Latinoamérica
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Entrevista al escritor venezolano Edgar Borges
La izquierda tiene que reinventarse
Marcelo Colussi
Argenpress
Edgar Borges, venezolano 41 años, nacido en Caracas, Venezuela. Escritor,
tiene publicados varios libros en su tierra natal: 'Sonido Urbano, calle, salsa
y cuentos' (crónicas), 'Sueños desencantados' (relatos), 'Mis días debajo de tu
falda' (relatos), 'La monstrua' (relatos), 'La mujer que jamás invitaron a
bailar' (novela), 'Aquiles, el último fugitivo de la globalización' (relato
gráfico), 'El vuelo de Caín y otros relatos' (relatos) y 'Lavoe contra Lavoe, la
tragedia del cantante' (Monólogo. Teatro). En estos momentos está en España para
presentar su nueva novela '¿Quién mató a mi madre?', prologada por el escritor
catalán Andreu Martín. Hombre de la cultura y comprometido con los cambios
políticos que el día de hoy está viviendo su país, no deja de ser un duro
crítico con muchas conductas de las fuerzas de izquierda que, según él mismo
aprecia, a veces pueden terminar siendo un obstáculo para las mismas
transformaciones sociales.
Argenpress dialogó con él por medio de su corresponsal en Caracas, Marcelo
Colussi.
Argenpress: ¿Cómo ves el campo de la cultura, en términos amplios, en la
revolución bolivariana al día de hoy?
Edgar Borges: En términos populares lo veo en avanzada. Si de algo ha servido la
revolución bolivariana es para activar la participación de grupos e
individualidades en el tema cultural, y muchas de estas personas que antes se
habían mantenido ajenas al debate público, por lo menos, ahora, se atreven a
romper el muro de la exclusión y asumen que el escenario público es de todos,
eso es un logro indiscutible. Pero, en términos de gestión gubernamental, la
cosa es grave, como siempre ha ocurrido con los gobiernos de izquierda. La mala
gestión de la cultura ha representado el gran fracaso de la izquierda en el
mundo. Mientras la derecha llena de mierda al mundo con su fábrica de basura
maquillada, la izquierda lanza un mensaje plano y carente de modernidad. Lo
grave es que la izquierda no haya sabido promover un nuevo modelo cultural.
Claro, eso es inviable mientras ciertos dirigentes de izquierda sueñen querer
enfrentar a la derecha sólo por un asunto de ambición de poder personal. Si algo
debe reflexionar con urgencia el presidente Chávez es la gestión cultural: sin
cultura no hay revolución posible.
Argenpress: ¿Qué diferencias básicas encuentras entre la situación actual con la
que se vivió años atrás, antes del proceso bolivariano?
Edgar Borges: Insisto, las diferencias básicas son los cambios populares. El
pueblo venezolano ha dado cambios extraordinarios en su actitud, en la forma
cómo ha comenzado a asumir su responsabilidad desde lo individual hasta lo
colectivo, y esto se ha logrado por el intercambio comunicacional que de manera
directa se ha establecido entre el presidente Chávez y el colectivo. Pero esto
no basta; necesitamos una dirigencia media comprometida con un nuevo proceso
cultural que aún está muy lejos, incluso, en teoría. El logro es del pueblo,
pero el pueblo debe luchar porque no le secuestren ese logro. Ya hay serios
intentos de esto. La ambición de poder es un cáncer histórico y mundial. La
revolución bolivariana, lamentablemente, no se salva de esto, porque el problema
es cultural, hay que cambiar radicalmente el modelo.
Argenpress: ¿Tiene la revolución bolivariana ya una estética propia, o camina
hacia ella?
Edgar Borges: Creo que es muy pronto para asegurar que la revolución bolivariana
tiene una estética propia. Incluso, en estos momentos, considero que la
revolución bolivariana está viviendo, o padeciendo, un severo estancamiento: no
existe el debate sobre el socialismo del siglo XXI, no hay debate sobre hacia
dónde vamos, hay mucho silencio, hay mucha complicidad para que todo siga igual,
hay mucho vivo que se ha coleado y que ahora lucha para mantener el viejo
sistema. Pero eso es normal, es lógico que surgieran estos camaleones
disfrazados de revolucionarios y que apostaran a mantener el viejo sistema a
coste de lo que fuera, eso tenía que ocurrir. Ahora la batalla será para que
efectivamente caiga ese viejo esquema, y no será fácil, porque si algo tienen a
su favor los camaleones es que se mimetizan, ellos, como nadie: hoy son de
izquierda y mañana, si hace falta, son de derecha. Ellos no tienen ideales sino
sólo intereses.
Argenpress: Hoy día se habla de integración latinoamericana, y ahí está el
proyecto del ALBA como una puesta en práctica de esas ideas. ¿Puede haber
también una integración cultural? ¿Cómo? ¿En qué sentido?
Edgar Borges: La integración cultural es necesaria, es urgente. Para América
Latina es una necesidad para sostener su presencia interna y externa. Es
lamentable como hoy en día no formamos parte de la agenda de discusión ni de la
Unión Europea ni de Estados Unidos. Para ellos sólo somos un problema. La
respuesta tiene que ser nuestra. Considero que la única forma de defender la
soberanía de un país es a través de la difusión de su cultura. En estos días,
por aquí en España, hay un debate por la respuesta que ha dado el gobierno de
Brasil a la deportación que han sufrido ciudadanos brasileños en el aeropuerto
de Madrid; ante esto, el gobierno de Brasil ha comenzado a deportar a ciudadanos
españoles apenas llegan a este país. Bueno, esto me parece lógico, creo que esta
es la mejor manera de defender a los ciudadanos de tu país. ¿Hasta cuándo el
mundo va a subestimar a América Latina? Creo que esto pasará hasta que los
latinoamericanos nos demos a respetar. Y la cultura, como un proceso de
integración continental, es prioritaria para lograrlo. El ALBA es un proyecto
interesante, lo que no podemos es permitir que sea secuestrado por grupos que en
el fondo también buscan la promoción de sus intereses. El ALBA, como todos los
proyectos inherentes al ser humano, debería ser manejado a discreción de las
mayorías, por consenso.
Argenpress: Quizá a riesgo de ser esquemáticos, podría decirse que, hoy por hoy
y en términos globales, hay una producción cultural genuina, honesta,
desinteresada, junto o contra una 'industria' de bienes culturales. ¿Es
pertinente esa caracterización? Y de ser así, ¿qué hacer con esa 'producción
industrial' de la cultura?
Edgar Borges: En términos globales, hoy está ocurriendo el fenómeno de internet
como gran medio de anarquización de la información. Internet va camino a
convertirse en el gran foco de perturbación de la industria capitalista. Este
fenómeno apenas comienza y ya está sacudiendo a la industria. Claro, siempre
surgen los mecanismos que pretenden secuestrar los intereses mayoritarios, pero
no les será fácil. La gente siente que ha ganado espacio, ya a muchos les tiene
sin cuidado lo que dicten las compañías de discos ni las editoriales ni los
grandes medios de comunicación. Internet, en sí mismo, se ha convertido en el
gran medio de todas las individualidades de la tierra (por lo menos los que
tienen acceso, ojalá pronto llegue a todos). Ese es el camino: la globalización
tendrá que enfrentar la anarquía de las individualidades, pienso que ese es el
siguiente reto de la industria mundial, y no le será sencillo detener el
protagonismo de tantas individualidades que ahora expresan lo que le viene en
gana a través de la web. Es más: estamos asistiendo al nacimiento de una nueva
civilización, una nueva forma de pensamiento está por nacer, sólo que no nos
damos cuenta.
Argenpress: ¿Qué peligros acechan a la revolución bolivariana? (en términos no
sólo culturales, sino políticos en sentido amplio).
Edgar Borges: El principal peligro que acecha a la revolución bolivariana viene
de adentro, de la crisis ética interna que aún no hemos resuelto. Es lamentable
que el propio presidente Chávez no acepte muchas de las críticas que se hacen
desde la esencia de la revolución. A su alrededor hay mucho camaleón que atenta
contra la permanencia del proceso bolivariano. De todos modos, yo considero que
de la esencia popular surgirán nuevos caminos, eso hay que estudiarlo muy bien.
Hay cosas muy importantes que vienen del corazón popular.
Argenpress: ¿Cómo ves el campo de la izquierda a nivel mundial a casi dos
décadas de la caída del muro de Berlín?
Edgar Borges: La izquierda, creo que lo dije antes, vive momentos muy graves a
nivel mundial. En Europa existe una izquierda acomodaticia; en Estados Unidos es
difícil hablar de izquierdas; y en América Latina me inquieta que exista un
fantasma que nos ata al pasado. La izquierda tiene que reinventarse, la
izquierda ha vivido bajo la sombra de la derecha y esto ya no basta. Mientras la
derecha ha contaminado a la sociedad mundial difundiendo una cultura que ni
siquiera se promueve de derecha, sino abierta y maquillada, la izquierda se
conforma con lanzar un discurso plano y aleccionador, creyendo que el hombre
mediático contemporáneo hará caso de estos criterios moralizantes que tanto le
molestan. Eso es un error, ya esto no basta, la izquierda debe reinventarse o
morir para que nazca algo nuevo que sea capaz de detener la acción extrema de la
derecha. El mundo está saturado por el simplismo de la derecha, el mundo está
dominado por una nueva forma de derecha que legaliza el terrorismo de estado.
Quizá nunca antes los distintos ciudadanos del mundo se habían sentido más
débiles antes cualquier estado. ¿Qué representa mayor amenaza para un ciudadano
de cualquier país: el terrorismo o la acción represivamente legal de un
gobierno? ¿Qué ciudadano del mundo se siente defendido por la ONU? ¿Quién
defiende los derechos de los pueblos, de los inmigrantes, de las supuestas
minorías? ¿Quién carajos piensa que hay justicia en este mundo como para que la
izquierda se haya ido a dormir el sueño eterno de los tiempos? ¿Hasta cuándo
vamos a vivir de utopías mientras la derecha secuestra los recursos de los
pueblos? Son muchas las interrogantes que tiene que plantearse la izquierda,
reinventarse o morir para que nazca algo nuevo, y además necesaria como opción
mundial.
Argenpress: ¿Algo más que quisieras agregar?
Edgar Borges: Los políticos le tienen miedo a la ficción, a ellos, más que a
nadie les conviene que los pueblos interpreten una sola realidad. Pero resulta
que existen múltiples realidades de un mismo tema, y con esto no nos educan, nos
hacen ver, religiosa y políticamente, que existe una realidad exclusiva, un
guión social. La ficción es un alimento necesario para cualquier pueblo. Tanto
la derecha como la izquierda, cuando ejercen acción de gobierno, promueven el
realismo como opción cultural. A esto debemos negarnos. La ficción es tan
necesaria como el respeto a las diferencias. Sin embargo, a pesar de los
pesares, veo que el ser humano va rumbo a librar una gran batalla por quitarse
del medio los mitos que le cubren los caminos del conocimiento científico,
artístico y espiritual, eso lo veo y hay que halar la cuerda a cada segundo en
beneficio de ese camino.