Latinoamérica
|
Dos ejemplos de manipulación: Gilberto Rincón Gallardo y
Carlos Monsiváis
Los "líderes de opinión" sobre el 68
Héctor Gómora
Empezaré proponiendo una variante más de cierto conocido refrán y diré "dime qué
conmemoras y te diré quién eres".
El movimiento estudiantil de 1968 en México es recordado por muchos en una fecha
específica: el 2 de octubre, día en que el gobierno mandó al ejército sobre la
gente en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Un acto bestial que -en
una maniobra innegablemente brillante- el mismo perpetrador ha sabido utilizar
para su provecho. ¿Por qué? Porque nos ha troquelado la idea de que lo único
relevante de ese movimiento fue la masacre. Libros, artículos y documentales van
y vienen dando vueltas alrededor de lo mismo: cómo se dieron los sucesos
esa tarde, los agentes infiltrados, las imágenes o películas inéditas y cosas
similares. El sistema político hábilmente construyó una especie de misterio
inexistente; los gobiernos sucesores del mismo partido han negado
sistemáticamente que hubiera una deliberada intención de masacrar, se han
fabricado falsos debates, como alegar la existencia de provocadores que
desencadenaron la violencia, que ellos dispararon sobre el ejército y éste sólo
respondió protegiendo a los estudiantes... en fin. Así han mantenido a mucha
gente ocupada investigando y dando vueltas sobre lo mismo.
Como resultado, se dejan completamente de lado la conciencia de cambio y del
enemigo histórico que se opone al mismo: un sistema de poder encabezado por los
grandes capitales, secundados por la élite política que los sirve (el gobierno y
los dirigentes de los partidos oficiales) las cúpulas de sindicatos, clero y
ejército, la gran mayoría de los medios impresos y electrónicos...y los
intelectuales orgánicos. Estos últimos son "líderes de opinión" cuyo prestigio
les construyó precisamente el sistema, y que fingen estar en su contra a base de
sólo criticarlo. Es un engaño porque la vanguardia ideológica del ’68 entendió
que a un enemigo no se le critica, sino que se le derrota. Además, tal crítica
la permite el sistema porque así puede presumir de tolerante, y porque sabe bien
que eso no le hace daño alguno. Lo que le daña de verdad es el discurso de
quienes superan esos esquemas -que el mismo sistema nos ha dado- y miran más
allá, como el escritor y activista social Tomás Mojarro.
Lógicamente el sistema de poder no puede darnos directamente esos esquemas
falsos. Un tirano no puede instruir a aquellos a quienes tiraniza. Para eso se
vale de colaboracionistas, de gente que navega con bandera de ser aliado de la
gente, incluso de ser de "izquierda", pero que realmente ha puesto su capacidad
al servicio del poder. Hablemos ahora de esta gente.
Como di a entender al principio, las fechas conmemorativas suelen ser buenos
indicadores del carácter del discurso. Antes del 2 de octubre el movimiento de
1968 ya había dado páginas muy importantes, que merecen un análisis profundo y
no sólo ser referidas como una cadena de anécdotas cuya única finalidad es
conducirnos a la Masacre de Tlatelolco. En un texto llamado "En busca del ‘68",
(publicado en