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Central Obrera: Ni Evo ni la oligarquía
Econoticiasbolivia.com
Convocan a luchar por tierras, por gas, petróleo y minas para el Estado, y por
salarios y trabajos dignos. Hay que expropiar ahora a los latifundistas y a las
transnacionales, dicen en Oruro
Zafándose del control gubernamental, el XIV Congreso de la Central Obrera de
Oruro, dominada por los mineros proletarios, postuló la vía revolucionaria para
superar el tibio reformismo del gobierno indígena de Evo Morales y para aplastar
la rebelión de la oligarquía separatista del oriente.
"Los trabajadores no queremos ni los Estatutos autonómicos separatistas de la
oligarquía ni la Constitución Política del (gobernante Movimiento al Socialismo)
MAS", proclamó el nuevo secretario ejecutivo de la Central Obrera, Jaime
Solares, elegido por el cónclave laboral para retomar la lucha revolucionaria
del 2003, recuperar la línea de independencia sindical frente al gobierno
indigenista e impulsar una lucha frontal contra la burguesía, las
transnacionales y el imperialismo.
El minero Solares, en su calidad de máximo dirigente de la Central Obrera
Boliviana (COB), había dirigido los levantamientos populares que culminaron con
el derrocamiento de los gobiernos neoliberales en el periodo 2003-2005, y una
vez concluido su periodo como dirigente volvió a trabajar durante dos años como
minero de base en la mina de estaño de Huanuni.
El congreso laboral de Oruro, que marca el resurgimiento de la lucha
revolucionaria de los trabajadores, cuestionó al Gobierno de Morales por
abandonar la agenda de 2003-2005 y por buscar una concertación y alianza con la
oligarquía, en vez de combatirla y derrotarla.
"Los trabajadores no estamos ni con Evo Morales ni con los fascistas de la
oligarquía, los trabajadores estamos por la revolución", dijo Solares al
postular una "tercera vía" frente a la actual polarización que se da entre el
gobierno de la izquierda indigenista y la extrema derecha que tiene el control
político y económico de los valles y el oriente del país.
No más concertación con la derecha
Los sindicalistas cuestionaron la extrema "tolerancia y debilidad" del gobierno
de Morales con los prefectos (gobernadores) y dirigentes cívicos y empresariales
de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija, Cochabamba y Chuquisaca que organizan
referéndums ilegales e inconstitucionales para legitimar el poder de facto que
ejercen en sus regiones, doblegando al Gobierno central y asestando al
presidente Morales su mayor derrota política de los últimos dos años (ver:
Tierra para los indios
Y esto es precisamente lo que no quiere la radical Central Obrera de Oruro, que
postula, por el contrario, la profundización de las reformas para que el Estado
expulse a las transnacionales y nacionalice el gas, el petróleo y las minas,
anule los grandes latifundios, acabe con el neoliberalismo y mejore las
condiciones de vida y de trabajo de la empobrecida población boliviana.
Para ello, el Congreso sindical enarboló las banderas para liquidar el poder
económico y político de la oligarquía, con medidas que van mucho más allá del
tibio reformismo gubernamental que tiene como límite la defensa de la propiedad
y la inversión privadas.
Así, la Central Obrera plantea la inmediata "expropiación de la tierra de los
latifundistas" y la "creación de milicias armadas para autodefensa frente a la
represión estatal y el fascismo". Con ello, los trabajadores de Oruro apuntan a
liquidar el poder de los 100 poderosos clanes familiares que son dueños de 25
millones de hectáreas de las tierras más fértiles de oriente y los valles, cinco
veces más que la que poseen en conjunto dos millones de campesinos pobres. Estos
clanes dirigen la revuelta contra Morales, manejan la economía, controlan la
tierra y que, al levantar la bandera de la autonomía y ofrecer mejores
condiciones de vida y de trabajo, han logrado captar el masivo apoyo de la
población civil y las organizaciones cívicas, vecinales, sindicales y
empresariales en Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y parcialmente en Cochabamba y
Chuquisaca.
Banderas revolucionarias
Expropiando las tierras a los latifundistas y entregándola a los campesinos
pobres, los sindicalistas creen que podrán mermar el poder de la oligarquía.
Junto a ello, otro instrumento para lograr que los trabajadores en el oriente y
los valles dejen de apoyar a la burguesía agroexportadora es la vigencia del
salario mínimo vital con escala móvil que significaría que los empresarios
eleven en siete u ocho veces el salario que pagan a sus obreros (en promedio el
salario mensual vigente es de 100 dólares y lo que se necesita para sostener en
condiciones dignas a una familia es de casi 800 dólares).
Estas medidas, sin embargo, no son aceptadas por el Gobierno de Morales y menos
por la burguesía agrofinanciera, por lo que su exigencia significa una lucha
contra las limitaciones del primero y los millonarios intereses de los otros.
Unidad sindical
El congreso, celebrado la pasada semana, convocó "a la unidad de los
trabajadores para luchar contra las oligarquías, partidos de derecha y empresas
transnacionales" e "iniciar la lucha para el cumplimiento de las agendas de
octubre del 2003, mayo y junio del 2005, buscar la abrogatoria del Decreto 21060
(que pone en vigencia el neoliberalismo) y las leyes neoliberales".
Los trabajadores resolvieron luchar por un incremento salarial de acuerdo al
costo de vida e inflación, por una nueva Ley de Pensiones y luchar por la
refundación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos".
En el plano sindical, los trabajadores resolvieron fortalecer la unidad de la
clase laboral en torno a la COB (a pesar que esta última está controlada
parcialmente por el Gobierno), preservar la independencia política de los
proletarios y sus organizaciones sindicales. Imponer el control social, rechazar
el sindicalismo amarillo y consolidar el sindicalismo revolucionario de acuerdo
a los estatutos de la COD, COB.
También se decidió impulsar la "formación política y sindical de los
trabajadores para generar cambios y renovación cualitativa y revolucionaria que
destierre el prorroguismo y dualidades que distorsionan el accionar del
sindicalismo boliviano". "Todo el país se está fijando que la dirección política
es Oruro, que ha sido y es la vanguardia de la lucha sindical", dijo Pedro
Montes, secretario Ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), la central
nacional que aún se mantiene bajo la orientación política del Gobierno de
Morales, pero que ya siente el peso de los radicales de Oruro y sus banderas
revolucionarias.