Argentina: La lucha continúa
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En el campo... las estrellas
Carlos del Frade
TMO
Los años noventa siguen en la Argentina y eso es por una opción política que
hizo el gobierno de la señora Cristina Fernández. Habla con
Grobocopatel y no lo hizo nunca con las organizaciones del campo. Cada vez
es peor la calidad institucional en el país - dijo Pablo Orsolini,
vicepresidente de la Federación Agraria Argentina a horas del primer paro
nacional agropecuario que se llevó adelante los días 13 y 14 de marzo.
La suba de retenciones y la concentración de riquezas en pocas manos empujaron
la medida de su organización. Eran los días en la lechuga cotizaba a ocho pesos
el kilogramo. Había razones: en la zona productora de hortalizas, legumbres y
frutas de Córdoba, hace tres años existían diez mil hectáreas sembradas con
estos cultivos. En el presente, solamente hay dos mil quinientas. El
resto fue devorado por la única frontera que se expande. La soja avanza y se
traga la lechuga, los tambos, los criaderos de animales y el pueblo comienza
a percibir que la composición sobre la vaca dejará de ser sinónimo de la
Argentina para convertirse en un recuerdo que generará melancolía en no muchos
años. Orsolini dijo, además, que solamente 2.800 productores de soja se
quedan con la parte del león cuando en realidad son 70 mil los dedicados a este
proceso. La cifra tiene aún más sentido si se la coloca en el contexto general.
En la Argentina hay 240 mil productores agropecuarios Y si el privilegio es para
solamente 2.800, los porcentajes marcan la concentración de riquezas en pocas
manos de forma contundente. Apenas un poco más del uno por ciento de los
productores agropecuarios argentinos gozan el famoso boom sojero. Nada más y
nada menos que un poco por arriba del uno por ciento. El campo no es un solo. La
soja, como las vaquitas, es ajena.