt tras su liberación va en el sentido de la distensión deseada
por Chávez y seguramente por los cubanos, aunque estos últimos suelen mostrarse
precavidos al tratar con un individuo tan rastrero como el presidente Uribe. El
artículo de Prensa Latina podría reflejar su opinión, cuando señala que
Ingrid Betancourt —que goza en este momento de gran prestigio en Colombia y en
el mundo—
«al menos en dos ocasiones consideró que los presidentes Hugo Chávez, de
Venezuela, y Rafael Correa, de Ecuador, son "aliados muy importantes" en la
búsqueda de una paz negociada.
Asimismo llamó a ampliar la mediación internacional y mencionó especialmente a
la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, y la continuidad del apoyo del
gobierno francés a esa causa.
Sin embargo, las declaraciones del ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, no
dejan lugar a dudas sobre la posición gubernamental: "buscaremos la libertad de
los rehenes por cualquier vía".»
Como leemos en un comunicado de la ANNCOL (Agencia de Noticias Nueva Colombia)
reproducido en el periódico del Partido Comunista de Venezuela Tribuna
Popular,
«Ahora más que nunca nuestro llamamiento … es a tener los pies sobre la tierra y
pensar con la cabeza fría … El pueblo [colombiano] no tiene por qué seguir
soportando una política de Terrorismo de Estado, adelantado por las fuerzas
militares-narcoparamilitares, instrumento del imperio estadounidense, que es en
últimas quien está detrás de la guerra en Colombia … es necesario llamar a las
partes —guerrilla y gobierno— a no echar en saco roto una oportunidad histórica.
Definitivamente el futuro de Colombia no puede ser la guerra civil».
Todos los amigos del pueblo colombiano, empezando por el Partido Comunista
Venezolano, que también fue guerrillero, hacen un llamado a la sensatez, a abrir
un espacio de paz y justicia, porque la guerra sólo puede favorecer los planes
del imperialismo. Únicamente en estas circunstancias podrá extirparse la
política criminal de los narcotraficantes y paramilitares, que es la de Uribe.
Creo que Francia y los progresistas deben seguir trabajando por la distensión,
que es la única manera de impedir el belicismo de Estados Unidos contra los
países progresistas y en particular contra Venezuela, cuyas enormes reservas
petrolíferas ejercen una atracción irresistible sobre Estados Unidos, además de
su voluntad de acabar con el papel de Chávez tanto en Suramérica como en la
OPEP.
Y si Ingrid Betancourt está dispuesta a seguir por esa senda, y Nicolas Sarkozy
también, cualquiera que sea la opinión que tengamos de él y de su ministro
Kouchner, tan próximo al Mossad, deberíamos ser capaces de influir en este
sentido, sin hacernos ilusiones pero teniendo claro lo que queremos.
(1) Análisis emitido por Radio France Internationale.
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