Argentina: La lucha continúa
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31 años de la Masacre de la calle Juan B. Justo, se realizó en San Nicolás un
emotivo homenaje para recordar los crímenes de Omar Amestoy, su esposa María del
Carmen Fettolini, sus hijos Fernando, de tres años, y María Eugenia, de cinco, y
Ana María del Carmen Granada, en un operativo conjunto entre militares y
policías federales y bonaerenses.
Familiares e integrantes de organizaciones de derechos humanos encabezaron el
acto en reclamo de justicia del que también participó Manuel Gonçalves, el único
sobreviviente del hecho.
Además, la familia Amestoy colocó una placa en el cementerio de Nogoyá en la que
se reclamó por "memoria, verdad y justicia", ante la presencia de amigos y
compañeros de Omar y Pochi.
En la Plaza de los Inmigrantes, en San Nicolás, se desarrolló por tercer año
consecutivo un acto donde hubo distintas actividades artísticas coordinadas por
la Juventud de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Grupos musicales y
obras teatrales dieron marco al homenaje en memoria de las víctimas de la
denominada Masacre de la calle Juan B. Justo, en la que fueron asesinados cuatro
entrerrianos.
A pesar de la inestabilidad del tiempo, que obligó en un momento suspender la
actividad, la jornada tuvo la presencia del numeroso público que concurre al
paseo costanero de la ciudad. Luego continuaron los actos en el local de CTA,
entre pizzas y alguna bebida.
El Grupo de Teatro del Hogar de Día Cooperanza presentó una obra dirigida por
Víctor Cisterna. También actuaron varias bandas locales, como Becuadro, La
Usurpada y otras; y entrada la noche, alumnos de la Escuela Media Número 3 de
San Nicolás, que realizaron la investigación y el video documental No nos han
vencido para el Programa Jóvenes y Memoria de la Comisión Provincial por la
Memoria, dieron testimonio del trabajo realizado en el transcurso del año y que
fuera presentado recientemente en el Encuentro de Chapadmalal.
"A cada paso en la Justicia, damos otro por la memoria. Ojalá el año próximo,
para esta época ya estén condenados los responsables y después de tanto sembrar
memoria, finalmente cosechemos un poco de justicia", afirmó el dirigente del
Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), José
María Budassi, que también padeció en carne propia el horror de las botas y los
fusiles.
En las primeras horas del 19 de noviembre de 1976:
Las fuerzas de seguridad llegaron con tanques, camiones y un arsenal de armas;
cerraron el paso a tres cuadras a la redonda para impedir que los vecinos puedan
acercarse a la zona e irrumpieron en la casa de calle Juan B. Justo 676. Una
veintena de efectivos ingresó a los tiros a la vivienda. Primero fue asesinada
Ana María del Carmen Granada estando ella en un rincón, con las manos
levantadas, suplicando a su matador que no lo hiciera. Las balas también
alcanzaron a Omar Amestoy y María del Carmen Fettolini, ambos oriundos de Nogoyá.
María Eugenia y Fernandito murieron en el baño, ahogados por los gases
lacrimógenos que habían sido lanzados desde la claraboya por los represores.
Manuel, que pudo esquivar entre las sábanas los balazos que impactaron en el
ropero en el que su madre buscó protegerlo, fue internado y a los pocos meses
dado en adopción. Recién pudo conocer su historia y recuperar su identidad en
1995.
Omar Darío Amestoy era el mayor de cuatro hermanos nacidos en Nogoyá (Entre
Ríos). A los 17 años terminó el secundario y se fue a estudiar a Santa Fe.
Primero intentó Ingeniería Química, pero enseguida abandonó la carrera y comenzó
a estudiar Derecho. A los 23 años se recibió de escribano y se volvió a su
ciudad, donde lo esperaba María del Carmen Fettolini, su novia desde la infancia
y con quien se casó al poco tiempo. Ella era una de cinco hermanos de una
familia que vivía sin sobresaltos y había sido una de las primeras maestras
jardineras y trabajaba en el Colegio del Huerto.
En 1969, Amestoy se hizo cargo del Registro de la Propiedad del Automotor de
Nogoyá. Para ese entonces, Omar era también un activo militante barrial de
Nogoyá, donde realizaba una ardua tarea de militancia barrial, en una ciudad en
la que las necesidades eran muchas. "Se sacaba el saco y se iba a trabajar a los
barrios", cuentan sus familiares. A la llegada de la dictadura, huyeron primero
a Paraná y luego cruzaron a Santa Fe, hasta que se instalaron en San Nicolás,
donde fueron asesinados.
Sólo dos represores
Por lo pronto, sólo dos represores permanecen procesados y detenidos: el
teniente coronel Manuel Fernando Saint Amant -de 72 años e imputado por 147
desapariciones de personas, 27 secuestros y torturas, robos, apropiaciones de
menores y asesinatos, entre ellos el homicidio del obispo Carlos Ponce de León-
y el entonces jefe de la Policía Federal, comisario Jorge Muñoz -que poseía
especialización en temáticas de represión de guerrilla urbana y había dictado
cursos sobre ello en distintas unidades del Ejército Argentino-. En tanto, el
policía Carlos Alberto Azzaro, que confesó haber asesinado a Granada, tiene
actualmente una falta de mérito. El fiscal federal Juan Patricio Murray solicitó
las detenciones del ex comisario Fernando Meneghini y el ex subcomisario Omar
Marelli. Pero en el hecho hubo por lo menos 20 personas involucradas que no han
podido ser identificadas todavía.
El año próximo podría elevarse a juicio la causa por el asesinato de la familia
Amestoy
El año que viene podría elevarse a juicio oral la causa por la Masacre de la
calle Juan B. Justo, en la que fueron asesinados los nogoyaenses Omar Amestoy,
María del Carmen Fettolini y los hijos de ambos, María Eugenia y Fernando; y Ana
María del Carmen Granada, de acuerdo a las estimaciones del secretario de
Derechos Humanos del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos
Aires (SUTEBA) y de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) de San Nicolás,
José María Budassi. El dirigente, ex detenido político y activo militante,
reconoció que "esperamos mayor celeridad", aunque destacó el trabajo del fiscal
Juan Murray.
Para Budassi, la causa más avanzada y próxima a juicio oral en San Nicolás es la
conocida como la Masacre de la calle Juan B. Justo, en la que fueron asesinados
cuatro entrerrianos y Ana María del Carmen Granada, a manos de fuerzas conjuntas
de las policías federal y bonaerense y militares, el 19 de noviembre de 1976.
"Estimamos y esperamos que en el transcurso del año que viene lleguemos a la
instancia de juicio oral. Se trata de procesos que llevan unos cuantos años.
Esperamos que nuestras madres puedan ver al menos un gesto reparador de
Justicia", dijo Budassi.
La semana pasada también estuvo en San Nicolás Luis Alem, que es jefe del
Gabinete de Abogados de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y
"solicitó una audiencia con el juez federal Carlos Villafuerte Ruzo para
plantearle una serie de inquietudes en las causas. Fundamentalmente en los casos
de los asesinatos de (Osvaldo) Cambiaso y (Eduardo) Pereyra Rossi ocurrido a
mediados de 1983, en los que se encuentra implicado el ex comisario Luis Patti,
y en la causa que investiga la muerte de monseñor Carlos Horacio Ponce de León.
En este último caso, preocupado por precisar la posición ante la Justicia de
revisar las actuaciones llevadas en su momento -plagadas de errores y omisiones-
sumado a los testimonios y pruebas documentales que sientan la hipótesis de un
atentado".
Sobre la opinión que le merece la actuación de Villafuerte Ruzzo, Budassi
consideró que "en lo personal como sobreviviente y compartiendo la ansiedad de
las familias de nuestros compañeros desaparecidos, debo decir que esperamos
mayor celeridad", aunque destacó el trabajo del fiscal Murray, "que ha tomado
contacto directo con los casos, se ha sensibilizado y manifestado buena
disponibilidad. Concretamente en el caso del ex comisario Mastrandrea, imputado
en la causa de los ex alumnos del Don Bosco, su actitud soberbia y prepotente
frente al personal judicial -muy al contrario de lo que sucede con la conducta
que nuestras abogadas por la parte querellante- marca de alguna manera cómo el
proceso de memoria y justicia incide en la subjetividad de los protagonistas".
Asimismo, destacó que "el juez no ha fallado correctamente al rechazar nuestras
presentaciones como querellantes, a diferencia de la Justicia de La Plata donde
sí fuimos admitidos con ese rol. De todos modos hemos apelado el dictamen que
está en la Cámara Federal de Rosario".
Asimismo, destacó el trabajo que se ha realizado a través de los Encuentros
Regionales por Memoria y Justicia que se concretaron durante el primer semestre
del año, y al trabajo que se viene haciendo desde 2001 con las escuelas y la
Comisión Provincial por la Memoria, señaló que este año participaron varias
escuelas de San Nicolás y La Emilia, vinculado a los juicios.
Publicado por Eladio González Toto para
Museo Ernesto Che Guevara