Argentina: La lucha continúa
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Operación "Condor", los mastines peruanos, argentinos y otros al servicio de sus amos
Revista Aukana
Perú
Se analizarán los métodos y la doctrina de colaboración política que utilizan los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas, para ³la defensa del orden occidental y cristiano², cuando peligra el sistema.
Los países de América Latina en la década del 70 y 80 del siglo pasado,
gobernados por militares, dispuestos a salvar el sistema occidental y cristiano,
formalizaron numerosos acuerdos, firmados en forma abierta, avalados por los
mandos de las fuerzas armadas, constituyeron una suerte de gobiernos autónomos,
dentro de los propios estados, en previsión de la existencia de gobiernos
civiles después de la década de los 80, cuando los aires democratizadores en
toda Sudamérica, eran mejor aceptados que los gobiernos militares.
La clase política de cada uno de los países que normalmente son obsecuentes al
poder transnacional, recibieron el encargo de hacer gobiernos ³democráticos²
cuando la paciencia de los pueblos al ver a los militares en los gobiernos se
agotó. Para esa época de los 80 ya los militares sudamericanos, cumplieron
el sucio papel de asesinos de sus propios pueblos para asegurar a sangre y
dolor, la perdurabilidad del sistema occidental y cristiano.
Para cumplir con mayor ³eficiencia² formalizaron una serie de compromisos entre
los miembros de los servicios de inteligencia de los países de esta sub región,
para permitir que los elementos de la comunidad de inteligencia patrocinados por
la CIA, dispongan del marco de referencia, información oportuna y coordinación
de operaciones, para cumplir sus funciones, de preservar el sistema capitalista
en oposición a ³doctrinas extranjeras² tal como calificaban a las corrientes
marxistas en la época de los 70 y 80, e igualmente en abierta confrontación,
frente a la presencia de las corrientes nacionalista de Juan Velasco Alvarado,
Juan Domingo Peròn, Omar Torrijos, Juan José Torres, el Coronel Caamaño en
República Dominicana y otros, que cuestionaron la hegemonía política de
los EE UU y su permanente descapitalización de los recursos de esta parte del
continente.
Dentro de este conjunto de medidas y acuerdos de seguridad entre Fuerzas
Armadas sub regionales patrocinados por los EE UU, que tomaron la bandera de
preservar el orden occidental y cristiano, luego de un tratamiento sociológico y
psicológico aplicado a los oficiales, mediante diversas formas de penetración
subliminal, como fueron los cursos de formación profesional, de la Escuela de
las Américas en Panama, en Fort Belvoir, Fort Bening, Fort Bragg y otros centros
de adoctrinamiento en los EE UU. Donde los oficiales seleccionados para hacer
los diferentes cursos, regresaban a sus países con un galardón y felicitaciones
de parte de los directores de las respectivas escuelas, muchas veces sin
merecerlo siempre y cuando demostraran obsecuencia y servilismo, ³asegurando² la
carrera profesional de los participantes, por el contrario aquellos que
manifestaban algún desacuerdo con alguna forma de la penetración sicológica, los
directores de las escuelas no tenían ningún problema en informar reservadamente
sobre las disposición de algún oficial que haya manifestado desacuerdo, de esta
manera lo ³lapidaban².
Se comprende entonces la magnitud del problema que existe en la dependencia
voluntaria de los oficiales sudamericanos a resguardar el sistema, se
vuelven ³más papistas que el papa². Los ejemplos son numerosos, sin
exagerar en cada país sudamericano, las FF AA dieron su cuota de violencia
y muerte contra sus pueblos en resguardo del sistema, la ³Operación condor² es
uno de los ejemplos que llegó a ser emblemático, dentro del salvajismo de los
militares argentinos en la represión que aplicaron
1. Identificación del problema:
La presencia de militares argentinos, trayendo como secuestrado al Montonero
Frìas desde Argentina al Perú, ingresan con armas y en un avión ³Hércules² de la
Fuerza Aérea Argentina, festinando el ordenamiento migratorio al aterrizar en la
base militar de las Palmas, con autorización no escrita de los mandos militares
del Perú, que conocían la intención de secuestrar, torturar y luego asesinar a
sus connacionales, que estaban asilados en el Perú.
Definitivamente constituye un delito contra los derechos humanos, cometido por
todos los intervinientes, al haber coadyuvado los militares y funcionarios
peruanos, en el secuestro con intención de asesinar de parte de los militares
genocidas argentinos, contra ciudadanos de su propio país.
Se comprende que es delito de lesa humanidad, actuar en forma coordinada para
asesinar personas que tenían un estatus de asilado, esa condición en el
ordenamiento humanitario es vinculante a cada estado que da asilo, està obligado
a proteger su su vida y su seguridad dentro de su territorio.
2. Los hechos
El General Videla, Presidente de facto de Argentina, ingresa al poder en
1976, después de derrocar a Isabel Martinez Vda. De Peròn, inicia una ola
represiva sin precedentes contra organizaciones políticas que planteaban su
derrocamiento por la vía de las armas, al ser un gobierno ilegal, con el lema
³Un gobierno de violencia con violencia se derriba².
Roberto Cirilo Perdìa, Jefe financiero y lider de Montoneros, su secuestro fue
el objetivo de los militares argentinos en Lima en 1980, logró fugar.
En 1980 el jefe del Batallón (que dependía de la Jefatura II
-Inteligencia- del Comando en Jefe del Ejército) era el Coronel Jorge Alberto
Muzzio. Al frente del Comando de Institutos Militares (Campo de Mayo) estaba el
general Reinaldo Bignone. En esa época inauguraron las persecuciones en el
exterior de argentina, de los guerrilleros que habían fugado del país, muchos
ellos residían en el Perú, bajo el amparo del General Fernàndez Maldonado, si
bien alejado del poder, disponía de un acercamiento con el Presidente Morales
Bermúdez.
En tres años fueron muertos y desaparecidos alrededor de seis mil ciudadanos
argentinos, dentro y fuera del territorio argentino, dentro de ellos se ha
logrado documentar, sobre el asesinato de 40 altos dirigentes del grupo
Montoneros., entre ellos María Antonia Berger, Daniel Tolchinsky y su mujer,
Adriana Lesgart, Horacio Campiglia y familiares de la señora Molfino,
secuestrada del Perù y asesinada en España y otros. Todos ellos fueron muertos
hacia fines de 1980.
El Batallón de Inteligencia 601, reciben la misión de neutralizar la
operatividad del apoyo financiero al grupo montonero, al disponer de 60 millones
de dólares, fruto del secuestro de Juan y Jorge Born en el año 1975 y que
sospechaban se realizaba desde Lima, por la frecuente presencia de Roberto
Cirilo Perdìa en el Perú.
El cambio político con la elección de un presidente civil en el Perú, Fernando
Belaùnde, en opinión de los gobernantes militares argentinos dificultaría operar
y controlar a los Montoneros asilados en el Perù.
Decidieron actuar antes del cambio de gobierno y secuestrar principalmente a
Roberto Cirilo Perdìa, para mediante la tortura hacerlo hablar y controlar las
fuentes de capital con que apoyaban sus operaciones.
La Operación ³Lima²
Se conoce de fuente reservada, que el Presidente Videla de Argentina se
comunica con Morales Bermúdez aproximadamente el 15 de mayo de 1980, cuando ya
se conocía la elección presidencial del Arquitecto Belaùnde y un congreso con
fuerte presencia de izquierda. Le pide su apoyo para ³trasladar de Lima a Buenos
Aires² Montoneros argentinos asilados en el Perú. Al recibir aceptación nombra
como el coordinador argentino para esa operación al General Albano Arguideguy y
Morales nombra al General Juan Schrot Carlìn.
Juan Schrot, persona de absoluta confianza de Morales Bermudez, lo pone en
autos de los alcances de la operación secuestro y tortura de los Montoneros
argentinos, dándole cuenta que los únicos confiables para cooperar con los
argentinos era los del Servicio de Inteligencia del Ejército, bajo el mando del
Coronel Martín Martínez Garay; Morales acepta su intervención y notifica
esta decisión a su jefe directo el Grl. Pedro Richter Prada, Comandante General
del Ejército, quien acepta autorizar la realización de la operación con
elementos del Ejército.
Además le manifiesta que colaborarían con los argentinos el Teniente Coronel PE
Oswaldo Hernández Mendoza y el Capitán PE Morales Dávila y dos sub
oficiales, ante el riesgo que en la tortura que los militares argentinos
aplicarían a los Montoneros, podrían fallecer al excederse, recomiendan que un
médico militar peruano Cap.EP de Sanidad Cesaro, presencie las torturas, quien
daría cuenta directamente a la Presidencia de la República del Perú en la
persona del TC Guillermo Bazo, edecán del Presidente, siendo designado el mismo
TC Bazo como testigo de que los Montoneros fueran remitidos con vida a Argentina
en el avión ³Hércules² que había transportado a los torturadores de Bs. As. a
Lima.
Las coordinaciones realizadas por los canales de inteligencia con calificación
de reservada, les conduce a todos los involucrados realizar los siguientes
actos: Dìa 07 de junio de 1980, un aviòn ³Hèrcules² transportando cinco
militares argentinos y a un Montonero Federico Frìas Alberga, que meses antes
había residido en Lima. Aterrizan en la Base de las Palmas, de la Fuerza Aérea,
violando las leyes de inmigraciòn.
El Montonero Frìas es conducido custodiado por dos suboficiales argentinos y el
sub oficial peruano, al Preboste de Lima (Policía Militar) Los oficiales
argentinos que habían llegado en el aviòn ³Hércules² bajo el mando del Crl. Arg.
Juan Pablo Saa, el teniente coronel argentino Hugo Miori Pereyra y tres
suboficiales, son alojados en el Circulo Militar. Dentro de los acuerdos
adoptados para este caso, el punto de mayor importancia era la entrevista de los
argentinos con Morales Bermúdez, para conocer de primera mano, que su operación
gozaba de las máximas garantías.
Bajo el ³amparo² del Grl Schrot, llegaron los torturadores argentinos a Palacio
de Gobierno. Acerca de la entrevista con el Presidente Morales, hay dos
versiones, la antigua que aseguraba que el 09 de junio a las 17 00, se habían
entrevistado efectivamente y que Morales les habría dado su respaldo, bajo ese
amparo, continuaron con su plan. La otra versión del Canciller De la Puente es
que no los habría recibido y en coordinación con el Grl. Falconi
Jefe de la Casa Militar, los habrían echado de Palacio, resulta no creíble
puesto que si conocían la operación, debieron ser expulsados inmediatamente del
Perú por ingreso ilegal portando armas.
Luego fueron trasladados con la cobertura del Servicio de Inteligencia del
Ejército, todos los argentinos, incluido el Montonero Frìas a ³Playa
Hondable², para iniciar la operación, la tortura infligida permitió tomar
conocimiento de los lugares donde se desplazaban los líderes Montoneros en Lima.
El primer Montonero Julio César Ramírez Olmos, fue identificado el 11 de
junio de 1980, en las cercanías de la Iglesia de Miraflores, al reconocer en
plena calle y observar la actitud de los torturadores, se puso en fuga por la
Av. Larco y fue detenido por la Policía de servicio diario en la calle,
trasladado a la comisaría del sector por insistencia del Policía interviniente,
permaneció detenido varias horas hasta que cumplidos los trámites burocráticos,
permitieran ser llevado para la tortura a Playa Hondable.
Esta situación trascendió, por información de un oficial de la Policía de
servicio en la Comisaría de Miraflores, que comprendió los alcances de la
operación y dio cuenta a la prensa en forma reservada y además en cumplimiento
de las medidas de seguridad que tenían los propios montoneros para estos casos,
permitió que Roberto Cirilo Perdìa, el objetivo de la operación, recibiera el
apoyo de connacionales peruanos y le salvaran la vida, el aviso llegó tarde
para, María Inés Robert Gorrosteagui y Noemí Gianotti Godoy de Molfino, quien
tuvo la oportunidad de sospechar lo que ocurrìa alrededor de su vivienda,
haciendo una llamada al Diputado electo Antonio Meza Cuadra. El dìa 12 de junio
fueron detenidas en su vivienda.
Frente a estas cicunstancias el Diputado electo del Perú Meza Cuadra,
demostrando valor y consecuencia, hizo pública la noticia y salvo la vida de una
veintena de Montoneros que estaban asilados y que debían ser secuestrados para
llevarlos a Argentina.
Al haber fracasado la operación de secuestrar a Roberto Cirilo Perdìa y ser
impracticable continuar, acordaron llevar a Buenos Aires a los secuestrados que
aún estaban con vida, puesto que en la tortura falleció Frìas, cuyo cadáver
debìa ser desaparecido por el SIE, encargo cumplido por el My. Chavarri.
Partieron de las Palmas el 14 de junio bajo la supervisión del Cap. EP San,
Cesaro y del TC Guillermo Bazo, por encargo especial de Morales Bermúdez, de
repatriarlos con vida aunque torturados.
El Servicio de Inteligencia del Perú del General Schrot, crearìa la cortina de
humo, para hacer creer que habían sido despachados los torturados hacia Bolivia
por desaguadero, presentaron ante la opinión pública peruana, un recibo donde
aparecen los nombres de los argentinos que eran expulsados, documento que fue
calificado de falso, tanto por las autoridades bolivianas como por las
autoridades de migración del Perú, años después de ocurridos los hechos. Al
parecer se olvidaron que al expulsar a una persona se le da un
salvoconducto, firmado por el Canciller, en este caso el Canciller De la Puente
se habrìa negado, por las responsabilidades que acarrea esa falsedad y además
estando a 10 dìas del cambio de gobierno.
3 Conclusión
Por información reservada en forma posterior se conoció que los secuestrados
en Lima y transportados a Bs As. Vía aérea, Sra. María Inés Robert Gorrosteagui
y Sr.Julio César Ramírez Olmos, fueron torturados hasta la muerte, del
interrogatorio a que fueron sometidos los torturadores llegarían a la conclusión
que las operaciones financieras de apoyo a los Montoneros se hacían desde
Madrid, la apertura democrática y la calidad semi oficial que tenían los
Montoneros frente al nuevo gobierno español de A.
Suarez, hacían factible y creíble esta versión, transportaron a Madrid a la
Señora Molfino quien falleció en la tortura, al no tener el apoyo gubernamental
para desaparecer el cadáver, se hizo pública la noticia.
Es innegable que el gobierno de Morales Bermúdez, el Jefe del Ejèrcito Grl.
Pedro Rchter Prada y el Jefe de Inteligencia Juan Schrot Carlìn son los directos
responsables del crimen de lesa humanidad que cometieron embarrando el nombre
del Perù.