Latinoamérica
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El ‘monólogo’ del presidente Sarkozy: Una representación de escaso alcance
James Petras
La Haine
Las FARC señalan directamente a Sarkozy por el asesinato perpetrado por
el gobierno de Uribe de su anterior equipo negociador, incluido el asesinato de
Reyes, que imposibilitó cualquier intercambio humanitario
El presidente francés Sarkozy ha aparecido en dos ocasiones en el epicentro
de los medios de comunicación de masas al anunciar su determinación de liberar a
la ciudadana de doble nacionalidad, francesa-colombiana, Ingrid Betancourt,
retenida en cautividad por el movimiento guerrillero colombiano Fuerzas Armadas
Revolucionarias - Ejército Popular de Colombia (FARC-EP). Siguiendo las huellas
de las exitosas negociaciones de Hugo Chávez en diciembre pasado y primeros de
enero de 2008, que condujeron a la liberación unilateral por parte de las FARC
de cuatro secuestrados, Sarkozy anunció su determinación de implicarse
directamente en la liberación de Ingrid, aunque tuviera que arriesgarse a llegar
hasta la selva de Colombia y trepar por sus montañas (1).
Una vez que las cámaras se esfumaron, Sarkozy puso a su Ministro de Asuntos
Exteriores, Bernie Kouchner, a cargo de las negociaciones con las FARC con un
teléfono móvil de larga distancia en la mano. Los antecedentes de Kouchner como
partidario entusiasta de la guerra estadounidense en Iraq (eligió este país para
su primer viaje en el cargo y así manifestar su apoyo a las tropas
estadounidenses), un seguidor incondicional de toda la vida de la guerra de
Israel contra los palestinos, incluyendo la guerra genocida contra Gaza, y su
gestión como alto representante de Naciones Unidas en Kosovo a finales de la
década de 1990, cuando se perpetró la limpieza étnica de 200.000 serbios, no le
convertían precisamente en alguien muy fiable como interlocutor con las FARC.
Kouchner estableció contacto telefónico con el dirigente y negociador de las
FARC Raul Reyes, uniéndose al presidente Chávez de Venezuela y al presidente
Correa del Ecuador. La CIA y los agentes de la inteligencia colombiana pincharon
las conversaciones telefónicas de Kouchner con Reyes, con o sin conocimiento de
Bernie (2). Reyes (desconociendo quizá el papel de Kouchner como intermediario
imperialista) negoció de buena fe, prometiendo liberar a Ingrid y a otros
prisioneros a cambio de la promesa de la respuesta recíproca por parte del
gobierno colombiano de liberar a 500 miembros y simpatizantes encarcelados de
las FARC.
Mientras tanto, el gobierno colombiano continuó con sus brutales y masivas
redadas por las zonas rurales, donde masacraba a cientos de campesinos
sospechosos de simpatizar con las FARC. El presidente colombiano Uribe afirmó
que el objetivo era ‘liberar’ militarmente a los prisioneros (3). El fracaso
vergonzoso de Sarkozy para convencer a Uribe de que negociara y la falta de
voluntad de Kouchner para presionarle hicieron que la misión humanitaria se
viniera abajo.
Un mes después, Sarkozy convocó de nuevo a los medios de comunicación y leyó una
carta dirigida al líder de las FARC Manuel Marulanda, exigiéndole que liberara
inmediatamente a Ingrid o tendría que enfrentarse al oprobio de la comunidad
internacional y a la condena eterna por un crimen contra la humanidad (4). Una
vez más, los medios de masas dieron la más amplia de las coberturas a su
discurso, fotos incluidas, que se emitieron por todo el mundo. Ni que decir
tiene que como director de orquesta de todo el acto ‘humanitario’, Sarkozy pensó
que no era conveniente mencionar las demandas de las FARC sobre intercambio
recíproco de prisioneros ni de la zona desmilitarizada para llevar a cabo las
negociaciones.
El silencio del Maestro Sarkozy sobre la campaña de bombardeos en curso del
presidente colombiano Uribe (y del presidente George Bush) sobre las zonas
rurales colombianas y su rechazo a negociar no se mencionó nunca durante, o
después, de su extravagancia en la prensa. Ignorado por las FARC, así como por
Uribe y Bush, Sarkozy se volvió hacia el presidente Chávez y le pidió que
exigiera a las FARC que proporcionaran pruebas recientes, fotos incluidas, de
los cautivos (5).
Las FARC notificaron a Chávez y Sarkozy que accederían a enviar dos emisarios,
que fueron capturados con toda prontitud por el ejército colombiano, torturados
y encarcelados. Evidentemente, las líneas de comunicación Kouchner-Chávez
estaban activamente controladas. A través de todo el ‘proceso de negociación’,
EEUU apoyó al régimen colombiano en su alegación que no haber recibido nunca un
solo mensaje público (y mucho menos exigencia) de Sarkozy instándole a responder
de forma positiva a los gestos de buena voluntad de las FARC liberando a algunos
de sus prisioneros políticos.
En la noche del 1 de marzo de 2008, un satélite de la inteligencia
estadounidense señaló la ubicación precisa de Reyes justo al otro lado de la
frontera con Ecuador y Uribe ordenó a las fuerzas colombinas que bombardearan el
campamento de los negociadores de las FARC, un ataque a través de la frontera
que mató a Reyes, el jefe de los negociadores de las FARC, y a otros 18
guerrilleros, a cuatro universitarios mejicanos y a un civil ecuatoriano (6).
La operación militar al otro lado de la frontera colombiana representó una
flagrante violación de la soberanía ecuatoriana y destruyó el proceso de
negociaciones. Uribe acabó deliberadamente con el principal negociador de las
FARC que trabajaba con Sarkozy, Chávez y Correa (7). Está muy claro que a las
FARC les resultó extremadamente costosa su concesión humanitaria unilateral, en
términos de pérdida de vidas de dirigentes clave, aumentando su vulnerabilidad
frente a las posibilidades de detección y ataque del ejército colombiano. En
ningún momento, Sarkozy o Kouchner criticaron a Uribe. De hecho, Kouchner alabó
los ataques antiterroristas de Uribe.
Sarkozy, al igual que esos actores cuyas rancias bromas no provocan ya risa
alguna excepto cuando adoptan una pose trágica solemne, convocó, una vez más, a
los medios de comunicación de masas para informar a las FARC que debían permitir
que la Cruz Roja Internacional se reuniera con Ingrid. Anunció que iba a enviar
un avión a Colombia con personal sanitario francés y que las FARC debían
preparar un contingente de bienvenida para escoltar a la enferma Ingrid
Betancourt hasta la delegación francesa para que pudiera recibir tratamiento
médico. Relegando a las FARC al papel de segundones, el director de orquesta
Sarkozy asumió que no tenían otra opción más que seguir su batuta porque si
rehusaban, afirmó, revelarían su ‘inhumanidad’ al impedir que una ‘cautiva
enferma, casi terminal’ recibiera cuidados médicos básicos (8).
Como todos los chantajistas morales, Sarkozy fue siguiendo la práctica de pedir
cada vez más después del primer pago. Una vez aseguradas las ‘pruebas’ previas
de la existencia de los cautivos, volvió a exigir nuevas concesiones
unilaterales. A primeros de abril, Sarkozy montó su show a la par que una
manifestación en París por la ‘Libertad de Ingrid’. El avión cargado de personal
sanitario aterrizó en Colombia y, como es habitual, Sarkozy pergeñó un show
grandioso ofreciéndose él mismo para ir a la selva si fuera necesario, sabiendo
perfectamente que no era más que un truco publicitario barato.
Sin embargo, en esta ocasión no había latinoamericanos que ofrecer en ‘apoyo’ de
su show en los medios. La presidenta argentina Cristina Kirchner, que estaba en
París en visita oficial, dijo a los medios que la liberación de Bentacourt
debería ser parte de un intercambio recíproco de prisioneros, poniendo una nota
disonante en el show de Sarkozy (9). El presidente Chávez fue incluso más
directo. Le dijo a Sarkozy que debería dirigir su mensaje humanitario a los
presidentes Bush y Uribe, ya que eran ellos los principales obstáculos para
cualquier intercambio recíproco de prisioneros (10).
El avión de Sarkozy se posó en una pista colombiana, donde el contingente
francés se fue aburriendo según pasaba el tiempo y no anhelaba más que volver a
París. La Cruz Roja Internacional no recibió mensaje alguno. Las FARC no
respondieron, conscientes de que cualquier comunicación o misión humanitaria
facilitaría de nuevo otro ataque del ejército contra los negociadores de las
FARC.
Las exigencias y órdenes a las FARC quedaron sin respuesta. El show no logró
retener la atención de los medios.
El silencio de las FARC era previsible, sabedores que cualquier comunicación con
Bernie Koucher estaría controlada por sus amigos de la CIA. Ni intercambios, ni
consultas, ni seguridad, ni respuestas. Los presidentes latinoamericanos que
habían prestado atención a los anteriores shows humanitarios en los medios no
enviaron siquiera funcionarios de tercera para que acompañaran al aburrido
personal de los medios y sanitarios franceses repantingados en el aeropuerto
infestado de mosquitos.
Varios días después, las FARC enviaron por email un comunicado público (4 de
abril de 2008) a Sarkozy y a la opinión pública en el que dejaban claro por qué
el ‘Monólogo’ de Sarkozy estaba predestinado a fracasar. El comunicado de las
FARC subrayaba cuatro puntos (11). Se afirmaba que la liberación previa
unilateral de seis prisioneros fue ‘decisión soberana’ de las FARC y no
consecuencia de debilidad o presiones, dejando así claro que no se les podía
forzar para hacer nuevas concesiones. En segundo lugar, subrayaron que su
prioridad, como parte de un acuerdo recíproco, era la libertad de sus 500
camaradas guerrilleros encarcelados en prisiones de Colombia y EEUU.
Enfatizaron que Uribe no había cumplido ninguna de las condiciones esenciales
para las negociaciones, especialmente una zona desmilitarizada donde pudiera
tener lugar el intercambio humanitario. Esto suponía recordarle a Sarkozy que su
parcial y distorsionado énfasis en una liberación unilateral de los prisioneros
retenidos por las FARC era irrealizable. Las FARC recordaron también a Sarkozy y
a la opinión pública que la militarización de las zonas rurales llevada a cabo
por las administraciones Bush y Uribe eran una amenaza mortal para cualquier
equipo negociador de las FARC.
La tercera parte del comunicado señalaba directamente a Sarkozy por el asesinato
perpetrado por el gobierno de Uribe de su anterior equipo negociador, incluido
el asesinato de Reyes, que imposibilitó cualquier intercambio humanitario.
Sarkozy, al pasar totalmente por alto el asesinato de Reyes y sus colegas, y al
no reconocer y condenar la política deliberada de Uribe de matar a los
negociadores, liquidaba cualquier posibilidad de continuar con la misión
humanitaria.
En la última parte, las FARC dejaban claro que en vista de las condiciones
anteriores, no iban a cooperar con la misión médica. Y en una señalada
referencia a la arrogancia unilateral, aunque impotente, de Sarkozy, a las
imposiciones y a sus pretensiones de erigirse en un líder humanitario mundial,
las FARC afirmaban con toda claridad: "No actuamos en respuesta a chantajes y
campañas en los medios. Si al comienzo del año el presidente Uribe hubiera
desmilitarizado Pradera y Florida (dos municipios) durante 45 días, tanto Ingrid
Betancourt como los prisioneros del ejército y los prisioneros de la guerrilla
habrían recobrado su libertad y habría habido una victoria compartida’.
Cae el telón
El avión con el séquito médico y los medios voló de regreso a París. No había
periodistas esperando en la pista vacía y oscura. Una vez más, Sarkozy, director
y actor único de su monólogo, había manifestado su virtuosismo como intérprete
fracasado y político mediocre.
Epílogo
Dos meses después, Bernard Kouchner celebró la muerte del dirigente de las FARC
Manuel Marulanda, y el asesinato de otros dirigentes, manifestando que abrían el
camino para la liberación de Betancourt, haciéndose eco de la línea del régimen
de Uribe. Esto puso fin con absoluta eficacia a cualquier papel francés en el
proceso, en coherencia con la larga afinidad de Kouchner con regímenes de
mafiosos.
Notas
(1) BBC, 6 diciembre 2007, y AFP, 28 febrero 2008.
(2) Última entrevista con Reyes, 28 febrero 2008, por Anibal Gurgon e Ingrid
Storgen, Kaosenlared
(3) 'Uribe ordena al ejército que ‘localice’ a los secuestrados por las FARC',
La Jornada, 30 marzo 2008.
(4) La Jornada, 26 marzo 2008.
(5) La Jornada, 30 marzo 2008.
(6) Miami Herald, 6 marzo 2008. Sobre la colaboración de EEUU, véase Expresso/Guayaquil
"Pilotos colombianos operaron desde la base estadounidense en Manta".
(7) Richard Goff : 'Uribe's Illegal Cross Border Raid', Counterpunch, 3 marzo
2008.
(8) La Jornada, 3 abril 2008. El 8 de abril, sólo cinco días después, Kouchner
admitió que la salud de Ingrid Betancout era mejor de lo que había dicho Sarkozy.
(9) La Jornada, 7 y 8 abril 2008.
(10) La Jornada, 4 abril 2008.
(11) Comunicado de las FARC, 4 abril 2008. Agencia Bolivariana de Prensa.
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