Los seis campesinos paraguayos presos en el penal de Marcos Paz se declararon en

huelga de hambres por tiempo indeterminado. Protestan ante la inacción del gobierno de Cristina Fernández que los mantiene encerrados pese al reclamo de refugio político por el cual ingresaron al país. Si bien la hermana república vecina dio una vuelta en la página de su historia al terminar con seis décadas de hegemonía del Partido Colorado, la asunción del ex obispo tercermundista Fernando Lugo no termina de cuajo con el legado del dictador Strossner. La vida de Agustín Acosta, Basiliano Caldozo, Simeón Bordón, Gustavo Lezcano, Roque Rodríguez, Arístides Vera corre riesgo si son extraditados a su país, donde no está garantizado aún un juicio imparcial.

La semana pasada una nutrida marcha reclamó en el centro porteño la libertad de los presos. Las autoridades siguen haciendo oídos sordos y el tema apenas aparece en la prensa comercial. Ante este panorama, los combativos dirigentes campesinos paraguayos tomaron la drástica determinación de dejar de ingerir alimentos para llamar la atención de la opinión pública y del poder político.

El gobierno, que gusta reivindicar los derechos humanos, ¿será tan indiferente como el de Margareth Tachter con los huelguistas republicanos irlandeses a los que dejó morir de hambre antes que concederles la libertad? Más cerca en el tiempo y en el espacio, ¿será la presidenta tan inflexible como Michelle Bachellet lo es con los presos políticos mapuches que dejan de comer para pedir su libertad?

En tanto, en Paraguay, miles de campesinos sin tierra organizados en diversos movimientos aguardan ansiosos para realizar masivas ocupaciones. Son familias despojadas de todo por la economía de agronegocios. Los sectores conservadores le piden al flamante mandatario que controle con represión. "Ningún militar va a salir a y reprimir a campesinos, vamos a cumplir la ley", prometió Lugo en San Pedro del Ycuamandiyú, una región particularmente castigada, donde se produciría una ola de tomas de tierras de no resolverse la situación en 100 días.

El poder del Paraguay de los contrabandistas, latifundistas y fuerzas parapoliciales que asesinaron a miles de campesinos no se disipó con el triunfo electoral de la heterogénea fuerza gobernante, que tiene por delante un desafío titánico. El 50 por ciento de la población es pobre y el 1% es propietario del 77% de las tierras. Los colorados mantiene importantes cuotas de poder y Lugo no cuenta con una fuerza popular organizada en la cual apoyarse para encarar transformaciones profundas.

Si Lugo logra avanzar en Paraguay en dirección de una Reforma agraria y garantizar el respeto de las garantías individuales básicas, los campesinos paraguayos atrapadas por el sistema penal argentino probablemente puedan regresar sin correr riesgo de muerte. Mientras tanto, en Argentina, el reclamo de los defensores de los derechos humanos será cumplir con la tradición de dar asilo a los refugiados políticos.

A continuación difundimos la declaración de los seis presos:

Contacto:
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Dr.Eduardo Soares: 156 094 5055