Latinoamérica
|
Siguen matando gremialistas
Cuatro sindicalistas colombianos fueron asesinados en marzo
Hay cuarenta representantes gremiales amenazados y el principal sindicato
de EE.UU. llevó al Congreso las pruebas de que los paramilitares no dejaron de
actuar
A la marcha antiparas asistieron los principales sindicatos y organizaciones de
DD.HH.
María Laura Carpineta
Página 12
En nueve días durante este mes, cuatro sindicalistas colombianos fueron
asesinados, dos dirigentes de derechos humanos fueron secuestrados y luego
liberados, y más de 40 dirigentes sociales que participaron de la marcha contra
los paramilitares el 6 de marzo pasado recibieron amenazas de muerte. "Es una
represalia por haber sacado a la calle los miles de crímenes que cometieron con
total impunidad los paras en las últimas dos décadas", aseguró Iván Cepeda, uno
de los líderes del Movimiento Nacional de Víctimas de Estado. La denuncia no
tuvo eco en el gobierno de Alvaro Uribe, pero sí la tendrá en el Congreso
estadounidense en abril, cuando los demócratas vuelvan a cuestionar la
aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC), una iniciativa que George Bush
calificó recientemente de "esencial" para la seguridad regional.
Según la mayor central obrera estadounidense, la AFL-CIO, los nuevos asesinatos
demuestran que ni la persecución sindical ni los paramilitares han desaparecido
en Colombia, como jura y rejura Uribe. "Les presentamos toda las pruebas y las
denuncias a los líderes demócratas en el Congreso. Tienen suficiente como para
rechazar el TLC y tenemos confianza de que eso harán", explicó el encargado de
Asuntos Internacionales, Just Voight.
Las amenazas empezaron en febrero, cuando el Movimiento de Víctimas de Estado,
los principales sindicatos y las organizaciones de derechos humanos decidieron
convocar la primera marcha nacional e internacional en homenaje a los miles de
asesinados, desaparecidos, torturados y desplazados por los paramilitares. Dos
días antes de las movilizaciones, los organizadores tuvieron un adelanto de lo
que les esperaba. Carmen Carvajal, una líder del gremio docente de Ocaña, en el
norte de Santander, fue asesinada por dos hombres encapuchados cuando salía de
su casa. Le dispararon tres tiros en la cabeza. Nadie se adjudicó el asesinato,
pero las organizaciones sociales pidieron protección al Estado.
Al día siguiente, ya no quedaron dudas. Un grupo de paramilitares secuestró al
líder del sindicato de los bancarios de Bogotá, Leónidas Gómez. Su cuerpo
apareció dos días después, casi al mismo tiempo que en Medellín asesinaban a
Gildardo Gómez, un miembro del gremio docente local, que el día anterior había
encabezado la marcha.
La cuarta víctima fue Carlos Urbano, un dirigente sindical de San Vicente de
Caguán, el departamento que hace seis años fue el escenario elegido para las
negociaciones de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC. Desde el
fracaso del proceso, Urbano venía denunciando las arbitrariedades del Ejército
–que recuperó el territorio sin escatimar balas– y especialmente el
megaoperativo de seguridad que habían preparado para acompañar la marcha. Con
limitaciones y todo consiguió que cientos de personas lo acompañaran por las
calles de la capital. Tres días después, desapareció sin dejar rastros. El 12 de
marzo su cuerpo apareció en un basurero en las afueras de la ciudad con claras
señales de tortura.
"Denunciamos la represión, los asesinatos y las amenazas, pero el gobierno y los
medios estaban más interesados en el conflicto con Ecuador y Venezuela", explicó
frustrado Cepeda, que envió varias cartas a la Presidencia. El vocero del
Palacio presidencial, César Velázquez, se excusó por no poder comentar sobre el
tema. "Es que hace varios días que todos estamos afuera de Bogotá", explicó a
Página/12.
Uribe comenzó recientemente una gira por el interior para anunciar obras de
infraestructura; su canciller, Fernando Araújo, estuvo hasta el cuello con las
negociaciones en la OEA; el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, está
concentrado en la seguidilla de victorias en la lucha con las FARC; y su asesor
personal, José Obdulio Gaviria, está de vacaciones.
Nadie en Presidencia quiso comentar sobre el pedido de renuncia de Gaviria que
presentaron esta semana el Movimiento de Víctimas y los sindicatos. El asesor
había asegurado horas antes de la marcha del 6 de marzo que no participaría
porque era una iniciativa de la guerrilla. "Es una marcha convocada por las
FARC", le había dicho a la prensa. Casualmente ésas fueron las palabras que
utilizaron los paramilitares que secuestraron a dos líderes sociales el fin de
semana pasado, durante su viaje a Bogotá para participar de un congreso de
organizaciones de desplazados. "Les mostraron fotos de las marchas y les dijeron
que habían provocado una reacción que recién empezaba", relató Cepeda.