Argentina: La lucha contin�a
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Sociedad Rural vs. Gobierno K: Una pelea por la renta agraria
Jos� Luis Rojo
En los a�os de gobierno K (a primera vista, de manera contradictoria respecto
dela huelga del campo) no s�lo las ganancias sino la renta agraria como tal, han
sido extraordinarias Un aspecto decisivo para comprender lo que ha ocurrido en
las �ltimas semanas tiene que ver con comprender qu� es la renta agraria. All�
ha estado el n�cleo central de la disputa "campo" vs. gobierno K, y de ah� que
la pelea se haya ordenado alrededor del nivel de las retenciones que es un
impuesto a las exportaciones de productos agrarios.
Desde el campo se dice que se les mete "la mano en el bolsillo"... Veremos que
esta es una hipocres�a completa salvo en lo que tiene que ver con los peque�os
propietarios (pero por otras razones). Por su parte el gobierno habla de
"redistribuci�n". Veremos que de tal "redistribuci�n" (mas all� de una serie de
paliativos obligados por la crisis) los trabajadores hemos visto poco y nada.
En lo esencial no se trata de una cosa ni la otra, sino de una pelea de
tiburones alrededor de qui�n se queda con la renta extraordinaria que est�
generando el campo argentino en estos momentos de boom de precios
internacionales de los llamadas commodities.
La riqueza es producto del trabajo humano La primera cuesti�n a establecer es
que cuando se trata del campo bajo el capitalismo las leyes que rigen su
producci�n son las mismas que las de la producci�n en general. En cualquier
industria el valor de una mercanc�a (producto) se compone de los gastos
realizados por el capitalista en las materias primas, la inversi�n-desgaste de
las m�quinas utilizadas, el salario que se le paga al trabajador (que no ata�e
al conjunto del trabajo que realiza sino s�lo lo que necesita para poder estar
nuevamente al otro d�a en el puesto de trabajo) y la parte del trabajo del
trabajador que no es remunerada y que constituye la ganancia del capitalista.
El fundador del movimiento socialista, Carlos Marx, explicaba que bajo el
capitalismo toda la riqueza proviene del trabajo del trabajador. Llamaba al
primer componente (materias primas m�s m�quinas) trabajo muerto ya acumulado o
capital constante, y al segundo (la fuerza de trabajo humana en acci�n) trabajo
vivo o capital variable. La suma del capital constante m�s el capital variable
hace al valor total del capital y/o de cada mercanc�a como componente del mismo.
Y claro est� que s�lo si hay una parte del trabajo del obrero que no es
remunerado puede haber ganancia para el propietario de la empresa porque esa
ganancia no puede venir del aire sino precisamente de aquel trabajo no
remunerado. Precisamente, se trata de la explotaci�n del trabajo del obrero, o
m�s gr�ficamente: de un robo descarado de una parte del trabajo del trabajador.
La superexplotaci�n de los trabajadores rurales En el caso de la producci�n
capitalista en el campo las circunstancias son id�nticas. Es decir, la inversi�n
en materias primas para la producci�n (fertilizantes, herbicidas, etc.),
m�quinas (sembradoras, cosechadoras, etc) y la remuneraci�n del trabajo de los
peones rurales entran como los costos del capitalista en la industria.
Es precisamente del trabajo no pagado del asalariado del campo de donde proviene
la ganancia que se embolsa el capitalista agrario. Trabajo no pagado que, en la
argentina K, no tiene nada que envidiarle a otros periodos hist�ricos, cuando es
un hecho que de los un mill�n trescientos mil trabajadores rurales,
pr�cticamente un mill�n est�n en negro, regidos por una ley de la dictadura
militar que sigue vigente, con trescientos cincuenta mil de los mismos como
"golondrinas" y siendo -seg�n todos los analistas- el sector de trabajadores en
peores condiciones luego de los desocupados. La UATRE (Uni�n Argentina de
Trabajadores Rurales), bien gracias.
"Como en antiguos v�nculos laborales de servidumbre, se les paga con comida y
viviendas precarias en el �rea de producci�n. Existen tambi�n 350.000
golondrinas, que desplazan su fuerza de trabajo seg�n los periodos de las
cosechas. La mano de obra rural es la peor paga, la que enfrenta p�simas
condiciones laborales y la m�s explotada. S�lo los desocupados est�n en peor
situaci�n. Del universo de trabajadores, constituyen el sector m�s castigado.
S�lo un peque�o n�cleo de peones calificados como los que manejan esas
maravillas mec�nicas de tractores y cosechadoras perciben ingresos relativamente
dignos. Este vergonzoso panorama laboral se desarrolla en uno de los mejores
periodos hist�ricos de la actividad agropecuaria. S�lo la existencia de una bien
arraigada hipocres�a patricia, con el acompa�amiento nada ingenuo de la mayor�a
de los medios de comunicaci�n, permite a las entidades empresarias del sector
denominar paro del campo a una protesta pol�tica e ideol�gica de ra�z
conservadora. El campo no est� en huelga, sus patrones siguen haciendo trabajar
a sus peones, las vacas siguen siendo orde�adas, el trigo sigue creciendo y los
cerdos siguen aliment�ndose".
(Peones rurales, P�gina 12, 26-03-08).
Retomando el hilo de la argumentaci�n, hasta aqu� se puede hablar de ganancia de
manera indistinta en el campo o la industria a costa de la superexplotaci�n
directa de los trabajadores.
La renta agraria propiamente dicha Sin embargo, la particularidad del campo (lo
mismo cuando se trata de la miner�a o los hidrocarburos) es que interviene otro
elemento. Este tiene que ver con la propiedad del suelo como tal. Suelo que
puede estar en propiedad del productor capitalista agrario como tal o puede
estar alquilado a un tercero (arrendatario) por parte del due�o del campo. El
tema es que el alquiler de la tierra (como todo alquiler) devenga entonces un
"inter�s" o ingreso particular en calidad de los derechos de propiedad y es este
concepto al que se llama renta de la tierra. Igual situaci�n ocurre si el
propietario trabaja directamente sus tierras: es como si se alquilara a s� mismo
el terreno y se pagara a �l mismo su propio alquiler.
La dificultad estriba en saber de d�nde proviene este ingreso "plus" que est�
m�s all� de la ganancia propiamente dicha y que constituye la renta agraria.
La particularidad del caso es que -de una manera contradictoria con el resto de
las mercanc�as- los productos agrarios y/o mineros se venden en el mercado
mundial no al precio de aquellos campos donde se los obtiene de la manera m�s
productiva y barata, sino de aqu�llos donde su producci�n es m�s dificultosa,
menos productiva y por lo tanto m�s cara. Esto es producto de la tendencia
creciente a ir teniendo que desplazar la explotaci�n desde las tierras m�s
f�rtiles a las m�s incultas.
En el caso del campo argentino (y, sobre todo, de la pampa h�meda) es sabido que
hist�ricamente su fertilidad ha estado al tope de las mejores tierras en el
concierto mundial, por lo que el componente de renta del campo argentino siempre
ha sido de inmensa importancia.
Porque precisamente la renta agraria o, m�s precisamente, la renta diferencial
de la tierra, se constituye a partir de la diferencia entre los costos de
producci�n (que incluyen el nivel de ganancia media) de una determinada
tierra/pa�s m�s productiva y los costos de producci�n promedio en el mercado
mundial que tienden a ser m�s caros. Precisamente, si se produce de una manera
menos onerosa pero se vende a un precio promedio mundial mucho m�s caro, lo que
se obtiene es un diferencial o plus-ganancia.
Esto producto de que la producci�n en las tierras m�s productivas es m�s barata.
Esa plus-ganancia es entonces la renta agraria. Una renta que se obtiene por la
transferencia -en el mercado- de valor producido menos productivamente, al
sector que es m�s productivo.
De los '90 a la era K: una renta quintuplicada La cosa es que en los a�os de
gobierno K (a primera vista, de manera contradictoria respecto del paro del
campo que hemos visto estas semanas) no s�lo las ganancias sino la renta agraria
como tal, han sido extraordinarias desde cualquier �ngulo que se la mire.
Es decir, la suma de la ganancia por el trabajo no pagado a los peones rurales
(con sueldos y condiciones de trabajo miserables y en pesos devaluados), sumados
a la plus-ganancia obtenida por las favorables condiciones de renta en el
mercado internacional, han dado lugar a la emergencia de esta renta
extraordinaria.
Precisamente, el contenido real del paro del campo ha sido la disputa alrededor
de la apropiaci�n de esta renta agraria que en la actualidad es, repetimos,
absolutamente extraordinaria.
Seg�n un trabajo de Javier Rodr�guez y Nicol�s Arceo (donde se compara los
niveles de renta agraria en la d�cada del '90 y en la actualidad): "la
devaluaci�n de la moneda en el a�o 2002 provoc� una modificaci�n sustancial de
la magnitud de la renta agraria apropiada por los productores, que se
quintuplic� con respecto a los valores registrados en los a�os noventa. En
efecto, la renta agraria apropiada pas� de un promedio de 1.288 millones de
pesos en los a�os noventa, a alrededor de los 10.000 millones de pesos en las
dos �ltimas campa�as (2003, 2004), ambos valores considerados a precios
constantes del a�o 2004 (...). Si bien a partir del a�o 2001 se asisti� a un
significativo aumento en el precio internacional de los productos agr�colas, fue
la devaluaci�n de la moneda, y su efecto sobre la estructura de los precios
relativos, el determinante central en el incremento de la renta apropiada por
los productores agropecuarios" (Renta agraria y ganancias extraordinarias en la
Argentina, 1990-2003, CENDA).
Como si lo anterior fuera poco, estos investigadores agregan que "(...) la
devaluaci�n de la moneda no s�lo implic� una mayor apropiaci�n de la renta
agraria por parte de los productores, sino que tambi�n signific� una elevada
ganancia patrimonial (valuaci�n de los campos, J.L.R.). Es decir, se produjo un
importante incremento del patrimonio del conjunto de los propietarios
agropecuarios como consecuencia de la suba del precio de la tierra (...). Si se
considera s�lo la superficie agr�cola de la provincia de Buenos Aires, los
propietarios obtuvieron ganancias patrimoniales cercanas a los 13.5000 millones
de d�lares, mientras que si se incluye la superficie dedicada a la ganader�a,
dichas ganancias superaron los 23.000 millones de d�lares" (Rodr�guez y Arceo,
�dem).
Finalmente, los autores se�alan que en los '90 "la sobrevaluaci�n de la moneda
fue equivalente a la aplicaci�n de retenciones promedio del 35.2% del valor del
producto durante la vigencia del plan de convertibilidad (...). No deja de
resultar en un sentido parad�jico que la Sociedad Rural Argentina realice en la
actualidad activas campa�as tendientes a reducir las retenciones y modificar la
actual pol�tica econ�mica frente a la quietud y hasta el acompa�amiento que
present� en los '90 con respecto a las pol�ticas que aplicaron. Porque merece
resaltarse una vez m�s que en la actualidad los productores agropecuarios
apropian una proporci�n mucho m�s significativa de la renta agraria que en los
noventa" (Rodr�guez y Arceo, �dem).
En s�ntesis: la realidad es que bajo el gobierno K, el "campo" se ha apropiado
de una parte comparativamente sin igual de la renta agraria en los �ltimos a�os.
Y no olvidemos -ni por un instante- que esta renta agraria de la que se apropian
es por el solo hecho de ser meros propietarios (o monopolistas en algunos de los
momentos del negocio agr�cola) del suelo.
Suelo que deber�a ser considerado propiedad social y/o del Estado. Porque se
trata de una apropiaci�n total y/o usufruct�o completamente parasitario de lo
que naturalmente rinde la tierra argentina dada su fertilidad -verbigracia-
natural.
Los peque�os vs. los grandes Sin embargo, est� claro que a partir de esta
evaluaci�n general, cabe hacer una consideraci�n particular atendiendo las
diferencias entre el peque�o productor y el grande. No es que a partir de
determinadas dimensiones de su negocio, el peque�o y mediano productor no
explote trabajadores ni que obtenga alguna proporci�n de la renta. Pero est�
claro que frente a los grandes propietarios, empresas oligop�licas de
comercializaci�n y/o servicios y pools capitalistas de la soja que operan en
escalas enormes, una parte muy importante de su propia renta agraria va a parar
a las manos de ellos.
En este sentido los mismos Rodr�guez y Arceo se�alan que: "dentro de los grandes
propietarios, asumiendo por ellos a los que tienen m�s de 2.500 hect�reas, la
diferencia de rendimientos entre aquellos tendencialmente grandes (grupos
econ�micos) y los m�s chicos alcanza el 28%. Asumiendo como tendencia general
que la renta es aproximadamente el 50% del valor del producto final, la media de
los productores obtiene $ 100 de producto. La renta de cada uno es de $ 50. Pero
el mayor rendimiento que obtienen los propietarios m�s concentrados, indica que
�stos obtienen un 28% adicional de producto. Es decir, un producto que pueden
vender a $ 128 (...). Es decir, que la renta es un 56 % mas alta que la que
obtienen los otros productores.
Observado este fen�meno, la aplicaci�n de retenciones a las exportaciones no
deber�a pasar por alto la existencia de diferentes estructuras de costos y
rendimientos, como consecuencia de la presencia de suelos de distinta
fertilidad. El actual mecanismo de al�cuotas uniformes grava diferencial y
regresivamente (J.L.R.) a los distintos productores, penando a los localizados
en tierras de menor fertilidad y por lo general, con menores dotaciones de
capital y tierras". Es decir, como todo en el mundo K, afecta m�s a los mas
chicos! (Rodr�guez y Arceo, �dem).
As�, a pesar de toda esta disputa por la renta, campo K en la Argentina de hoy
significa que unos 6.900 propietarios (familias, empresas y empresas-familias)
sean due�os del 49.7% de la superficie cultivable y productiva del pa�s. O, que
seg�n el Censo Agropecuario del 2002, 936 grandes propietarios de tierras posean
35 millones de hect�reas (casi toda la superficie de cultivo!) con un promedio
de 38.000 hect�reas cada una, mientras que 137.021 peque�os productores posean
solo 2.288.000 hect�reas, con un promedio de menos de 20 hect�reas.
Est� claro que en estas condiciones, aun habiendo ganado plata en los �ltimos
a�os, los peque�os productores ceden renta a los grandes cuando no son
directamente desalojados por la v�a del arriendo a un gran pool de la soja o,
lisa y llanamente, de la venta de sus tierras a alguna gran empresa agr�cola.
El gobierno K s�lo se ha limitado en estos a�os a extraer una parte de esta
renta extraordinaria sin tocar o, mas bien, alentando con todo esta estructura
hiper desigual de apropiaci�n de la renta. Porque no hay que olvidar que hasta
este paro agrario N�stor y Cristina eran los representantes pol�ticos de estos
mismos pools con los cuales se han enfrentado en estas semanas.