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General José Alejandro Bernales
El alma de Chile
Además de la aceitada maquinaria propagandística del gobierno, la muerte del general Bernales ha dejado en evidencia el carácter fascista del alma de Chile. Sino ¿cómo entender que sin mayor cuestionamiento ciudadano, se eleve hoy al panteón de los heroes a un jefe policial involucrado en graves violaciones a los derechos humanos tras su paso por Wallmapu? La lista es larga y ha sido documentada por diversos organismos internacionales.
Pedro CAYUQUEO
Azkintuwe
La noticia ha golpeado el alma del pais. Es lo que han señalado a coro todos
los medios de comunicación, escritos, radiales, electrónicos y televisivos, que
han elevado al general de Carabineros José Bernales, fallecido en un trágico
accidente aéreo en Panamá, a la categoria de heroe nacional. La propia
Presidenta de la República Michelle Bachelet, interrumpiendo su gira por la
Cuarta Región, sostuvo con la voz entrecortada estar desolada y triste con la
noticia. "Siento un gran dolor desde el punto de vista de la pérdida de un gran
hombre, de un gran general director de Carabineros, de un tremendo liderazgo",
señaló la primer mandataria en la loza del aeropuerto de La Serena, al borde de
las lágrimas y buscando interpretar el sentir de toda una nación en duelo.
¿Mera propaganda para legitimar un estado policial? ¿Estrategia de La Moneda
para desviar la atención pública de la contingencia? Todas las anteriores, pero
mucho más. Basta un intercambio de palabras con el vecino o el almacenero de la
esquina para comprobar que la muerte de Bernales a golpeado en verdad a muchos.
Y fuerte. Se trataba en los hechos de un general "respetado", proveniente "del
pueblo", que hablaba como "el pueblo" y que conducía la institución policial
como al pueblo chileno le gustan de cierto modo sus líderes: carismáticos, de
mano firme, hablar golpeado y hasta cierto punto autoritarios y arrogantes.
Figuras paternales amadas por la ciudadania de este país provinciano y que han
existido en toda la historia de Chile, desde Portales a Pinochet, desde
Alessandri Palma a Ricardo Lagos. Ellos fueron políticos. Bernales, un sheriff
de tomo y lomo.
Además de la aceitada maquinaria propagandística del gobierno, la muerte del
general Bernales ha dejado en evidencia el carácter fascista del alma de Chile.
Sino ¿cómo entender que sin mayor cuestionamiento ciudadano, se eleve hoy al
panteón de los heroes a un jefe policial involucrado en graves violaciones a los
derechos humanos tras su paso por Wallmapu? La lista es larga y ha sido
documentada por diversos organismos internacionales de prestigio: Violentos
allanamientos a comunidades; detenciones arbitrarias de dirigentes y comuneros;
torturas y apaleos en zonas rurales y cuarteles policiales; amedrentamiento
contra mujeres, ancianos y niños; ello sin olvidar el asesinato impune de dos
jóvenes mapuches, ejecutados a sangre fría por el gatillo fácil y la
permisividad de los altos mandos. Bernales, el principal de ellos.
"Chile ha perdido a un gran General Director, es momento de tristeza, pero
también es momento de seguir con el legado que él dejó: una institución con la
mayor credibilidad ciudadana de la historia y con un mando impecable", declaró
el subsecretario del Interior, Felipe Harboe, visiblemente emocionado. No miente
Harboe y lo sabe. Carabineros de Chile goza de un prestigio ciudadano que
envidian sus pares de Brasil, México y porque no decir, Panamá. Extraño
fenómeno. En esos países la policía también reprime a menudo y sin
contemplación. En las favelas de Rio, el gatillo fácil es un deporte casi tan
popular como el fútbol. ¿Cuál es la diferencia? Que allí la policía además roba
y extorsiona. En Chile, en cambio, matan, golpean, reprimen y torturan, pero no
son corruptos. ¡No señor! ¡eso si que no!... bendito consuelo.
Una sociedad que es capaz de hacer vista gorda frente a una policía militarizada
caracterizada por disparar primero y preguntar después, no puede estar en su
sano juicio. Una sociedad que transforma en éxitos televisivos docu-realitys
policiales donde se persigue, denigra, golpea y estigmatiza a los sectores más
postergados, no puede pretender ser llamada democrática. Sospecho que una
sociedad de este tipo, que rinde honores a un general que se vanagloriaba en
Wallmapu de "salir a cazar delincuentes", difícilmente podrá aceptar de buenas a
primeras la legitimidad de nuestro reclamo histórico. Mucho menos podrá demandar
a las autoridades privilegiar el diálogo político y no la lógica de los
calabozos, esta última carta de presentación del fallecido general a su arribo
como Jefe Policial en Temuko. Todo ello fiel reflejo de lo mucho que nos queda
por hacer.
Bernales ha muerto, se libró de la justicia terrenal y si responderá o no por
sus actos en una hipotética otra vida, cuestión de creyentes. Nadie puede, sin
embargo, celebrar su trágico final. Dicha actitud, además de reprochable, atenta
contra los valores básicos de cualquier sociedad que se diga respetuosa de los
derechos humanos. ¿O no es eso precisamente lo que exigimos tan a menudo, que se
respete en Wallmapu el valor de la vida humana, el principal y más básico de los
derechos que nos asisten? Y es que no podemos confundir las ansias de justicia
con el revanchismo o la venganza. No si decimos luchar por una sociedad
distinta, mejor, más "mapuche" para nuestros hijos e hijas. Poco y nada que
agregar. Solo desear a los familiares del general toda la paz y el consuelo que,
llegado el día, quisieramos para con los nuestros / AZ
* Periodista, director de Azkintuwe.