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Evo aún confía en la buena fe de los fascistas
Econoticiasbolivia.com
El presidente de Bolivia, Evo Morales, que gobierna con gran apoyo en el
altiplano y parte de los valles, pero que no tiene pisada en la otra mitad del
país que está bajo el brutal control de las fuerzas de la oligarquía, aún confía
en lograr un acuerdo mínimo a partir del primer domingo de octubre con los
prefectos (gobernadores) fascistas.
El acuerdo que Morales aspiraba firmar este jueves quedó en una nebulosa, tras
que la oligarquía y los prefectos derechistas se negaran a dar vía libre a un
referéndum sobre la nueva Constitución Política del Estado, aprobada por las
fuerzas gubernamentales en la Asamblea Constituyente, pero rechazada por los
opositores por el tema de las autonomías y, principalmente, porque abre la
posibilidad de que Morales sea reelecto por los siguientes 10 años.
Los opositores, que gobiernan cuatro de las nueve regiones del país (Santa Cruz,
Beni, Tarija y parte de Chuquisaca, donde se concentran las mejores tierras y
las mayores reservas de gas, petróleo, hierro y biodiversidad), exigen, por el
contrario, el reconocimiento pleno de sus autonomías que tienen un inocultable
carácter separatista, ya que de aplicarse les permitiría dictar sus propias
leyes por encima de las nacionales, tener su propia fuerza pública y manejar a
su libre albedrío las tierras, los impuestos, los grandes negocios y la
explotación de los recursos naturales.
ESPERANZAS Y RECHAZO
El jueves en la noche, en La Paz, el presidente Morales dijo que hubo "avances
importantes" en el diálogo que lleva adelante desde hace más de una semana,
aunque advirtió que las autonomías reclamadas por las regiones sólo serían
posibles con la nueva Constitución.
"El objetivo del diálogo es constitucionalizar las autonomías, pero si alguien
se opone a la nueva Constitución Política del Estado está en contra del pueblo y
de los sectores sociales", dijo.
Morales destacó también la decisión de las organizaciones sociales y campesinas
que levantaron los bloqueos y suspendieron las marchas sobre Santa Cruz para
crear un clima favorable al diálogo emprendido con los prefectos fascistas, a
quienes urgió a llegar a un acuerdo que viabilice la nueva Constitución.
Este acuerdo, sin embargo, parece muy lejano, dada la posición de los prefectos
fascistas que rechazan el nuevo texto constitucional, tal como lo expresó el
prefecto de Tarija, Mario Cossío.
"Las autonomías son muy importantes, pero también, o más, es importante el país;
por ello, el tema de la Constitución Política es un tema medular que hace a la
vida institucional nacional y nosotros obviamente que no lo dejaremos de lado",
dijo al asegurar que la oposición no firmará ninguna acuerdo parcial ni
preliminar, tal como quería Morales para viabilizar la nueva Constitución.
Este domingo, el presidente Morales se reunió con el prefecto de Santa Cruz, el
fascista Rubén Costas y acordaron reabrir el diálogo el domingo 5 de octubre.
"ABUSO DERECHISTA"
Según el vicepresidente Alvaro García Linera, los opositores derechistas están
actuando con "poca seriedad" al modificar constantemente sus demandas y salirse
de la agenda predefinida.
"Primero se habló del IDH (devolución de los recursos del Impuesto a los
Hidrocarburos), luego hemos pasado al tema de las autonomías y ahora aparece
otro capítulo de justicia y luego el tema del modelo económico, el tema de
Estado (...) Estoy sintiendo que esto es una chacota, una exageración y abuso
político, pensar que toda la Constitución que fue elaborada por más de 168
constituyentes tenga que ser modificada por el interés o el capricho de fuerzas
políticas regionales".
"Esperemos que prime la seriedad de los planteamientos (…) y se pueda firmar un
documento que le dé certidumbre a los bolivianos", dijo García Linera este
jueves, poco antes de iniciar la última reunión que dejó el diálogo en suspenso
hasta el lunes.
"BAÑO DE REALIDAD"
García Linera dijo que "no es posible que fuerzas políticas regionales que
tenían dos o cuatro constituyentes que fueron derrotados como representantes del
pueblo ahora quieran aparecer con una fuerza para modificar la Constitución, eso
no es correcto ni corresponde a la realidad política".
Según el vicepresidente, los prefectos fascistas deberían darse un "baño de
realidad" y aceptar el acuerdo ofrecido por el Gobierno.
En la visión gubernamental, marcada por el parlamentarismo y democratismo a
ultranza, la oligarquía y los prefectos fascistas virtualmente ya habrían sido
derrotados por el masivo apoyo electoral a favor de Morales (el 10 de agosto
pasado logró el apoyo de siete de cada 10 votantes), por el activo respaldo de
los países vecinos y de la Unión de Naciones del Sur (Unasur) hacia Evo, por la
condena nacional e internacional a la salvaje masacre perpetrada por los
fascistas sobre los campesinos en el norte de Bolivia (18 muertos a bala y una
treintena de heridos), y por la suspendida movilización campesina e indígena en
contra de los fascistas (bloqueos de caminos y marcha de casi 20 mil campesinos
hacia Santa Cruz, ciudad de casi un millón de habitantes).
LA REALIDAD FASCISTA
Por ello, en esta visión oficial, los prefectos fascistas no tendrían más opción
que firmar el acuerdo dando vía libre a la nueva Constitución. Sin embargo, la
realidad es otra. La oligarquía, los prefectos fascistas y los 100 clanes, que
son amos de la tierra, dueños de los grandes negocios e imponen su ley y su
fuerza en cuatro de las nueve regiones de Bolivia, no tienen, en el fondo, la
menor intención de hacer un pacto de largo aliento con Evo y sólo quieren
"lavar" su imagen seriamente dañada por la salvaje masacre de campesinos en
Pando y, sobre todo, consolidar las posiciones conquistadas en el oriente y los
valles de Bolivia, tras tres semanas de virtual rebelión contra el gobierno
central radicado en La Paz.
La derecha, consciente de que hostigando al líder indígena ha logrado recuperar
el poder en la mitad del país, ya no quiere ningún pacto con Evo, menos su nueva
Constitución y su posible reelección, y apuesta a desgastarlo y a impedir que se
mantenga en el gobierno más allá del 2010, cuando concluye oficialmente su
mandato de cinco años. Su estrategia en los dos siguientes es mantener su
dominio sobre la mitad de Bolivia, donde ni siquiera Morales puede ingresar sin
enfrentar la presión y ataque de las bandas fascistas.
En las tierras bajas del oriente y los valles, en Santa Cruz, Beni, Tarija y
Sucre, campea con total impunidad el fascismo, que ha logrado enarbolar la
bandera de la autonomía regional y arrastrar detrás de sí a miles de jóvenes y
amplios segmentos de las clases medias y organizaciones de la sociedad civil,
aterrorizando a los sindicalistas, a la población migrante del altiplano y a los
activistas leales a Morales, muchos de los cuales han ingresado en la
clandestinidad.
SEMILLA REVOLUCIONARIA
En la ciudad de Santa Cruz, el principal bastión de la sedición oligárquica, los
grandes negocios, casi todos los medios de comunicación, las instituciones
cívicas, vecinales, empresariales e incluso populares están en manos de los
fascistas y son pocos los bolsones de resistencia en los barrios más pobres,
como el Plan 3.000, y los sindicatos más radicales que tratan de no ser barridos
por la derecha racista.
Es por ello, que este viernes, en la misma ciudad de Santa Cruz, los principales
dirigentes de la proletaria Federación Sindical de Trabajadores Mineros de
Bolivia realizan un ampliado nacional para fortalecer la lucha contra el
fascismo y declarar la guerra a la oligarquía y los 100 clanes. Allí, los
mineros intentarán dejar plantada la semilla revolucionaria que se traduce en la
profundización de la agenda de octubre: gas, petróleo y minas para el Estado,
nueva reforma agraria expropiando a los latifundistas y a los 100 clanes,
entregando las tierras a los campesinos pobres, y más salario, mejor empleo y
jubilación digna para los trabajadores de las ciudades. Para horas de la tarde
está previsto, también, un ampliado de la Central Obrera Boliviana (COB), que
aglutina a todos los trabajadores del país y que considera que ni los votos, ni
el diálogo, ni las leyes son suficientes para acabar con el terror de los
fascistas y la salvaje explotación de la oligarquía y el capitalismo.