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Los presos políticos colombianos no son terroristas son luchadores deL pueblo por la libertad.
"Hay momentos en la historia en los que no solamente es lícito, sino obligatorio, tomar las armas contra el poder social que traiciona su misión; y la revolución se convierte en necesidad imprescindible para un pueblo oprimido." (Pessina)Hablar de la historia colombiana, es de algún modo hablar de una historia
marcada por todo tipo de conflictos, fincados en una tradición de constante
resistencia y rebelión a la opresión y la búsqueda de la libertad e igualdad de
este sufrido pueblo.
Colombia vive desde hace más de cinco décadas un enconado y agravado conflicto
político, social y armado prácticamente de guerra civil permanente, ésta guerra
es el resultado de inaceptables niveles de exclusión económica, política y
social a la que han sido sometidos la inmensa mayoría de los colombianos, por
parte de una clase dominante con un Estado anacrónico y decadente, dependiente
de los mandatos e imposiciones norteamericanas que ha sido por más de cinco
décadas incapaz de resolver los problemas más elementales de los colombianos,
aplicando como único remedio para los males económicos y sociales de Colombia,
la guerra y la represión en todas sus formas y matices.
Hoy, Colombia vive una situación aún más grave desde la llegada al poder del
dictador fascista Álvaro Uribe Vélez, el actual Estado colombiano liderado por
éste nefasto asesino de hombres, en abierta complicidad con los medios de
desinformación pertenecientes a los grupos económicos más poderosos del país, se
ha dado a la tarea de descalificar el derecho legítimo a la resistencia y la
rebelión del pueblo colombiano, según el establecimiento oficial, en Colombia,
no existe un conflicto político, social y armado interno, sino una agresión
narcoterrorista contra el indefenso Estado y sus fuerzas militares y
paramilitares. 1)
En Colombia desde la época de las luchas populares de los esclavos, indígenas y
los patriotas independentistas, pasando por la etapa de los rebeldes, hasta la
actual de los denominados por el Estado como terroristas, el tratamiento
político-jurídico que se le ha dado a quienes en ejercicio de su legítimo
derecho a la resistencia y la rebelión, se han levantado contra el estado
opresor en sus distintas épocas, llámense esclavos, rebeldes, mandingas,
cimarrones, palenqueros, villanos, libertadores, patriotas, paladines,
forajidos, salteadores, sediciosos, chusmeros, bandoleros, rebeldes,
insurgentes, guerrilleros o terroristas, ha sido definido por los detentadores
del poder para la defensa de sus intereses bien particulares. 2)
Pese a todas las tramas semánticas lo único cierto es que en el país desde hace
bastante tiempo han existido y existe un conflicto político, social y armado
interno y por ende existen los presos políticos como clara expresión de la
represión contra cualquier forma de protesta y desacuerdo con un régimen
criminal como el imperante actualmente en Colombia.
Delito y presos politicos en colombia
"El preso político es aquel que es arrestado y condenado por querer mejorar la
sociedad, luchar por el bien del hombre y el progreso de la sociedad."
(Comandante Fidel Castro, Kingston 1977)
El delito político y su penalización en Colombia se remontan a la época de la
invasión española y resistencia de los indígenas y esclavos, a los cuales se les
daba el tratamiento de enemigos del régimen impuesto por la corona española, a
los cuales les eran infligidos todo tipo de castigos y penas que iban desde la
tortura física y moral, hasta el asesinato. Posteriormente con la guerra
revolucionaria de independencia, los patriotas fueron considerados como rebeldes
contra la corona española, las penas impuestas por las autoridades españolas
locales contra estos rebeldes fueron entre otras: la confiscación de bienes, el
extrañamiento (destierro), la extradición (prisión en el extranjero), la
prisión, la tortura y el fusilamiento.
Nada refleja mejor las contradicciones de las clases sociales como la aplicación
del castigo físico y moral de quienes detentan el poder con sus aparatos
jurídicos represivos para mantenerse en su posición privilegiada. La cárcel como
parte del aparato represivo del estado busca quebrantar la moral, la convicción
y los ideales de los luchadores populares pretendiendo con ello desvirtuar la
justeza de su lucha, descomponerlos y ganarlos a su favor. Por otra parte la
cárcel cumple el papel de atemorizar y horrorizar al pueblo para que acepte las
condiciones que le impone el actual orden y renuncie a sus anhelos de libertad y
justicia. 3)
Para nosotros, dentro del concepto del preso político se ubican a todas aquellas
personas que por razones de su pensamiento político-ideológico, o de sus
actividades en particular en pro de los intereses del pueblo sea cual fuere su
nivel de participación y compromiso, organizada o espontánea y en contravía con
el actual sistema imperante en nuestro país, es víctima del aparato represivo
judicial del estado, en calidad de detenido, procesado o condenado. Esta etapa
inicial que caracteriza al preso político, ubica a todas las personas que
participan de las distintas formas de lucha y tareas, y que como producto de su
trabajo caen en la cárcel. 4)
la crisis en las cloacas y mazmorras del régimen
Como respuesta a la grave crisis económica y social del país el Estado y su
dirigencia han optado por la vía represiva para contrarrestar los males
verdaderos de la sociedad colombiana, se ha impuesto la criminalización de la
pobreza y la protesta social sindical y popular, cuyo objetivo es el de crear
las condiciones de estabilidad y seguridad para que el proceso de acumulación
capitalista se consolide definitivamente, para ello se ha recurrido a la
vulneración de la dignidad humana y los derechos fundamentales e inalienables de
los ciudadanos colombianos.
En resumen, la política criminal en Colombia tiene por blanco a los pobres y a
quienes, eventualmente, podrían representar una alternativa de cambio
democrático. La reacción estatal se orienta a judicializar y a criminalizar sus
luchas, en la mayoría de casos de supervivencia. 5)
Esto ha traído como consecuencia el desbordamiento de la capacidad carcelaria y
penitenciaria nacional, y como consecuencia directa gravísimas violaciones a los
derechos más elementales de las personas privadas de la libertad
En los últimos 15 años en las cárceles colombianas se ha vivido una situación de
conflicto, caracterizada por protestas, huelgas, motines, desobediencias civiles
e incidentes violentos cuyo origen es múltiple: condiciones infrahumanas de
reclusión, irrespeto a la dignidad del preso, violación de derechos, y más
recientemente, el traslado del conflicto Estado - Insurgencia a las prisiones,
-a través del paramilitarismo-, además de la descarada injerencia gringa en la
administración de justicia y carcelaria colombianas.
" (...) Las cárceles colombianas se caracterizan por el hacinamiento, las graves
deficiencias en materia de servicios públicos y asistenciales, el imperio de la
violencia, la extorsión y la corrupción. Razón le asiste a la Defensoría del
Pueblo cuando concluye que las cárceles se han convertido en meros depósitos de
personas.
Esta situación se ajusta plenamente a la definición del estado de cosas
inconstitucional. Y de allí se deduce una flagrante violación de un abanico de
derechos fundamentales de los internos en los centros penitenciarios
colombianos, tales como la dignidad, la vida e integridad personal, los derechos
a la familia, a la salud, al trabajo y a la presunción de inocencia, etc.
En efecto, tanto el derecho a la dignidad como el de no recibir tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes se ven quebrantados por el hacinamiento y las
malas condiciones de la estructura física y de servicios públicos que se
encuentran en los centros de reclusión; los derechos a la vida y la integridad
física son vulnerados o amenazados de manera inminente por el mismo
hacinamiento; el derecho a la familia es quebrantado por la superpoblación
carcelaria y las deficiencias administrativas, condiciones éstas que implican
que los visitantes de los reclusos han de soportar prolongadas esperas, bajo las
inclemencias del clima, para poder ingresar al centro, y que dificultan en grado
extremo las visitas conyugales y familiares(...)." 6)
La Oficina en Colombia del Alto Comisionado de Naciones Unidas-OACNUD convocó
una Misión Internacional que elaboro en el año 2004 el Informe Establecimientos
de Reclusión en Colombia: Un estado de cosas inconstitucional y de flagrante
violación de derechos humanos."
La Misión constató la existencia de un patrón de violaciones graves,
sistemáticas y generalizadas de las obligaciones del Estado Colombiano en
materia de derechos humanos en los establecimientos de reclusión y salas de
retenidos de las estaciones de policía del país. Las condiciones de detención en
las que se encuentra la gran mayoría de las personas privadas de libertad en
Colombia, así como el trato que reciben por parte de autoridades judiciales,
policiales y penitenciarias, constituyen flagrantes violaciones de sus derechos
humanos.
Según datos proporcionados por el Instituto Nacional penitenciario y Carcelario
de Colombia (INPEC) al 30 de septiembre del 2004, de una población total de
50.755 los sindicados son 21.433 y los sentenciados 29.322. Datos que no son
reales pues habría que añadir los que se encuentran en las detenciones y
retenciones de la policía y en las cárceles municipales del país.
Las violaciones a los derechos humanos constatadas por la Misión en las
cárceles, penitenciarías, estaciones de policía y salas de retención
transitorias visitadas derivan de la combinación de altos niveles de saturación
o hacinamiento penitenciario y malas condiciones de detención, aunados a la mala
gestión penitenciaria, ingobernabilidad, corrupción e impunidad prevalentes en
la mayoría de los centros.
Como caso patético de ésta situación tenemos por ejemplo que la cárcel Modelo de
Bogotá fué diseñada para albergar 1.900 internos y hay en la actualidad 4.450,
los domingos, día de visitas, dentro de la cárcel alcanzan a estar
simultáneamente 20.000 personas, de las cuales 10.000 son menores. 7)
Situación particular de los presos políticos colombianos
En las cárceles colombianas se encuentran miles de combatientes populares en
físico estado de indefensión, Durante décadas las cárceles colombianas, han sido
llenadas por un sinnúmero de combatientes populares de izquierda o patriotas,
que se han opuesto tácitamente a las oligarquías liberales y conservadoras;
muchos han purgado largas condenas y perecido en ellas, padeciendo la atrocidad
y humillación inferida por el estado oligárquico al servicio del imperialismo
norteamericano.
Normalmente los revolucionarios y combatientes populares que ingresan a las
cárceles, lo hacen en condiciones de total indefensión: No tienen abogados que
los representen en los debidos procesos; algunos se encuentran enfermos o
heridos, Muchos de estos combatientes provienen de zonas urbanas muy populares o
de regiones rurales distantes a los sitios de reclusión. Otros son de la clase
media, pero en general, sin ningún recurso económico que les garantice una
defensa justa y una permanencia respetuosa y digna en las cárceles.
"En las cárceles de Colombia cerca de 7.000 personas cumplen condenas por
motivos políticos, el Gobierno, sin embargo, no les concede el status de presos
políticos al negar la existencia de un conflicto armado en el país, la Fundación
Comité de Solidaridad con los Presos Políticos tienen censados alrededor de
6.800 detenidos por razones políticas, ésta cifra significa un aumento con
respecto a años anteriores y esto se debe a la enorme represión que se ha
acentuado con éste gobierno. Mucha población civil, desde sindicalistas hasta
defensores de derechos humanos, han sido privada de la libertad". 8)
A partir de la llegada a la presidencia de Álvaro Uribe Vélez, con la aplicación
de su mal famosa Política de "seguridad democrática" especialmente con su
estrategia de "detenciones masivas y arbitrarias", según distintas Ong’s de
derechos humanos, puede afirmarse que la cifra de detenidos por razones
políticas y/o con ocasión del conflicto hoy en día es de 12.000 personas
aproximadamente.
La política criminal colombina ha estado orientada a reprimir y criminalizar,
sin reparos, la protesta popular y por ésta vía a consolidar la pobreza, bien
sea "apaciguando" a los que se levantan, o eliminándolos o encarcelándolos.
Así se ha judicializado y penalizado indiscriminadamente a defensores de los
derechos humanos, desplazados internos, ecologistas, cultivadores de cultivos de
uso ilícitos; opositores a la impunidad, al modelo de desarrollo y a la
intervención militar de los Estados Unidos, en igual forma a los que han
investigado y denunciado a los corruptos que han conducido a la nación a la
bancarrota, a la inestabilidad económica, a la recesión, al desempleo y al hueco
fiscal.
En Colombia ningún sector social o sindical se ha escapado a la penalización,
represión y restricción indebida de la protesta social, pero quizá los más
golpeados sean los campesinos, los indígenas, los afro-colombianos y los
trabajadores petroleros, del sector financiero y de las telecomunicaciones.
Actualmente la expresión más aberrante de la penalización de la protesta social
y popular se ha desarrollado en el marco de la política de "seguridad
democrática" aplicada por el Narco-presidente Álvaro Uribe Vélez, que se ha
traducido en la persecución y judicialización de cientos de dirigentes de
organizaciones sindicales, campesinas, indígenas, las detenciones masivas y todo
tipo de desmanes contra el pueblo y sus organizaciones.
Es evidente cómo a través del Plan Colombia y con ocasión de los convenios
firmados por el estado con el Buró Federal de Prisiones de los Estados Unidos y
siguiendo las órdenes de ese gobierno, se construyen en Colombia una serie de
penitenciarías de máxima seguridad, como por ejemplo la de Cómbita, en el
departamento de Boyacá, a más de tres horas al norte de Bogotá. La prisión está
ubicada en el altiplano a más de 2.800 metros sobre el nivel del mar con
temperaturas diurnas de un promedio de 4 a 6 grados Celsium, y por debajo de
cero en las noches. Los prisioneros no tienen acceso a la calefacción, ni a la
luz solar. Cómbita, en el departamento de Boyacá, es el segundo sitio de
reclusión más peligroso en el hemisferio occidental después de la prisión de
Gitmo ubicada en Guantánamo-Isla de Cuba.
Estos sitios reproducen el esquema de cárcel predominante en ese país y que es
asimilado a un campo de concentración, el cual, ha sido motivo de enérgicos
cuestionamientos a nivel internacional, pues es una realidad que allí se
desconocen abiertamente todos los derechos inherentes a la persona humana. El
gobierno colombiano ha decidido implementar éste modelo de cárcel desconociendo
imperativos constitucionales y los compromisos asumidos por el Estado a nivel
internacional en lo que respecta al tratamiento a las personas privadas de la
libertad.
Los presos y presas políticos colombianos como parte de la población carcelaria
colombiana, además de sufrir las inhumanas condiciones que afrontan los casi
60.000 presos del país, soportan una carga adicional por su condición de presos
políticos, la estigmatización, la segregación y el trato discriminatorio por
parte de las autoridades judiciales y penitenciarias hacen más gravosa la carga
de nuestros compañeros y compañeras. Con la supresión del delito político la
mayoría de nuestros compañeros están siendo procesados y condenados por
Terrorismo, homicidio, secuestro y por todo tipo de delitos menos por rebelión.
Urge de la comunidad internacional la puesta en marcha de medidas concretas para
conocer y ayudar a nuestros compatriotas injustamente encarcelados en Colombia.
Todas las personas, hombres y mujeres que protejan los intereses del pueblo, son
merecedores del más profundo respeto y admiración. Son meritorias de la mayor
solidaridad y fraternidad cuando las circunstancias y lugar lo requieran.
!! Por la Nueva Colombia, Libertad inmediata para todos los presos y presas
políticas!!
!! Por la reconstrucción y reconciliación nacional, canje inmediato de
prisioneros de guerra!!
1) Álvaro Uribe en reunión con todo el cuerpo diplomático acreditado en Colombia
Palacio de Nariño Bogotá 31 de enero de 2005.
2) Patriotas, rebeldes y terroristas UAC Bogotá Colombia 2005.
3) Ladrillo Sólido Nueva Arquitectura Bogotá 1996.
4) Ladrillo Sólido Nueva Arquitectura Bogotá 1996
5) Terrorismo o rebelión, Rechtsanwältekollektiv Alvear Restrepo, Bogotá, 2002
6) Corte Constitucional de Colombia 28 de abril 1998, Magistrado Ponente Eduardo
Cifuentes.
7) semanario VOZ, 12 de Marzo de 2004
8) Yolanda Amaya. Fundación Comité de solidaridad con los presos Políticos,
Bogotá 2004.