El Consejo Nacional de la Mujer tiene nueva presidenta desde junio. Es Lidia
Mondelo, dirigente justicialista santacruceña con escasa experiencia en materia
de derechos humanos de las mujeres. Mientras en Vicente López, como cabeza del
Centro de la Mujer fue nombrada la ex vedette Zulma Faiad. Legisladoras y
dirigentes feministas critican las designaciones y analizan el contexto político
en el que se dieron.
El Consejo Nacional de la Mujer (CNM) está a cargo, desde junio, de Lidia
Mondelo, dirigenta justicialista que trabajó muchos años en organización
comunitaria y acción social en Santa Cruz junto con Alicia Kirchner. Por ahora
la nueva titular no ha brindado notas a la prensa por lo que no se puede conocer
aún qué posición tiene en materia de derechos humanos de las mujeres y cuáles
son sus objetivos de gestión.
La santacruceña llegó al CNM desde la Dirección de Capacitación de la
Subsecretaría de Coordinación del Ministerio de Desarrollo Social y reemplazó a
María Lucila Colombo, quién desembarcó durante el gobierno de Eduardo Duhalde y
no pudo revertir el debilitamiento que le ocasionaron al organismo la reducción
presupuestaria ocurrida en las crisis de 2001 y la desjerarquización promovida
poco antes por la administración de Fernando de la Rúa. Hoy cuenta con un
presupuesto que apenas supera los 5 millones de pesos.
Lo cierto es que existe hace años una fuerte demanda del movimiento de mujeres
para que el CNM, y también otros consejos y centros de mujeres, tengan mayor
incidencia en la confección, ejecución y evaluación de políticas públicas, para
lograr la equidad real entre varones y mujeres en Argentina.
En este contexto, el Comité de América Latina y el Caribe para la defensa de los
derechos de la mujer (CLADEM) cuestionó la designación de Lidia Modelo y
consideró que no tener experiencia en la lucha por los derechos de las mujeres
ni enfoque de género 'contribuye al proceso de debilitamiento'.
No se pudo acceder a la opinión de Mondelo sobre esa preocupación, pero ex
funcionarias de organismos dedicados a la temática de la mujer se expresaron
sobre ese tema. La diputada nacional Claudia Bernazza (FpV), ex presidenta del
Consejo Provincial de las Mujeres, señaló que 'debemos ser cautelosas con
nuestras opiniones, no debemos convertimos en un gran dedo acusador. Si creemos
que sólo pueden estar en esos lugares personas que se referencian desde la
especialidad, podemos crear peligrosamente una suerte de coto o de élite, que no
corresponden a los ámbitos democráticos'.
En tanto la diputada porteña (Coalición Cívica) y filósofa Diana Maffía, aseguró
que en este proceso de 'degradación' es aún más significativa la incorporación
del CNM al ámbito del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales,
que dirige la justicialista Alicia Kirchner y que se concretó durante la gestión
de su hermano, el ex presidente Néstor Kirchner. 'El Consejo pasó a depender de
un área con políticas sociales para grupos vulnerables, donde hablar de mujer es
hablar de familia – explicó la legisladora - . Se protege y tutela como valor,
desde esas políticas, la unidad de la familia, ni siquiera los derechos de las
mujeres, ni hablar de la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres. Esas
políticas refuerzan el rol doméstico de la mujer, que debe estar al servicio de
unas estructura familiar tradicional, sin un proyecto autónomo'.
La filósofa cree que la designación de Mondelo es un paso más en esa dirección.
'La funcionaria provino del equipo de colaboradores de Alicia Kirchner y
participa de la cosmovisión del kirchnerismo, que es de disciplinamiento
doméstico de la mujer, de domesticación de la mujer' declaró Maffía.
Para la dirigente justicialista Virginia Franganillo, ex presidenta del CNM, ya
no alcanza con discutir la situación del CNM. 'El gobierno nacional debe crear
un nuevo espacio con rango ministerial, poder político y recursos para generar
los cambios requeridos en la búsqueda de la equidad', explicó.
Franganillo estuvo al frente del Consejo en los '90, cuando el organismo
dependía de la esfera presidencial y tenía interlocución con todos los
ministerios e incidencia en las políticas públicas. Durante esos años el CNM
respaldó la sanción de la Ley de Cupo y colaboró con instalar el debate sobre
aborto, entre otras importantes políticas sectoriales.
La actual gestión, dijo la dirigente, tiene que incluir en la agenda
gubernamental las políticas públicas de equidad de género, hoy día
marginalizadas. 'Debe crearse un ministerio para tomar ese camino. Personalmente
temo que continúe debilitándose esta idea de un organismo rector con enfoque de
género', añadió.
El peso propio de la historia
El perfil de los funcionarios a cargo de áreas mujer es clave y responde a un
reclamo de larga data. Desde que Argentina se comprometió a llevar adelante la
Plataforma de Acción de Beijing, las organizaciones civiles vienen exigiendo que
esos/as funcionarios/as tengan formación y experiencia en la temática de género
y capacidad de generar y monitorear políticas públicas que garanticen la
paridad.
Tampoco es inédito el objetivo de trasformar al CNM en una organización
transversal, coordinada de forma interministerial. Ya se perseguía cuando se
creó la Dirección de la Mujer durante el gobierno del radical de Raúl Alfonsín.
Pero el Consejo Nacional de la Mujer recién se constituyó en 1992 y fue a partir
de una fuerte demanda del movimiento de mujeres y la comunidad internacional
para una incorporación paulatina de la equidad de género en las políticas de
Estado. En el periodo menemista se avanzó en lo formal, pero al mismo tiempo
creció la presión de sectores conservadores y clericales sobre todo en el ámbito
de los derechos sexuales y reproductivos. Sin embargo el primer descenso del CNM
se produce en la administración de Fernando de La Rúa.
Más tarde el ex presidente Eduardo Duhalde crea el Consejo Nacional de
Coordinación de Políticas Sociales y el kirchnerismo concreta el traspaso del
Consejo a la órbita del Ministerio de Desarrollo Social.
Sobre esa acción de gobierno Virginia Franganillo señaló que 'hace 20 años se
venía planteando que el CNM debía estar dentro del Ministerio de Desarrollo
Social, porque se podría avanzar en políticas estratégicas para las mujeres como
la implementación de guarderías, políticas de conciliación, etcétera. Ahora, si
no existe una política de género que ilumine esas políticas sectoriales, no nos
sirve de nada que el Consejo esté en ese Ministerio o en cualquier otro ámbito
gubernamental', puntualizó.
La diputada Diana Maffía opinó por su parte que el proceso de debilitamiento se
inició cuando 'fue visible que el CNM no era un organismo inocuo, sino que
producía efectos en la política pública y cambios en el poder. Antes se pensaba
que creando este tipo de espacios ponían una suerte de boutique en el Estado,
que no repercutiría en las políticas públicas ni en el presupuesto, pero el
reclamo de igualdad de oportunidades atraviesa todas las políticas públicas. Por
eso se comenzó a restringir la capacidad de las áreas mujer en el Estado'.
Polémico nombramiento
El Centro de la Mujer de Vicente López también protagoniza un marcado
debilitamiento. En ese marco, el nombramiento de la actriz Zulma Faiad,
dispuesto por el intendente Enrique García, originó una importante resistencia
en el movimiento de mujeres y entre las y los vecinos del distrito, pero el
radical K no modificó su determinación.
Este Centro se creó en 1994 y fue pionero en la defensa de los derechos humanos
de las mujeres y en la lucha contra la violencia de género, debido a la gestión
ejemplar que encabezaron Marcela Rodríguez (actual diputada nacional por el ARI)
y Diana Staubli (dirigente feminista, ya fallecida). En aquel momento obtuvieron
el reconocimiento de Naciones Unidas, que premió la labor de la Municipalidad de
Vicente López. Pero el organismo se hizo visible y se convirtió en un espacio de
disputa. Staubli y Rodríguez renunciaron y poco a poco fueron cesanteados más
integrantes del equipo inicial.
La filósofa Diana Maffía, que fue asesora académica de este Centro de la Mujer
durante ocho años, cree que la designación de la ex vedette Zulma Faiad fue una
mala elección. 'Faiad se defiende diciendo que es muy trabajadora y tiene
sensibilidad social, pero esas cualidades no son suficientes para estar al
frente de esta institución. Parecería sin embargo que todo lo que tiene que ver
con las áreas mujer se definen por portación de hormonas'.
Maffía recordó que 'los programas televisivos en los que participó Faiad y las
situaciones que escenificó en relación con las mujeres, fueron de degradación de
las mismas. No se trata de ponerla en duda como persona, sino de hacer visible
lo que Faiad representa para el público y los valores que transmitió durante
años a través de su trabajo actoral'.
Por su parte, la diputada kirchnerista Claudia Bernazza analizó que muchas
veces, en la actividad política 'se buscan personas reconocidas en otros campos
para aprovechar esa popularidad y dar un alto perfil a un determinado espacio de
poder. En lo personal, trabajo, batallo y milito para jerarquizar la actividad
política y para que ese prestigio provenga de la propia actividad. Mi opinión no
va en desmedro de quines hayan llegado a la política por otra vía, creo que
tenemos un problema estructural y la política referida a los derechos de las
mujeres está alcanzada por ese problema'.
En términos generales, las dirigentas consultadas coinciden en que existen los
marcos legales para avanzar en políticas públicas con perspectiva de género,
pero faltan mecanismos institucionales, presupuesto y decisión política para
diseñar, implementar y evaluar esas políticas. Creen además que la problemática
de género vive un proceso de cooptación en el mundo y que por eso se están
desmantelando o neutralizando espacios de decisión, como los Consejos Nacional y
Provincial de las Mujeres y el Centro de la Mujer de Vicente López.