Latinoamérica
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¿Será el ejército el que impondrá la "paz de los sepulcros" ante la rebelión anticapitalista?
Pedro Echeverría V.
Rebelión
1. Ningún presidente mexicano ha impedido encabronarse o enfurecerse
públicamente cuando pierde el control de su gobierno y ya no encuentra por dónde
avanzar. Salinas se enfurecía, pero guardaba muy bien su cólera; sin embargo
López Portillo lloró "pidiendo perdón" y gritó a los banqueros: "no nos
saquearán más". Sin embargo los panistas, presidentes Fox y Calderón (quizá por
ignorancia o falta de experiencia) amenazan, calumnian, retan, en dos palabras:
se desesperan. Fox prefería lanzar sus dardos más venenosos en sus giras en
otros países para aprovechar a la prensa internacional; Calderón parece estar
aplicando la misma táctica porque piensa que la prensa mexicana no lo trata
bien. La realidad es que el 90 por ciento de los medios de información están a
su servicio, pero dos o tres prensas escritas o noticiarios de radio son muy
críticos. Por eso me pregunto: ¿la desesperación ante la inestabilidad que vive
el país por el narcotráfico y la protesta social podría llevar a dar el poder al
ejército?
2. Los ejércitos no son bien vistos en el mundo, a pesar de que la mayoría de
ellos están integrados por hijos de familias miserables, pobres o, cuando más
alto, de clases medias. Pero al ponerse al servicio de las estructuras
capitalistas e imperialistas y, al mismo tiempo, integrar en su conciencia toda
la ideología burguesa de dominación, el ejército se convierte en el aparato del
orden, de la ley y de la represión bajo los mandatos del poder del Estado y del
gobierno. No pueden ser independientes para ponerse al servicio de los más
pobres, a pesar de sus orígenes. La jerarquía, la disciplina, el salario, el
poder que ejercen en las pequeñas comunidades, suelen fortalecer su
autoritarismo, su carácter belicoso y pensar que todo lo que hacen es correcto.
No olvidaré aquella magnífica obra cinematográfica dirigida por Kubrick (Cara de
Guerra) y otras cintas más que enseñan cómo el cerebro de los miembros del
ejército es totalmente transformado para pensar en someterse y obedecer a su
jerarquía.
3. El ejército mexicano nunca ha asumido directamente el control gubernamental
del país. Aunque durante el imperio del general Iturbide (1822/23), en la era de
los gobiernos interrumpidos del general Santa Ana, durante la dictadura del
general Díaz (1876/1911) y de 1920 hasta 1946 tuvimos gobiernos encabezados por
generales, la realidad parecían más gobiernos civiles que militares porque cada
cuatro o seis años se realizaron comicios de manera ininterrumpida. Pero desde
hace poco más de 60 años todos los gobernantes han sido civiles y el ejército se
ha mostrado subordinado a los gobernantes en turno. Sin embargo desde hace 25
años, al mismo ritmo en que el PRI perdía el control del corporativo de
trabajadores y empresarios, que le había permitido dominar con mucha facilidad,
las masas de trabajadores comenzaron a irrumpir con mayor continuidad en las
calles y a cuestionar de manera consecuente las políticas de gobierno. El
ejército ha ocupado las calles con el pretexto del narcotráfico y la paz,
¿permanecerá en ellas?
4. En México hablamos de la "paz de los sepulcros" para recordar la "paz
porfirista" impuesta con sangre y fuego por el régimen dictatorial de Porfirio
Díaz. Recordamos siempre aquella consigna positivista de "paz, orden y progreso"
que tanto exigen los regímenes de derecha como base de su gobierno. "Paz y
orden" para elevar la producción en beneficio de los poderosos empresarios que
jamás tendrán llenadera. Quizá por eso el escritor Dostoyevski llegó a decir
algo parecido a que la paz (que beneficia a los poderosos) era sólo para los
pusilánimes muertos en vida y quizá también por ello los luchadores anarquistas
reivindican el "caos libertario" y autogestivo ante un "orden" impuesto desde
afuera, con la fuerza del poder, por los esclavistas. ¿Qué más productividad,
competencia, eficiencia, piden los capitalista a sus trabajadores si sólo pagan
un porcentaje mínimo a sus empleados y ellos se quedan con casi todo el
plusvalor de la producción?
5. ¿Qué hará el gobierno panista de Calderón ante el crecimiento de las
protestas en las calles y plazas contra la privatización, el desempleo y la
carestía; sobre todo, qué medidas tomará si su propuesta de privatización del
petróleo es derrotada en el legislativo, si la reforma a la ley del trabajo que
busca imponer es rechazada y, como consecuencia, pierde las elecciones
intermedias del próximo año? Seguramente volverá a pensar en el ejército para
imponer el orden y la paz, pero también podrá hacer lo que Fox cuando fue
derrotado en 2003: entregar parte de su gobierno al PRI con el fin de hacer un
frente sólido contra López Obrador y el PRD. Parece que en México el ejército no
ha tenido necesidad de tomar directamente el poder, aunque en los últimos 18
meses haya ocupado muchos estados de la República con el pretexto de la
destrucción del narcotráfico; sin embargo basta con ese hecho para que el país
se sienta amenazado por lo bota militar.
6. Durante 60 años (por lo menos) el gobierno y el PNR/PRM/PRI controlaron el
país mediante lo que se conoce en México como corporativismo, es decir,
reunieron bajo la dirección del presidente en turno a los líderes de
trabajadores y empresarios para controlarlos, someterlos y hacerles concesiones
económicas y políticas. La burguesía privada era extremadamente ignorante en
política, además que era "subdesarrollada"; por el contrario la burguesía que en
adelante se convertiría en burocrática manejaba todas las ideas acerca del
camino que debería seguir el país. Este régimen corporativo tenía algún parecido
al fascismo (porque además era autoritario) aunque en realidad era más bien
paternalista. El gobierno, producto de la Revolución Mexicana, se consideraba
con la fuerza suficiente, con el derecho y con capacidad para sentirse árbitro
entre el capital y el trabajo y, al mismo tiempo determinar lo que le convenía
en política cada momento.
7. Fue durante el sexenio de Lázaro Cárdenas (1934/40) cuando muchas tareas
pendientes de la Revolución Mexicana se pusieron en práctica. No se echaron a
andar porque el presidente sea bondadoso sino porque medidas como la fundación
de la CTM, el reparto de tierras, la nacionalización de ferrocarriles, la
expropiación petrolera o el refugio español, tenían que tomarse por un gobierno
que necesitaba recuperar fuerzas entre las masas para que no se vea rebasado.
Sólo habría que recordar que de 1929 a 1933 el mundo, México en particular,
había sufrido una profunda crisis económica que dejó sin comer a decenas de
miles de familias y que en ese mismo período el "maximato" de Calles había
llegado a un enorme desprestigio. Si Cárdenas y las corrientes que lo seguían no
hubieran cambiado de rumbo, sobre todo si no hubieran roto nexos con el general
Calles, ninguna medida popular se habría puesto en práctica con el peligro de
que se registraran estallidos sociales.
8. Aunque podría pensarse que es exagerado pensar en el establecimiento de un
régimen brutalmente autoritario encabezado por el ejército ante el incremento
del descontento, muchas muestras que ha dado Calderón parecen enseñar que no
está lejos de pensarlo. Mientras el PRI dominó durante 60 años haciendo uso del
corporativismo autoritario al agrupar a los campesinos en la CNC, a los obreros
en la CTM y a la burguesía media y alta en la CNOP y asociaciones empresariales,
al agotarse ese modelo muy efectivo de dominación, porque la población ha
logrado romperlo, la clase dominante tendrá que usar otra política. Ha sellado
el PAN, mediante jugosas concesiones, muchas alianzas con organismos obreros y
campesinos del PRI y ha usado a personajes como Esther Gordillo, del SNTE, al
líder de los petroleros y a viarios directivos del Congreso de Trabajo, pero no
le han dado los resultados que el presidente Calderón busca. Incluso en su
propio partido han surgido algunas inconformidades. ¿Qué escogerá Calderón?
pedroe@cablered.net.mx