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Revisarán las bases de datos de las universidades públicas
La persecución llega a las universidades colombianas
Juan Alberto Sánchez Marín
Yvke
La Fiscalía colombiana revisará las bases de datos de las universidades
públicas, "para detectar la presencia de terroristas". La medida causó el
asombro de juristas y de la Procuraduría. Los estudiantes ven en el anuncio la
continuidad de la represión y el terror propios de la "Seguridad Democrática"
del presidente Uribe, hacia un sector que no comulga con sus métodos ni
políticas.
La revisión de las bases de datos se hará en las universidades Nacional,
Distrital, Pedagógica, el Sena, y la Libre. La orden fue emitida por el fiscal
de la unidad especializada contra el terrorismo, Jorge Iván Piedrahita Montoya,
"con el propósito de detectar la presencia de terroristas". La Autónoma, que no
hace parte de la lista elaborada por la Fiscalía, fue la primera universidad a
la que el intendente comisionado de llevar a cabo la indagación hizo llegar el
oficio correspondiente.
"Es el intento de perseguir y señalar al movimiento estudiantil y a los
dirigentes estudiantiles", dijo Andrés Paredes, coordinador de Comunicaciones de
la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, ACEU, en entrevista con
YVKE Radio Mundial
"El estudiantil universitario es uno de los sectores sociales que más confronta
la política que aplica el gobierno del presidente Álvaro Uribe en el país. Eso
ha generado paros y conflictos, que hacen que se trate de estigmatizar el
movimiento estudiantil, y que exista muy mala relación entre el alto gobierno y
la universidad pública. La revisión anunciada es un elemento más dentro de la
estrategia del gobierno para identificar cuáles son los activistas de las
universidades".
¿Porqué la universidad pública? Se preguntan en un comunicado las Juventudes del
Polo Democrático Alternativo. Y agregan: "Esta campaña de desprestigio de la
universidad pública colombiana no hace parte de ninguna lucha contra los
movimientos ilegales armados, ni mucho menos contra el terrorismo; si esto fuera
cierto hace muchos años que las universidades públicas serían "rebaños de
ovejas", con la cantidad de represión, desplazamiento y muerte que han tenido
que sufrir los movimientos y gremios estudiantiles".
La parodia de Parody
El sector estudiantil fue puesto en la mira del huracán cuando la senadora
uribista Gina Parody, hace algunos meses, reveló documentos y videos que
muestran a encapuchados en mítines dentro de las sedes universitarias,
específicamente, en la Universidad Distrital de Bogotá.
La denuncia llevó al DAS, la central de inteligencia del Estado, a advertir que
las FARC se infiltran en los centros docentes y el movimiento estudiantil, para
"demostrar su trabajo político y dar a conocer sus ideas en las juventudes".
La senadora Parody se rasgó entonces las vestiduras y afirmó que en sus tiempos
de universitaria jamás vio a ningún estudiante defendiendo sus ideas con
capuchas. Claro, hay que tener en cuenta que la senadora estudio en la Pontifica
Universidad Javeriana de Bogotá, donde nunca se ven ni se verán capuchas o
encapuchados; ni siquiera capuchinos, sólo los jesuitas dueños de la educación
en Colombia. Donde la presencia del DAS y de otros organismos de inteligencia es
innecesaria. Ella no estudió en la nacional, ni el la distrital, ni en la
Pedagógica, ni en ninguna universidad pública, donde tantos estudiantes
"revoltosos" deben ser tenidos a raya.
Las acusaciones indicaban que, con la aquiescencia de las directivas, se estaban
propiciando actos subversivos en los centros de educación superior, sobre todo,
en los de carácter público.
Carlos Ossa Escobar, rector de la Universidad Distrital (ex constituyente, ex
contralor del país y ex director del Banco de la República), frente a la
avalancha de críticas e insinuaciones, indicó que "nos vimos precisados a salir
al debate público y a presentar cuatro argumentos: primero, en la universidad
hay libertad de expresión y cualquiera tiene el derecho a exponer sus ideas;
segundo, el uso de capuchas no es necesariamente motivo de alarma, pues puede
deberse a razones de seguridad y a precaver persecuciones contra quienes
disienten; tercero, fueron expresiones pacíficas de ideas. Y un cuarto
argumento, o más bien, un comentario a tener en cuenta, fue llamar la atención
sobre lo peligroso de "macartizar" la Universidad Pública".
Opinan sobre el exabrupto
"Es un acto improcedente que debe aclararse lo más pronto posible. Es una medida
que no tiene lugar", dijo Samuel Moreno, alcalde de Bogotá.
"Esto a lo mejor ni el propio fiscal general debe saberlo. Esa es una orden
bastante arbitraria. No se pueden hacer investigaciones indeterminadas porque
eso sería el desvío de poder", manifestó Alfonso Gómez Mendez, ex fiscal y
precandidato liberal.
"Es un exabrupto de la Fiscalía. Más bien es una cacería de brujas, donde se
busca hacer una redada abstracta en las universidades buscando a aquellos que
tienen un pensamiento contrario del Gobierno", señaló Parmenio Cuellar, ex
ministro de Justicia y ex gobernador de Nariño, quien agregó que "en ese
proceso, seguramente, los investigadores ya tienen en mente a quien perseguir o
a quienes capturar".
"Lo correcto es que si la Fiscalía sospecha de algunas personas pregunten por
cada una de ellas, y no comprometer a estudiantes y docentes", dijo Pedro
Herrera, presidente del Sindicato de Profesores Universitarios. "Con este tipo
de ordenes se pone bajo sospecha la totalidad de la comunidad estudiantil".
"Este tipo de procedimientos puede ser violatorio de los derechos a la defensa,
al buen nombre y al ejercicio pleno de las libertades. La responsabilidad penal
es individual y pretende someter a todos por igual a una especie de examen
colectivo y estigmatizar a la comunidad universitaria, puede acabar con el
principio de inocencia", dijo Clara López Obregón, Secretaria de Gobierno del
Distrito.
Andrés Paredes, en su charla con YVKE, señaló que "las universidades son un
bastión importante en términos de la construcción de ideas. Creemos en la
batalla de ideas, y en los campos universitarios vivimos eso. Esto nos lleva a
no estar de acuerdo y confrontar algunas políticas del gobierno".
"En las últimas investigaciones que hemos hecho desde la ACEU", complementó el
dirigente estudiantil, "hemos descubierto que en los últimos 3 años han
asesinado 15 dirigentes estudiantiles, muchos han sido desplazados y más de 100
estudiantes están amenazados".
Argentina, para no olvidar el presente colombiano
Las numerosas fichas y los expedientes sobre estudiantes, hallados hace algunos
años en la Argentina, han revelado el grado de sistematización, coordinación y
organización de la persecución ideológica, que la última dictadura militar montó
sobre las universidades públicas y hasta privadas de todo el país. Una
universidad alertaba al resto de los alumnos suspendidos, sancionados o
expulsados por actividades subversivas. Era un sistema aceitado: la facultad
informaba al rectorado, éste al sistema universitario y de allí, al resto.
A 32 años del golpe, se siguen desclasificado documentos y hallando nuevas
historias, nombres y conexiones de lo que se ha llamado el "Plan Cóndor
Universitario", un circuito de información que daba cuenta del comportamiento y
la militancia de los estudiantes de todas las casas de estudio de la Argentina.
La revisión de los datos y la sistematización de la información universitaria,
condujo en el país austral a un grado de control descabellado, hallándose
incluso requerimientos de las comisarías exigiendo a las autoridades educativas
que remitieran informes sobre los libros que los alumnos sacaban de la
biblioteca.
En los cruces de datos, los investigadores han encontrado hasta el momento 20
estudiantes desaparecidos sólo de la Facultad de Periodismo y Ciencias de la
Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Pero se trató de un
sistema represivo y criminal que se extendió a todo el país.
Las coincidencias vistas ahora Colombia con los pasos iniciales de ese aciago
recorrido dado en Argentina durante los años de la dictadura militar, no son
coincidencias. Son acciones típicas y medidas calculadas por parte de aquellos
gobiernos que tienen mucho que tapar y mucho que acallar.
La solidaridad necesaria
"Varias investigaciones de las organizaciones estudiantiles colombianas muestran
el grado de represión que ha representado el gobierno del presidente Uribe para
el movimiento estudiantil universitario", dijo Andrés Paredes, de la ACEU.
En un país en el que hay que "tragar entero" y "comer callado", el que opina
pierde, el que habla queda marcado y el que protesta se muere.
Los estudiantes de las universidades públicas, más que por las "pruebas
fehacientes" de la reciente parodia, que sí lo fueran de hecho originarían
investigaciones judiciales concretas y no estas ráfagas de metralla preventivas
y amedrentadoras, han sido en Colombia un sector difícil para el gobierno del
presidente Uribe.
"Por eso es muy importante la denuncia de los hechos de violación de los
derechos humanos de la población estudiantil, y que se pueda despertar la
solidaridad con respecto a nuestro movimiento", concluye el dirigente
estudiantil.
Una piedra en el zapato tan molesta como los indígenas, los sindicatos, los
trabajadores, los desempleados. Y como todo el resto del país que no hace parte
del 80% o 90% de los 2000 o 5000 encuestados entre aquel segmento de ciudadanos
(porque son de ciudad), que a lo sumo alcanza el 10% de la población total del
país, por lo general, beneficiarios de Uribe o beneficiados con él, que creen
que su presidente hace las cosas entre bien y muy bien.