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Argentina: La lucha contin�a

Agro argentino
Ganancias para muchos o...para unos pocos

Hedelberto L�pez Blanch

Los poderosos grupos econ�micos de agroexportadores argentinos se oponen a cualquier cambio que el gobierno de la presidente Cristina Fern�ndez intente introducir como las llamadas retenciones m�viles a las exportaciones agropecuarias y que seg�n el  proyecto oficial los dividendos obtenidos servir�n para beneficio del desarrollo social, como construcci�n y reparaci�n de hospitales, centros de salud, viviendas y caminos rurales.

La raz�n es que los adinerados productores no quieren ceder ni un �pice el poder econ�mico y pol�tico que han ostentado en las �ltimas d�cadas y que les ha permitido, junto a otras fuerzas de la oligarqu�a, derrocar o desestabilizar gobiernos argentinos que no les eran afines, como lo hicieron con Juan Domingo Per�n, Isabel Per�n y Ra�l Alfons�n.

La ley de retenciones m�viles, aprobada en marzo pasado por el Congreso, grav� el alza de las retenciones a las exportaciones de soja y girasol, de 35 a  46% y desde entonces los propietarios rurales han escenificado protestas con bloqueos de unas 300 carreteras en todo el pa�s,  que ocasionan suspensi�n de miles de trabajadores de industrias afectadas por  la falta de insumos, y provocaron desabastecimiento de carne, leche y harinas,  adem�s de alzas en los precios de los alimentos.

Como era de esperar, todos los paros han estado apoyados por los medios de comunicaci�n controlados por el gran capital que alientan las campa�as contra las medidas econ�micas que adopta la mandataria argentina. Mientras tanto, Cristina ha recibido el respaldo de las mayor�as pobres cuyas organizaciones se�alan que en el pa�s existen 10 millones de personas sin alimentos en contraposici�n a unos miles de adinerados.

La soja es el principal cultivo de Argentina, que exporta el 95% de la  cotizada cosecha, sobre la cual el gobierno espera recaudar 11.000 millones de  d�lares a trav�s de impuestos. En general, las ventas externas de materias primas agr�colas y agroindustriales se elevan a 35.000 millones de d�lares, m�s del 50% de las exportaciones  argentinas, uno de los principales proveedores mundiales de  alimentos.

Desde los a�os 90 se fue instalando en Argentina el modelo de agronegocio financiero con una l�gica distinta al agrario y agroindustrial. Con anterioridad, toda la cadena agroindustrial (campesinos, cooperativas e industrias nacionales) participaba en el sistema agroalimentario con productos baratos para bajos salarios pues las producciones se destinaba indistintamente para el mercado interno y externo. Para equiparar los precios internacionales y que los internos no se dispararan hab�a una serie de regulaciones, dos de las cuales era el tipo de cambio y las retenciones.

A fines de 1980 y sobre todo con la llegada al poder en 1989 de Carlos Menem, las empresas alimentarias comenzaron a pasar a manos extranjeras. El mandatario plante� que la agricultura deb�a ponerse a nivel internacional y en 1991 aprob� la desregulaci�n de granos, carnes y az�car. De esa forma, aparecieron los hipermercados o grupos de poder que deciden en la cadena industrial agraria, c�mo, cu�ndo y qu� producir.

Asimismo, aparecieron las transnacionales y se extranjeriz� la parte industrial de la cadena.

Esta ofensiva de monopolizaci�n privativa fue y ha estado acompa�ada por los grandes medios de comunicaci�n los que promueven que para llegar a la modernizaci�n absoluta hay que prescindir de la agricultura familiar, la soberan�a alimentaria y del cuidado de la biodiversidad.

Norma Giarraca,  profesora de Sociolog�a Rural y coordinadora del Grupo de Estudios Rurales del Instituto Gino Germani (UBA), explicaba a un �rgano de prensa alternativo que "el sistema financiero es el que adelanta el capital, las tierras se las alquila al peque�o productor y utiliza contratistas para labrar la tierra.

Giarraca, que tambi�n ha investigado sobre el Movimiento de Mujeres Agrarias, los movimientos campesinos y la biodiversidad  puso el ejemplo de Gustavo Grobocapatel, quien afirma que es un sin tierra porque aunque tiene 20.000 hect�reas, es un hombre sin trabajo pues no cuenta con empleados y casi sin capital. Esta obligado a espera por el sistema financiero. As� funciona el modelo.

En 1996, el gobierno de Menem autoriz� la entrada y utilizaci�n en el pa�s de las semillas transg�nicas que acab� por virar al rev�s el m�todo agr�cola argentino, uno de los cinco pa�ses en el mundo que permitieron su uso a gran escala.
El fuerte lobby de las transnacionales encabezado por la compa��a Monsanto y con el benepl�cito de Menem permitieron su inserci�n en la naci�n sudamericana a pesar de que aun se desconozcan sus consecuencias para la salud humana.

La producci�n se conoce como labranza cero pues la semilla modificada para resistir a los herbicidas, se siembra y luego se fumiga el campo un agroqu�mico especial producido por la firma (glifosato) que arrastra con todas las hierbas y tambi�n con toda la biodiversidad, menos con la soja.

De esa forma se necesitan muy pocos trabajadores y solo se contratan por corto tiempo lo que permite grandes ganancias. El control �nico y definitivo del suministro de semillas y agroqu�micos queda en manos de la transnacional y la violaci�n del contrato acarrea millonarias demandas.

Ante los llamados del gobierno, los huelguistas detuvieron sus acciones y desde hace varias semanas se lleva a cabo una gran batalla dentro del Congreso mientras en las afueras del edificio parlamentario, seis carpas de movimientos sociales y una de los agroexportadores explican sus diferentes puntos de vista.

En discursos de Cristina Fern�ndez y en un documento emitido por la presidencia publicado en la prensa se denuncia que el paro agrario fue solo interno y no para las exportaciones

La protesta y su consecuente escasez de alimentos, la padecimos todos los argentinos, pero a la par, durante los primeros cinco meses del a�o se despacharon al exterior 28,8 millones de toneladas de granos y subproductos, lo que implica 893.000 toneladas m�s que en el mismo per�odo de 2007, subraya escrito.
Agrega que mientras se han enriquecido aun m�s los agroexportadores, las huelgas solo ha tenido como efecto concreto desabastecer el mercado interno, impulsar el alza en los precios de los alimentos, impedir la llegada de combustibles e insumos a las f�bricas y provocar la suspensi�n de trabajadores

En conclusiones, las deformaciones introducidas en el agro en los tiempos del llamado neoliberalismo salvajes y que llevaron a la Argentina a padecer una de las m�s profundas crisis econ�mica de su historia, ser�n dif�ciles de desmontar pese a las buenas intenciones de la presidente Cristina Fern�ndez. Las grandes soluciones estar�n en su decisi�n para seguir adelante y en el apoyo que reciba de la mayor�a de su pueblo.

Fuente: lafogata.org

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