Argentina: La lucha continúa
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Cooperativa de Trabajo la Nueva Unión
Alvaro Hilario
Día soleado, día de otoño. Caminamos por la avenida de Caseros, en el barrio de Parque Patricios; en la calle paralela, Patagones, no demasiado lejos de la cancha de Huracán, un grupo de trabajadores acampa, día y noche, en defensa de su puesto de trabajo frente a lo que fue Talleres Unión, frente a la que pronto será la Cooperativa de Trabajo La Nueva Unión. Entre rondas de amargos, los laburantes nos relatan su historia, sus proyectos de futuro.
En octubre de 2007, la empresa de artes gráficas Talleres Unión –una de las más prestigiosas encuadernadoras del país- va a la quiebra a resultas de la irresponsable gestión empresarial. Los trabajadores deciden dar continuidad a su fuente de trabajo. La organización y la calidad de lo producido no se resienten por la deserción de los patrones. Los acreedores, sin embargo, no dan tregua a este grupo humano compuesto de 24 personas y, el 13 de marzo, el Juzgado Comercial nº 19, secretaría nº 37 decretó la quiebra oficial del taller. El juez ordena el desalojo de la planta con intervención policial. Las máquinas de mayor valor, esas que daban vida a la línea de encuadernación de tapa dura, salen de allí, van a remate. Parece el final.
Los seis meses de autogestión no han sido en vano. El pormenorizado seguimiento de la producción y de los costos, el fluido contacto con los clientes y el apoyo de otras empresas del ramo les animan a seguir defendiendo lo suyo, su puesto de trabajo, el bienestar de sus familias, de más de 40 familias. Se paran en la puerta, plantan la carpa, las banderas: nadie vaciará los talleres aun más: nace la Cooperativa de Trabajo La Nueva Unión Limitada. Inscriben la misma en el INAES y la AFIP. Especialistas en cooperativismo les ayudan a elaborar el proyecto de viabilidad económica que demuestra la potencialidad del emprendimiento. La joven cooperativa acude al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación: llega el compromiso de asesoramiento técnico y apoyo a través de los programas de asistencia a cooperativas y trabajo autogestionado. La carpa sigue firme, desafiante, orgullosa. Los trabajadores se relevan en la custodia de lo suyo.
Mientras tanto, recorren metros y metros de pasillos. Horas de espera, audiencias con funcionarios. Piden la expropiación de la planta, piden ser los depositarios judiciales de Talleres La Unión. Como ellos mismos dicen, "nadie cuidará las máquinas e instalaciones mejor" que nosotros.
Otro mate, otro cigarrillo. Explican que con asistencia financiera de las instituciones comprarán las máquinas necesarias para que la línea de encuadernación en rústica se ponga a producir al instante. La otra, como señalamos más arriba, la de tapa dura. Está desmantelada por la voracidad de los acreedores.
Nos cuentan que la Red Gráfica (conformada por otras 8 cooperativas del rubro, entre las que se encuentra Chilavert) les apoya de forma decidida; dicen que, en los meses de autogestión, les dieron apoyo y trabajo. La FECOTRA (Federación de Cooperativas de Trabajo) y la Federación Gráfica Bonaerense también dicen presente. Hombro con hombro.
Los vecinos saludan. Los vecinos les acercan provisiones, colchones, afecto. El taller, la Cooperativa, es parte del barrio. Radio Gráfica airea su problemática: no en vano y más allá de su decidida postura, hay que comer, hay que bancarse una buena cantidad de gastos y, de momento, no hay más salario que el devenido de la solidaridad.
En poco tiempo, mientras esperan la decisión de los jueces, tienen intención de materializar un festival solidario con la participación de Arbolito y Raly Barrionuevo. Bromean con la posibilidad de que Auténticos Decadentes, cuyo local de ensayo se encuentra a menos de dos cuadras, se prendieran de la actividad. "Podríamos cerrar la calle y que actuaran acá mismo", dice uno.
En la vereda, cerca de la carpa, una alcancía da a los paseantes la oportunidad de colaborar con esta seria alternativa autogestionada. Los bonos solidarios, que corren de mano en mano (dos pesos de nada; menos que una cerveza), son otra de sus fuentes de resistencia.
Me alcanzan expedientes judiciales, borradores de logotipos. "Están dadas todas las condiciones –trabajadores capacitados, clientes, viabilidad económica- para que dentro de la normativa legal vigente siga funcionando esta empresa. La justicia no sería justa si simplemente se limita a cerrar esta fuente de trabajo dejando en la calle a 40 familias, deteriorando el tejido social de nuestra patria, cuando existen alternativas serias y probadas que permiten otras soluciones", dice el volante que reparten. Que así sea.
Allá, cerca de Huracán, en el 2746 de la calle Patagones, pasado y futuro, sueños y realidad se dan la mano: es la Cooperativa de Trabajo la Nueva Unión; bienvenida sea.