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Política: ¿Ciencia o fútbol?
Emir Sader
Carta Maior
Ser de izquierda es privilegiar los derechos sobre el mercado, la esfera pública sobre la mercantil, es luchar contra la injusticia y la desigualdad como objetivo central de la lucha política
Los resultados de las elecciones municipales y las consecuencias de la crisis
económica internacional son los dos nuevos factores que componen la coyuntura
política que se abre el día 27 de octubre, proyectándola para la sucesión
presidencial.
Las elecciones son propicias para la proliferación de supuestos "científicos
políticos", que disfrazan su plumaje tucano[1] bajo una
supuesta aura "universitaria", cuando son tratados como "profesores" – de la
misma forma en que los jugadores de fútbol llaman a todos los entrenadores. El
análisis político es tan científico como el fútbol. Y todos los analistas, así
como los comentaristas deportivos, tienen partido y club.
Intentar hacer del análisis político una "ciencia" es recaer en el positivismo
mas grosero, que intentó, durante mucho tiempo, imponer la idea de que las
verdades de las ciencias naturales podrían ser reproducidas en las ciencias
humanas, intentando esconder que los hombres son objetos y no solo sujetos en
estas últimas, impidiendo radicalmente que la misma objetividad y universalidad
de las primeras se reproduzca en las ciencias humanas.
Si la política fuese ciencia, nadie mejor que FHC (Fernando Henrique Cardoso),
quien obtuvo una cátedra de política en la Universidad de San Pablo, para haber
llevado a cabo un gobierno "científico", objetivo, sin errores, imparcial. Hasta
los que no lo sabían en aquel momento, hoy se pueden dar cuenta que la
percepción del pueblo brasilero es de que fue "un gobierno para los ricos". Si
fuese ciencia, la política podría haber previsto que él llevaría a la quiebra a
Brasil tres veces, que provocaría una prolongada recesión, que perdería las dos
elecciones presidenciales siguientes y que sería evaluado como el peor líder
político del país.
Mientras tanto, las páginas de los diarios, los noticieros de televisión, los
comentarios en los sitios de las grandes empresas del periodismo privado, no
dejan de abrir el espacio a los charlatanes que ponen la cara seria y emiten sus
juicios personales como si fuesen mas que eso – sus juicios personales.
Se equivocan tanto como sus colegas analistas económicos en los mismos espacios,
que no previeron la mayor crisis capitalista en ocho décadas, una tragedia
anunciada por los críticos del neoliberalismo, que ellos tomaron como doctrina
sagrada. Y los "científicos políticos" que dieron al gobierno de Lula como
muerto y sepultado, ya se hacían agua la boca, pavlovianamente, con la vuelta de
sus partidos y la promiscuidad de las salas del poder a las que siempre
estuvieron acostumbrados.
Son los mismos que, "objetivamente", decretaron el fin de las diferencias entre
la derecha y la izquierda. Pero como celebran el mercado como "el mejor lugar
para los recursos", deberían darse cuenta que esa es una visión central de la
derecha, que naturaliza las desigualdades sociales, cree que en el mercado se
define quien gana y quien pierde, qué es mejor y quién es peor, atribuyéndole el
poder de distinguir a las personas de acuerdo al criterio de la competencia del
"libre mercado".
¿Por que será entonces que la aplastante mayoría de los hijos de pobres son
pobres y la aplastante mayoría de los hijos de ricos son ricos"?. O, en palabras
de Adib Jatene: "El problema de ser pobre es tener amigos pobres." Y claro, los
ricos tienen amigos ricos, que se multiplican en el poder a lo largo de los
tiempos.
Ser de izquierda es privilegiar los derechos sobre el mercado, la esfera pública
sobre la esfera mercantil, es luchar contra la injusticia y la desigualdad como
objetivo central de la lucha política, es dar contenido social y cultural a la
democracia política, es preferir la inestabilidad para promover la justicia
antes que conformarse con el "orden", si este es injusto.
Brasil entra en un nuevo período de debates, que va a desembocar en la elección
del nuevo presidente de la República, como objetivo mayor del 2010 y va a
definir así si habrá continuidad y profundización de un gobierno que tiene un
80% de apoyo (FHC, a esta altura de sus mandatos, tenía 18%) y 8% de rechazo, a
pesar de tener todos los grandes medios de comunicación privados en contra, o se
romperá con él.
En lo que mas fallan esos "científicos políticos" es en la explicación de la
popularidad del gobierno de Lula. Quien no descifra el enigma Lula – con todo lo
que este tiene de contradictorio-, termina tragado por él. Es el caso de esos
analistas y de los columnistas políticos que ocupan la casi totalidad de los
espacios de los medios de comunicación nacionales y solo consiguen convencer al
8% de la población de rechazar al gobierno. Deberían perder el empleo por
incompetentes. Y entender que fútbol y política tienen algo en común: no hay
imparcialidad. Ellos eligieron su lado, el pueblo eligió el otro. Marcador: 80 a
8.
[1] Se denomina así a los integrantes del Partido de la
Social Democracia Brasileña (PSDB) al cual pertenecía el ex presidente Fernando
Henrique Cardoso
Traducción: Insurrectasypunto
Texto original en portugués: