'Actuar para vivir', cantaba un trovador popular argentino.
Ganarse la vida desde la nobleza del arte.
Toda una apuesta a la belleza como forma de comunicación y gambeta para
empatarle al fin de mes.
Sin embargo, la cuestión se complica al invertirse la idea.
'Vivir para actuar' supone una pose, una permanente invención, una pertinaz
mentira, una constante estafa a favor del que fabula, del que falsifica de
acuerdo a intereses contrarios frente a los cuales interpreta el papel de
marras.
Cuando las mayorías son las engañadas, los ganadores son los que son pocos. Una
simple ecuación política existencial.
Algo de esto sucede en el Chaco.
El actual gobernador, Jorge Capitanich -otrora fervoroso defensor del menemismo
y ahora, elocuente militante kirchnerista- acaba de ser denunciado como uno de
aquellos que apuesta a la actuación constante.
El coordinador del Centro de Estudios Sociales 'Nelson Mandela', Rolando Núñez,
informó que desde hace casi dos meses no se cumple con el denominado programa
asistencial que tiene como objetivo el satisfacer las necesidades alimenticias y
sanitarias de los pueblos originarios.
Son dos mil trescientas familias que ya no reciben la ayuda prometida.
Número que incluye nenas, nenes, madres, padres, abuelas y abuelos cuyas caras
no se ven a través de la cifra pero que es necesario percibir.
¿Cómo hacen esas bocas que no comen todos los días para dibujar una sonrisa y
pronunciar la palabra futuro?
¿Cómo crecen esos cuerpos si no tienen la medicina mínima indispensable para
gambetear los efectos de las enfermedades surgidas de la pobreza impuesta?
¿Cómo?
¿Se volverá a contestar la pregunta a través de la actuación permanente, de la
mentira multiplicada?
Para la Fundación Mandela, 'desde el principio el plan era insuficiente y no
solucionaba algunos de los problemas más graves que afectan a la población
indígena de la región, de la cual un 58 por ciento sufre de mal de Chagas'.
De acuerdo a la opinión de los militantes de esta organización, 'desde la
asunción de Capitanich el 10 de diciembre del año pasado, 'se hizo muy poco'
para ayudar a las comunidades indígenas, pese a que había sido uno de los temas
centrales de la campaña del Gobernador, aliado clave de Cristina Fernández de
Kirchner', apunta la información.
La promesa permanente es una fenomenal herramienta política de domesticación
porque logra anestesiar el cuestionamiento y postergar el reclamo.
Pero es hora de poner límites a la mentira como apuesta cotidiana desde el
poder. Porque del lado de los mentidos, desde la realidad de los estafados, el
precio que se paga es nada menos que la vida.