Argentina: La lucha continúa
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Soberanía alimentaria es justa distribución de la riqueza, democracia y soberanía nacional.
Julio Macera
Sec. Prensa CTA Capital
Tomar posición ante la crisis que, indudablemente, estamos viviendo no se
resume en estar con el gobierno o con "el campo". Tampoco solo se resuelve en la
disyuntiva "retenciones si o no". Vivimos hoy la continuidad de la crisis de
representación no resuelta en el 2003 y que no se terminará con reacomodamientos
dentro del bloque de poder sino tomando las demandas de los trabajadores y el
pueblo para diseñar un nuevo modelo económico y social de país.
Esto es imprescindible porque en esta Argentina del crecimiento también
aumentó la diferencia entre ricos y pobres. En estos últimos cinco años de
cada $100 que se generaron por el proceso de crecimiento, el 30% más rico se
quedó con $62,5 los restantes $37,5 se repartieron entre el 70% de la población.
Pero para agravar más el cuadro el 40% más pobre captó apenas $12,8 y el
30% de la población (los sectores medios) los $24,7 restantes. Esta injusta
distribución se refleja en los modos de recaudación; el IVA (que pagamos todos
por igual) representa el 40% de la recaudación y el impuesto a las ganancias
solo el 30%.
La CTA reivindica históricamente una modificación del sistema impositivo
vigente donde dejen de pagar (vía IVA) quienes menos tienen y tributen aquellos
que más ganan. Es en ese espíritu que apoyamos la existencia de
retenciones que discrimen a los pequeños productores de los pool de siembra pero
que obliguen a todos a ingresar a la economía formal, blanqueando a los
trabajadores y declarando la totalidad de sus ganancias. Este reclamo es una
de las tantas deudas pendientes del gobierno y lo es porque no se iniciado un
proceso real tendiente a resolver la cuestión de fondo de la concentración de la
riqueza bajo la hegemonía del capital financiero y comercial. La justa
distribución de la riqueza, para construir una democracia popular que garantice
trabajo, salud, educación y vivienda para todos, no se hace en partes. No se
puede decir "avanzamos pero falta más". O se hace o no se hace, lo otro es
teoría del derrame.
En relación a lo que la prensa llama "el campo", la CTA tiene una
historia de luchas en común y proyectos a futuro con los pequeños y medianos
productores nucleados en la Federación Agraria. Esto no nos debería impedir ver
que el núcleo del reclamo apunta a no pagar impuestos y las advocaciones a
"la patria" es un clásico de las oligarquías y la derecha en general que
pretenden hacernos creer que sus intereses son los de la Argentina. Pero,
así como el pasado y algunos proyectos para el futuro nos unen a la Federación
Agraria, nada nos une a la Sociedad Rural y los grandes grupos empresarios,
sean del campo o no.
Gane quién gane esta pulseada no se modificará la cuestión de fondo. La
concentración de la riqueza continuará y esto no cambiará por treinta o
trescientos hospitales o escuelas más y por supuesto, tampoco bajando las
retenciones.
Para la resolución del conflicto es necesario tomar medidas que pongan
límites a la concentración de la riqueza en serio: Modificación del sistema
impositivo con impuestos a las ganancias extraordinarias y a la renta
financiera, nacionalización del comercio exterior y de la explotación y
comercialización de nuestros recursos naturales y energéticos etc. Pero todo
eso, que es imprescindible, no alcanza; hacen falta transferencias directas,
hace falta gasto público del estado para salir de este "crecimiento
empobrecedor" en el que estamos. Pero democracia, soberanía nacional, justa
distribución de la riqueza y soberanía alimentaria son objetivos complementarios
de un mismo proceso que debemos iniciar los trabajadores y el pueblo. La
justa distribución de la riqueza y un ejercicio cotidiano de soberanía popular
sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat solo son posibles
en el marco de una transformación estructural en los modos de hacer política.
La crisis de representación a la que nos referimos más arriba no se resuelve con
el cambio de representantes, sino con un poder distinto en manos de los
representados. Consulta popular, Presupuesto participativo, Paritaria Social,
son instrumentos creadores de una democracia real. Este es el desafío que
tenemos por delante pero necesita que asumamos un nuevo modo de entender lo
público, lo comunitario y lo estatal que supere la cultura de la delegación y
promueva el compromiso el compromiso cotidiano de los ciudadanos en la
construcción del destino común y no solamente en la elección de candidatos
institucionales y partidarios. En ese camino es que la CTA viene
convocando a la realización de una Constituyente Social donde podamos
juntarnos todos los que compartimos los sueños para parir, desde abajo, el
Movimiento Político, Social y Cultural de Liberación capaz de hacerlos
realidad.