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El feudalismo agroindustrial pretende amordazar al Presidente
de Bolivia
Evo expresó en Ivirgarzama verdades que el Diálogo Nacional no debe ocultar
Wilson García Mérida
Datos & Análisis
"No quieren autonomía, sólo la usan para conspirar y para no perder sus
privilegios de casta", fue una de las expresiones lanzadas por el presidente Evo
Morales el pasado 5 de abril en Ivirgarzama, corazón del subtrópico
cochabambino. El Presidente boliviano pronunció un discurso de aproximadamente
dos horas desnudando sin pelos en la lengua los propósitos de una reducida élite
agroindustrial que, atrincherada en el oriente del país, ha desatado una ola de
terror mediático y campal como prolegómeno de un referéndum que busca imponer,
de facto, la separación del departamento de Santa Cruz mediante un Estatuto
Autonómico anticonstitucional y golpista. Por ese discurso franco y
transparente, la ultraderecha que le hace coro al separatismo antinacional
condenó a Evo Morales estigmatizándolo hipócritamente como "enemigo del
diálogo".
Mientras el presidente Morales asistía el sábado a la multitudinaria
concentración campesina de Ivirgarzama denunciando la escalada balcanizadora que
subyace en el referéndum autonomista convocado por la Prefectura de Santa Cruz
para el 4 de mayo, el empresario estadounidense
Ronald Larsen,
propietario de más de 15.000 hectáreas de tierra fértil en el municipio de San
Julián, provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz, organizaba grupos
de choque —paramilitares— ligados a la tristemente célebre Unión Juvenil
Cruceñista, para impedir las labores de saneamiento de tierras que emprendían
técnicos del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) bajo la dirección del
viceministro de Tierras Alejandro Almaraz.
Los latifundistas que acaparan ricas tierras agrícolas, forestales y ganaderas
en el oriente boliviano que abarca, además de Santa Cruz, los departamentos
nortinos de Pando y Beni alienados bajo la hegemonía feudal-agroindustrial en la
llamada "media luna" junto con el departamento petrolero de Tarija en el Chaco
sureño, están comandados por el presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz,
Branco Marinkovic, quien se apropió ilegalmente, gozando de favoritismos durante
regímenes pasados, de casi 27.000 hectáreas de un vasto territorio ancestral
perteneciente al pueblo indígena guarayo,
incluyendo una Laguna llamada Corazón, importante
reservorio acuífero en aquellas tierras despojadas por el empresario de origen
croata y de fuertes nexos con el capitalismo chileno.
Los federalistas feudales
Al igual que el norteamericano Ronald Larsen, el croata Branco Marincovic
enfrenta procesos judiciales impulsados por el viceministro Almaraz y la
respuesta de estos acaparadores delictivos de tierras ante la justicia boliviana
la da el Prefecto de Santa Cruz, el masón Rubén Costas, quien encabeza la
escalada separatista y golpista forzando un referéndum que busca imponer un
Estatuto Autonómico de corte
abruptamente federalista, con el fin, entre otros, de
impedir el proceso de saneamiento
de tierras que, acaparadas, no cumplen una real función económica y social.
"Si el sistema judicial no estuviera cuoteado y realmente se
ejerciera justicia en el país" —dijo Evo Morales en Ivirgarzama—, "todos estos
separatistas que atentan contra la unidad de Bolivia serían juzgados e irían
presos por lo que están haciendo". El Presidente del país advirtió además que el
Estatuto Autonómico que Rubén Costas pretende imponer el 4 de mayo para
proclamarse "Gobernador de la República de Santa Cruz", destruirá el Poder
Judicial boliviano ya que "las sentencias de la Corte Superior del Distrito
cruceño serán inapelables y pondrán fin a los pequeños propietarios de la tierra
para favorecer a los grandes terratenientes".
El discurso de Evo Morales en Ivirgarzama describía una realidad incuestionable
en la coyuntura boliviana y reflejaba fielmente el sentimiento de la mayoría
indígena y rural del país que sufre cotidianamente los abusos de este
latifundismo expoliador que, por si fuera poco, tiene en su poder el control de
los alimentos imprescindibles de la canasta familiar cuyos precios suben
exorbitantemente. Como es sabido, los nuevos señores feudales bolivianos son a
la vez potentados agroindustriales que gracias a dineros lavados por el
narcotráfico durante la dictadura del general Hugo Banzer en los años setenta,
controlan hoy estratégicamente la producción de
alimentos básicos
como el aceite, el azúcar y la carne, monopolizando vastas extensiones de
cultivos de soya y caña, además de latifundios ganaderos, sobre territorios
originarios de los pueblos indígenas chiquitanos, moxeños y guaraníes entre
otros.
Sin embargo, portavoces políticos del separatismo, como el jefe de Podemos y ex
primer mandatario Jorge Tuto Quiroga Ramírez, criticaron el discurso de
Ivirgarzama como "inoportuno" y "provocador", acusando a Evo Morales de sabotear
el diálogo vía Iglesia Católica que es invocado por el propio Presidente.
"Evo hizo gala otra vez de su doble discurso", declaró Quiroga, negándose a
reconocer que la denuncia presidencial en Ivirgarzama debe ser precisamente un
punto vital en la agenda del necesario Diálogo Nacional.
El terrorismo petrolero
A los señores feudales del separatismo oriental, se suman los operadores de
las compañías petroleras trasnacionales que operan especialmente en el Chaco
sureño de Tarija y Chuquisaca, en cuya primera línea figura el propio Tuto
Quiroga.
En la problemática petrolera también está presente el asunto de la
territorialidad indígena. El heroico Pueblo Guaraní soporta hoy no solamente los
regímenes laborales de
esclavitud y
cautiverio que le son impuestos por los patrones
terratenientes, sino también un violento avasallamiento de las compañías
petroleras como Repsol, Chaco, Andina y Transredes que se niegan a cumplir
especificaciones de las Naciones Unidas para preservar y proteger los bosques
tropicales que pertenecen por derecho ancestral a las comunidades indígenas.
Fuentes de la Asamblea del Pueblo Guaraní aseguran que estas compañías
petroleras financian, junto con USAID y otras
agencias siniestras
de la Embajada norteamericana,
grupos paramilitares de choque organizados en torno a la "Unión Juvenil
Cruceñista", además de campañas mediáticas racistas y separatistas que agravan
el clima de tensión social en la zona.
A tal extremo son maltratados los pueblos indígenas en áreas de exploración y
explotación petrolera, que una carta remitida en octubre del año pasado por la
Asamblea del Pueblo Guaraní a la trasnacional Repsol, en su sede de Madrid,
España, exigiendo el cumplimiento de acuerdos internacionales de protección
cultural y ambiental, no ha sido respondida hasta hoy debido a que Repsol no
tiene un interlocutor válido en Bolivia, es decir tiene una
gerencia fantasma.
Esta ilegalidad debería ser motivo suficiente para la reversión de las acciones
y activos de Repsol a propiedad estatal-comunitaria.
Para colmo de males, la política oficial petrolera que impulsa el gobierno de
Evo Morales tras el Decreto de Nacionalización dictado el 1 de mayo del 2006,
está contaminada por una solapada infiltración de agentes de las trasnacionales
dentro el propio aparato gubernamental, según denunció con pelos y señas el ex
Superintendente de Hidrocarburos, Víctor Hugo Sainz, quien fue destituido por el
propio Evo Morales en un acto de lealtad del Presidente de la República para con
su jefe de campaña electoral en Cochabamba, el estalinista Jorge Alvarado (hoy
embajador en Caracas), a quien Sainz acusó con pruebas en la mano de cometer
turbios e ilegales negocios cuando aquel presidía la renaciente Yacimientos
Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
Según las nuevas denuncias de Sainz,
el actual Ministro de Hidrocarburos, Carlos Villegas, viene prohijando acciones
decisivas de operadores de las trasnacionales desde la actual administración
estatal, con una larga lista de enemigos del proceso que actúan desde el propio
aparato gubernamental: Tatiana Genuzio, Horacio Romanelli, Carlos Tamayo, Jenny
Reyes, Germán Calderón, Mario Adrián, Hernán Peña, Gonzalo Castro, Joaquín
Moscoso, Javier Guzmán, Leonor Caballero, Javier Vega, Susana Anaya, Jenny
Medinacelli y Roger Uzquiano.
El caso de Horacio Romanelli es estremecedor: se trata de un ex funcionario de
Transredes, ligado a los tecnócratas que trabajaron con Sánchez de Lozada, que a
pesar de haber sido destituido de YPFB por instrucciones del propio presidente
Evo Morales en el 2006, es hoy un funcionario jerárquico de la Superintendencia
de Hidrocarburos responsable, bajo amparo de Villegas, de negociar la
transferencia de acciones nada menos que con la propia Transredes, una de las
trasnacionales petroleras que oprime y conculca los derechos del Pueblo Guaraní.
Diálogo y autocrítica
Bolivia atraviesa las horas cruciales de su crisis libertaria. La Conferencia
Episcopal presidida por el cardenal Julio Terrazas, tomó la decisión —tras
reunión que celebró
en Cochabamba
el pasado fin de semana— de gestionar un acercamiento entre los polos del
conflicto, en aras de preservar la paz y la democracia; pero en función a ello,
exhortó el Cardenal, debe haber una predisposición de honestidad.
En efecto, el punto de quiebre de esta coyuntura será de naturaleza ética.
Bolivia reclama de sus políticos, gobernantes y opositores, transparencia en sus
actos que son de interés público, y en esa línea parece enmarcarse el discurso
de Evo Morales en Ivirgarzama. Sin embargo, existen puntos débiles en la actual
gestión gubernamental, como el caso de las denuncias de Sainz en el ámbito
petrolero, y uno de ellos tiene que ver precisamente con algunos contenidos
cuestionables de la nueva Constitución Política del Estado en ciernes, donde se
inserta un proceso de autonomía tan federalista y separatista como la que
propugna el feudalismo agroindustrial del oriente.
Los intelectuales autonomistas del gobierno del MAS, ligados muchos de ellos a
ONG´s financieras, proponen la instauración de "gobernaciones indígenas" que se
yuxtaponen a las alcaldías municipales creando una perspectiva conflictiva, por
choque de competencias territoriales, entre las llamadas "autonomías indígenas"
y las autonomías municipales (que en esencia son lo mismo). Los constituyentes
masistas no han sabido resolver la disyuntiva entre el espacio macro-territorial
y las mancomunidades locales, yuxtaponiendo aquellos escenarios en el contexto
de las autonomías departamentales, que son esencialmente separatistas desde su
diseño original impuesto por teóricos norteamericanos.
La posibilidad de superar estas limitaciones conceptuales avanzando hacia un
diseño mancomunitario de autonomía integradora mediante articulaciones
interdepartamentales de tipo
mega-regional, y la necesidad de introducir una
reforma al proyecto de nueva Constitución haciendo viable ese diseño autonómico
de nuevo tipo, bajo una hegemonía democrática con
predominio de la sociedad civil sobre la
sociedad política, podría ser una llave para avanzar
victoriosos en el Diálogo Nacional.
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llactacracia@yahoo.com
Fuente: lafogata.org