No es un fantasma el que recorre la Región Andina. Somos hombres y mujeres con
los pies bien puestos en la tierra, porque somos parte de ella y por eso la
defendemos: nuestros territorios, que son amenazados por las multinacionales
extractivas, los Estados, los grandes terratenientes aliados con el imperio
norteamericano. En una palabra, defendemos nuestro derecho, y el derecho de
todos, a la vida.
La autodeterminación, un derecho esencial de la convivencia internacional, es
amenazada en Bolivia, donde el triunfo del Sí en un referendo revocatorio desató
las iras de las oligarquías y sus movimientos autonómicos, que pretenden
fragmentar el país y derrocar el gobierno de Evo Morales Ayma. La arremetida
violenta, brutalmente racista, con bandas armadas al estilo de las hordas
hitlerianas, tuvo la inmediata respuesta de la solidaridad internacional, cuya
mayor expresión fue el Encuentro Internacional de Solidaridad reunido en Santa
Cruz del 23 al 25 de octubre.
Los Pueblos Indígenas de Colombia llevan décadas resistiendo el saqueo de sus
territorios y una guerra que se libra en ellos y que sirve de pretexto para una
criminalización de sus demandas, expresada en asesinatos, torturas,
estigmatización, militarización, desapariciones, detenciones y juicios. Por ello
decidieron iniciar el 4 de octubre una Minga de Resistencia Indígena y Popular
que fue cruelmente reprimida por el gobierno de Álvaro Uribe, acusado ya de
genocida por el Tribunal Permanente de los Pueblos. Aquí también respondieron
los indígenas de todo el continente, con su más activa solidaridad.
En el Perú, el gobierno de Alan García, en julio del 2007 preparó el terreno
para la aniquilación de las comunidades indígenas con la emisión de 11 decretos
legislativos que agudizan la penalización de las protestas. A fines de ese año
pidió facultades al Congreso para emitir normas dirigidas a implementar el
Tratado de Libre Comercio firmado con Estados Unidos. Fueron 102 decretos
legislativos que vulneran severamente todos los derechos colectivos de los
Pueblos Indígenas y constituyen un golpe de Estado legislativo.
La respuesta fue la articulación de una Plataforma de Lucha cuyo punto principal
es la exigencia de derogar esos decretos legislativos. Ya se materializó un Paro
Nacional el 8 y 9 de julio y las medidas de fuerza continúan. La lucha amazónica
logró la derogatoria de dos decretos, pero quedan 100 que deben correr la misma
suerte.
Detrás de todo esto están los mismos actores y los mismos propósitos: las
transnacionales, el imperio norteamericano y –en el caso de Colombia y Perú– los
Estadostíteres de estos intereses. El objetivo sigue siendo el mismo: el saqueo
de los bienes naturales y el exterminio de los Pueblos Indígenas, que son un
obstáculo para su modelo económico extractivista.
Es una nueva Conquista. Pero, al igual que hace 516 años y a lo largo de estos
siglos, encuentran y seguirán encontrando la resistencia de los Pueblos
Indígenas, que conservamos nuestras raíces y cimentamos en ellas el futuro.
Porque los Pueblos Indígenas hemos pasado de la resistencia a la propuesta.
Tenemos propuestas que oponemos a la crisis global del neoliberalismo y a la
amenaza de hecatombe que el calentamiento global, consecuencia de su modelo
productivo, representa para la supervivencia misma del planeta. Porque el mundo
consumista carece de alternativaspara salvarlo.
Nuestras propuestas se resumen en una: el respeto a la vida de todos: hombres y
mujeres, la Pachamama y todo lo que ella alberga. Para ello recogemos nuestros
principios y prácticas ancestrales de equidad, complementariedad y reciprocidad,
para construir Estados Plurinacionales Comunitarios que expresen y promuevan
nuestra diversidad como uno de nuestros mayores valores. Y ofrezcan el Buen
Vivir como garantía de supervivencia para toda la Humanidad.
* Miguel Palacín Quispe es Coordinador General de la Coordinadora Andina de
Organizaciones Indígenas – CAOI. Fuente: lafogata.org