El diálogo es un engaño; siempre se imponen los que más fuerza
tienen.
Pedro Echeverría V.
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1. ¿De qué diálogo puede hablar un gobierno que se roba una elección, una
Presidencia, y que permite ser impuesto con el poder del Estado y los
empresarios? ¿Después de negarse a dialogar para que se cuenten los votos y se
limpie la elección, puede hablar de diálogo Felipe Calderón, el presidente
ilegítimo? El diálogo que busca Calderón y su flamante secretario de Gobernación
(el españolito, hijo político de Aznar) es con sus subordinados. No quieren
dialogar con López Obrador ni con los guerrilleros del EPR porque éstos no
tienen las fuerzas suficientes para obligarlos ni quieren. Pero si AMLO
bloqueara por 48 horas todas las carreteras y bancos o los guerrilleros hicieran
estallar unas cuantas bombas más en puntos clave, de inmediato los buscarían
para dialogar. Lo mismo pasaría si los mineros de Gómez Urrutia realizaran
acciones contundentes para que su líder pudiera regresar al país después de
varios años de sufrir persecución del gobierno..
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2. Cuando el poder, que goza de todos los privilegios y riquezas, habla de
democracia, libertad, justicia o diálogo, hay que preguntar: ¿A quién quieren
verle la cara? ¿De quién quieren burlarse? El poder nunca dialoga, se impone al
interlocutor y punto. Quienes siempre buscan el diálogo, porque que viven
esperanzados queriendo solucionar sus problemas, son los trabajadores. Bush, que
posee un poder imperial, nunca dialoga; determina lo que va a hacer y busca a
sus aliados e incondicionales para que aprueben lo que él desea. Al gobierno
yanqui le importa un bledo lo que piensen o digan otros gobiernos; él conoce su
fuerza y sabe usarla en su beneficio. Eso ha sucedido en la historia de México
en todos los gobiernos: ellos han decido con quien hablar y con quien no
hacerlo, sus decisiones han respondido a sus deseos y necesidades no a lo que el
país necesita. Por eso el diálogo es una engañifa..
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3. En política (como en la guerra) no se puede dialogar con los matarifes que en
cualquier oportunidad golpean a los trabajadores. El diálogo verdadero sólo
puede fructificar entre iguales o, más correcto, entre fuerzas equilibradas. Los
gobiernos y los empresarios hablan siempre demagógicamente de diálogo mientras
preparan las armas y los tanques para reprimir a quienes protestan o hacen
huelga. La clase dominante nunca ha sido sincera ni podrá serlo. Cualquier
trabajador honrado o grupo social debe saberlo por experiencia de siglos. El
colmo de los colmos fue el caso del dirigente de la APPO Flavio Sosa que cuando
se dirigía a dialogar a la secretaría de Gobernación, por cita pactaba, fue
apresado y encerrado en una cárcel de alta seguridad. Después de un año y dos
meses, sin prueba de algún delito, aún lo tienen en chirona. En el diálogo no
cuenta la razón ni las leyes; creer en ello es una bobada. Lo que cuenta es la
amistad, el dinero, las armas o las masas..
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4. Dialogar es hablar, razonar, analizar, argumentar, para llegar a acuerdos y
resolver los problemas. Sólo se puede dialogar entre quienes tienen voluntad y
son libres para tomar decisiones. Cuando se defienden intereses antagónicos o
irreconciliables el diálogo es imposible. Cuando más se pueden tomar acuerdos
transitorios de paz temporal para que las cosas no estallen, pero no se puede
hablar de diálogo verdadero. AMLO no puede dialogar con quien le robó la
Presidencia, sería realmente vergonzoso para él y su figura caería más. Tampoco
los gobernadores y legisladores perredistas deberían de hacerlo, pero lo hacen,
ya ven cómo es el poder de corruptor: dialogan en lo oscurito, en beneficio
propio, usando cualquier argumento. El diálogo al que llaman Calderón y el
españolito Camilo Mouriño, secretario de Gobernación, es sólo para los
subordinados o para poderosos como Televisa, TV Azteca, el multimillonario
Carlos Slim o el PRI..
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5. El gobierno y los empresarios cuentan con toda la fuerza política, económica,
militar, policíaca, de los medios de información y de la ideología dominante. Se
valen de ella para imponer sus puntos de vista y los acuerdos en los llamados
diálogos. Los que dicen dialogar con el presidente, en realidad, sólo consultan,
piden permiso o entregan las nachas sin condiciones. He visto a periodistas e
"intelectuales" en "diálogo amistoso" con el presidente en turno que nada tienen
de diálogo; son simples actos de lambisconería y de vergonzosa sumisión ante el
presidente. ¿Cómo pueden dialogar de igual a igual los campesinos de "el campo
no aguanta más", CNC, Unorca y demás, que no han podido unificar a otras
organizaciones para paralizar el país e imponer sus demandas? Todos los
funcionarios antes de "dialogar" se informan de la fuerza, la representatividad
real y las posibilidades de los solicitantes. Nadie los engaña. El gobierno
decide todo..
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6. No ha habido nunca un político que asuma el poder y no ofrezca diálogo con
todas las fuerzas de oposición, los partidos, los grupos, etcétera. Incluso
muchos de esos políticos se han pasado las primeras 48 horas de su gobierno
saludando de mano y beso, uno por uno, a decenas de miles de personas que
quieren tocarlos. Pero después del lavamanos las cosas cambian radicalmente.
Tampoco ha habido nunca un movimiento de protesta, una huelga, una lucha
callejera o la integración de una guerrilla que haya surgido por simple locura o
maldad sin antes solicitar entrevistas para dialogar, querer acuerdos con la
autoridad o, por último, no haber concluido que nada se puede ante la cerrazón a
escuchar demandas o peticiones. Ningún movimiento de oposición ha nacido de la
noche a la mañana; todos han sido una respuesta a actitudes despóticas,
represivas o negativas de las autoridades o los empresarios que durante meses o
años no han querido dialogar..
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7. Los trabajadores siempre perderán en cualquier diálogo cuando no han logrado
unir sus fuerzas. ¿Qué hacer entonces? ¿No dialogar por ningún motivo? Cuando
son situaciones de hecho, impuestas por las circunstancias, hay que dialogar
pero buscando rodearse de la mayor fuerza y presión posibles. No hay que ceder
derechos con el argumento de que "nos obligaron". Salvar todo lo que se pueda,
siempre esperando mejores coyunturas para negociar. El diálogo que ofrece el
poder es siempre engañoso. Con esa política han querido hacerle trampa a la
opinión pública y a los líderes ilusos. El argumento para demostrar que el
diálogo que ofrecen Calderón y Mouriño es tramposo, es que ellos mismos dijeron
que no es una oferta para todos, es sólo para sus incondicionales. No dialogarán
con los opositores verdaderos, aunque si las fuerzas de éstos crecen tendrán que
hacerlo por obligación..
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pedroe@cablered.net.mx.