Argentina: La lucha continúa
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PJ: ¿El partido de los Derechos Humanos?
Alcira Argumedo
TMO
El Documento de Santa Fe IV del 2001 -guía de las estrategias de George
W.Bush- señala: 'En este momento de la historia, Estados Unidos se encuentra en
los primeros estadios de un desafío mayor a nuestro sistema político, concretado
en la penetración de nuestro hemisferio. No está usando necesariamente medios
militares tradicionales'.
Confusiones entre el campeón y la copa A veces se producen confusiones en los
méritos y el protagonismo de diferentes actores, cuyo resultado son absurdas
paradojas. Es el caso del corredor que gana la carrera de los 10.000 metros
llanos y sale campeón: como corresponde, determinada persona le entrega una
copa. Pero, quizás debido a la emoción o al cansancio, el corredor comienza a
sentir que es campeón porque ha recibido una copa y no por la carrera de los
10.000 metros llanos. A su vez, ese sentimiento da un valor cada vez mayor a
quien entregó la copa. La carrera de los 10.000 metros llanos va quedando en la
bruma; y el corredor confundido idolatra y se subordina al que supuestamente
tuvo todo el mérito y la grandeza de hacerlo campeón, en tanto le entregó la
copa.
El peronismo es sin duda el fenómeno político argentino más difícil de explicar.
De todas formas, durante la vida del Gral. Perón hubo ciertas líneas de
definición de su política que se mantuvieron como una constante -tanto en las
etapas de gobierno como en el período de exilio- por encima de las variaciones
tácticas, las definiciones coyunturales, los guiños y apoyos que descolocaban o
jerarquizaban a sus múltiples y contradictorias corrientes internas. La primera
línea nace con la campaña para las elecciones de febrero de 1946 bajo la
consigna 'Braden o Perón': nadie puede negar la persistencia de esa posición
antiimperialista hasta su muerte en 1974. La segunda se expresa en la
sistemática promoción de los derechos sociales y laborales, fundada con el
mítico Estatuto del Peón Rural, que sustenta a la justicia social y el bienestar
de los trabajadores como pilar esencial de sus concepciones. Finalmente, la
defensa de los intereses y recursos estratégicos nacionales -sintetizada en el
artículo 40 de la Constitución de 1949- constituye la tercera de esas líneas
inconmovibles. La férrea lealtad popular concitada por estas definiciones
alimentaría la larga resistencia peronista durante dieciocho años, sin que el
grueso de sus protagonistas aspirara a recibir cargos o prebendas como pago por
sus luchas. Todo lo demás, está en discusión.
Miremos en ese espejo la reciente reorganización del Partido Justicialista en el
congreso del 7 de marzo de 2008. El periodista Horacio Verbitsky -cuyas fuentes
de información suelen ser muy buenas- señala en su nota de Página 12 'Jaque a
Kirchner', que la principal jugada estratégica del futuro presidente del partido
sería:'la redefinición del justicialismo como el partido de los derechos humanos
y el ingreso a la Internacional Socialista.'(1) Se agrega así un elemento más a
esa dificultad para explicar el peronismo. Luego de una década de menemismo,
ahora se plantea como el 'partido de los derechos humanos 'y busca 'vencer al
tiempo' para 'volver a enamorar a la juventud'. Pero el menemismo no dependió
solamente de la figura del señor Menem: para llevar adelante el proyecto más
entreguista y antipopular de la historia argentina, enarbolando las banderas del
peronismo y cantando la Marcha, necesitó del apoyo de muchos miles de cuadros; y
lo tuvo. En el campo de los Derechos Humanos, el 28 de diciembre de 1990 se
decreta el indulto a los responsables del genocidio y se mantiene la aberrante
Ley de Obediencia Debida, en un Parlamento dominado por el peronismo. El mismo
Parlamento que apoya la Ley de Reforma del Estado y con ella las privatizaciones
que entregan vilmente el patrimonio público -exacta contracara del Artículo 40-
además de imponer una legislación que barre con todos los derechos de los
trabajadores.
En 1991, siendo gobernador de su provincia Néstor Kirchner recibía a Menem en un
acto donde, entre otros conceptos, declaraba:'Aquí está el pueblo de Santa Cruz
apoyando el proyecto de transformación y cambio que la República Argentina debe
llevar adelante'.(2) Un proyecto de transformación y cambio que incluía los
indultos y las privatizaciones: en el caso de YPF, el miembro informante de su
desguace fue el diputado Oscar Parrilli, integrante del grupo de Kirchner, quien
el 24 de febrero de 1992 apoyara entusiastamente esa privatización, afirmando
que se trataba de un acto de soberanía.(3) Otro acto de soberanía parece haber
sido la reciente reprivatización, avalada por el ex presidente, de las reservas
de Cerro Dragón hasta el 2047 -es decir, hasta su extinción total- a manos de la
British Petroleoum y socios menores:¿a quién realmente beneficia esa medida?¿Qué
hubiera pensado Perón sobre esto, en momentos de crisis energética y cuando el
barril de petróleo en el mundo supera los 100 dólares? Difícil de explicar lo
que en la actualidad se llama peronismo. Tal vez la dificultad de comprensión se
encuentre en los nuevos aportes doctrinarios de integrantes del PJ que
concurrieron al congreso. Por ejemplo, el aporte a la teoría económica de Luis
Barrionuevo con su inolvidable 'Si dejamos de robar por dos años...'. Asimismo
Antonio Cafiero -quien presidiera dicho congreso- ha hecho aportes a la ética
política, con sus enfáticas recomendaciones del libro 'El elogio de la traición'
y su convencimiento de que la traición es necesaria en la metodología de acción
de los dirigentes.(4) De todos estos sucesos existe material audiovisual
disponible, aunque no así de eventuales declaraciones en contra del indulto o de
la Ley de Obediencia Debida y en defensa de los Derechos Humanos durante esa
larga etapa.
En realidad, Menem fue un títere más -aunque bien recompensado por cierto- de
una estrategia de despojo nacional y social de la Argentina, impulsada por
Estados Unidos, cuyo cuadro orgánico por excelencia fue Domingo Cavallo.
Funcionario eficaz de la dictadura militar, del menemismo y de la Alianza
integrada por el Partido Radical y el progresismo del Frepaso, estos méritos
permiten considerarlo como la reencarnación local del embajador Spruille Braden
en los tiempos modernos. En octubre de 2001 se presenta a elecciones un grupo
llamado Peronismo que apoya a Cavallo: en los tiempos modernos equivale a
Peronismo que apoya a Braden. A su vez, llama la atención la escasa capacidad de
previsión de futuro de sus impulsores; en tanto estaban a unos sesenta días de
la pueblada del 19 y 20 de diciembre que repudiara a Cavallo, esperemos que para
siempre. En la actualidad, algunos miembros de ese agrupamiento participan
activamente en el gobierno de Cristina Fernández y en la reorganización del
Partido Justicialista; entre ellos, el Jefe de Gabinete Alberto Fernández,
estrecho colaborador del moderno Braden desde los inicios del menemismo. Al
hacerse cargo de sus funciones de Jefe de Gabinete del presidente Kirchner en
mayo de 2003, Alberto Fernández -elegido legislador de la Ciudad de Buenos Aires
en 1999 bajo la fórmula Cavallo-Béliz- fue reemplazado por su compañera Elena
Cruz para finalizar el mandato: pocos militantes de Derechos Humanos habrán
olvidado esa pública y enfática defensa de Videla y la dictadura militar. En
contraste, muchos militantes de Derechos Humanos saben hoy que uno de los
principales mentores y operadores del Partido Justicialista, para convertirlo en
el 'partido de los derechos humanos', es ni más ni menos que el Jefe de Gabinete
Alberto Fernández: la ética de los dirigentes aportada por Antonio Cafiero le
permite realizar un peculiar recorrido, que en pocos años lo lleva desde sus
acuerdos con Cavallo y Elena Cruz a intentar apropiarse de las banderas y la
orientación de la política de Derechos Humanos. ¿Qué hubieran pensado nuestros
compañeros peronistas muertos y desaparecidos de este recorrido? Otro
participante del congreso, como uno de sus secretarios y miembro del 'partido de
los derechos humanos' es el ex gobernador de Salta, Juan Carlos Romero: además
de la brutal represión a los movimientos piqueteros, de condenar al hambre a
comunidades indígenas de su provincia y producir irreparables daños ecológicos
debido a la irresponsable devastación de los montes nativos para los negocios de
la soja, Romero ha sido y es un pilar de la defensa de las petroleras. En su
artículo 'Ensueños' de Página 12, el periodista José María Pasquini Durán
comentaba el lobby realizado por tres gobernadores entre los parlamentarios y el
Poder Ejecutivo, cuyas presiones intentaban revertir una de las pocas medidas
correctas tomadas por el gobierno de Eduardo Duhalde; la retención a las
exportaciones de petróleo decretada en febrero de 2002, después de diez años de
saqueo impune de las reservas: Esta semana tres gobernadores (Salta, Neuquén,
Santa Cruz) llegaron a la Rosada y al Congreso para defender los intereses de
las petroleras exportadoras, oponiéndose a la aplicación de la retención del 20%
dispuesta por el Poder Ejecutivo nacional. El trío aseguró que una medida
semejante afectaría a la economía de esas provincias, porque disminuiría las
inversiones de las compañías privadas y las regalías que cobran los tesoros que
ellos controlan. Escuchándolos vuelve la memoria todavía fresca de Cutral-Có,
Tartagal, General Mosconi y otras localidades de esas provincias, cuyas
poblaciones fueron condenadas a la miseria sin destino por el cierre de las
fuentes de trabajo controladas por esas mismas empresas que para tales
gobernantes son benefactoras. (5) Los tres gobernadores eran Juan Carlos Romero
de Salta, Jorge Sobisch de Neuquén y Néstor Kirchner de Santa Cruz: ahora
solamente Sobisch no está en el 'partido de los derechos humanos'. Pero el que
sí está es José Luis Gioja de San Juan, designado como uno de los
vicepresidentes del congreso y conocido por sus intereses en una minería tratada
con cianuro, con la consiguiente depredación de las tierras y contaminación de
las fuentes de agua. Explotaciones mineras que, por lo demás, carecen de todo
tipo de control y se permite a las empresas llevarse impunemente metales
valiosos a mera declaración jurada y sin retenciones: un símil de la tristemente
célebre La Forestal en Chaco y Santiago del Estero. Si de 'enamorar a la
juventud' se trata, no parece pertinente ofrecer como posibles amados a Luis
Barrionuevo, Juan Carlos Romero, Antonio Cafiero o José Luis Gioja entre otros,
salvo que la intención sea que no los una el amor sino el espanto.
Pero eso es un problema del Partido Justicialista.
Estos pocos ejemplos dan cuenta de la catadura moral de varios que integran
o conducen el pretendido 'partido de los derechos humanos'. No podemos permitir
esta burla a los sufrimientos, al coraje y a la ética de la lucha por los
Derechos Humanos en nuestro país. Lucha iniciada en el contexto de una abismal
correlación desfavorable de fuerzas: esas mujeres de pañuelos blancos junto a
los otros organismos de la época, enfrentaban a las tres Fuerzas Armadas, a la
Gendarmería, a la Prefectura Naval, a las policías federales y provinciales, a
los servicios de inteligencia locales, al Departamento de Estado norteamericano,
al Pentágono, a la CIA, al Plan Cóndor y a los veteranos franceses de la guerra
de Argelia. Más tarde, ya en democracia, enfrentaron a la Ley de Punto Final, a
la Ley de Obediencia Debida, a los indultos y, demasiadas veces, también a la
soledad.
Veinticinco años después, habían triunfado. Tal fue la magnitud de esa dolorosa
epopeya, que preocupó especialmente a los tanques de pensamiento del
establishment de Estados Unidos. El Documento de Santa Fe IV del 2001 -guía de
las estrategias de George W.Bush- señala: En este momento de la historia,
Estados Unidos se encuentra en los primeros estadios de un desafío mayor a
nuestro sistema político, concretado en la penetración de nuestro hemisferio. No
está usando necesariamente medios militares tradicionales. Por el contrario,
están comprometidos en esfuerzos no convencionales, que son difíciles de
enfrentar para nuestro país, sobre todo cuando se entra en la zona de los
derechos humanos, que ha sido el bastión de los intentos de la izquierda para
abortar todos los esfuerzos tendientes a proteger la libertad del individuo en
esta parte del mundo.
Este problema se ha convertido en el tema central de la izquierda frente a
nuestros intentos por enfrentar los problemas de droga en Colombia, Perú,
Bolivia, etcétera. Los esfuerzos de los comunistas por pintar las 'guerras
sucias' de Chile y Argentina como sólo otro intento de la 'derecha perversa' por
reprimir a la población civil, es un caso evidente de dejá vu. (6) ¿Y si el
Peronismo que apoya a Braden en realidad no cambió tanto? Cuando se sabe que hay
instrucciones del 'partido de los derechos humanos' que remarcan la necesidad de
desplazar a 'la izquierda' de los organismos e instituciones de Derechos
Humanos, una honda preocupación debe embargarnos.
Porque 'la izquierda' así como 'el terrorismo' son definiciones que, en los
hechos, engloban a todos aquellos considerados molestos u opositores; y se van
introduciendo desde Estados Unidos con su Doctrina de Seguridad Nacional y sus
guerras preventivas: esa democracia que acaba de aprobar la legalidad del
'submarino' como un método válido de interrogatorio. Grave problema vinculado
también con la reciente aprobación de la Ley Antiterrorista en el Parlamento
argentino, donde el peronismo es mayoría e hizo suyo el proyecto elevado por el
entonces presidente Kirchner, ignorando la total oposición a esa ley del
conjunto de los militantes en Derechos Humanos. El malestar y las tensiones que
afectan a algunos organismos de Derechos Humanos, derivados de la intromisión
directa o indirecta de funcionarios en sus actividades -que en muchos casos
lleva a una agresividad interna hasta hace poco desconocida- son demasiado
peligrosos. Ese desgaste busca desmoralizar o expulsar a quienes pretenden
mantener la autonomía y la cohesión que les permitiera afrontar históricas
batallas. De esta manera tienden a ser transformados en meras cáscaras vacías,
cuyo poderoso valor simbólico quede en manos de unos pocos, dispuestos a
subordinarse a las orientaciones del 'partido de los derechos humanos'. La
eficacia en el uso de la traición de muchos de los dirigentes de ese partido,
los ha dotado de una larga experiencia en travestismos e hipocresías que -como
sucediera con el movimiento peronista- pueden utilizarse en los organismos de
Derechos Humanos. Es imprescindible entonces retomar la calma y debatir en
profundidad; en tanto consciente o inconscientemente, se estaría haciendo el
juego a esa estrategia explícitamente planteada por el Documento de Santa Fe IV,
que busca desplazar de las decisiones políticas sobre el tema a quienes, con una
trayectoria impecable, protagonizaron en Argentina la epopeya de la lucha por
los Derechos Humanos.
Notas: 1) Verbitsky, Horacio:'Jaque a Kirchner', Página 12, 2 de marzo 2008.
2) Iñurrieta, Sebastián: La Patagonia olvidada. DVD-video.
3) López Masía, Marcelo: Serás lo que has sido. DVD-video.
4) Solanas, Fernando: Memoria del saqueo. DVD-video.
5) Pasquín Durán, José María:'Ensueños', Página 12, 9 de marzo 2002.
6) El Documento de Santa Fe IV. Ediciones Siena. Buenos Aires. 2001.