Argentina: La lucha continúa
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Elogio de la impunidad
Inquietantes declaraciones de un Fiscal Federal en Tucumán
Marcos Taire
El Fiscal Federal Nº 1 de Tucumán, doctor Emilio Ferrer, afirmó que en las
investigaciones sobre violaciones de los derechos humanos cometidas en esa
provincia "no encontramos nada sobre los desaparecidos (como por ejemplo en el
Pozo de Vargas)". También dijo, respecto de los represores que ejecutaron el
genocidio (mandos medios) que "no se encuentran pruebas que los involucren
directamente". El funcionario estimó que "si los imputados no relatan o aportan
nuevos elementos, no se conocerá más de lo que ya hay en los expedientes".
Las declaraciones del Fiscal, formuladas al sitio web "PRIMERA FUENTE", de la
Asociación de Prensa de Tucumán, reflejan la impotencia de la Justicia para
esclarecer los miles de crímenes cometidos en esa provincia y desconocen las
decenas de testimonios que identificaron a responsables del terrorismo de estado
con grados, nombres y apellidos, circunstancias de los secuestros, lugares y
personas que aplicaron tormentos a los prisioneros, etc.
Según Ferrer, "los genocidas han tenido mucho cuidado y han sido muy eficientes
en borrar los rastros que dejaron". Con una candidez digna de otros menesteres,
el Fiscal señala que "es muy difícil encontrar pruebas, (…) no hay colaboración
o arrepentimiento por parte de los responsables y ni siquiera quieren declarar y
si lo hacen dicen falsedades".
Mentiras y ocultamiento para lograr la impunidad
El Fiscal Ferrer miente y oculta verdades reveladas en los expedientes y
desconoce testimonios que son públicos. También ignora las pruebas contenidas en
la investigación llevada a cabo por la justicia española, que no dudó en pedir
la captura de decenas de represores que cometieron crímenes en Tucumán y sobre
quienes ahora dice que "no es fácil encontrar elementos probatorios de hechos
que sucedieron hace 32 años".
Pareciera que el doctor Ferrer desconoce que la Cámara Federal de Apelaciones de
la Capital Federal, cuando condenó a los integrantes de la Junta Militar, probó
la existencia de un plan sistemático para el exterminio. Y que estableció que la
metodología empleada, si se investiga, permite esclarecer la función de cada uno
de los jefes militares, sus grupos de tareas y sus cómplices civiles.
Un sobreviviente describió con lujo de detalles los varios campos de
concentración donde fue sometido a tormentos e identificó con nombres, apellidos
y grados a los integrantes del Servicio de Información Confidencial (SIC) que
operaban en el campo de concentración que funcionaba en la Jefatura de Policía
de Tucumán. Eso está en los expedientes girados hace más de 20 años a la
Justicia por la Comisión Bicameral que investigó las violaciones a los derechos
humanos cometidas en la provincia. Además, está publicado en un libro editado en
España, con gran difusión en nuestro país y que se lo puede encontrar en varios
sitios web.
Varias decenas de testimonios identificaron a los represores que actuaron en la
Escuelita de Famaillá y en las bases militares que funcionaron en los ex
ingenios Nueva Baviera, Santa Lucía y Lules.
Por lo menos media docena de testimonios relataron los horrores cometidos en el
centro clandestino de detención conocido como El Reformatorio, lo mismo que en
la Escuela Universitaria de Educación Física de la Universidad de Tucumán,
identificando a varios represores.
Los sobrevivientes del campo de concentración y exterminio que funcionó en el
Arsenal Miguel de Azcuénaga identificaron a militares del Ejército, oficiales y
suboficiales de la Gendarmería Nacional y civiles integrantes de los grupos de
tareas que secuestraron, torturaron y mataron centenares de prisioneros.
Una sobreviviente de este campo identificó con nombre y apellido al capitán del
Ejército que comandaba un denominado "Grupo calle" que operaba desde allí, lo
que fue confirmado por otro prisionero liberado que la justicia colocó en
condición de testigo protegido. Este hecho es de suma importancia porque el
Fiscal Ferrer se excusó en el caso ya que anteriormente había denunciado a este
sobreviviente, acusándolo de haber cometido delitos dentro del campo, cuando
estaba prisionero.
El Fiscal, en base a declaraciones de sobrevivientes del Arsenal, acusó a una ex
desaparecida, la que fue encarcelada durante un año y medio, hasta que la Cámara
Federal ordenó su libertad. Curiosamente, las declaraciones de esos ex detenidos
sirvieron a Ferrer para acusar a la mujer, pero no lo motivaron para denunciar a
los represores identificados en los mismos testimonios.
Tucumán, paraíso de los represores y sus cómplices
La provincia de Tucumán, proporcionalmente la más castigada por la represión
militar, es la que exhibe el mayor grado de impunidad en el marco del genocidio
cometido. Y no es casual que estas declaraciones de Ferrer aparezcan cuando un
escándalo de proporciones, debido al reciclaje de elementos vinculados a la
dictadura, envuelve al gobierno provincial.
La semana pasada el gobierno nacional impidió que asumiera como integrante de la
Corte Suprema provincial un personaje que tuvo tareas de relevancia durante la
dictadura. Se trata de un ex funcionario de la Fiscalía de Estado en tiempos de
la gobernación del general Antonio Merlo. Casualmente, en esa repartición inició
su carrera en el Estado el fiscal Ferrer, también en tiempos de la dictadura
militar.
La Fiscalía de Estado cumplió un rol central durante la dictadura. Allí se
elaboraban las "leyes" y decretos que permitieron vulnerar todas las normas
constitucionales, tanto nacionales como provinciales. Allí también operaba un
grupo de tareas que se encargaba de la investigación y seguimiento de causas
escandalosas, tales como las detenciones masivas de ex funcionarios a quienes se
encarceló durante años, sin probárseles ningún delito. En ese lugar se obtuvo,
con amenazas, que propietarios de campos del interior tucumano "donaran" sus
tierras para que los genocidas construyeran los "pueblos" Sargento Moya, Soldado
Maldonado, Teniente Berdina y Capitán Cáceres. En realidad no eran otra cosa que
las aldeas estratégicas que Bussi copió de los norteamericanos en Vietnam y a
donde obligó a trasladarse a centenares de humildes jornaleros víctimas del
Operativo Independencia