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El pueblo está en las FARC y las FARC son el pueblo en armas
ANNCOL y ABP
Entrevista con Iván Márquez, integrante del Secretariado de las FARC-EP :: El
Ministro de defensa Juan Manuel Santos habla con la mirada fija en el 2010 y en
la presidencia de la República
En territorio ecuatoriano, el primero de marzo fue abatido, con varios
combatientes de su guardia y algunas personas que estaban de visita en su
campamento de paz, el comandante Raúl Reyes, integrante del Secretariado
Nacional de las FARC-EP. A los pocos días, el 7 de marzo, por manos de un agente
enemigo infiltrado en las filas del Bloque noroccidental, fue atrozmente
asesinado, al lado de su compañera, el Comandante Iván Ríos, también integrante
de la máxima instancia ejecutiva del Estado Mayor Central insurgente.
Es Indudable que estos hechos han suscitado una nueva situación para el
desarrollo de la confrontación política, militar y social colombiana, que en el
primer caso genera comprometimiento y desestabilización diplomática en la región
latinoamericana y en el segundo, como también ocurre en el primero, toca
sensiblemente estructuras de conducción estratégica en el seno de la guerrilla
más antigua y experimentada del continente. Sobre éstos y otros temas
trascendentales como el canje de prisioneros, la ilegitimidad del gobierno y la
crisis estructural del Estado, dialogamos con el Comandante Iván Márquez,
miembro del Secretariado Nacional de las FARC-EP.
¿Cuál es el balance que hace la Dirección insurgente respecto a las
lamentables muertes de los comandantes Raúl Reyes e Iván Ríos, tan festejados
por la oligarquía colombiana, en momentos en que las FARC-EP, mediante gestos
unilaterales y a pesar de la intransigencia uribista, venían mostrando su mayor
disposición para llegar a un acuerdo de intercambio humanitario que abriera
caminos de paz?
Ha sido un golpe muy duro y nos ha estremecido hasta el alma. Se trataba de dos
comandantes muy valiosos, como lo son todos los que combaten por la causa de los
pobres de la tierra. Duele que Raúl haya caído cuando buscaba caminos para el
canje humanitario, al que consideraba peldaño en dirección a la paz con justicia
social. Con perfidia Uribe aprovechó esa circunstancia para planificar con el
concurso de los Estados Unidos y de Israel la celada criminal.
La muerte de Iván quedará como constancia histórica de la degradación de la
guerra que rige las acciones del Estado. Cortarles las manos a los adversarios
abatidos… Es la sevicia del régimen colombiano, no de ahora, sino de siempre.
También corta cabezas y desmembra a sus víctimas. El júbilo triunfalista de las
oligarquías durará un instante. La inconformidad social está incrementando el
volumen de fuego de su cólera. La muerte de Raúl, de Iván y de tantos otros, no
es una victoria del adversario: es un espejismo. Las FARC no son uno, ni dos, ni
tres, ni cinco comandantes, ni varias columnas… son el pueblo con un ansia
incontenible de victoria.
El día del alzamiento general se podrá apreciar con nitidez que el pueblo está
en las FARC y que las FARC son el pueblo en armas. Comandantes virtuosos en los
campos militar y político como Joaquín Gómez y Mauricio Jaramillo han ocupado el
lugar de los caídos, garantizando un Estado Mayor Central cohesionado en torno
al Comandante en Jefe, al Plan Estratégico de las FARC, a la Plataforma
Bolivariana por la Nueva Colombia…, y a la bandera de paz con justicia social
que tremola en lo más alto de la sierra guerrillera. Nuestros muertos siguen
viviendo en los fusiles y en el proyecto político y social de las FARC. En sus
tumbas depositamos hoy una roja flor de arizá, de las que sólo brotan en las
montañas rebeldes de Colombia, la de Bolívar. Venceremos. Habrá Nueva Colombia,
Patria Grande y Socialismo.
El Presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez ha ofrecido garantías para que
una misión médica organizada por el gobierno francés pueda asistir a prisioneros
de guerra en la profundidad de la selva. ¿Han sido consultadas las FARC al
respecto?
No. Es algo que están montando sin contar con las FARC. El éxito de un
emprendimiento de esa naturaleza no puede dejarse en manos de una excesiva
ilusión. Uribe dice que garantiza… ¿garantiza qué? ¿Acaso es vocero
insurgente?... ¡No faltaba más! El designado por el Secretariado de las FARC
para hablar con la delegación del gobierno francés era el comandante Raúl Reyes,
pero como todos saben, Raúl fue abatido en un ataque militar de los gobiernos de
Colombia y de los Estados Unidos en territorio ecuatoriano, violando
flagrantemente la soberanía de ese país y la ley internacional. Esta es la razón
por la cual el gobierno francés no ha podido contactar a las FARC. Por esa
consecuencia fatal del artero ataque, no hay hoy interlocutor de las FARC para
tal efecto.
Pero la Iglesia católica ha instado al Secretariado de las FARC a nombrar
rápidamente el reemplazo de Raúl Reyes…
Con todo respeto, los insignes purpurados creen que eso es como soplar y hacer
botellas. Lo que ha ocurrido con el asesinato de Raúl Reyes e Iván Ríos es
sumamente grave. Una persona con cuatro dedos de frente entiende que no se
puede, en estas circunstancias, ni actuar ni exigir tan alegremente, como si
nada hubiese ocurrido. Las FARC no bailan al son de las campañas mediáticas ni
de mediaciones parcializadas. La diplomacia santanderista del gobierno de Bogotá
mata mientras sonríe. Asesina a nuestros voceros y luego dice que está dispuesto
a conversar. Sostiene que propicia el acuerdo humanitario y ordena al mismo
tiempo el rescate militar, a sangre y fuego, de los prisioneros en la montaña.
Extradita guerrilleros a los Estados Unidos y luego exige que los tres gringos
prisioneros por las FARC, deben ser liberados. Habla de humanidad y su gobierno
está montado sobre miles de fosas comunes y masacres. Se ufana de su "seguridad
democrática", que es de los gringos, pero más de 30 millones de colombianos -de
44- viven en la pobreza. Practica todos los días el terrorismo de Estado y tiene
la desvergüenza de endosar esa condición a sus opositores.
Es un gobierno tan mafioso como Don Vito Corleone y tiene el descaro mediático
de calificar a los guerrilleros de narcotraficantes. No. No. La opinión pública
no es candor en flor, y mucho menos la guerrilla de las FARC. Debieran leer con
más atención los folios de la historia del Ejército del Pueblo, que enseña que
cuando las FARC reciben ataques mansalveros como el de Casa Verde, el régimen
obtiene indefectiblemente una respuesta digna, acorde con la gravedad de los
hechos.
El ministro de defensa Juan Manuel Santos ha calificado la agresión al
Ecuador como una acción legítima de guerra y el comandante de las Fuerzas
Militares, general Fredy Padilla de León, asegura que todo aquel que se reúna
con las FARC se convierte automáticamente en objetivo militar…
Ahí están pintados. Ellos actúan en consonancia con la oficina que los gringos
han montado en la antigua zona del Canal de Panamá para monitorear con las ocho
agencias de la inteligencia americana, las fronteras de Colombia con Venezuela,
Ecuador y Panamá, en función de atizar y justificar un eventual conflicto bélico
entre naciones, en el marco de la estrategia geopolítica de Washington. Con lo
expresado por el general Fredy Padilla de León, uno se pregunta si hubiese dicho
lo mismo, si en lugar de los estudiantes mexicanos y del ciudadano ecuatoriano,
hubiesen estado reunidos con Raúl los delegados del gobierno francés.
Es que ellos, el gobierno y sus generales, creen que su hipócrita lucha contra
lo que llaman tendenciosamente "terrorismo" justifica todos sus desafueros y
transgresiones. Y en cuanto al Ministro de defensa Juan Manuel Santos, una sola
reflexión: ha dicho con arrogancia infinita, pero con la mirada fija en el 2010
y en la presidencia de la República, que si por justificar el ataque bélico de
Colombia contra Ecuador, lo llaman "Halcón de la guerra", que lo sigan llamando
entonces "Halcón de la guerra".
El problema es que ese señorito de la oligarquía a duras penas alcanza a cobarde
halconcillo detrás de un escritorio, que ni siquiera sabe a qué huele la
pólvora. Es de lo que azuzan a la guerra pero no exponen su pellejo en la línea
de fuego, como sí tienen que hacerlo los soldados y algunos oficiales
subalternos. Mientras aparece sonriente ante micrófonos y cámaras con la "V" de
la victoria que no le pertenece, y que no han logrado, van desapareciendo
también de su memoria los militares muertos y los mutilados. Más que de halcón,
tiene la apariencia y el vuelo de un gavilán pollero. Que lo diga el país.
Las computadoras incautadas, según el gobierno de Colombia a Raúl Reyes, y
rescatadas de un demoledor bombardeo parecen más bien un expediente de Bogotá y
Washington para chantajear a los gobiernos de Venezuela y Ecuador y para atenuar
la resistencia de los pueblos de Nuestra América a las política imperiales… ¿Se
le puede dar algún rango de credibilidad a lo que están difundiendo como su
contenido?
A un gobierno mentiroso como el de Uribe Vélez no se le puede dar ningún crédito
ni aquí ni en Cafarnaúm. La mentira es la punta de lanza de su asquerosa
diplomacia. De ahí su total aislamiento en el concierto de las naciones
latinoamericanas. Si acaso tendrá un par de cómplices, pero nunca amigos. Mintió
cuando habló de persecución en caliente. Mintió y sigue mintiendo cuando dice
que la guerrilla dispara desde Ecuador. Miente cuando dice que las FARC reciben
armas y dólares de Venezuela. De haberlo recibido –y no les quepa la menor duda-
ya habríamos tumbado mil veces ese gobierno pútrido de Bogotá que se ensaña
contra el pueblo a través de la "seguridad democrática", que a la larga es
"seguridad inversionista" como lo confesó el propio Uribe en la Guajira. Miente
cuando dice que la firma del TLC será la redención social de Colombia, cuando en
realidad es grillete de la esclavitud moderna.
No se le puede creer a un gobierno mentiroso y terrorista cuando califica de
terrorista la lucha de los débiles. El propio Goebbels está metido en el Palacio
de Nariño. Lo que realmente debe generar alarma en la conciencia ética de
Nuestra América es que nadie diga nada ante la criminal ayuda de Washington en
millones y millones de dólares y en armas al gobierno fascista y narco
paramilitar de Colombia para incendiar al país con una guerra injusta, como son
todas aquellas que se proponen la opresión y el expolio. Le corresponde al
tribunal de los pueblos juzgar esa criminal política. Al pueblo de Colombia le
asiste el sagrado derecho universal a alzarse contra la opresión y a sacudirse
del yugo que mantiene encorvada su cerviz.
El gobierno de Bogotá aborrece a Chávez por su osadía de desplegar, en medio de
la tempestad de la guerra de los poderosos, la bandera de la paz porque ella
arruina sus negocios. Chávez es Nuestra América a las puertas del nuevo
Ayacucho. Es a Bolívar, a su proyecto político y social que despunta en esta
aurora, a quien temen las oligarquías y el imperio. Y de Correa les asusta su
imagen de dignidad que se agiganta al lado del héroe Alfaro y del Mariscal de
Ayacucho iluminando el camino a los pueblos del continente. Por la paz con
justicia social, por el decoro y por la unidad en una Gran Nación de repúblicas,
estamos dispuestos a dar hasta la vida. Y estas no son palabras al viento.
¿Cree necesaria la revocatoria del Congreso por su alto grado de
contaminación con la para política y el fraude electoral?
Es que la dignidad no puede convivir con la ilegitimidad. Los colombianos no
pueden ser prisioneros ni secuestrados de la obediencia a este gobierno. Un
poderoso grito social está rafagueando con sus chispas de indignación el cielo
de la ilegitimidad de las instituciones. Por algo Uribe expresa su tajante
desacuerdo con la revocatoria del Congreso y llama desesperado a fortalecer las
instituciones, porque sabe que si cae el Congreso, tras su estruendo debe caer
también el Ejecutivo infecto que preside. Esta verdad como el sol no se puede
tapar con las manos ni con mentiras.
Uribe resultó elegido Presidente de Colombia con los mismos votos que llevaron
al Congreso a los Senadores y Representantes de la narco-para-política. Uribe
está ahí gracias al fraude electoral que armaron los paramilitares y el DAS
(Seguridad del Estado) que obligó a votar por él a punta de fusil y motosierra,
y que puso a sufragar hasta los muertos. La llamada institucionalidad
colombiana, hiede. Uribe y el Congreso deben renunciar porque su mandato
usurpado es ilegítimo e ilegal. Colombia necesita un gran acuerdo nacional por
la paz, la democracia verdadera y la dignidad. El llamado de nuestro manifiesto
a reunir en un solo haz las fuerzas del cambio, como nueva alternativa de poder,
debe abrirse espacio. Que cese la horrible noche. Colombia se merece otro
gobierno que le dé la mayor suma de felicidad posible.
En las montañas de Colombia, abril 5 de 2008