Latinoamérica
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"No vamos a acumular para disputar el poder sólo por el camino
institucional"
Entrevista con João Pedro Stédile, de la dirección del MST y Vía Campesina
"El PSOL intentó reconstruir un PT de izquierda pero no
logró acumular porque la táctica, el camino está vencido"
Prensa de Frente
El hombre va por la ruta en su camioneta y para en un puesto de peaje. Paga y le
pregunta al empleado: "¿sabes a dónde va este dinero?", el empleado se sorprende
y apenas logra balbucear un tímido "no". El conductor lo reta: "¡te estoy dando
dinero y no sabes a dónde va a parar!". Pone primera y les explica a sus
acompañantes: "campaña ideológica permanente". El hombre en cuestión es João
Pedro Stédile, animal político, miembro desde hace años de la Dirección Nacional
del Movimiento Sin Tierra de Brasil, uno los máximos referentes de la
organización más grande de América Latina y de la Vía Campesina. Verborrágico y
con gran sentido del humor, Stédile puntualiza en una charla con Prensa De
Frente los desafíos que se plantean en esta coyuntura, las dificultades para
construir herramientas de unidad y la relación entre movimientos sociales e
instrumentos políticos.
Brasil vivió un período de crecimiento y avances de las luchas populares a fines
de los ´70 y durante los ´80, que incluyó el surgimiento del Movimiento Sin
Tierra, de la CUT (Central Única de Trabajadores) y de la Unión Nacional de
Estudiantes, entre otros, y que tuvo en el plano político como expresión central
al Partido de los Trabajadores (PT). Stédile explica que "desde el ´89, con la
derrota político electoral del proyecto democrático-popular que el PT encarnaba
en manos del neoliberalismo, estamos en un largo proceso de descenso del
movimiento de masas. Y al mismo tiempo, un período en el que el capital tiene
absoluta hegemonía en la economía y en el Estado. En ese contexto es que se dio
la elección del gobierno Lula, que fue una victoria contra el neoliberalismo
puro pero que no consiguió alterar la correlación de fuerzas".
- ¿Cuáles serían, ante este escenario, los principales desafíos que se
plantean para el MST y los movimientos sociales en general?
- Nosotros observamos cinco grandes desafíos:
1- Colocar prioritariamente nuestras energías en la formación de militantes y
cuadros, para crear una base ideológica en la militancia y prepararlos para las
luchas futuras.
2- Recuperar la práctica social de retomar el trabajo de base, o sea el trabajo
que el militante hace con las masas para organizarlas, un trabajo no sólo de
agitación sino más bien de organización, dentro de las fábricas, en los barrios,
las universidades...
3- Estimular permanentemente las luchas sociales porque sólo la lucha social es
la que genera el proceso de desenvolvimiento de la conciencia de las masas;
ellas no aprenden en las aulas ni en los libros sino en la confrontación de la
lucha de clases. Entonces, las organizaciones sociales, la militancia, deben
estimular todo el tiempo la lucha social. Allí es donde afloran los conflictos y
donde se genera conciencia de clase y de cuáles son las contradicciones que hay
entre las clases.
4- Construir en el marco del curso de las fuerzas populares que existe en el
Brasil un proyecto para el país, que represente una especie de programa mínimo,
o un proyecto que organice a las fuerzas en torno de un objetivo de mediano
plazo. A largo plazo todos tenemos como proyecto estratégico el socialismo, pero
el socialismo por sí solo no organiza la lucha política, es una referencia,
entonces hasta que lleguemos al socialismo ¿qué proyecto tienes para el país? El
desafío actual es construir un proyecto que represente soluciones concretas a
los problemas de las masas y que acumule fuerzas para el socialismo.
- ¿En qué consistiría, en lo concreto, este "Proyecto Popular para el
Brasil"?
- Este concepto que utilizamos en la Consulta Popular y en los movimientos de la
Vía Campesina, "un Proyecto Popular para el Brasil", sería intentar resolver los
problemas de la sociedad brasileña a partir de las necesidades populares. En
esencia es un proyecto que diga: "va a haber trabajo para todos (la economía se
va a tener que organizar para garantizar esto); va a haber distribución de la
renta; todo el mundo va a ganar lo necesario para tener una vida resuelta;
tierra y vivienda para todos; educación pública y gratuita; cultura para todos".
Evidentemente un proyecto de este tipo también tiene que ser claro y decir:
"para que haya tierra para todos es preciso desapropiar los latifundios; para
que haya vivienda para todos el Estado tiene que hacer programas populares; para
que haya distribución de la renta hay que estatizar los bancos". Entonces no es
sólo un proyecto que levante reivindicaciones corporativas sino que apunte a las
soluciones estructurales y que combata la acumulación del capital. Es un desafío
porque ese proyecto todavía no es socialista y al mismo tiempo no quiere ser
capitalista.
- El quinto desafío...
- El último desafío es, a partir de los desafíos anteriores, producir en la
sociedad brasileña un re-ascenso del movimiento de masas, que las masas retomen
el escenario político. Esto no consiste sólo en hacer grandes movilizaciones, se
da cuando la clase de forma organizada intensifica los enfrentamientos, toma
iniciativas, y al mismo tiempo transforma esas luchas en una acumulación
orgánica, paulatina, para la clase en forma autónoma. La lucha de clases
funciona como ciclos. En Brasil hubo un ascenso del ´45 al ´64, un descenso del
´64 al ´79 con la dictadura, un re-ascenso del ´79 al ´89, y del ´90 para acá
estamos en un nuevo descenso. Esperamos en los próximos años entrar en un nuevo
ciclo de re-ascenso.
- ¿Qué perspectivas hay de generar una herramienta alternativa que pueda
disputar el poder si se produce este nuevo ciclo de re-ascenso?
- Creemos que la construcción de uno o varios instrumentos políticos que vayan
acumulando va a depender justamente de ese re-ascenso, se van a desenvolver
conjuntamente. No pasa por reunir un grupo de dirigentes e intelectuales, formar
un partido y decir "vamos para las masas".
- ¿Cómo imagina ese instrumento político? ¿Cómo sería la relación con los
movimientos sociales?
- La relación de los instrumentos políticos con los movimientos sociales es una
relación dialéctica de autonomía y complementariedad. Los movimientos sociales
tienen la obligación de hacer lucha de masas, pero la lucha de masas es
insuficiente para transformar la sociedad, no construye por sí sola proyecto
político, para disputar el poder debemos tener instrumentos políticos,
organización política que se proponga disputar el poder del Estado, cosa que los
movimientos sociales no se proponen y no deben. Al mismo tiempo el instrumento
político no puede estar separado de las masas porque su fuerza política para
disputar el poder son las masas organizadas. Entonces la situación en Brasil es
muy compleja porque como estamos en un descenso no hay capacidad política de
construir los diversos instrumentos.
- ¿Apuestan a que Consulta Popular se transforme en ese instrumento político?
- Dentro de Consulta Popular siempre repetimos que somos apenas un pequeño
agrupamiento de militantes y dirigentes, y en cierta forma adoptamos también la
concepción que Marta Harnecker expresó diciendo que difícilmente un país tan
grande como Brasil tenga una organización política que impulse la
transformación, que va a ser lo que ella llamó "vanguardia compartida", o sea
que probablemente sean varias organizaciones políticas, de distintos niveles y
naturaleza, que si tuvieran un proyecto político similar van a caminar rumbo a
la toma del poder. Nosotros queremos ser apenas una de esas, no pensamos que
vamos a ser la vanguardia de ese proceso.
- ¿En qué medida las diferentes miradas sobre el gobierno Lula dificultan las
posibilidades de generar ese proyecto popular, de avanzar en mayores niveles de
unidad?
- El gobierno Lula representó el fin de una etapa que fue dirigida por el PT.
Nosotros no compartimos esa visión de algunos sectores de la izquierda de que el
gobierno Lula es el culpable por el descenso, por la crisis ideológica, por el
fin del PT. En realidad es más bien la expresión del fin de ese ciclo, es la
expresión de esa estrategia electoral. Por eso pensamos que es equivocado como
táctica pensar que vamos a organizar a las masas, que vamos a elevar el nivel de
conciencia, que vamos a generar un re-ascenso, transformando al gobierno en el
principal enemigo. El gobierno Lula es resultante de este período y por lo tanto
resultó un gobierno de composición de clases, de conciliación, pero tampoco es
un gobierno claramente de derecha, de la clase dominante, así como no es un
gobierno de izquierda y de la clase trabajadora. Es el resultado de ese pacto,
de esa conciliación.
Ahora, la lucha de clases la tenemos que hacer contra los banqueros, los
latifundistas, la burguesía imperialista, ahí es por donde debemos acumular. El
PSOL intentó reconstruir un PT de izquierda pero no logró acumular porque la
táctica, el camino está vencido. No vamos a acumular para disputar el poder
apenas por el camino institucional.
- ¿Cómo hacen para sentar postura sobre el gobierno sin caer en ninguno de
esos extremos?
- Para nosotros, desde Vía Campesina, es muy fácil, porque nuestros enemigos de
clase son claros: los latifundios, los bancos, las empresas transnacionales, los
grandes monopolios... Entonces nosotros acumulamos haciendo lucha de masas
contra los enemigos de clase.
- Está bien, pero también se puede considerar que, de alguna manera, el
gobierno ayuda a garantizar las grandes ganancias de los banqueros, los
empresarios, los latifundistas...
- No necesariamente, la lucha de clases es mucho más compleja, el poder
económico de las clases dominantes hoy y sus tasas de ganancia no necesariamente
dependen de decisiones gubernamentales. Concretamente aquí en Brasil las tres
variables que más influyen en las tasas de ganancia de las clases dominantes (o
sea la tasa de interés, la tasa de cambio y el superávit primario) están
dirigidas por el Banco Central. Eso no exime la responsabilidad del gobierno,
pero para la burguesía es más importante controlar el Banco Central que el
Palacio de gobierno.